Expertos piden más transparencia y control de las remuneraciones en banca

Un informe de Esade analiza el panorama de los salarios de los directivos de las entidades financieras, y propone cambios


Un informe de la escuela de negocios Esade dibuja un panorama bastante mejorable de los salarios de los directivos y consejeros de entidades financieras, tan puestos en cuestión últimamente. Los programas retributivos deberían ajustarse mejor a los objetivos de la empresa, aunque eso choca con la falta de interés que producen los incentivos a largo plazo en los directivos. Hace falta más transparencia, a veces dificultada por las leyes de protección de datos, y más control por parte de los accionistas, señala el informe, aunque sobre todo hace falta una reflexión y un compromiso por parte de todas las partes implicadas. Por Carlos Gómez Abajo


10/10/2013

Los salarios de los consejeros y directivos de banca están bajo sospecha. Imagen: wesley16. Fuente: Stock.xchng.
Un estudio recién publicado por la escuela de negocios Esade analiza los salarios de los directivos y consejeros de entidades financieras, tan puestos en cuestión últimamente en España y en el resto del mundo, y propone un aumento de la transparencia y del control accionarial como formas adicionales de fomentar una política de remuneración responsable

El informe, titulado Remuneraciones de consejeros en entidades financieras, ha sido realizado por el Instituto de Innovación Social de Esade, y nace motivado por la creciente sensibilidad social que se está experimentando en nuestro país con respecto a los salarios de los directivos en el sector financiero, informa la escuela en una nota de prensa.

El estudio, que fue presentado esta semana en Madrid por su autora Isabella Galeano, colaboradora del Instituto de Innovación Social de Esade y abogada del área de Mercantil de Gómez-Acebo&Pombo, además del aspecto jurídico-financiero, trata la percepción y el trasfondo ético de este tema a partir de un análisis de su cobertura mediática y los informes más representativos del sector.

Aunque se señala la necesidad de cambiar el modelo de incentivos para alcanzar una política de remuneración adecuada, en el informe también se destacan otros aspectos decisivos a mejorar, como la transparencia o el control por parte de los accionistas.

Regulación insuficiente

La crisis financiera ha modificado un escenario en el que la percepción de la brecha entre ricos y pobres era eclipsada por la expansión económica. Actualmente existe una sensación generalizada de crítica y malestar hacia los elevados sueldos de los consejeros y directivos financieros, y se denuncia principalmente una “falta de equidad entre las medidas destinadas a recortar sueldos de trabajadores y la carencia de limitaciones de los salarios de consejeros”. En el corazón de esta crítica se encuentra la cuestión sobre cuál es el modelo que puede asegurar el pago en función del desempeño, un punto esencial para el buen gobierno corporativo.

El principal desafío a la hora de establecer un nivel salarial apropiado para los consejeros parte del riesgo de no poder retener el talento si los salarios son demasiado bajos. Por otra parte, “una retribución excesiva puede tener un efecto pernicioso en la calidad del trabajo y el compromiso de algunos consejeros”, hasta el punto de que puede fomentar la toma de riesgos innecesarios.

El sistema retributivo actual asume que cuantos más incentivos salariales se den, mejor se asegura el buen desempeño de la empresa. Sin embargo, se ha demostrado que las retribuciones con estructuras complejas anulan la motivación.

Así, los incentivos salariales resultan efectivos para objetivos a corto plazo, pero no tanto cuando se busca vincular los intereses del consejero y de la compañía a largo plazo. Por ejemplo, los consejeros valoran el uso de incentivos por bonus diferidos en la mitad de su valor real, lo que pone en duda la eficacia de este mecanismo a la hora de motivar actitudes beneficiosas para la compañía.

La transparencia y el control destacan como otros dos aspectos que deben ser considerados, además del sistema de incentivos, en la búsqueda de una política de remuneración responsable. El estudio hace notar la insuficiencia de la regulación existente en nuestro país en lo que respecta a transparencia y comunicación de información.

Obstáculos para la transparencia

Uno de los principales obstáculos para las iniciativas de mejora de la transparencia viene de la ley de protección de datos. Además, hay quien alega que la transparencia puede resultar contraproducente.

Los autores del estudio subrayan asimismo la falta de control en lo que respecta a las retribuciones de los consejeros, que tiene un doble aspecto. No hay suficientes mecanismos a disposición de los accionistas para evaluar y aprobar los salarios, y por otra parte, tampoco hay una regulación por parte del Gobierno y los órganos especializados para controlar con efectividad los excesos que se están cometiendo.

El papel de los accionistas es fundamental, porque “el voto representa la expresión máxima del propietario por la que se legitiman formal y materialmente las actuaciones de los consejeros”; en última instancia está en sus manos controlar la razonabilidad de una política retributiva adecuada. Aunque en España se han establecido medidas como el voto consultivo, su carácter no vinculante le resta eficacia.

