Mosaico de la deforestación en la zona de Rondonia: Foto: JAXA
Uno de los mayores peligros para la selva amazónica es la rápida expansión de la agricultura industrial en esta enorme zona verde. Los porcentajes de deforestación probablemente van a aumentar en las próximas décadas debido, sobre todo, a que la demanda de biocombustibles se va a disparar en todo el mundo. Otra paradoja de nuestra sociedad: destruir bosques para producir combustibles ecológicos.
Gran parte de las discusiones que tendrán lugar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se inicia hoy en la ciudad de Bali, se centrarán en vigilar la deforestación tropical. Los datos reales de los niveles de deforestación tendrán un papel clave a la hora de diseñar políticas que permitan a los países involucrados tener una compensación por detener esta sangría.
Uno de los centros de investigación que más están aportando al respecto es el Woods Hole Research Center, cuyos científicos están totalmente volcados en el desarrollo de los mejores mecanismos políticos para establecer esas compensaciones.
Este centro de investigación se ha especializado en tecnologías espaciales de detección remota para monitorizar la deforestación tropical. El último paso dado en este sentido es un radar japonés, llamado Paced Array L-Band Synthetic Aperture Radar (PALSAR), que viaja a bordo del satélite japonés ALOS.
Un mapa gigante
Usando los datos mandados por el PALSAR, el Dr. Josef Kellndorfer y sus colegas del Woods Hole Research Center han creado el primer mosaico a gran escala y sin cortes de una parte de la cuenca del Amazonas.
Este mosaico marca una nueva era en la observación global de nuestro Planeta porque ha puesto de manifiesto la capacidad, inédita hasta la fecha, del ALOS/PALSAR para proporcionar imágenes en alta resolución (20 metros más o menos) de zonas continentales, en periodos de tiempo cortos (entre 6 y 8 semanas) incluso en períodos de lluvia y de densa nubosidad.
Estas características, según los responsables del proyecto, hacen que los datos enviados por el ALOS sean perfectos para acabar con la incertidumbre que los científicos tienen respecto a cuantificar la pérdida de masas boscosas en relación con la expansión de la agricultura en todas estas zonas. El mosaico tiene una resolución de 25 metros y cubre una porción de la cuenca del Amazonas de 400.000 kilómetros cuadrados.
“La Agencia Espacial Japonesa ha lanzado este maravilloso sensor que presenta precisiones geométricas y radiométricas inéditas hasta ahora. Esto nos está permitiendo generar imágenes de radar de alta calidad. El plan de observación del ALOS nos asegurará datos en resolución varias veces al año durante los próximos años. Esto marca una nueva era en al observación remota de recursos naturales”, comenta Josef Kellndorfer, que lidera este proyecto, en un comunicado.
El mosaico está compuesto por 116 escenas individuales. La captación fue hecha en la cuenca del río Xingu, en la región de Mato Grosso, en Brasil, entre el 8 de junio y el 22 de julio de este año. A partir de este mosaico, los investigadores han generado una clasificación preliminar de tierra cubierta, poniendo énfasis en crear un mapa lo más exacto posible de las zonas con y sin bosques.
“El área que ha sido mapeada se centra en la cabecera del río Xingu, uno de los que más aguas aporta al Amazonas. Los grupos indígenas, los agricultores que plantan soja, los pequeños terratenientes y los rancheros que habitan esta zona son los primeros en la lista para recibir dinero a cambio de que reduzcan sus emisiones de carbono”, explica Daniel Nepstad, que también participa en esta investigación. “Establecer esas ayudas nos hubiese llevado meses de trabajo, pero gracias al mosaico tomado tardaremos unos cuantos días”.
Un hito
En el momento en el que vivimos, esto, que puede parecer sólo un adelanto científico más, de los muchos que conocemos a diario, es de una gran importancia. Dada la degradación medioambiental y el cambio de climático que afecta a grandes zonas de la Tierra, el conocimiento exacto de dichas zonas se convierte en una información de incalculable valor.
Con esta idea en la cabeza, la estrategia de observación del PALSAR ha sido diseñada para proporcionar imágenes sin cortes y sistemáticas de todas las áreas terrestres de nuestro Planeta. “Nos encanta tener al ALOS en órbita y operando excepcionalmente bien”, comenta Masanoby Shimaba, que es director científico del ALOS. “Uno de los principales objetivos de este proyecto es, precisamente, apoyar las necesidades a la hora de monitorizar los bosques”.
El mosaico ha sido presentado oficialmente en el simposio de directores del ALOS, que tuvo lugar en Kyoto el 19 del mes pasado. Este nuevo producto será tomado en cuenta por las ONGS, gobiernos y políticos antes de la conferencia de Bali, de tal modo que los datos que se desprendan de él puedan ser incluidos en las propuestas previas.
