Fuente: Relendo.com.
¿Economía colaborativa en España? Pues sí, la hay, y mucha, por más que parezca una revolución que aún no ha llamado a nuestras puertas. Según un informe de la startup de alquiler entre particulares Relendo.com, de hecho nuestro país se sitúa entre los países de la Unión Europea con mayor potencial de crecimiento en este tipo de economía.
Además, señala un estudio de Nielsen, el 53% (uno de cada dos) de los españoles estarían dispuestos a compartir o alquilar bienes en un contexto de consumo colaborativo, lo que nos sitúa entre los países de la Unión Europea con mayor potencial de crecimiento en economía colaborativa.
"Los consumidores españoles están cada vez más familiarizados con la economía colaborativa, que les permite ahorrar dinero a la hora de utilizar determinados productos o servicios, y ganar dinero con aquéllos que ya no usan", explica Dhiren Chatlani, CEO de Relendo. "¿Para qué vas a comprar un taladro que sólo vas a usar unos pocos minutos cada seis meses cuando puedes alquilárselo a alguien de tu ciudad y ahorrar dinero".
El papel de la tecnología
El desarrollo de la economía colaborativa –en nuestro país, como en todas partes- está siendo posible gracias a la tecnología, y no solo las de las redes sociales, que son las que más se han usado con este fin hasta ahora.
Hablamos de Facebook o Twitter, redes de gran calado en este sentido que, sin embargo, podrían perder fuelle, como ha advertido el especialista en marketing, web 2.0 y redes sociales, Juan Merodio, en RRHHpress.com. En cambio, según Merodio, otros medios que podrían cobrar fuerza en breve serían las plataformas como Instagram, Pinterest o Youtube. Todas ellas se estarían convirtiendo en medios excelentes para mostrar de manera visual ofertas, empresas y servicios.
Estos medios tecnológicos son bien conocidos por las 16 empresas líderes en consumo colaborativo de España. Según el informe de Relendo, entre ellas estarían la propia Relendo (que permite el alquiler de productos entre personas que se encuentran en una misma zona), AlterKeys (que conecta a particulares que tienen un lugar para alquilar con quienes están buscando hospedaje); Spacebee (para reservar espacios de trabajo que no se estén usando), Trip4Real (para encontrar guías locales para viajes) o Traity (que reputación para generar confianza en plataformas de economía colaborativa).
Por otra parte, están Zank (préstamos entre particulares), Tutellus (que conecta a profesores y alumnos a través de videocursos), WeSmartPark (red de parkings colaborativo), Shipeer (para mensajería colaborativa), Amovens (para compartir trayectos en coche), Socialcar (alquiler de coches entre particulares), Joinuptaxi (para compartir taxi con otros usuarios). Como se puede comprobar hasta ahora, ninguna de estas empresas podría funcionar sin redes online.
Para terminar, tenemos AreaVan (alquiler de autocaravanas entre particulares), Compartir Tren Mesa Ave (la aplicación para compartir billetes de Ave baratos con la tarifa mesa de Renfe), Letmespace (para buscar y compartir guardamuebles entre particulares) y Nautal (para alquilar barcos entre particulares).
Además, señala un estudio de Nielsen, el 53% (uno de cada dos) de los españoles estarían dispuestos a compartir o alquilar bienes en un contexto de consumo colaborativo, lo que nos sitúa entre los países de la Unión Europea con mayor potencial de crecimiento en economía colaborativa.
"Los consumidores españoles están cada vez más familiarizados con la economía colaborativa, que les permite ahorrar dinero a la hora de utilizar determinados productos o servicios, y ganar dinero con aquéllos que ya no usan", explica Dhiren Chatlani, CEO de Relendo. "¿Para qué vas a comprar un taladro que sólo vas a usar unos pocos minutos cada seis meses cuando puedes alquilárselo a alguien de tu ciudad y ahorrar dinero".
