Celebración del Día de Europa en Varsovia. Imagen: Cezary p. Fuente: Wikipedia.
Ayer se celebraron las elecciones al Parlamento Europeo, con una participación ciudadana del 43,1%, lo que supone una abstención más baja de lo que estaba previsto. Algunos de los resultados de las urnas también han sido inesperados, como la subida de la derecha en Francia o el avance del nuevo grupo político “Podemos” en España.
Europa muestra interés en conocer las posibles reacciones políticas de sus ciudadanos con la puesta en marcha del llamado proyecto POLPART. Comenzó en enero, tendrá cinco años de duración y en él se van a invertir 2,3 millones de euros.
La implicación en la política y los motivos de que unos ciudadanos acudan a las urnas y otros se echen a las calles serán algunos de los temas a analizar en el marco de este proyecto. Otras preguntas a responder serán ¿qué están dispuestos a hacer los ciudadanos? ¿Pretenden votar para hacerse oír e influir en las autoridades de máximo rango? ¿Qué factores determinarán su forma de proceder en lo que concierne a la esfera política?
Dos millones de euros para predicciones
Según informa la Comisión Europea a través de Alphagalileo, la iniciativa POLPART es beneficiaria de una subvención avanzada (Advanced Grant) del Consejo Europeo de Investigación (ERC).
Su punto de partida es una idea sencilla pero contundente: antes o después, alguien se preocupa lo suficiente por determinado tema como para actuar en términos políticos. El tema que ocupa a sus artífices es cómo predecir la forma que adoptará esa actividad.
“La noción fundamental de este proyecto es que la gente tiene margen de decisión”, explica el profesor de Psicología Social Aplicada en la Universidad VU de Ámsterdam (Países Bajos) y director del proyecto, Bert Klandermans.
“Pueden optar por involucrarse en política, pueden optar por integrarse en un partido político, o pueden decantarse por otras opciones. ¿Qué mueve a alguien a involucrarse en un movimiento social? Y en el lado opuesto de la balanza: ¿qué mueve a alguien a permanecer totalmente al margen del proceso político?”
Punto de partida: las elecciones al Parlamento Europeo
Las elecciones al Parlamento Europeo celebradas ayer, día 25 de mayo, han proporcionado a POLPART un punto de partida de gran utilidad.
“Lo cierto es que no nos propusimos empezar el proyecto en año de elecciones al Parlamento Europeo, ¡fue pura coincidencia!”, afirma Klandermans.
“Pero, evidentemente, estas elecciones son muy interesantes, por tratarse de política a un nivel distinto al municipal y nacional. Es otro nivel posible de implicación política y sin duda seguiremos de cerca los resultados”.
Europa muestra interés en conocer las posibles reacciones políticas de sus ciudadanos con la puesta en marcha del llamado proyecto POLPART. Comenzó en enero, tendrá cinco años de duración y en él se van a invertir 2,3 millones de euros.
La implicación en la política y los motivos de que unos ciudadanos acudan a las urnas y otros se echen a las calles serán algunos de los temas a analizar en el marco de este proyecto. Otras preguntas a responder serán ¿qué están dispuestos a hacer los ciudadanos? ¿Pretenden votar para hacerse oír e influir en las autoridades de máximo rango? ¿Qué factores determinarán su forma de proceder en lo que concierne a la esfera política?
Dos millones de euros para predicciones
Según informa la Comisión Europea a través de Alphagalileo, la iniciativa POLPART es beneficiaria de una subvención avanzada (Advanced Grant) del Consejo Europeo de Investigación (ERC).
Su punto de partida es una idea sencilla pero contundente: antes o después, alguien se preocupa lo suficiente por determinado tema como para actuar en términos políticos. El tema que ocupa a sus artífices es cómo predecir la forma que adoptará esa actividad.
“La noción fundamental de este proyecto es que la gente tiene margen de decisión”, explica el profesor de Psicología Social Aplicada en la Universidad VU de Ámsterdam (Países Bajos) y director del proyecto, Bert Klandermans.
“Pueden optar por involucrarse en política, pueden optar por integrarse en un partido político, o pueden decantarse por otras opciones. ¿Qué mueve a alguien a involucrarse en un movimiento social? Y en el lado opuesto de la balanza: ¿qué mueve a alguien a permanecer totalmente al margen del proceso político?”
Punto de partida: las elecciones al Parlamento Europeo
Las elecciones al Parlamento Europeo celebradas ayer, día 25 de mayo, han proporcionado a POLPART un punto de partida de gran utilidad.
“Lo cierto es que no nos propusimos empezar el proyecto en año de elecciones al Parlamento Europeo, ¡fue pura coincidencia!”, afirma Klandermans.
“Pero, evidentemente, estas elecciones son muy interesantes, por tratarse de política a un nivel distinto al municipal y nacional. Es otro nivel posible de implicación política y sin duda seguiremos de cerca los resultados”.
Cuatro subproyectos
POLPART abarca cuatro subproyectos: un metaanálisis de publicaciones dedicadas a la política en el seno de partidos y otros movimientos; comparaciones de la participación política en el tiempo y entre países; debates de grupos focales; y encuestas a mil personas.
