Imagen: bykst. Fuente: Pixabay.
La hipnosis puede alterar la mente y el cuerpo humanos porque produce cambios en tres áreas específicas del cerebro, ha revelado un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (EEUU).
El hallazgo ha sido posible gracias al escaneo de los cerebros de 57 personas durante sesiones de hipnosis guiadas, similares a las que se aplican clínicamente para tratar la ansiedad, el dolor o los traumas.
Hasta ahora, y a pesar de que cada vez se aprecia más el potencial clínico de la hipnosis, se sabía poco acerca de cómo funciona este método a nivel fisiológico.
Características del estudio
En general, solo alrededor de un 10% de la población es "altamente hipnotizable", es decir, puede ser hipnotizada fácilmente. Al resto de la gente le cuesta más entrar en el estado de trance de la hipnosis.
En el presente estudio, publicado hoy en Cerebral Cortex y dirigido por el psiquiatra de la Universidad de Stanford, David Spiegel, fueron examinados un total de 545 participantes sanos. Entre ellos se encontró a 36 personas con elevadas puntuaciones constantes en pruebas de hipnosis ("altamente hipnotizables”). Los científicos también escogieron del grupo inicial a 21 sujetos de control que puntuaron en el extremo inferior de la escala de capacidad de ser hipnotizados.
Los cerebros de estos 57 participantes fueron analizados con la técnica de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), que mide la actividad cerebral mediante la detección de cambios en el flujo sanguíneo del cerebro. Cada persona fue escaneada en cuatro condiciones diferentes: en reposo, recordando algo; y durante dos sesiones de hipnosis diferentes.
El hallazgo ha sido posible gracias al escaneo de los cerebros de 57 personas durante sesiones de hipnosis guiadas, similares a las que se aplican clínicamente para tratar la ansiedad, el dolor o los traumas.
Hasta ahora, y a pesar de que cada vez se aprecia más el potencial clínico de la hipnosis, se sabía poco acerca de cómo funciona este método a nivel fisiológico.
Características del estudio
En general, solo alrededor de un 10% de la población es "altamente hipnotizable", es decir, puede ser hipnotizada fácilmente. Al resto de la gente le cuesta más entrar en el estado de trance de la hipnosis.
En el presente estudio, publicado hoy en Cerebral Cortex y dirigido por el psiquiatra de la Universidad de Stanford, David Spiegel, fueron examinados un total de 545 participantes sanos. Entre ellos se encontró a 36 personas con elevadas puntuaciones constantes en pruebas de hipnosis ("altamente hipnotizables”). Los científicos también escogieron del grupo inicial a 21 sujetos de control que puntuaron en el extremo inferior de la escala de capacidad de ser hipnotizados.
Los cerebros de estos 57 participantes fueron analizados con la técnica de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), que mide la actividad cerebral mediante la detección de cambios en el flujo sanguíneo del cerebro. Cada persona fue escaneada en cuatro condiciones diferentes: en reposo, recordando algo; y durante dos sesiones de hipnosis diferentes.
Resultados
Spiegel y sus colegas descubrieron así tres características distintivas del cerebro en estado de hipnosis. Cada cambio sólo se observó en el grupo altamente hipnotizable y sólo mientras estas personas estaban experimentando la hipnosis.
En primer lugar, se observó una disminución de la actividad cerebral en el córtex del cíngulo anterior dorsal, un área del cerebro implicada en ciertas funciones cognitivas, como la empatía o las emociones. "En la hipnosis, se está tan absorto que no te preocupas por nada más", explica Spiegel.
En segundo lugar, se registró un aumento de las conexiones entre otras dos áreas del cerebro: la corteza dorsolateral prefrontal y la ínsula. Spiegel señala que esta condición refleja una conexión cerebro-organismo que ayuda al cerebro a procesar y controlar lo que está pasando en el cuerpo.
Por último, el equipo también observó una reducción de las conexiones entre la corteza dorsolateral prefrontal y la red en modo automático (DMN, red funcional cerebral más importante en estado de reposo), que incluye la corteza prefrontal medial y el córtex cingulado posterior.
Esta disminución de la conectividad probablemente refleje una desconexión entre las acciones de alguien y su conciencia de dichas acciones, un tipo de disociación que permitiría realizar actividades sugeridas sin ser consciente de ellas, concluye el investigador.
Curiosamente, el año pasado, especialistas de la Universidad de Southampton (Reino Unido) realizaron un estudio sobre el cerebro en estado de trance en el que se constataron modificaciones de la actividad cerebral en dos áreas también afectadas por la hipnosis: el córtex del cíngulo anterior dorsal y la ínsula.
