Imagen: bykst. Fuente: Pixabay.
La piel es el escudo que recubre el cuerpo humano y por lo tanto nos protege. Es un escudo frágil, que muestra abiertamente la presencia de problemas de salud o nuestro estado emocional y anímico; pues reacciona a nuestras emociones, como otras partes de nuestro organismo.
La psoriasis es un claro ejemplo de enfermedad epidérmica. Se trata de una enfermedad inflamatoria sistémica que puede llegar afectar de forma severa la vida diaria del paciente.
La European Federation of Psoriasis Patient Associations (EUROPSO) ha señalado que más de la mitad de los pacientes que padecen psoriasis grave considera que esta enfermedad supone un gran problema en su vida pues, actividades tan sencillas como caminar o dormir, pueden convertirse en auténticas pesadillas debido a los picores y dolores que produce la psoriasis.
Este trastorno puede incluso llegar a afectar a la vida laboral de los pacientes, ya que la presencia de placas en las manos y en los pies puede impedir desempeñar determinados empleos.
Los problemas crecen
A todos estos problemas físicos y psicológicos se suma la incomprensión y el rechazo, lo que puede provocar un impacto negativo incluso mayor que en el caso de otras enfermedades, que gozan de una mayor sensibilización social.
Pero los problemas para estas personas no acaban ahí. Esta enfermedad predispone al paciente a sufrir otras patologías, como diabetes y enfermedades cardiovasculares, entre otras, que pueden perjudicar gravemente su salud.
Además, ahora, un grupo de investigadores liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO, España), ha relacionado por primera vez la presencia de psoriasis en pacientes con la pérdida generalizada de masa ósea.
El trabajo de investigación, publicado en Science Translational Medicine, describe cómo la pérdida de hueso en pacientes con psoriasis se produce por la interrupción de la función de un canal de comunicación molecular entre la piel y el hueso.
Dicho de otro modo, lo que ocurre es que el proceso de regeneración ósea que debería producirse en condiciones normales no se da. Durante el ciclo de regeneración ósea, la formación del hueso no es lo suficientemente rápida como para renovar el hueso perdido. Por lo que la regeneración es más lenta que la reabsorción que se va produciendo. De esta manera, la masa ósea de los pacientes se va reduciendo paulatinamente.
El descubrimiento de esta vía, en la que un tipo de interleuquina (la IL-17A) tiene gran importancia, puede tener un impacto enorme en las estrategias para el tratamiento de la psoriasis y la prevención de la pérdida de masa ósea como consecuencia de la enfermedad. De ahí que los investigadores sugieran que los pacientes con psoriasis podrían ser clasificados de acuerdo a los niveles de IL-17A, para que el tratamiento de la enfermedad y las comorbilidades asociadas sea más eficaz.
La psoriasis es un claro ejemplo de enfermedad epidérmica. Se trata de una enfermedad inflamatoria sistémica que puede llegar afectar de forma severa la vida diaria del paciente.
La European Federation of Psoriasis Patient Associations (EUROPSO) ha señalado que más de la mitad de los pacientes que padecen psoriasis grave considera que esta enfermedad supone un gran problema en su vida pues, actividades tan sencillas como caminar o dormir, pueden convertirse en auténticas pesadillas debido a los picores y dolores que produce la psoriasis.
Este trastorno puede incluso llegar a afectar a la vida laboral de los pacientes, ya que la presencia de placas en las manos y en los pies puede impedir desempeñar determinados empleos.
Los problemas crecen
A todos estos problemas físicos y psicológicos se suma la incomprensión y el rechazo, lo que puede provocar un impacto negativo incluso mayor que en el caso de otras enfermedades, que gozan de una mayor sensibilización social.
Pero los problemas para estas personas no acaban ahí. Esta enfermedad predispone al paciente a sufrir otras patologías, como diabetes y enfermedades cardiovasculares, entre otras, que pueden perjudicar gravemente su salud.
Además, ahora, un grupo de investigadores liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO, España), ha relacionado por primera vez la presencia de psoriasis en pacientes con la pérdida generalizada de masa ósea.
El trabajo de investigación, publicado en Science Translational Medicine, describe cómo la pérdida de hueso en pacientes con psoriasis se produce por la interrupción de la función de un canal de comunicación molecular entre la piel y el hueso.
