Emprendedores sociales: las nuevas formas de evaluar el triunfo empresarial

Las iniciativas de tipo social contribuyen más a alcanzar los objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos por la ONU


¿Son realistas las iniciativas de los emprendedores sociales? ¿Pueden competir con proyectos puramente empresariales? ¿Y colaborar con ellos? Estos fueron algunos de los interrogantes que intentó resolver la conferencia "Social Entrepreneurs as Competitors and Partners in Global Markets" que se celebró el pasado 19 de septiembre en el IESE de Barcelona, en colaboración con la European Academy of Businesss in Society (EABIS). Por Sergio Manaut.


Sergio Manaut
28/10/2005

El objetivo de la conferencia fue discutir las investigaciones de la profesora del IESE, Johanna Mair y del colaborador científico Christian Seelos, quien recientemente se ha unido al Malik Management Center St. Gallen, en torno a la iniciativa social emprendedora.

Según ambos expertos, estas iniciativas "ofrecen modelos innovadores de proveer productos y servicios que atienden a necesidades básicas que no quedan cubiertas por instituciones políticas y económicas". Por ello, remarcan los autores, constituyen una "fórmula ideal para superar las dificultades en los mercados situados en la base de la pirámide (BOP)".

Las investigaciones de Mair y Seelos confirman que las iniciativas de tipo social contribuyen más a alcanzar los objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos por la ONU (como la preservación del medioambiente o la erradicación de la pobreza) que las de empresas convencionales.

Y es que, según estos expertos, "el trabajo en pos de la sostenibilidad social está estrechamente relacionado con el desarrollo económico". Ellos han clasificado tres modelos de colaboración social entre emprendedores y empresas: integrado, simbiótico y complementario.

El modelo integrado: Aurolab-Aravind

Un ejemplo de modelo integrado es el proyecto de cirugía ocular que desarrollan AuroLab (una compañía manufacturera para hacer asequibles las lentes de alta calidad) y el Aravind Eye Hospital (que combina un servicio gratuito a los más pobres y las operaciones de pago para las clases más acomodadas).

El objetivo es tratar al máximo número de pacientes de cataratas, aprovechando la elevada demanda existente en la India pero al menor precio posible. Liderada por David Green, esta iniciativa de "capitalismo compasivo" ha conseguido, en pocos años, llegar a examinar dos millones de pacientes anuales y ofrecer 220.000 operaciones de vista. Aunque el 47% de los pacientes son demasiado pobres para costearse una parte, este innovador modelo de servicio de atención sanitaria, genera un 60% de margen de beneficio, que permite una rápida capacidad de crecimiento y acumulación en otros países.

La simbiosis entre Telenor y GrameenBank

¿Hay mercado para la telefonía móvil en Bangladesh, uno de los países más pobres del planeta? Para ofrecer un servicio de este tipo en el Tercer Mundo es necesario superar el obstáculo de la falta de recursos de más de un 90% de la población.

Telenor lo consiguió aliándose con la entidad de microcréditos GrameenBank. Juntas crearon la empresa GrameenPhone, que ofrece minutos de telefonía móvil a los más desfavorecidos de todo el país en régimen de pequeños préstamos. La puesta en marcha de GrameenPhone ha supuesto la creación de numerosos puestos de trabajo cualificado, que contribuyen a consolidar una clase media bengalí y, a su vez, a generar negocio.

"La base de este modelo", según Christian Seelos, "es la simbiosis entre los recursos de una organización sin ánimo de lucro y las estructuras de una operadora con fines comerciales".

WasteConcern: rentabilizar la cadena de valor

El tercer ejemplo de modelo expuesto durante la conferencia es de tipo complementario. Se trata de la experiencia de otra ONG bengalí, WasteConcern, que ha sido capaz de dar la vuelta al problema del inmenso volumen de residuos que generan ciudades como Dakha, y convertirlo en una oportunidad de negocio.

WasteConcern encontró un mecanismo de recogida de desechos orgánicos que permitía producir abono, manipularlo y posteriormente venderlo. Para ello creó unos servicios de recolección puerta a puerta, instaló plantas de compostaje en la ciudad y ofreció formación y ayuda técnica a la comunidad para que fueran capaces de utilizarla. Por otra parte, encontró un socio, MAP Agro, dispuesto a comprar el compostaje producido por la comunidad, convertirlo en fertilizante y distribuirlo a las zonas rurales.

La necesidad de un desarrollo sostenible

Todas estas iniciativas sociales comparten un paradigma de innovación emprendedor caracterizado por: ser capaz de organizar a los pobres en torno a oportunidades; proveer servicios y productos rentables para todos; utilizar recursos y capacidades de las empresa para dibujar nuevas cadenas de valor; crear las condiciones necesarias para una revolución industrial; y desarrollar capacidades sociales para abrir mercados.

Las investigaciones de estos autores revelan que los emprendedores sociales proveen unos recursos estratégicos puesto que son inauditos, escasos y con unas lógicas distintas (que resisten a la corrupción, por ejemplo), inimitables (difíciles y lentas de replicar, basadas en la confianza) e idiosincráticas (su valor futuro no es obvio y el precio se parece más a una "opción real").

En conclusión, reiteran Mair y Seelos, los emprendedores sociales pueden ayudar a las empresas a formular estrategias globales acordes con sus necesidades de desarrollo sostenible y las de innovación de la sociedad



Sergio Manaut
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