Potenciales aplicaciones terapéuticas
Pero, mientras que en la investigación sobre el trance –realizada con 15 chamanes- se llegó a la conclusión de que este estado provoca una reconfiguración de la red cerebral que propiciaría la integración y la comprensión, los efectos de la hipnosis irían por otro lado.
En los pacientes que pueden ser hipnotizados con facilidad, dicen los científicos, las sesiones de hipnosis resultan eficaces para disminuir el dolor crónico, el dolor del parto y otros procedimientos médicos; para el tratamiento de la adicción al tabaco y del trastorno por estrés post-traumático; o como alivio de la ansiedad y las fobias.
Los nuevos hallazgos podrían ayudar a desarrollar tratamientos de hipnosis para aquellas personas que no son por naturaleza tan susceptibles de ser hipnotizadas. Por ejemplo, un tratamiento que combinase la estimulación cerebral (en las áreas encontradas) con la hipnosis podría mejorar el efecto analgésico de la hipnosis y permitir a estas personas dejar de consumir analgésicos adictivos o con efectos secundarios.
Como curiosidad, hace poco, otro estudio de la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania) usó la hipnosis para analizar la mente humana. Gracias a ella, reveló que la percepción humana está altamente sensibilizada, más que la de otros animales, para absorber la información social. En otras palabras, que los humanos percibimos detalles cotidianos de la vida de otros de manera automática.
Spiegel y sus colegas descubrieron así tres características distintivas del cerebro en estado de hipnosis. Cada cambio sólo se observó en el grupo altamente hipnotizable y sólo mientras estas personas estaban experimentando la hipnosis.
En primer lugar, se observó una disminución de la actividad cerebral en el córtex del cíngulo anterior dorsal, un área del cerebro implicada en ciertas funciones cognitivas, como la empatía o las emociones. "En la hipnosis, se está tan absorto que no te preocupas por nada más", explica Spiegel.
En segundo lugar, se registró un aumento de las conexiones entre otras dos áreas del cerebro: la corteza dorsolateral prefrontal y la ínsula. Spiegel señala que esta condición refleja una conexión cerebro-organismo que ayuda al cerebro a procesar y controlar lo que está pasando en el cuerpo.
Por último, el equipo también observó una reducción de las conexiones entre la corteza dorsolateral prefrontal y la red en modo automático (DMN, red funcional cerebral más importante en estado de reposo), que incluye la corteza prefrontal medial y el córtex cingulado posterior.
Esta disminución de la conectividad probablemente refleje una desconexión entre las acciones de alguien y su conciencia de dichas acciones, un tipo de disociación que permitiría realizar actividades sugeridas sin ser consciente de ellas, concluye el investigador.
Curiosamente, el año pasado, especialistas de la Universidad de Southampton (Reino Unido) realizaron un estudio sobre el cerebro en estado de trance en el que se constataron modificaciones de la actividad cerebral en dos áreas también afectadas por la hipnosis: el córtex del cíngulo anterior dorsal y la ínsula.
Potenciales aplicaciones terapéuticas
Pero, mientras que en la investigación sobre el trance –realizada con 15 chamanes- se llegó a la conclusión de que este estado provoca una reconfiguración de la red cerebral que propiciaría la integración y la comprensión, los efectos de la hipnosis irían por otro lado.
En los pacientes que pueden ser hipnotizados con facilidad, dicen los científicos, las sesiones de hipnosis resultan eficaces para disminuir el dolor crónico, el dolor del parto y otros procedimientos médicos; para el tratamiento de la adicción al tabaco y del trastorno por estrés post-traumático; o como alivio de la ansiedad y las fobias.
Los nuevos hallazgos podrían ayudar a desarrollar tratamientos de hipnosis para aquellas personas que no son por naturaleza tan susceptibles de ser hipnotizadas. Por ejemplo, un tratamiento que combinase la estimulación cerebral (en las áreas encontradas) con la hipnosis podría mejorar el efecto analgésico de la hipnosis y permitir a estas personas dejar de consumir analgésicos adictivos o con efectos secundarios.
Como curiosidad, hace poco, otro estudio de la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania) usó la hipnosis para analizar la mente humana. Gracias a ella, reveló que la percepción humana está altamente sensibilizada, más que la de otros animales, para absorber la información social. En otras palabras, que los humanos percibimos detalles cotidianos de la vida de otros de manera automática.
Referencia bibliográfica:
Heidi Jiang, Matthew P. White, Michael D. Greicius, Lynn C. Waelde, David Spiegel. Brain Activity and Functional Connectivity Associated with Hypnosis. Cerebral Cortex (2016). DOI: 10.1093/cercor/bhw220.
Heidi Jiang, Matthew P. White, Michael D. Greicius, Lynn C. Waelde, David Spiegel. Brain Activity and Functional Connectivity Associated with Hypnosis. Cerebral Cortex (2016). DOI: 10.1093/cercor/bhw220.