Enseñar es una habilidad innata en el ser humano

Novedoso estudio sobre los Aka, uno de los últimos pueblos cazadores-recolectores del mundo


Un novedoso estudio sobre los Aka, uno de los últimos pueblos cazadores-recolectores del mundo, apunta a que la enseñanza forma parte del genoma humano. Lo que enseñan y como lo enseñan estas personas ofrece una nueva visión de lo que somos y también de cómo podríamos enseñar y aprender mejor. La investigación ha aparecido publicada en ‘Royal Society Open Science’.


Redacción T21
11/02/2016

Fuente: Pixabay.
Hace unos 40 años, un antropólogo de la Washington State University de EEUU llamado Barry Hewlett notó que cuando los pigmeos Aka se paraban a descansar en medio de sus cacerías, los padres daban a sus bebés pequeñas hachas, palos y cuchillos.

Para los padres del mundo desarrollado, esto podría ser entendido como una irresponsabilidad. Pero en todos sus años de investigación, Hewlett nunca vio que un bebé Aka se cortase. Para el antropólogo, en cambio, la actitud de los padres Aka es una forma de enseñanza, una actividad que la mayoría de los investigadores (de antropólogos a psicólogos o biólogos) suelen considerar “rara” en este tipo de culturas a pequeña escala.

Ahora, Hewlett ha completado un pequeño pero novedoso estudio sobre los Aka, en el que ha llegado a la siguiente conclusión: La enseñanza es parte del genoma humano.

"Es parte de nuestra naturaleza", afirma Hewlett, profesor de antropología de la WSU. "Obviamente, la enseñanza, tal y como existe en la educación formal es diferente a la enseñanza presente en los grupos pequeños con los que he trabajado”, pero para el antropólogo sí existe esta actividad.

El juego como escuela

El pueblo de los Aka es uno de los últimos pueblos cazadores-recolectores que quedan en el mundo, pero su forma de vida representa el 99% de la historia humana. Por eso, qué enseñan estas personas y cómo lo enseñan ofrece una nueva visión del aprendizaje y la enseñanza en nuestra especie.

Claramente, los Aka no son hiperpadres o padres helicóptero que se estremezcan ante la idea de dar objetos afilados a cualquier niño de menos de un año. Por el contrario, dan un alto valor a la autonomía individual, además de a la colaboración y a la igualdad, así que no son propensos a intervenir en el comportamiento de otros. Según su cosmovisión, "no se debe coaccionar o decir a los demás lo que deben hacer, ni siquiera a los niños," explica Hewlett.

Tras mostrar a antropólogos socioculturales cómo los niños Aka manejaban sus herramientas, los primeros dijeron a Hewlett que los niños “solo estaban jugando”.  Para el investigador, esa no era la razón de su uso de las herramientas: sus juegos eran un medio para el aprendizaje. Este hecho, en su opinión, señala que “la enseñanza es parte de la naturaleza humana".

La pedagogía natural
 
Antes de su investigación, Hewlett se sentía particularmente intrigado por el pensamiento de algunos psicólogos cognitivos, como Gyorgy Gergely, sobre la enseñanza como actividad universal.

Gergely, por ejemplo, ha descrito una forma innata de enseñanza llamada "pedagogía natural", que consiste en que los niños, desde un principio, reaccionan con gran sensibilidad a señales que les indican la importancia de una información y utilizan esas claves para imitar comportamientos o aprender acerca de los objetos nuevos.

"Es importante recordar que, cognitivamente, la enseñanza se produce tanto en el maestro como en el niño," señala Hewlett. "El niño necesita saber que estas señales particulares significan algo y el maestro debe saber cómo utilizar dichas señales para llamar la atención sobre el conocimiento que puede no estar claro para el alumno. Es una evolución conjunta, en el sentido de que están aprendiendo tanto el niño como el profesor".

Familia de pigmeos Aka de la República Democrática del Congo. Fuente: Wikipedia.
Situaciones de enseñanza

Hewlett grabó a cinco niños y a cinco niñas de 12 a 14 meses, durante una hora cada uno, por lo general en un entorno natural o cercano al campamento de los Aka. Le hubiera gustado grabar más, pero por la guerra civil de la República Centroafricana lo hizo imposible.

Más tarde, Hewlett y sus colaboradores codificaron el comportamiento grabado de los niños y de los adultos, para identificar los momentos exactos en que estos modificaban su comportamiento para mejorar el aprendizaje de los niños.

Así detectaron y documentaron 169 situaciones de enseñanza. Casi la mitad de estas situaciones duró menos de tres segundos, pero en ellas los maestros daban respuestas positivas y negativas, mostraban  acciones, señalaban y daban instrucciones verbales, y generaban la oportunidad de practicar, por ejemplo, dando un palo para cavar.

Hewlett afirma que se sorprendió al ver la frecuencia con la que los Aka enseñaban a sus bebés. Más del 40% del tiempo, los niños estaban probando las habilidades que se les mostraban. De media, dedicaban menos de cuatro minutos a la enseñanza, y practicaban sus habilidades durante más de nueve minutos.

Autonomía y motivación

Las intervenciones de enseñanza fueron breves y sutiles, y Hewlett llegó a apreciar el valor de dejar que el niño aprenda lo más posible por sí solo. "Sabemos que aprender puede ser algo muy rápido cuando se está motivado. Cuando eliminas la autonomía del niño, eso afecta a su motivación”, explica el investigador.

Esta técnica le da al niño más opciones y sirve como alternativa a los “padres helicóptero” que se ciernen sobre su bebé y dicen, "ve a hacer esto, ve a hacer aquello, necesitas hacer esto, es necesario que hagas eso (…) De esta manera, (la enseñanza) se hace en otra dirección, la de proporcionar asesoramiento aquí o allí, sin tener todas las respuestas correctas dispuestas para el hijo”, concluye Hewlett.

Referencia bibliográfica:

Barry S. Hewlett, Casey J. Roulette. Teaching in hunter–gatherer infancy. Royal Society Open Science (2016). DOI: 10.1098/rsos.150403.
 
 



Redacción T21
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