Imagen de Christopher Hall. PhotoXpress.
En junio de 2013, Edward Snowden, antiguo empleado de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de EEUU) y de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) hizo públicos, a través de los periódicos The Guardian y The Washington Post , documentos clasificados como alto secreto sobre varios programas de la NSA, incluyendo los programas de vigilancia masiva de población civil.
Estas filtraciones, por las que Snowden tuvo que huir de su país, supusieron para los medios de comunicación que las publicaron el Premio Pulitzer en 2014, un prestigioso galardón que se concede por logros en el periodismo impreso y en línea.
Aunque Snowden no tenía ninguna intención de ocultar su identidad, las consecuencias que para él tuvo el hecho de que sus filtraciones salieran publicadas, planteó cuestiones sobre la eficacia con que las agencias de noticias y medios de comunicación pueden proteger a sus fuentes anónimas y la información sensible, en una época en que el flujo de información es constante.
Periodistas ‘descuidados’
Ahora, un nuevo estudio de la Universidad de Washington (EEUU) y de investigadores de la Universidad de Columbia, y que se presentará el próximo mes en el Simposio USENIX 24a (sobre seguridad en sistemas y redes computacionales) ha sondeado los hábitos de seguridad informática de 15 periodistas a través de dos continentes y ha encontrado una serie de deficiencias de seguridad en sus herramientas y soluciones tecnológicas.
Para empezar, ha hallado que en general los periodistas no usan herramientas de seguridad informática porque estas pueden introducir obstáculos para la recopilación de información.
Además, los profesionales de la comunicación emplean soluciones inadecuadas (en lo que a seguridad se refiere) para tareas básicas -como la transcripción de entrevistas-, sin tener en cuenta los riesgos potenciales de la computación en nube y otras prácticas comunes.
Así, "si se utiliza el iPhone para pasar un mensaje de voz a texto y traducirlo, por ejemplo, esa información es enviada a Apple. Así que, si se graba una conversación sensible, hay que confiar en que Apple no esté en connivencia con un adversario o que la seguridad de Apple sea lo suficientemente buena como para que esa información nunca vaya a estar en peligro", explica Franziska Roesner, una de las autoras de la investigación, en un comunicado emitido por la UW.
Otros “fallos” que cometían los periodistas estudiados (de EEUU y Francia) fueron fotografiar documentos sensibles con un iPad o utilizar servicios en la nube como Google Drive o Dropbox para almacenar y compartir información.
Estas filtraciones, por las que Snowden tuvo que huir de su país, supusieron para los medios de comunicación que las publicaron el Premio Pulitzer en 2014, un prestigioso galardón que se concede por logros en el periodismo impreso y en línea.
Aunque Snowden no tenía ninguna intención de ocultar su identidad, las consecuencias que para él tuvo el hecho de que sus filtraciones salieran publicadas, planteó cuestiones sobre la eficacia con que las agencias de noticias y medios de comunicación pueden proteger a sus fuentes anónimas y la información sensible, en una época en que el flujo de información es constante.
Periodistas ‘descuidados’
Ahora, un nuevo estudio de la Universidad de Washington (EEUU) y de investigadores de la Universidad de Columbia, y que se presentará el próximo mes en el Simposio USENIX 24a (sobre seguridad en sistemas y redes computacionales) ha sondeado los hábitos de seguridad informática de 15 periodistas a través de dos continentes y ha encontrado una serie de deficiencias de seguridad en sus herramientas y soluciones tecnológicas.
Para empezar, ha hallado que en general los periodistas no usan herramientas de seguridad informática porque estas pueden introducir obstáculos para la recopilación de información.
Además, los profesionales de la comunicación emplean soluciones inadecuadas (en lo que a seguridad se refiere) para tareas básicas -como la transcripción de entrevistas-, sin tener en cuenta los riesgos potenciales de la computación en nube y otras prácticas comunes.
Así, "si se utiliza el iPhone para pasar un mensaje de voz a texto y traducirlo, por ejemplo, esa información es enviada a Apple. Así que, si se graba una conversación sensible, hay que confiar en que Apple no esté en connivencia con un adversario o que la seguridad de Apple sea lo suficientemente buena como para que esa información nunca vaya a estar en peligro", explica Franziska Roesner, una de las autoras de la investigación, en un comunicado emitido por la UW.
Otros “fallos” que cometían los periodistas estudiados (de EEUU y Francia) fueron fotografiar documentos sensibles con un iPad o utilizar servicios en la nube como Google Drive o Dropbox para almacenar y compartir información.
Nuevas soluciones técnicas
Por otro lado, el estudio señala que las herramientas de seguridad existentes pueden ser incompatibles con el proceso periodístico de una manera u otra (por limitar el acceso a información) y por tanto se necesitan nuevas soluciones tecnológicas que permitan a los periodistas acceder a la información al tiempo que protegen a sus fuentes.
Estas soluciones –que deberían estar diseñadas específicamente para periodistas- ayudarían a reconstruir la confianza de estas, dinamitada por casos como el de Snowden.
El presente estudio y sus sugerencias se enmarcan en un contexto de cambio en la forma de trabajar de los periodistas. Por ejemplo, en los últimos años, y tal como se ha revelado en informes como la "2010 PRWeek/PR Newswire Media Survey", se han producido importantes incrementos en el uso de las redes sociales por parte de periodistas.
Factores como una mayor carga laboral, tiempos de entrega más cortos y una fuerte competencia están llevando a los profesionales del sector a hacer un mayor uso de las oportunidades que ofrece la tendencia social de Internet y las nuevas tecnologías de comunicación. Pero estas y la Red de redes no dejan de ser un espacio abierto y, como tal, expuesto al intrusismo.
Por otro lado, el estudio señala que las herramientas de seguridad existentes pueden ser incompatibles con el proceso periodístico de una manera u otra (por limitar el acceso a información) y por tanto se necesitan nuevas soluciones tecnológicas que permitan a los periodistas acceder a la información al tiempo que protegen a sus fuentes.
Estas soluciones –que deberían estar diseñadas específicamente para periodistas- ayudarían a reconstruir la confianza de estas, dinamitada por casos como el de Snowden.
El presente estudio y sus sugerencias se enmarcan en un contexto de cambio en la forma de trabajar de los periodistas. Por ejemplo, en los últimos años, y tal como se ha revelado en informes como la "2010 PRWeek/PR Newswire Media Survey", se han producido importantes incrementos en el uso de las redes sociales por parte de periodistas.
Factores como una mayor carga laboral, tiempos de entrega más cortos y una fuerte competencia están llevando a los profesionales del sector a hacer un mayor uso de las oportunidades que ofrece la tendencia social de Internet y las nuevas tecnologías de comunicación. Pero estas y la Red de redes no dejan de ser un espacio abierto y, como tal, expuesto al intrusismo.