Es necesario trascender las barreras académicas a la investigación

Las universidades deben favorecer el transito de lo fragmentario a lo integrado


La Universidad española no sólo no ha favorecido la inter ni la intradisciplinariedad, sino que sistemáticamente ha compartimentado el conocimiento en parcelas académicas cada vez mas diminutas. Tres recomendaciones se imponen: Rechazar enérgicamente la idea de que toda causalidad es mecánica y de que no hay nada en el Universo que no se pueda calcular de forma matemática. Hacer valer el lado no matematizable del ser humano. Y que nuestras autoridades académicas entiendan que los fenómenos de los que nos ocupamos los comunicadores son del mismo orden de los que se ocupa la ciencia natural. Por Rafael Alberto Pérez.


Eduardo Martínez
05/12/2004

Centro de Medios de Ginebra
El presente texto lo he escrito como un homenaje a Henri Bergson y a Edgard Morin, dos de los autores que más y mejor han influido en mí. Y también como un ruego respetuoso, pero enérgico, a nuestras autoridades académicas, para que recapaciten sobre el daño que algunas de sus políticas pueden producir en las nuevas generaciones de investigadores.

En vez de hablar del pasado: el largo camino ya andado por nuestros investigadores, hablaré del futuro: lo que queda por andar. Y en vez de hablar de la gran aportación ya realizada, expondré los grandes obstáculos que los investigadores españoles hemos de superar para que en el futuro esa aportación sea fiel reflejo de nuestro verdadero potencial investigador y no el pobre resultado de políticas mediocres y sesgadas. Para ello he organizado mi exposición en tres enunciados de los que se derivan otros tantos obstáculos o barreras.

ENUNCIADO 1: LA COMUNICACIÓN NO ES COMPREHENSIBLE DESDE
LAS CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN: REQUIERE UN ESTUDIO TRANSDICISPLINAR



La hiperespecialización impide ver lo global (que fragmenta en parcelas),así como lo esencial (que disuelve). Del mismo modo, la partición de las disciplinas hace imposible captar “lo que está tejido junto”, es decir lo complejo… Edgard Morin


La comunicación humana es una capacidad/actividad tan altamente compleja que, por su propia naturaleza, implica el carácter interdisciplinario (como ya en su día nos hizo ver Frank E. X. Dance, 1973). Esta convergencia de diversas disciplinas científicas sobre el fenómeno comunicativo, no debería ser para el joven investigador un dato baladí.

Se da la circunstancia que el científico que mejor supo explicar la íntima conexión entre la comunicación y el pensamiento humano fue un psicólogo: Vigotski. El que terminó de ubicarla entre el cuerpo y la mente un neurofisiólogo, el portugués Damasio, y su “Error de Descartes”.

El que primero nos aportó su primera formulación/definición científica, un matemático: Shanon. El que mejor relacionó comunicación y herencia cultural, un físico: Korzybski, el padre de la semántica General; el primero que relacionó comunicación con reglas sociales, un antropólogo: Huizinga y su homo ludes; el segundo, un filósofo analítico: Wittgenstein, y sus juegos de lenguaje.

El que mejor ha relacionado comunicación, cultura y humanidad un filósofo e historiador, Cassirer el padre del homo simbolicus. El que mejor ha relacionado comunicación con evolución y conocimiento, un neurobiólogo, el chileno Maturana, el padre de la biología del conocimiento.

La conclusión es bastante elemental: o bien la comunicación no es cosa de comunicadores o bien esos comunicadores necesitan trabajar intradisciplinarmente integrando en su visión unificada las diferentes ciencias y disciplinas que aportan lecturas complementarias de ese milagro biológico que llamamos comunicación.

OBSTÁCULO 1: LA FRAGMENTACIÓN DEL CONOCIMIENTO

Ante esa necesidad de transdisciplinariedad, ¿a qué escenario se enfrenta hoy el investigador en comunicación? La respuesta es: A un escenario académico de la más absoluta fragmentación.

¿Qué papel ha jugado la Universidad en ese proceso? La respuesta también aquí es contundente: No sólo no ha favorecido la inter ni la intra—disciplinariedad, sino que sistemáticamente ha puesto tabiques al campo (quiero decir Facultades, títulos y muros) compartimentado el conocimiento en parcelas académicas cada vez mas diminutas. Algo comprensible en términos históricos, pues es parte de la herencia del viejo paradigma cartesiano, pero ¿Por cuanto tiempo vamos a seguir ahondando esa brecha?

Volvamos a nuestro campo concreto: la comunicación ¿Alguien sabe cuántas carreras y ramas diferentes estudian la comunicación en España? Y lo peor no es eso, lo peor es que sus investigadores y docentes parecen haber renunciado a cualquier intercambio, ignorándose unos a otros: “Lo mío es la retórica, hablemos de Perelman”; “Lo mío son las Relaciones Públicas, has leído el último libro de Al Ries? Ah, ¿Pero, acaso detrás de esas pequeñas parcelas y de esos reinos de Taifas no está la misma y única COMUNICACIÓN con mayúsculas…?

