Encuentran un nuevo dinosaurio parecido a un ave: el 'pollo del infierno'

Tenía pico pero no dientes, una cresta sobre la cabeza, manos con grandes garras y un abanico de plumas en la cola


Investigadores estadounidenses han descubierto un nuevo dinosaurio parecido a un ave al que han denominado 'pollo del infierno', porque fue encontrado en una formación geológica de Dakota del Norte y del Sur llamada Hell Creek, "Arroyo del Infierno". La nueva especie tenía pico, pero no dientes, una cresta sobre su cabeza, brazos largos, manos con grandes garras y en forma de hoz, y patas traseras tan largas como su cola, que terminaba en un pequeño abanico de plumas.


SINC/T21
20/03/2014

Ilustración de “Anzu wyliei” que muestra varias características anatómicas llamativas de este gran dinosaurio emplumado. Imagen: Mark Klingler, Museo Carnegie de Historia Natural. Fuente: SINC.
Un equipo de investigadores del Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian (Washington D.C.), el Museo Carnegie de Historia Natural (Pittsburgh, Pensilvania) y la Universidad de Utah (EE UU) describen en la revista PLOS ONE un dinosaurio parecido a un ave hasta ahora desconocido para la ciencia.

Este nuevo ejemplar se asemeja a una mezcla entre un emú moderno (Dromaius novaehollandiae) y un reptil. La nueva especie (Anzu wyliei) vivió hace entre 68 y 66 millones de años y fue identificada a partir de tres esqueletos parciales recogidos en yacimientos del Cretácico Superior en Dakota del Norte y del Sur.

“Hemos llamado a este nuevo dinosaurio pollo del infierno porque se parecía a un ave y se encontró en una formación geológica denominada Formación Hell Creek, Arroyo del Infierno”, declara a Sinc Hans Sues, investigador del departamento de paleobiología del Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsonian y coautor del estudio.

La especie pertenece a los oviraptorosaurias, un grupo de dinosaurios conocidos en su mayoría a partir de fósiles encontrados en Asia Central y Oriental. "Estoy muy entusiasmada con este descubrimiento porque Anzu es el mayor oviraptorosauria encontrado en América del Norte", afirma Emma Schachner, de la Universidad de Utah. “Poner nombre a un dinosaurio", añade, "es una de esas cosas en las que he querido participar desde que era una niña”.

Los fósiles de Anzu proporcionan, por primera vez, una imagen detallada de la anatomía, la biología y las relaciones evolutivas de los oviraptorosauria norteamericanos.

Sues apunta: “Es de la familia de los caenagnathidae y parece un cruce entre un ave no voladora y un reptil. Tenían pico, pero no dientes, una cresta sobre su cabeza, brazos largos, manos con grandes garras y en forma de hoz, y sus piernas traseras también eran largas como su cola, que terminaba en un pequeño abanico de plumas”.

Un dinosaurio omnívoro y veloz

El animal era demasiado grande como para volar. Los investigadores estiman que tenía un peso de 500 libras (226 kg) pero dicen no estar seguros de su dieta. “Tenía pico", explica el investigador, "pero la forma en la que está construido su cráneo sugiere que se alimentaba tanto de animales como de plantas. Además, era un corredor rápido, según indican las proporciones de las patas traseras”.

Los tres fósiles encontrados establecen la presencia de este extraño y desconocido animal en América del Norte antes de la extinción de los últimos dinosaurios. Están custodiados en la actualidad por el Museo Carnegie de Historia Natural en Pittsburgh.

La formación Hell Creek, conocida por el hallazgo de abundantes fósiles de Tyrannosaurus rex y Triceratops, lleva estudiándose intensamente durante más de cien años. "Y todavía estamos encontrando ejemplares fenomenales", dice Kirk Johnson, director del museo. "Estamos muy contentos y honrados de seguir compartiendo nuestra colección de descubrimientos de fósiles con nuestros visitantes”, subraya.

Referencia bibliográfica:

Matthew C. Lamanna, Hans-Dieter Sues, Emma R. Schachner, Tyler R. Lyson. A New Large-Bodied Oviraptorosaurian Theropod Dinosaur from the Latest Cretaceous of Western North America. PLOS ONE (2014). DOI: 10.1371/journal.pone.0092022.



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