Europa se calienta más rápidamente que la media mundial

En 2080 podrían desaparecer casi completamente los inviernos fríos


Europa se calienta más rápidamente que la media mundial, según un informe que acaba de publicar la Agencia Europea del Medio Ambiente. Su temperatura se ha elevado una media de 0,95 °C en los últimos cien años y para este siglo se prevé un incremento adicional de entre 2,0 a 6,3 °C. El retroceso de ocho de los nueve los glaciares de Europa alcanza a su vez niveles superiores a los de los últimos 5.000 años, mientras que en el último siglo los niveles del mar en Europa han subido a razón de 0,8 a 3,0 mm por año. Se prevé que el ritmo de aumento del nivel del mar sea de 2 a 4 veces mayor durante este siglo y que en 2080 hayan desaparecido casi por completo los inviernos fríos. Por Yaiza Martínez.


Yaiza Martínez
29/08/2004

Tormentas, inundaciones, sequías y otras condiciones meteorológicas extremas, cada vez más frecuentes y económicamente gravosas, son algunos de los efectos del cambio climático mundial que ya se observan en Europa, según el informe Impacts of climate change in Europe: An indicator-based assessment, de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

A medida que aumenten las temperaturas globales, habrá mayor pluviosidad en el norte de Europa y un clima más seco en el sur, que podría ser una amenaza para la agricultura en algunas zonas.

Olas de calor cada vez más frecuentes e intensas, que suponen un riesgo de muerte para las personas ancianas y las más débiles, se anuncian también para las próximas décadas.

El deshielo de los glaciares, con la probable desaparición de tres cuartos de los existentes en los Alpes suizos de aquí a 2050, junto a un ascenso del nivel del mar durante los próximo siglos, son otros de los escenarios anunciados por la AEMA.

Actividades humanas

Según la AEMA, todo indica que la mayor parte del calentamiento global de los últimos 50 años ha sido causada por actividades humanas, en particular las emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor, como el dióxido de carbono (CO2) procedente de la quema de combustibles fósiles.

La concentración de CO2, el principal gas de efecto invernadero, en la atmósfera inferior se encuentra en su punto más alto desde hace por lo menos 420.000 años, quizá incluso desde hace 20 millones de años, y es un 34 % más alto que el nivel anterior a la Revolución Industrial. El aumento se ha acelerado desde 1950.

Las inundaciones estivales de 2002 y la ola de calor del verano pasado son ejemplos recientes de la capacidad destructiva de sucesos meteorológicos extremos.

Las grandes inundaciones en 11 países que ocurrieron en agosto de 2002 causaron la muerte de 80 personas, afectaron a más de 600.000 y provocaron pérdidas económicas por un valor mínimo de 15.000 millones de dólares.

En el verano de 2003, durante la ola de calor que asoló el oeste y el sur de Europa, se registraron 20.000 defunciones más de lo normal, especialmente entre personas mayores. En muchos países del sur las cosechas disminuyeron nada menos que un 30 %. Tan sólo en 2003 el deshielo redujo la masa de los glaciares alpinos una décima parte.

Cambios milenarios

El alcance y el ritmo de los actuales cambios climáticos superan muy probablemente toda variación natural del clima ocurrida durante el último milenio e incluso antes.

La década de los años noventa fue la más calurosa y los tres años más calurosos -1998, 2002 y 2003- se han registrado en los últimos seis años. La rapidez del calentamiento global es actualmente casi de 0,2 º C por década.

Europa se calienta más rápidamente que la media mundial. La temperatura en Europa se ha elevado una media de 0,95 °C en los últimos cien años y para este siglo se prevé un incremento adicional de entre 2,0 a 6,3 °C, ya que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando.

Además de los efectos mencionados, en el informe se destacan toda una serie de secuelas actuales y futuras del cambio climático en Europa, incluidas las siguientes, según el comunicado difundido al respecto.

Datos críticos

Desde 1980, casi dos de cada tres catástrofes se han atribuido a inundaciones, sequías u olas de calor. La media anual de estos desastres meteorológicos y relacionados con el clima se ha duplicado en la década de los años noventa en comparación con la década anterior. Las pérdidas económicas causadas por dichos sucesos se han duplicado con creces en los últimos 20 años, hasta alcanzar unos 11.000 millones de euros anuales.

Aumenta el número anual de inundaciones en Europa y el número de personas afectadas por ellas. Es probable que el cambio climático aumente la frecuencia de las inundaciones, sobre todo las inundaciones torrenciales, que constituyen el mayor peligro para las personas.

El cambio climático de las tres últimas décadas ha reducido la población de especies vegetales en varias partes de Europa, incluso en regiones montañosas. Probablemente algunas plantas desaparecerán, ya que otros factores, como la fragmentación de hábitats, limitan la capacidad de las especies vegetales para adaptarse al cambio climático.

Los glaciares de ocho de las nueve regiones glaciares de Europa están retrocediendo, alcanzando niveles de retroceso superiores a los de los últimos 5.000 años.

En el último siglo los niveles del mar en Europa han subido a razón de 0,8 a 3,0 mm por año. Se prevé que el ritmo de aumento sea de 2 a 4 veces mayor durante este siglo.

Las proyecciones muestran que de aquí a 2080 podrían desaparecer casi por completo los inviernos fríos y que los veranos calurosos, las sequías y las fuertes lluvias o granizadas podrían ser mucho más frecuentes.

Efectos positivos

Sin embargo, el cambio climático también parece tener algunos efectos positivos.

La agricultura en la mayor parte de Europa, en particular en las latitudes centrales y septentrionales europeas, podría beneficiarse potencialmente de un aumento limitado de las temperaturas.

Pero si bien la superficie cultivada de Europa puede extenderse hacia el norte, es posible que en algunas zonas del sur de Europa la agricultura se vea amenazada por la escasez de agua.

Y condiciones meteorológicas extremas más frecuentes, especialmente las olas de calor, podrían acarrear peores cosechas. La existencia de efectos positivos dependerá en gran medida de la capacidad de la agricultura para adaptarse al cambio climático.

La estación anual de crecimiento de las plantas, incluidos los cultivos agrícolas, se alargó una media de 10 días entre 1962 y 1995, y se prevé que siga haciéndolo.

La tasa de supervivencia de especies avícolas que hibernan en Europa ha mejorado en las últimas décadas y es probable que aumente más a medida que sigan subiendo las temperaturas invernales.


Tema relacionado:

Señales medioambientales de la AEMA 2004



Yaiza Martínez
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