La Generalitat de Cataluña presentó a finales de agosto el proyecto IdentiCAT para la creación de una plataforma de identidad digital basada en tecnologías blockchain. Dicho proyecto cuenta con una dotación de 550.000 euros por licitación pública para su desarrollo técnico y otras partidas futuras para su comunicación y difusión.
El anuncio del proyecto IdentiCat tuvo un eco inmediato por su componente política, pero también es relevante por su componente sociotecnológica. Es una de las primeras noticias aparecidas en la prensa generalista en las que se evidencia que las tecnologías blockchain son útiles para abordar cuestiones mundanas, entre ellas algunas muy importantes para la vida colectiva.
Aunque todas las tecnologías de la familia blockchain derivan directa o indirectamente de la tecnología creada para construir el bitcoin (el arquetipo vigente de criptodivisa), la realidad es que su utilidad va muchos más allá de las criptomonedas. Para entender por qué esto es así bastaría exponer la esencia de las tecnologías blockchain en cuanto a su qué y para qué. Esto, al contrario de lo que se obstinan en decir muchos, no es nada especialmente difícil ni de explicar ni de entender. Eso sí, excede la extensión programada a este artículo, de forma que lo dejaremos para otro momento.
Aquí, para poder continuar, es necesario dar el titular de la definición: blockchain es la familia de tecnologías de registro colaborativo y no falsificable de información digital. Por tanto, en la medida que un sistema de identidad público (v.g., el DNI español) cae dentro que eso que toda la vida se ha llamado “registros”, nada extraño hay en que se pueda construir sobre tecnologías blockchain. Ahora bien, debemos tirar un poco del hilo para resaltar en qué medida un sistema de identidad basado en blockchain difiere en planteamiento y funcionalidad de los sistemas de identidad pre-blockchain.
El anuncio del proyecto IdentiCat tuvo un eco inmediato por su componente política, pero también es relevante por su componente sociotecnológica. Es una de las primeras noticias aparecidas en la prensa generalista en las que se evidencia que las tecnologías blockchain son útiles para abordar cuestiones mundanas, entre ellas algunas muy importantes para la vida colectiva.
Aunque todas las tecnologías de la familia blockchain derivan directa o indirectamente de la tecnología creada para construir el bitcoin (el arquetipo vigente de criptodivisa), la realidad es que su utilidad va muchos más allá de las criptomonedas. Para entender por qué esto es así bastaría exponer la esencia de las tecnologías blockchain en cuanto a su qué y para qué. Esto, al contrario de lo que se obstinan en decir muchos, no es nada especialmente difícil ni de explicar ni de entender. Eso sí, excede la extensión programada a este artículo, de forma que lo dejaremos para otro momento.
Aquí, para poder continuar, es necesario dar el titular de la definición: blockchain es la familia de tecnologías de registro colaborativo y no falsificable de información digital. Por tanto, en la medida que un sistema de identidad público (v.g., el DNI español) cae dentro que eso que toda la vida se ha llamado “registros”, nada extraño hay en que se pueda construir sobre tecnologías blockchain. Ahora bien, debemos tirar un poco del hilo para resaltar en qué medida un sistema de identidad basado en blockchain difiere en planteamiento y funcionalidad de los sistemas de identidad pre-blockchain.
Identidad blockchain
Entre los tipos de sistemas de identidad que se pueden construir sobre blockchain, uno lleva años generando ríos de tinta por su especial relevancia y actualidad: los modelos de “identidad auto-soberana” (traducción de Self-Sovereign Identity) cuya esencia es que en ellos la persona sobre la que los datos versan (el “titular” de los datos) adquiere estatus de “propietario” de los datos.
Concretando esto, podemos definir un sistema de identidad auto-soberano como aquél en el que:
Los individuos titulares de los datos tienen garantías de confidencialidad de sus datos y el control sobre a quién son comunicados dichos datos, cuándo y bajo qué condiciones (así como algún otro y potencialmente muy relevante matiz que requieren mayor detalle en el análisis). Los actores usuarios de dichos datos (que pueden ser personas físicas o jurídicas) tienen garantías de su autenticidad. No es necesario que un actor central conserve los datos ni supervise el funcionamiento para que el sistema funcione conforme a las máximas anteriores. Entre los tipos de sistemas de identidad que se pueden construir sobre blockchain, uno lleva años generando ríos de tinta por su especial relevancia y actualidad: los modelos de “identidad auto-soberana” (traducción de Self-Sovereign Identity) cuya esencia es que en ellos la persona sobre la que los datos versan (el “titular” de los datos) adquiere estatus de “propietario” de los datos.