Este discurso tiene mejores paladines en Edgard Morin, Joël de Rosnay, Fritjof Capra y, entre nosotros, José Luis Pinillos. Lo que quiero subrayar es que los futuros investigadores que realmente aspiren a avanzar en la comprensión y explicación de la comunicación humana- incluso aquellos que trabajen en sus áreas más instrumentales y aplicadas, como pueda ser la publicidad- no van a tener otra opción que superar este grave obstáculo de la fragmentación del conocimiento.

CONCLUSIONES I

Aquellos que pretendan ampararse en la especialización- o lo que es lo mismo, en ser el Rey de uno de los muchos Reinos de Taifas- están avocados al más absoluto de los fracasos. Y que, en cambio, aquellos otros que sepan integrar la herencia todavía dispersa de la gran revolución científica del siglo XX en una visión unificada de la comunicación, se verán claramente recompensados.

Y si esto fuese así, y pienso que lo es: ¿Podrían nuestras Autoridades Académicas intentar desarrollar políticas orientadas a favorecer este transito de lo fragmentario a lo integrado?


ENUNCIADO 2: SI EL SER HUMANO NO ES MATEMATIZABLE, LOS COMUNICADORES NO TENEMOS POR QUÉ EXPLICARLO AL MODO GEOMÉTRICO, NI PEDIR DISCULPAS POR NO HACERLO


La ciencia moderna es hija de las matemáticas (...) tiende a lo matemático como a un ideal; se propone esencialmente medir (…) pero es propio de las cosas del espíritu no prestarse a la medida. Henri Bergson


En los últimos años ha prosperado la tesis de que el Universo tiene una estructura profundamente matemática, explicable a partir de una billonésima de segundo después del Bing Bang, mediante unos pocos números y leyes matemáticas, que algunos autores (Rowan-Robison, 2002) reducen a 9 y otros incluso a menos.

Es importante precisar aquí- para que luego se me entienda- que la “ley”, en el sentido moderno del término, es la expresión de una relación constante entre magnitudes que varían, de ahí la importancia que la “medida” tiene en las ciencias positivas.

Algunos expertos acuden al mismo tipo de leyes físico-químico-matemáticas para explicarnos el salto de lo físico a la vida, y la mayoría nos dice que los seres vivientes siguen filogénica y ontogénicamente programas genéticos escritos en lenguajes bio-matemáticos.

Eso si, todos coinciden en que la vida implica creación (Bergson), ruido (von Foester), autopoiesis (Maturana y Varela) y decisión (Morin). En un mundo en el que todo lo demás está determinado, con la vida aparece “una zona de indeterminación”. Allí donde las interacciones entre las aplicaciones del programa genético y los condicionantes del entorno exigen nuevas repuestas, se abre para los seres vivientes un margen de maniobra.

Ahora bien, aunque esa “zona de indeterminación y libertad” aumenta en la medida en que se avanza en la filogénesis, lo cierto es que en todo lo que podríamos llamar “vida animal” y “mundo animal” ese margen de maniobra es muy escaso. Y lo es básicamente por tres razones:

1. Los animales se comunican mediante códigos cerrados de señales (cuanto mas unívocas mas seguras. Pero menos ruido implica menos aleatoreidad, y eso reduce la posibilidad de nuevas conexiones creativas).

2. La realidad, su realidad, es monosémica (la única que transmiten los sistemas perceptivos)

3. Los animales deciden (en base a sus genes y a su memoria) pero no eligen (para elegir hay que visionar primero distintas alternativas y evaluar después las consecuencias futuras de dichas acciones/estrategias y los animales carecen de esa visión prospectiva)

Cuando llegamos al ser humano se produce una ruptura, un salto cualitativo (nunca mejor dicho). Y ese salto se produce precisamente porque el ser humano es el único ser vivo en que conviven dos tipos distintos de lenguajes: uno de señales (cerradas) que a partir de la combinatoria de 4 letras dirige genética y autónomamente su biología y que como tal es descriptible y predecible; y otro de signos (abiertos) que permite al ser humano viajar lejos de los caminos de su programa genético y le convierte en un gran interprete que crea sus propios símbolos y usa la connotación para extraer sentido de una realidad polisémica y el ruido para generar significación propia (Korzybski, 1933).