El papel de la tecnología
El desarrollo de la economía colaborativa –en nuestro país, como en todas partes- está siendo posible gracias a la tecnología, y no solo las de las redes sociales, que son las que más se han usado con este fin hasta ahora.
Hablamos de Facebook o Twitter, redes de gran calado en este sentido que, sin embargo, podrían perder fuelle, como ha advertido el especialista en marketing, web 2.0 y redes sociales, Juan Merodio, en RRHHpress.com. En cambio, según Merodio, otros medios que podrían cobrar fuerza en breve serían las plataformas como Instagram, Pinterest o Youtube. Todas ellas se estarían convirtiendo en medios excelentes para mostrar de manera visual ofertas, empresas y servicios.
Estos medios tecnológicos son bien conocidos por las 16 empresas líderes en consumo colaborativo de España. Según el informe de Relendo, entre ellas estarían la propia Relendo (que permite el alquiler de productos entre personas que se encuentran en una misma zona), AlterKeys (que conecta a particulares que tienen un lugar para alquilar con quienes están buscando hospedaje); Spacebee (para reservar espacios de trabajo que no se estén usando), Trip4Real (para encontrar guías locales para viajes) o Traity (que reputación para generar confianza en plataformas de economía colaborativa).
Por otra parte, están Zank (préstamos entre particulares), Tutellus (que conecta a profesores y alumnos a través de videocursos), WeSmartPark (red de parkings colaborativo), Shipeer (para mensajería colaborativa), Amovens (para compartir trayectos en coche), Socialcar (alquiler de coches entre particulares), Joinuptaxi (para compartir taxi con otros usuarios). Como se puede comprobar hasta ahora, ninguna de estas empresas podría funcionar sin redes online.
Para terminar, tenemos AreaVan (alquiler de autocaravanas entre particulares), Compartir Tren Mesa Ave (la aplicación para compartir billetes de Ave baratos con la tarifa mesa de Renfe), Letmespace (para buscar y compartir guardamuebles entre particulares) y Nautal (para alquilar barcos entre particulares).
Imagen: Sophia Winters. Fuente: PhotoXpress.
Ouishare en Barcelona
Así que sí, en España se practica la economía colaborativa. Y no solo porque contamos con las tecnologías necesarias para el desarrollo de esta nueva tendencia, sino también porque la crisis ha ayudado a afinar el ingenio (evidentemente, es más barato compartir que adquirir).
Pero, sobre todo, parece que la cosa se extiende en especial en Barcelona. Como ya hemos hablado en Tendencias21 , la ciudad condal acoge los próximos días 19, 20 y 21 de noviembre el primer evento profesional sobre economía colaborativa.
Su organización correrá a cargo de OuiShare, una organización sin ánimo de lucro fundada en 2012 en París, cuyo objetivo es crear comunidad, generar conocimiento y proyectos alrededor de la economía colaborativa; y contará con el apoyo de Barcelona Activa Área de Economía, Empresa y Ocupación del Ayuntamiento de Barcelona.
Pero, además, Barcelona tiene una gran vinculación con la economía colaborativa, pues en ella se han desarrollado ya proyectos como Bicing, considerado por el Transportations and Development Policy (ITDP) como el mejor programa de bicicleta compartida del mundo; Knok, empresa local para el intercambio de casas y pisos entre particulares o Kantox, una empresa de crowfunding nacida en Barcelona que ha sido capaz de movilizar 6,4 millones de Euros en inversión, por mencionar solo unos cuantos ejemplos que aparecen recogidos en la web de Ouishare.
A pesar del escollo de la legislación
En este contexto de desarrollo de la economía colaborativa en España, nos encontramos con un escollo: el ajuste de los nuevos proyectos en un contexto de funcionamiento económico más tradicional.