La Conferencia de Naciones Unidas para el Cambio Climático de Bali es la cita medioambiental más importante de los últimos años y supone un primer paso hacia el texto que sustituya al actual Protocolo de Kioto. Entre los días 3 y 14 de diciembre, más de 160 países tendrán que ponerse de acuerdo en las estrategias a seguir durante los dos próximos años para alcanzar en 2009 un pacto global que supere los modestos objetivos que se fijaron hace diez años en Kioto.
Gran parte de las discusiones que tendrán lugar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se inicia hoy en la ciudad de Bali, se centrarán en vigilar la deforestación tropical. Los datos reales de los niveles de deforestación tendrán un papel clave a la hora de diseñar políticas que permitan a los países involucrados tener una compensación por detener esta sangría.
Uno de los centros de investigación que más están aportando al respecto es el Woods Hole Research Center, cuyos científicos están totalmente volcados en el desarrollo de los mejores mecanismos políticos para establecer esas compensaciones.
Este centro de investigación se ha especializado en tecnologías espaciales de detección remota para monitorizar la deforestación tropical. El último paso dado en este sentido es un radar japonés, llamado Paced Array L-Band Synthetic Aperture Radar (PALSAR), que viaja a bordo del satélite japonés ALOS.
Un mapa gigante
Usando los datos mandados por el PALSAR, el Dr. Josef Kellndorfer y sus colegas del Woods Hole Research Center han creado el primer mosaico a gran escala y sin cortes de una parte de la cuenca del Amazonas.
Este mosaico marca una nueva era en la observación global de nuestro Planeta porque ha puesto de manifiesto la capacidad, inédita hasta la fecha, del ALOS/PALSAR para proporcionar imágenes en alta resolución (20 metros más o menos) de zonas continentales, en periodos de tiempo cortos (entre 6 y 8 semanas) incluso en períodos de lluvia y de densa nubosidad.
Estas características, según los responsables del proyecto, hacen que los datos enviados por el ALOS sean perfectos para acabar con la incertidumbre que los científicos tienen respecto a cuantificar la pérdida de masas boscosas en relación con la expansión de la agricultura en todas estas zonas. El mosaico tiene una resolución de 25 metros y cubre una porción de la cuenca del Amazonas de 400.000 kilómetros cuadrados.
“La Agencia Espacial Japonesa ha lanzado este maravilloso sensor que presenta precisiones geométricas y radiométricas inéditas hasta ahora. Esto nos está permitiendo generar imágenes de radar de alta calidad. El plan de observación del ALOS nos asegurará datos en resolución varias veces al año durante los próximos años. Esto marca una nueva era en al observación remota de recursos naturales”, comenta Josef Kellndorfer, que lidera este proyecto, en un comunicado.
El mosaico está compuesto por 116 escenas individuales. La captación fue hecha en la cuenca del río Xingu, en la región de Mato Grosso, en Brasil, entre el 8 de junio y el 22 de julio de este año. A partir de este mosaico, los investigadores han generado una clasificación preliminar de tierra cubierta, poniendo énfasis en crear un mapa lo más exacto posible de las zonas con y sin bosques.
“El área que ha sido mapeada se centra en la cabecera del río Xingu, uno de los que más aguas aporta al Amazonas. Los grupos indígenas, los agricultores que plantan soja, los pequeños terratenientes y los rancheros que habitan esta zona son los primeros en la lista para recibir dinero a cambio de que reduzcan sus emisiones de carbono”, explica Daniel Nepstad, que también participa en esta investigación. “Establecer esas ayudas nos hubiese llevado meses de trabajo, pero gracias al mosaico tomado tardaremos unos cuantos días”.
Un hito
En el momento en el que vivimos, esto, que puede parecer sólo un adelanto científico más, de los muchos que conocemos a diario, es de una gran importancia. Dada la degradación medioambiental y el cambio de climático que afecta a grandes zonas de la Tierra, el conocimiento exacto de dichas zonas se convierte en una información de incalculable valor.
Con esta idea en la cabeza, la estrategia de observación del PALSAR ha sido diseñada para proporcionar imágenes sin cortes y sistemáticas de todas las áreas terrestres de nuestro Planeta. “Nos encanta tener al ALOS en órbita y operando excepcionalmente bien”, comenta Masanoby Shimaba, que es director científico del ALOS. “Uno de los principales objetivos de este proyecto es, precisamente, apoyar las necesidades a la hora de monitorizar los bosques”.
El mosaico ha sido presentado oficialmente en el simposio de directores del ALOS, que tuvo lugar en Kyoto el 19 del mes pasado. Este nuevo producto será tomado en cuenta por las ONGS, gobiernos y políticos antes de la conferencia de Bali, de tal modo que los datos que se desprendan de él puedan ser incluidos en las propuestas previas.
La Conferencia de Naciones Unidas para el Cambio Climático de Bali es la cita medioambiental más importante de los últimos años y supone un primer paso hacia el texto que sustituya al actual Protocolo de Kioto. Entre los días 3 y 14 de diciembre, más de 160 países tendrán que ponerse de acuerdo en las estrategias a seguir durante los dos próximos años para alcanzar en 2009 un pacto global que supere los modestos objetivos que se fijaron hace diez años en Kioto.