Como nos ha dicho sabiamente Steiner (1980) recordando a Jakobson: “El hombre se ha emancipado mediante la palabra de la coartación absoluta de lo orgánico. El lenguaje es creación incesante de mundos paralelos alternos”

Es este segundo lenguaje (en parte individual (1), básicamente cultural y siempre incierto) unido a una emergente capacidad prospectiva, el que permite al hombre no ya decidir sino elegir entre alternativas de acción (estrategias) y así salir de la circularidad de la vida meramente animal y acumular conocimiento ( time binding ) .

Es este segundo lenguaje el que convierte al hombre es ese animal bifurcado, que, como dicen mis alumnos, se “monta su propia película”. No hace falta decir que al mismo tiempo que el ser humano ha ido incrementando su “zona de indeterminación y libertad” incrementaba también su imprevisibilidad y la incertidumbre generada por sus acciones/reacciones.

Investigación
OBSTÁCULO 2: LA SUPREMACÍA DE LAS CIENCIAS DURAS Y LA SOBERBIA DE SUS CIENTÍFICOS

Se podría pensar que este discurso es más bien un excurso que se aleja del tema de la comunicación. Pero si el lector es investigador en el campo de la comunicación, este discurso le va a afectar muchor por dos razones de peso:

1) El físico, el químico, el neurofisiólogo, etc. pueden presumir de estudiar al ser humano “científicamente” es decir con la precisión descriptiva y predictiva que exigía a la ciencia el paradigma cartesianonewtoniano. Y lo pueden describir así precisamente porque la “realidad humana” que ellos estudian es la que sigue las leyes de la naturaleza, es la escrita al modo geométrico en lenguaje bio-matemático.

El comunicador, en cambio, no puede llegar a esa precisión descriptiva/predictiva y no puede porque ha introducido en su campo de estudio el lado oscuro, impredecible, del ser humano, escrito con lenguajes ambiguos y polisémicos, por ello tiene que contentarse como mucho con aproximaciones probabilísticas. Nuestra ciencia no solo es blanda, es esencialmente insegura.

2) Las reglas del juego la ponen los científicos duros, y los científicos duros y desprecian, o peor aún, ningunéan a los científicos blandos pues piensan que nuestras teorías no pasan- en el mejor de los casos- de un estado de hipótesis coherentes, pero ciertamente indemostrables.

Y ese es el principal problema que se van a encontrar los comunicadores cuando vayan a pedir que las Autoridades Académicas les evalúen como investigadores, que puntúen sus “sexenios”: van a ser juzgados por Tribunales de Evaluación que aplican criterios concebidos para las ciencias duras. Y, a mayor INRI, en esos tribunales apenas hay expertos de nuestro campo, capaces sino de ayudarnos o al menos de entendernos. Un simple dato nos refleja la pintura entera: La ANECA no ha concedido para el año académico 2004/5 el valor calidad a ninguno de los programas de doctorado del área de comunicación en toda España.


CONCLUSIONES 2:

Para superar este obstáculo sólo tres breves recomendaciones:

1) Rechazar enérgicamente la idea de que toda causalidad es mecánica y de que no hay nada en el Universo que no se pueda calcular de forma matemática.

2) Hacer valer nuestros argumentos: Es precisamente el lado no matematizable del ser humano- el que nosotros trabajamos- el que lo ha hecho humano. Lo que los científicos duros silencian es que- a costa de ser exactos ellos- NO estudian al ser humano en cuanto tal sino tan solo algunas facetas parciales debidamente diseccionadas. Estudian sus componentes, si se me permite la expresión. En cambio el comunicador- pecando de ser inexacto- SI que aporta explicaciones del ser humano holística y sistémicamente considerado (total apreciation system).

3) Finalmente, la expresión de un deseo: me gustaría que nuestras autoridades académicas entiendan de una vez por todas, que los fenómenos de los que nos ocupamos los comunicadores son del mismo orden de los que se ocupa la ciencia natural, pero que en cambio los métodos que seguimos no tienen por que coincidir con los de las ciencias naturales y en consecuencia nuestros resultados no pueden evaluarse con los mismos criterios.


ENUNCIADO 3: LA INVESTIGACIÓN, UNA AVENTURA DEL ESPIRITU


Platón ya había señalado como condición indispensable de toda enseñanza: el eros, que es a la vez deseo, placer y amor Edgard Morin


Quiero reivindicar hoy aquí la investigación como una de las grandes aventuras del espíritu. Una aventura que como tal implica dejar atrás toda seguridad y salirse de las rutas predeterminadas para penetrar en los espacios de lo incierto y lo desconocido. Una aventura que- como nos enseñó Bergson- se apoya en el “método intuitivo”, consistente en (a) Limpiar la mente de prejuicios e ideas preconcebidas y en romper con los hábitos intelectuales adquiridos; (b) Recopilar los datos que componen los contornos científicos del problema, y luego (c) Prescindir de ellos como simples conocimientos par intentar sumergirse en la realidad aludida para “verla” y “vivirla “desde dentro.

