En algún momento de su trayectoria, todo ejecutivo debe resolver el eterno problema de qué empleado asignar a cada puesto de trabajo para que los recursos rindan en su mayor grado de eficiencia y la ecuación resulte en la mayor productividad. Este es el tema que desarrollan Vivek Agrawal, James Manyika y John Richards, consultores de la firma McKinsey, en un estudio reciente que han titulado Matching people and jobs (La combinación de personas y trabajos).
Los consultores afirman que, enfrentadas a la ardua tarea de evaluar las pequeñas variaciones en las preferencias y habilidades de cada empleado para decidir dónde “funcionaría” mejor, muchas veces las compañías abandonan el intento de tomar decisiones racionales y simplemente “adivinan” cómo asignar determinados empleados a determinados trabajos.
Pero al tratar a la gente con destrezas diversas como si fueran un recurso indiferenciado, las empresas están ignorando la posibilidad de marcar ganancias sustanciales en productividad, rentabilidad y desarrollo del personal. Más aún, la utilización más eficaz de la fuerza de trabajo es sólo el inicio: un gerente que quiere que la mejor gente haga el mejor trabajo debe anticiparse a los requerimientos de sus empleados, proporcionando entrenamiento “a medida” de las características de cada persona y de sus objetivos profesionales, así como recompensar contribuciones muy difíciles de medir, tales como el “coaching”.
Por lo tanto no es sorprendente que una aproximación continua y sistemática a colocar la persona correcta en la posición correcta haya sido durante un largo tiempo la búsqueda del Santo Grial para muchas organizaciones.
La aportación de la tecnología
El estudio de McKinsey indica que el cambio vendrá por el lado tecnológico: una nueva generación de herramientas está haciendo posible un enfoque más sofisticado al gerenciamiento de una fuerza laboral grande y distribuída. Herramientas de tiempo real pueden ajustar staffing a variaciones de demanda con gran precisión y rapidez. Las herramientas de planeamiento de la sucesión pueden llegar a los cimientos mismos de una compañía y encontrar recursos escondidos y valiosos. Y muy pronto llegará el software que podrá solucionar los desafíos de sistematizar la asignación gente-trabajo con la mayor efectividad.
Sin embargo, para gozar de los beneficios de la nueva tecnología, los ejecutivos deben comenzar con la vieja y tradicional “visión gerencial”. Específicamente, deben identificar sus grupos pivotales de trabajadores y entender en qué lugar del ciclo de vida del empleado éste va a enfrentarse con las mayores barreras de productividad. El paso siguiente será identificar qué problemas de la fuerza laboral afectan el rendimiento financiero de la empresa, y sólo entonces deberán considerar qué tecnologías aplicar.
En resumen, los consultores de McKinsey sostienen que nos acercamos a una nueva era en la administración del capital humano, en que el valor provendrá de extremar la productividad de los trabajadores y de la innovación de la fuerza laboral; mientras tanto, la infraestructura tecnológica necesaria para diseñar el desarrollo del capital humano está ganando lugar rápidamente. Al lograr la combinación más productiva posible de trabajadores y trabajo, las empresas encontrarán una fuente duradera de ventaja competitiva.
Los consultores afirman que, enfrentadas a la ardua tarea de evaluar las pequeñas variaciones en las preferencias y habilidades de cada empleado para decidir dónde “funcionaría” mejor, muchas veces las compañías abandonan el intento de tomar decisiones racionales y simplemente “adivinan” cómo asignar determinados empleados a determinados trabajos.
Pero al tratar a la gente con destrezas diversas como si fueran un recurso indiferenciado, las empresas están ignorando la posibilidad de marcar ganancias sustanciales en productividad, rentabilidad y desarrollo del personal. Más aún, la utilización más eficaz de la fuerza de trabajo es sólo el inicio: un gerente que quiere que la mejor gente haga el mejor trabajo debe anticiparse a los requerimientos de sus empleados, proporcionando entrenamiento “a medida” de las características de cada persona y de sus objetivos profesionales, así como recompensar contribuciones muy difíciles de medir, tales como el “coaching”.
Por lo tanto no es sorprendente que una aproximación continua y sistemática a colocar la persona correcta en la posición correcta haya sido durante un largo tiempo la búsqueda del Santo Grial para muchas organizaciones.
La aportación de la tecnología
El estudio de McKinsey indica que el cambio vendrá por el lado tecnológico: una nueva generación de herramientas está haciendo posible un enfoque más sofisticado al gerenciamiento de una fuerza laboral grande y distribuída. Herramientas de tiempo real pueden ajustar staffing a variaciones de demanda con gran precisión y rapidez. Las herramientas de planeamiento de la sucesión pueden llegar a los cimientos mismos de una compañía y encontrar recursos escondidos y valiosos. Y muy pronto llegará el software que podrá solucionar los desafíos de sistematizar la asignación gente-trabajo con la mayor efectividad.
Sin embargo, para gozar de los beneficios de la nueva tecnología, los ejecutivos deben comenzar con la vieja y tradicional “visión gerencial”. Específicamente, deben identificar sus grupos pivotales de trabajadores y entender en qué lugar del ciclo de vida del empleado éste va a enfrentarse con las mayores barreras de productividad. El paso siguiente será identificar qué problemas de la fuerza laboral afectan el rendimiento financiero de la empresa, y sólo entonces deberán considerar qué tecnologías aplicar.
En resumen, los consultores de McKinsey sostienen que nos acercamos a una nueva era en la administración del capital humano, en que el valor provendrá de extremar la productividad de los trabajadores y de la innovación de la fuerza laboral; mientras tanto, la infraestructura tecnológica necesaria para diseñar el desarrollo del capital humano está ganando lugar rápidamente. Al lograr la combinación más productiva posible de trabajadores y trabajo, las empresas encontrarán una fuente duradera de ventaja competitiva.