Las medidas que se están tomando en relación a los sueldos por el momento están restringidas a compañías que han sido intervenidas públicamente, y el Gobierno no deja de señalar que son medidas de carácter temporal. Esto va a contracorriente con la política que va ganando terreno en la Unión Europea, que “persigue una reforma global de los sistemas retributivos”, un cambio en el modelo de carácter permanente.

Por último, el estudio insiste en destacar el papel de la esfera ética en este asunto. “Los comportamientos moralmente reprochables a gran escala sólo ocurren si el liderazgo organizacional cierra los ojos”. No se trata de un caso puntual reducido a unas pocas compañías, ni siquiera se circunscribe sólo a España; se trata de una tendencia que está presente en la esencia de una cultura del bonus. Por lo tanto, “el éxito está en reconocer que todos nosotros tenemos una responsabilidad y un deber en su conjunto”, según el informe.

Escasa información

Durante el año 2012, las remuneraciones en las entidades financieras tuvieron una fuerte presencia en los medios de comunicación, bien cuando se recogían comportamientos reprobables, bien cuando se comunicaban los datos precisos de las políticas remunerativas y, sobre todo, cada vez que tanto la Unión Europea como el Gobierno español planteaban reformas al actual sistema (principalmente, la fijación de un umbral máximo de retribución para los consejeros de entidades financieras que hayan recibido apoyo o que estén
participadas por el FROB, Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria).

A diferencia de lo ocurrido en otros países, España no ha experimentado una revolución accionarial, sino una elevada repercusión social en contra de los abusos salariales y otros desmanes de ciertos consejeros.

La información respecto a las cifras concretas que perciben cada uno de los consejeros de entidades financieras es escasa, señala el informe de Esade. El Gobierno y el Banco de España deberán velar, según las conclusiones del documento, por que se aumente la información, especialmente en cuanto al desglose de las distintas partidas que conforman las estructuras remunerativas y la individualización de estas.

Contexto

Las medidas aprobadas por la CRD 4 (directiva de requerimientos de la UE) deberían paliar este déficit de información, añade el texto.

Tanto el Reino Unido como la Unión Europea parecen determinados a tomar medidas que aumenten el control y la transparencia y que limiten los excesos e intenten alinear los sueldos con los resultados. En el caso de España, donde los informes de remuneraciones se han aprobado por amplias mayorías y los escándalos se suceden, se plantea un gran camino por delante para enderezar la situación.

"Más adelante se verá si el Gobierno decide aplicar medidas que afecten a todas las sociedades o continúa circunscribiendo sus actuaciones a entidades que han recibido ayudas del FROB".

Existen razones para creer que los accionistas, especialmente los accionistas institucionales, están interesados en métodos de análisis de las remuneraciones holísticos y más sofisticados que ofrezcan una verdadera y fiable relación entre el sueldo efectivamente percibido, el rendimiento y el valor aportado a la sociedad. No basta con conocer las cantidades y estructuras de las retribuciones de los consejeros si estos datos no se leen junto a los progresos, los resultados y el desempeño de una determinada sociedad.

"Aun así, no podemos asumir que dar más poder a los accionistas automáticamente va a conducir a empresas mejor gestionadas. Lo que verdaderamente ha de cambiar, de forma profunda, es la manera en que se incentiva a los dirigentes de las compañías".

Las compañías deben concebir los objetivos tácticos y estratégicos de la empresa a corto y largo plazo sobre la base de circunstancias concretas, así como los objetivos relacionados con el rendimiento necesarios para alcanzar los objetivos financieros y comerciales, y diseñar un sistema de retribución a corto y largo plazo que incentive a los consejeros a alcanzar dichos objetivos y crear valor sostenido en el tiempo.

La Unión Europea intenta contener el poder hegemónico de los dirigentes de las entidades financieras dando más mecanismos a los accionistas para que controlen la actuación y el rendimiento de sus consejeros, generalizando el voto consultivo sobre las políticas de remuneración y estableciendo medidas que hagan más responsables a los consejeros a través de las cláusulas de devolución de bonus y blindajes.

Pero los poderes renovados a los accionistas no son suficientes, señala el informe, ya que eso dejaría a la merced de sus decisiones y su intención de actuar la aplicación de las limitaciones.

Por ello, la Unión Europea ha tomado "descaradamente" las riendas y pretende cerrar el círculo de control mediante el incremento de las facultades de supervisión y sanción de las entidades supervisoras de los Estados miembros. Y como último gesto cuyo claro objetivo es atar corto a las entidades financieras (todas, las intervenidas y las que no), ha recortado drásticamente los bonus y las indemnizaciones a una ratio de 1:1 con el salario base anual.



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