Estudian en primates el efecto de la socialización sobre la salud

Científicos alemanes analizan la influencia del tamaño del grupo, la jerarquía o las estrategias de apareamiento


Científicos alemanes analizarán en primates la relación entre la vida en sociedad y la salud. Se sabe que los individuos socialmente bien integrados de babuinos y humanos tienen vidas más largas, y más crías, pero se sabe poco sobre los mecanismos fisiológicos que intervienen en estos efectos. Se analizará la influencia del tamaño del grupo, la jerarquía, el apoyo social, y las estrategias de apareamiento, en los distintos indicadores de salud.


04/07/2014

Los papiones oliva viven en grandes grupos muy jerarquizados. Imagen: Sascha Knauf. Fuente: DPZ.
Ocho científicos especializados en primates de Gotinga, Berlín y Leipzig (Alemania) han empezado a investigar los efectos que tiene la vida en grupo sobre la salud de los lémures salvajes, los monos y los simios.

Quieren conocer cómo el estrés social, las amistades y otros aspectos del sistema social afectan a la susceptibilidad y la transferencia de patógenos.

Por ejemplo, individuos socialmente bien integrados de babuino y de humano tienen vidas más largas, mientras que los individuos socialmente estresados o aislados tienen vidas más cortas y tienen menos crías.

Muy poca investigación se ha realizado sobre los mecanismos fisiológicos que intervienen en estos efectos positivos o negativos, señala la nota de prensa del Centro Alemán para los Primates (DPZ), de Leipzig.

Estudios clínicos en humanos han demostrado que la salud juega un papel importante en las interacciones entre el sistema social y la esperanza de vida. Sin embargo, los datos sobre la importancia relativa de cómo los factores sociales, los roles sociales o las posiciones en las redes sociales influyen en la susceptibilidad a enfermedades y cómo el estrés social modula estas relaciones no son suficientes. Hay muy poca información disponible sobre los factores sociales que favorecen la transmisión y propagación de agentes patógenos.

"Esta investigación proporcionará una oportunidad importante para caracterizar la relevancia de las variables sociales en el bienestar y la salud, ya que por razones éticas muchas variables sociales no se puede medir directamente en los ensayos clínicos", explica Peter Kappeler, científico del comportamiento que tiene una cátedra conjunta en la Universidad de Göttingen y el Centro Alemán para los Primates. Además, también se obtendrá información sobre los efectos de la producción industrial de animales de granja, y sobre la transmisión de patógenos entre animales y humanos.

Seis proyectos

En total serán seis los proyectos de investigación, llevados a cabo por científicos de la DPZ, la Universidad de Göttingen, el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig) y el Instituto Robert Koch (Berlín), que examinarán cuáles son los efectos de las variables sociales, tales como el tamaño del grupo, la jerarquía de dominancia, el apoyo social, y las estrategias de apareamiento, en los diferentes aspectos e indicadores de salud.

Para ello, los científicos también analizan las hormonas del estrés, la carga parasitaria y el equilibrio fisiológico de los lémures salvajes, macacos, babuinos, gorilas y chimpancés.

La Fundación Alemana de Investigación apoyará el proyecto durante tres años con un total de 1,5 millones de euros.

En humanos

Investigaciones anteriores han observado influencia de la sociabilidad en la salud humana. En concreto, una de la Universidad de Ohio (EE.UU.), publicada hace un año, reveló que la soledad está vinculada a una serie de respuestas inmunes disfuncionales.

El análisis de cientos de personas constató que los individuos más solos mostraban más signos de reactivación del virus latente del herpes y producían más proteínas relacionadas con la inflamación, en comparación con individuos que se sentían socialmente más conectados.

Estos efectos también se notan en el cerebro. Según científicos de la Universidad de California en Los Ángeles, prestar ayuda a un ser querido supone un beneficio también para el que lo ofrece.

Los investigadores analizaron el comportamiento de ciertas regiones del cerebro de 20 mujeres, a las que se dejó o no ayudar a sus parejas mientras ellos recibían descargas eléctricas.

Los resultados demostraron que cuando las mujeres ayudaban al ser querido, las áreas cerebrales vinculadas con la recompensa se activaban. Cuando no lo hacían, esas mismas regiones reducían su actividad.



Artículo leído 1834 veces



Más contenidos