El proyecto abarcará a ocho países: a cuatro democracias maduras (Reino Unido, Países Bajos, Alemania y Suiza) y a cuatro democracias recientes (Hungría, Polonia, Brasil y Argentina). Aun así, el trabajo podría añadir dos países más a la lista. Pero quizá añada también a dos más: “Estamos pensando en Grecia y España, dos países que se vieron afectados muy duramente por la crisis económica”, ha explicado a SINC el experto.
Según Klandermans, “presuponemos que las opciones políticas escogidas por la gente se encuentran arraigadas en la historia política de sus respectivas naciones. La gente de Hungría toma decisiones políticas diferentes a las de la gente de Brasil. En Suiza se añade la dimensión de los referendos, que es otra forma de participar en el proceso político. También reviste interés el caso de los Países Bajos, ya que ninguna otra democracia madura de las estudiadas presenta un partido de derecha radical con tanto peso. ¿A qué se debe?”
Por tanto, se estudiarán cuestiones como, por ejemplo, si es cierto que los países post-comunistas son, por norma, más cínicos con respecto a la política y desconfían más de sus dirigentes.
Se espera despejar estas incógnitas mediante grupos de debate y encuestas. También se pretende confirmar que los ciudadanos de las democracias maduras tienen mayor tendencia a implicarse en la política a través de partidos. Por último, “cada persona tiene preocupaciones particulares que trasladar a los políticos. Me gustaría descubrir cuáles son”, ha señalado Klandermans de nuevo en SINC.
¿Un comportamiento político sin sorpresas?
El proyecto aspira, en suma, a establecer un marco que permita comprender mejor por qué los ciudadanos se involucran en política del modo que lo hacen.
Ello debería cubrir una deficiencia académica en las ciencias sociales, consistente en que los sociólogos se centran exclusivamente en los movimientos sociales, mientras que los especialistas en ciencias políticas estudian tan solo los partidos.
Salvando ese vacío conceptual podría perfeccionarse la comprensión del mundo. Pongamos por ejemplo la situación, en constante devenir, en el Este de Ucrania. “Hace mucho, en 1989, asistí a un seminario en Alemania sobre las relaciones entre Este y Oeste y sobre los movimientos de protesta”, rememora Klandermans.
“Ni uno solo de los expertos previó que el Muro caería en cuestión de seis meses. Supongo que, hace medio año, pocos vieron venir la actual situación en Ucrania. Así pues, confío en que al cabo de estos cinco años contemos con una comprensión más nítida de ciertos procesos políticos que se desarrollan dentro y fuera de los países de la UE”.
POLPART abarca cuatro subproyectos: un metaanálisis de publicaciones dedicadas a la política en el seno de partidos y otros movimientos; comparaciones de la participación política en el tiempo y entre países; debates de grupos focales; y encuestas a mil personas.
El proyecto abarcará a ocho países: a cuatro democracias maduras (Reino Unido, Países Bajos, Alemania y Suiza) y a cuatro democracias recientes (Hungría, Polonia, Brasil y Argentina). Aun así, el trabajo podría añadir dos países más a la lista. Pero quizá añada también a dos más: “Estamos pensando en Grecia y España, dos países que se vieron afectados muy duramente por la crisis económica”, ha explicado a SINC el experto.
Según Klandermans, “presuponemos que las opciones políticas escogidas por la gente se encuentran arraigadas en la historia política de sus respectivas naciones. La gente de Hungría toma decisiones políticas diferentes a las de la gente de Brasil. En Suiza se añade la dimensión de los referendos, que es otra forma de participar en el proceso político. También reviste interés el caso de los Países Bajos, ya que ninguna otra democracia madura de las estudiadas presenta un partido de derecha radical con tanto peso. ¿A qué se debe?”
Por tanto, se estudiarán cuestiones como, por ejemplo, si es cierto que los países post-comunistas son, por norma, más cínicos con respecto a la política y desconfían más de sus dirigentes.
Se espera despejar estas incógnitas mediante grupos de debate y encuestas. También se pretende confirmar que los ciudadanos de las democracias maduras tienen mayor tendencia a implicarse en la política a través de partidos. Por último, “cada persona tiene preocupaciones particulares que trasladar a los políticos. Me gustaría descubrir cuáles son”, ha señalado Klandermans de nuevo en SINC.
¿Un comportamiento político sin sorpresas?
El proyecto aspira, en suma, a establecer un marco que permita comprender mejor por qué los ciudadanos se involucran en política del modo que lo hacen.
Ello debería cubrir una deficiencia académica en las ciencias sociales, consistente en que los sociólogos se centran exclusivamente en los movimientos sociales, mientras que los especialistas en ciencias políticas estudian tan solo los partidos.
Salvando ese vacío conceptual podría perfeccionarse la comprensión del mundo. Pongamos por ejemplo la situación, en constante devenir, en el Este de Ucrania. “Hace mucho, en 1989, asistí a un seminario en Alemania sobre las relaciones entre Este y Oeste y sobre los movimientos de protesta”, rememora Klandermans.
“Ni uno solo de los expertos previó que el Muro caería en cuestión de seis meses. Supongo que, hace medio año, pocos vieron venir la actual situación en Ucrania. Así pues, confío en que al cabo de estos cinco años contemos con una comprensión más nítida de ciertos procesos políticos que se desarrollan dentro y fuera de los países de la UE”.