En este sentido, ya han surgido varios problemas, como los de Aribnb (plataforma de alquileres) con el sector turístico) o los de Uber, red de transporte que pone en contacto a particulares, con el gremio de los taxistas en nuestro país (como en otros de Europa); un conflicto que no pinta bien para este último, pues todo apunta a que la actuación de Bruselas irá en la línea de la desregulación del sector, según ha informado Libremercado.com.
A pesar de todo, los expertos vaticinan que la economía colaborativa seguirá creciendo dentro de nuestras fronteras. Por ejemplo, en una entrevista con ABC, el country manager de Uber en España, Carles Lloret, ha destacado que el mercado español “está interesado en consumir de formas distintas a las convencionales”. En definitiva, también en nuestro país, el ciudadano se está transformando, a través de la tecnología, en productor de bienes y servicios, y no en un mero usuario de ellos.
A nivel mundial, los grandes números hablan por sí solos. Según la consultora PWC, una de las firmas de servicios profesionales más importantes y prestigiosas del mundo, en 2025 la economía colaborativa tendrá un mercado global con un potencial de 335.000 millones de dólares (296.000 millones de euros). En la actualidad dicho mercado ronda los 26.000 millones de dólares (unos 23.000 millones de euros).
Así que sí, en España se practica la economía colaborativa. Y no solo porque contamos con las tecnologías necesarias para el desarrollo de esta nueva tendencia, sino también porque la crisis ha ayudado a afinar el ingenio (evidentemente, es más barato compartir que adquirir).
Pero, sobre todo, parece que la cosa se extiende en especial en Barcelona. Como ya hemos hablado en Tendencias21 , la ciudad condal acoge los próximos días 19, 20 y 21 de noviembre el primer evento profesional sobre economía colaborativa.
Su organización correrá a cargo de OuiShare, una organización sin ánimo de lucro fundada en 2012 en París, cuyo objetivo es crear comunidad, generar conocimiento y proyectos alrededor de la economía colaborativa; y contará con el apoyo de Barcelona Activa Área de Economía, Empresa y Ocupación del Ayuntamiento de Barcelona.
Pero, además, Barcelona tiene una gran vinculación con la economía colaborativa, pues en ella se han desarrollado ya proyectos como Bicing, considerado por el Transportations and Development Policy (ITDP) como el mejor programa de bicicleta compartida del mundo; Knok, empresa local para el intercambio de casas y pisos entre particulares o Kantox, una empresa de crowfunding nacida en Barcelona que ha sido capaz de movilizar 6,4 millones de Euros en inversión, por mencionar solo unos cuantos ejemplos que aparecen recogidos en la web de Ouishare.
A pesar del escollo de la legislación
En este contexto de desarrollo de la economía colaborativa en España, nos encontramos con un escollo: el ajuste de los nuevos proyectos en un contexto de funcionamiento económico más tradicional.
En este sentido, ya han surgido varios problemas, como los de Aribnb (plataforma de alquileres) con el sector turístico) o los de Uber, red de transporte que pone en contacto a particulares, con el gremio de los taxistas en nuestro país (como en otros de Europa); un conflicto que no pinta bien para este último, pues todo apunta a que la actuación de Bruselas irá en la línea de la desregulación del sector, según ha informado Libremercado.com.
A pesar de todo, los expertos vaticinan que la economía colaborativa seguirá creciendo dentro de nuestras fronteras. Por ejemplo, en una entrevista con ABC, el country manager de Uber en España, Carles Lloret, ha destacado que el mercado español “está interesado en consumir de formas distintas a las convencionales”. En definitiva, también en nuestro país, el ciudadano se está transformando, a través de la tecnología, en productor de bienes y servicios, y no en un mero usuario de ellos.
A nivel mundial, los grandes números hablan por sí solos. Según la consultora PWC, una de las firmas de servicios profesionales más importantes y prestigiosas del mundo, en 2025 la economía colaborativa tendrá un mercado global con un potencial de 335.000 millones de dólares (296.000 millones de euros). En la actualidad dicho mercado ronda los 26.000 millones de dólares (unos 23.000 millones de euros).