Dicho de otro modo, lo que ocurre es que el proceso de regeneración ósea que debería producirse en condiciones normales no se da. Durante el ciclo de regeneración ósea, la formación del hueso no es lo suficientemente rápida como para renovar el hueso perdido. Por lo que la regeneración es más lenta que la reabsorción que se va produciendo. De esta manera, la masa ósea de los pacientes se va reduciendo paulatinamente.
El descubrimiento de esta vía, en la que un tipo de interleuquina (la IL-17A) tiene gran importancia, puede tener un impacto enorme en las estrategias para el tratamiento de la psoriasis y la prevención de la pérdida de masa ósea como consecuencia de la enfermedad. De ahí que los investigadores sugieran que los pacientes con psoriasis podrían ser clasificados de acuerdo a los niveles de IL-17A, para que el tratamiento de la enfermedad y las comorbilidades asociadas sea más eficaz.
El mecanismo de pérdida de masa ósea
Para llegar a entender cómo la inflamación de la piel afecta al hueso, expliquemos primero la conexión existente entre ambos.
Nuestros huesos están constituidos por diversos tipos de células, entre ellas los osteoclastos. Estas células son fundamentales, ya que son las encargadas de eliminar el hueso de mala calidad o aquel que ha perdido resistencia y elasticidad. Para ello, lo que hacen es degradar y reabsorber lo que se denomina matriz ósea.
Una vez que estas células han actuado, intervienen los osteoblastos (otro tipo de células ósea) y se encargan de rehacer la masa ósea eliminada. Así se genera la matriz ósea empleada para el crecimiento de los huesos a lo largo de la niñez y de la juventud. De manera que el perfecto funcionamiento de la generación de este tipo de matriz permite que en la etapa de adulto las estructuras óseas estén en buenas condiciones.
En pacientes que padecen psoriasis se produce la inhibición de la actividad de los osteoclastos. En consecuencia, no existe regeneración de hueso in vivo. Ahora bien ¿cómo se produce este mecanismo de inhibición?, ¿cómo puede relacionarse una enfermedad de la piel con la pérdida de masa ósea?
La protagonista, como hemos dicho, es una proteína denominada IL-17A. Esta proteína se caracteriza por pertenecer al sistema inmunitario y por encargarse de activar la inflamación celular cuando se detecta algún tipo de lesión. El haber identificado el papel que desempeña en enfermedades autoinmunes como la psoriasis ha resultado clave. Profundicemos un poco más esto.
La ruta de señalización alterada
La IL-17A participa en el desarrollo de procesos de autoimnunidad, inflamación e inmunidad tumoral, además de participar en la defensa del organismo frente a infecciones bacterianas y fúngicas.
Pues bien, esta proteína llega a los huesos a través del torrente sanguíneo. Una vez en ellos, actúa sobre los osteoclastos e inhibe la vía de señalización Wnt que interviene en la formación del hueso.
El equipo del CNIO trabajó inicialmente con ratones con psoriasis, con los que comprobaron que estos roedores presentaban una fuerte pérdida de la formación de hueso. Con ello, sugirieron que el uso de agentes de bloqueo de la IL-17A en la psoriasis podría impedir esa pérdida ósea.
Posteriormente, analizaron en humanos los resultados previos. A través de diversas técnicas de imagen conocidas como biopsia ósea virtual comprobaron que la mayoría de pacientes que padecían psoriais presentaban pérdida de masa ósea e incremento importante de la proteína IL-17A en sangre, con respecto a los niveles normales de personas que no padecían esta enfermedad.
Estudios futuros
El presente estudio muestra una aplicabilidad rápida en los tratamientos médicos contra la psoriasis. Los autores sugieren que los pacientes con psoriasis deben ser monitorizados para controlar el nivel de pérdida de masa ósea o la presencia de altos niveles de interleuquina (IL) en sangre.
De hecho, ya existen en el mercado unos fármacos denominados bloqueadores biológicos de la IL-17 que podrían tener un efecto beneficioso sobre la pérdida de tejido óseo en pacientes con psoriasis grave. Pero, además, también se están desarrollando anticuerpos que actúan sobre la vía de señalización Wnt para terapias contra la osteoporosis que podrían tener utilidad en estos casos.