Concretando esto, podemos definir un sistema de identidad auto-soberano como aquél en el que:
Para el cumplimiento de las características 1 y 2 no resultan imprescindibles las tecnologías blockchain. Podrían igualmente ser satisfechas por un registro centralizado construido con cualquier otra tecnología de almacenamiento al que se le añaden fiables garantías contractuales al respecto. Así funcionan todos los registros actuales, desde el registro de órdenes y operaciones de los mercados financieros hasta el registro de la propiedad, pasando por el registro de DNI, etc. Únicamente la característica 3 hace necesario el paradigma blockchain como ladrillo constructivo.
Piedra angular
En términos prácticos, un sistema de identidad auto-soberano puede:
Soberanista o no
Volviendo al caso concreto de IdentiCAT, por ahí ha sido descrito como “sistema de identidad soberano”, ¡en vez de “auto-soberano”! Este gracioso abuso de lenguaje podría hacer pensar a alguien que dicho sistema de identidad o incluso las tecnologías blockchain son, de hecho, inherentemente soberanistas. No es para nada el caso. Al menos, no a priori. El sistema de identidad al que la iniciativa IdentiCAT dé lugar será o no soberanista dependiendo de los matices de su definición funcional y, sobre todo, dependiendo de cómo sea utilizado. Las tecnologías son instrumentos y los instrumentos rara vez son capaces de limitar por sí mismos la forma en la que son usados y, menos aún, la semántica de su uso. En esto blockchain se asemeja a un martillo que tanto puede ser usado como útil de carpintería como arma de ataque.
Eso sí, en virtud de la última característica práctica indicada arriba, podría suceder que IdentiCAT terminase desplegado en ordenadores ubicados en diversos países o, incluso, en manos privadas. En consecuencia, un eventual mandato para su cierre podría chocar con barreras de jurisdicciones o de libertad personal. Pero también es cierto que los poderes públicos pueden legítimamente decidir qué sistema de identidad es utilizable en el ámbito de la cosa pública, de igual forma que no nos permite pagar nuestros impuestos en mandarinas o bitcoins.
Quizás en esta cuestión, como en muchas otras, convenga no demonizar el instrumento antes de haber analizado racionalmente su planteamiento específico de uso, que es donde más pueden residir las componentes ideológica o ética. Por tanto y como siempre, cambiemos los dogmas por curiosidad. Al fin y al cabo, todo conocimiento proviene de formular las preguntas adecuadas.
Pablo Criado (Photo by author)
Perfil
Pablo Criado es miembro fundador de la sección Nación Digital en Tendencias 21, impulsada por el Club Nuevo Mundo. Es especialista en blockchain. Su experiencia profesional se ha desarrollado en los ámbitos de la física, investigación científica, formación en ciencia y tecnología, programación, análisis de sistemas de software, diseño de ingeniería de telecomunicaciones, ingeniería de edificios, tecnologías 3D, producción y consultoría en comunicación audiovisual y corporativa, desarrollo de servicios en la nube y web, metodologías ágiles, formación en blockchain y análisis, diseño e implementación de servicios blockchain.
Pablo Criado es miembro fundador de la sección Nación Digital en Tendencias 21, impulsada por el Club Nuevo Mundo. Es especialista en blockchain. Su experiencia profesional se ha desarrollado en los ámbitos de la física, investigación científica, formación en ciencia y tecnología, programación, análisis de sistemas de software, diseño de ingeniería de telecomunicaciones, ingeniería de edificios, tecnologías 3D, producción y consultoría en comunicación audiovisual y corporativa, desarrollo de servicios en la nube y web, metodologías ágiles, formación en blockchain y análisis, diseño e implementación de servicios blockchain.