OBSTÁCULO 3: LA CARRERA CURRICULAR

Frente a esta idea se alza como un muro el enfoque curricular, hoy en boga, según el cual los futuros investigadores han de seguir determinados protocolos y hacer determinados actos rituales, tales como presentar comunicaciones en Congresos, y publicar artículos en revistas científicas de determinados índices.

Es muy posible que muchos de los lectores hayan ya iniciado esa carrera de méritos y es posible que un día lleguen y consigan habilitarse, pero deben saber que:

1) En ese sistema nada importa lo que se dice sino donde se dice/publica. Nadie te lee ni te escucha, y te puntúan matemáticamente en función del soporte y del protocolo.

2) Nadie incentiva y estimula la innovación, sencillamente porque la innovación es hija de la heterodoxia y en la carrera curricular no se bebe molestar y menos ofender a los maestros

3) Aunque nuestro futuro como investigadores depende, en gran medida, de publicar en las revistas científicas de reconocido prestigio, no debemos ignorar que este sistema está siendo cuestionado y que recientemente se han levantado voces que ponen en entredicho tanto el papel de dichas publicaciones (al presentarlas como “negocios” y “gate beepers” que dificultan mas que facilitan el acceso de públicos interesados a los avances de la investigación científica), y que cuestionan la limpieza y transparencia en la realidad de su sistema de aceptación de artículos (2)

CONCLUSIONES III

“La mate porque era mía” piensan los maltratadotes, dice la copla y debe ser la filosofía de nuestras Autoridades Académicas porque no hay mejor manera de matar la investigación científica- en comunicación y en cualquier otro campo- que hacerla ritual y aburrida, como no hay mejor manera de revitalizarla que potenciando la innovación y la heterodoxia.

Pero somos un pueblo creativo capaz de aportar grandes páginas de gloria a la ciencia, y no nos merecemos que nos encierren en el corralito. La receta es relativamente fácil y consiste en:

1) Apostar mas por generar ambientes y espacios de innovación y de interacción creativa interdisciplinar, que por dar cumplimiento a las hojas de ruta.

2) Que nuestros evaluadores a la hora de juzgar nuestros sexenios, se tomen las molestia de leerse los trabajos y los juzguen en razón de sus méritos propios, en vez de puntuar mecánicamente en base a la calidad de los soportes.

3) Y finalmente, colaborar mas con las empresas privadas acercando la Universidad a la Empresa y reconociendo en su justo valor (en vez de ignorarlas) las investigaciones empíricas que los investigadores académicos hacemos en el campo de lo privado

CONCLUSIONES FINALES

Pienso que al identificar un problema se abre la puerta para su solución y yo acabo de poner sobre el tapete tres obstáculos que complican nuestro futuro de investigadores: la fragmentación del conocimiento; la supremacía de las ciencias duras y la carrera curricular. Sin duda, es mi visión personal de esta cuestión, pero me gustaría pensar que no soy una voz en el desierto. Lo importante es que estamos a tiempo de rectificar.


Rafael Alberto Pérez, profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, es Presidente del Foro Iberoamericano Sobre Estrategias de Comunicación ( FISEC y miembro del Consejo Editorial de Tendencias Científicas. Este texto es una adaptación de su intervención ante el VI Foro Universitario de Investigación en Comunicación, celebrado en Madrid en noviembre de 2004. Se reproduce con autorización del autor.



Referencias:

(1) Recuérdese el “idiolecto” de George Steiner

(2) Sobre esta polémica véase:

Declaración de Berlin

Budapest Open access initiative

Building a Public Library of Science

Más enlaces de interés



Bibliografía:

ALBERTO PÉREZ, A.: Estrategias de Comunicación, Ariel, Barcelona, 2001

BERGSON, H.:

- La energía espiritual, 1919 , Edicición española, Espasa Calpe, Madrid, 1982
- Conferencia Huxley, Pronunciada en la Universidad de Birminham, 1911
- Conferencia dada en la Society for psychical Research, 1913
- Conferencia pronunciada en la Residencia de Estudiantes de Madrid, 1916

DANCE, F. Teoría de la Comunicación Humana. Edit. Troquel. Buenos Aires. 1.973

MORIN, E.:

- El método, Ediciones Cátedra, 1988
- Introducción al pensamiento complejo, 1994
- Sobre la interdisciplinariedad, 1995
- La mente bien ordenada, Seix Barral, Barcelona, 2003

KORZYBSKI, A.: Science and Sanity: An introduction to Non-Aristotelian systems an general Semantics, Library Publishing Company, Nueva York, 1933

ROWAN-ROBINSON, M.: Los nueve números del cosmos, en La Mirada de la Ciencia, Editorial Complutense, Madrid, 2002

STEINER, G.: Después de Babel, Fondo de cultura económica,1980




Eduardo Martínez
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