Por último, y no menos importante, los resultados de este estudio también podrían tener implicaciones para otras enfermedades autoinmunes. La IL-17 se ha convertido en un foco de interés para los inmunólogos, ya que interviene en los procesos relacionados con otras enfermedades tales como la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria del intestino y la esclerosis múltiple.
Para llegar a entender cómo la inflamación de la piel afecta al hueso, expliquemos primero la conexión existente entre ambos.
Nuestros huesos están constituidos por diversos tipos de células, entre ellas los osteoclastos. Estas células son fundamentales, ya que son las encargadas de eliminar el hueso de mala calidad o aquel que ha perdido resistencia y elasticidad. Para ello, lo que hacen es degradar y reabsorber lo que se denomina matriz ósea.
Una vez que estas células han actuado, intervienen los osteoblastos (otro tipo de células ósea) y se encargan de rehacer la masa ósea eliminada. Así se genera la matriz ósea empleada para el crecimiento de los huesos a lo largo de la niñez y de la juventud. De manera que el perfecto funcionamiento de la generación de este tipo de matriz permite que en la etapa de adulto las estructuras óseas estén en buenas condiciones.
En pacientes que padecen psoriasis se produce la inhibición de la actividad de los osteoclastos. En consecuencia, no existe regeneración de hueso in vivo. Ahora bien ¿cómo se produce este mecanismo de inhibición?, ¿cómo puede relacionarse una enfermedad de la piel con la pérdida de masa ósea?
La protagonista, como hemos dicho, es una proteína denominada IL-17A. Esta proteína se caracteriza por pertenecer al sistema inmunitario y por encargarse de activar la inflamación celular cuando se detecta algún tipo de lesión. El haber identificado el papel que desempeña en enfermedades autoinmunes como la psoriasis ha resultado clave. Profundicemos un poco más esto.
La ruta de señalización alterada
La IL-17A participa en el desarrollo de procesos de autoimnunidad, inflamación e inmunidad tumoral, además de participar en la defensa del organismo frente a infecciones bacterianas y fúngicas.
Pues bien, esta proteína llega a los huesos a través del torrente sanguíneo. Una vez en ellos, actúa sobre los osteoclastos e inhibe la vía de señalización Wnt que interviene en la formación del hueso.
El equipo del CNIO trabajó inicialmente con ratones con psoriasis, con los que comprobaron que estos roedores presentaban una fuerte pérdida de la formación de hueso. Con ello, sugirieron que el uso de agentes de bloqueo de la IL-17A en la psoriasis podría impedir esa pérdida ósea.
Posteriormente, analizaron en humanos los resultados previos. A través de diversas técnicas de imagen conocidas como biopsia ósea virtual comprobaron que la mayoría de pacientes que padecían psoriais presentaban pérdida de masa ósea e incremento importante de la proteína IL-17A en sangre, con respecto a los niveles normales de personas que no padecían esta enfermedad.
Estudios futuros
El presente estudio muestra una aplicabilidad rápida en los tratamientos médicos contra la psoriasis. Los autores sugieren que los pacientes con psoriasis deben ser monitorizados para controlar el nivel de pérdida de masa ósea o la presencia de altos niveles de interleuquina (IL) en sangre.
De hecho, ya existen en el mercado unos fármacos denominados bloqueadores biológicos de la IL-17 que podrían tener un efecto beneficioso sobre la pérdida de tejido óseo en pacientes con psoriasis grave. Pero, además, también se están desarrollando anticuerpos que actúan sobre la vía de señalización Wnt para terapias contra la osteoporosis que podrían tener utilidad en estos casos.
Por último, y no menos importante, los resultados de este estudio también podrían tener implicaciones para otras enfermedades autoinmunes. La IL-17 se ha convertido en un foco de interés para los inmunólogos, ya que interviene en los procesos relacionados con otras enfermedades tales como la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria del intestino y la esclerosis múltiple.
Referencia bibliográfica:
Uluçkan Ö y col. Chronic skin inflammation leads to bone loss by IL-17–mediated inhibition of Wnt signaling in osteoblasts. Science Translational Medicine (2016). DOI: 10.1126/scitranslmed.aad8996.
Uluçkan Ö y col. Chronic skin inflammation leads to bone loss by IL-17–mediated inhibition of Wnt signaling in osteoblasts. Science Translational Medicine (2016). DOI: 10.1126/scitranslmed.aad8996.