El NWA 7533. Imagen: Luc Labenne. Fuente: Magnet Lab.
Justo cuando la NASA acaba de lanzar una nueva misión rumbo a Marte (la MAVEN, que partió antes de ayer de Cabo Cañaveral), un científico del Magnet Lab de la Universidad de Florida (EEUU) ha presentado los resultados de los análisis de lo que podría ser el primer resto conocido de la corteza marciana antigua.
Se trata del meteorito catalogado como NWA 7533, cuyos detalles ha publicado el investigador Munir Humayun en la revista Nature.
Este meteorito, encontrado por individuos de tribus beduinas en el desierto del Sahara, contiene un tipo de mineral característico de la corteza, el circón, de una antigüedad de unos 4.428 millones de años.
Esta condición sugiere que la diferenciación de la corteza marciana comenzó en los primeros 100 millones de años de la historia del planeta. La diferenciación temprana ofrece pistas sobre el proceso de liberación de compuestos volátiles, lo que a su vez habría tenido implicaciones en el antiguo clima del planeta rojo y la posibilidad de existencia de vida en él, informa SINC.
Por eso, los científicos consideran que esta muestra contiene un tesoro de información sobre el origen y la edad de la corteza del planeta rojo, ha publicado por su parte el Magnet Lab en un comunicado.
Se trata del meteorito catalogado como NWA 7533, cuyos detalles ha publicado el investigador Munir Humayun en la revista Nature.
Este meteorito, encontrado por individuos de tribus beduinas en el desierto del Sahara, contiene un tipo de mineral característico de la corteza, el circón, de una antigüedad de unos 4.428 millones de años.
Esta condición sugiere que la diferenciación de la corteza marciana comenzó en los primeros 100 millones de años de la historia del planeta. La diferenciación temprana ofrece pistas sobre el proceso de liberación de compuestos volátiles, lo que a su vez habría tenido implicaciones en el antiguo clima del planeta rojo y la posibilidad de existencia de vida en él, informa SINC.
Por eso, los científicos consideran que esta muestra contiene un tesoro de información sobre el origen y la edad de la corteza del planeta rojo, ha publicado por su parte el Magnet Lab en un comunicado.
Hallazgos realizados
Para detectar cantidades minúsculas de sustancias químicas en el NWA 7533, Humayun y sus colaboradores realizaron un análisis complejo, por un lado con una serie de sofisticados espectrómetros de masas (que permiten la medición de iones derivados de moléculas) en el departamento de geoquímica del Magnet Lab.
Identificaron así en la muestra altas concentraciones de trazas de metales como el iridio, un elemento que indica bombardeos de meteoritos, y que por tanto sugiere que el NWA 7533 fue originario de la zona de cráteres de las tierras altas del sur de Marte.
"Durante mucho tiempo, se ha pensado que este terreno lleno de cráteres alberga claves sobre el nacimiento de Marte y su primera infancia", explica Humayun.
Por otra parte, utilizando la información química contenida en pedazos de tierra del meteorito, Humayun logró calcular el espesor de la corteza de Marte. Este cálculo coincide con las estimaciones de diversas mediciones espaciales y confirma que Marte no sufrió un impacto gigante que fundió todo el planeta en su historia temprana.
Por último, usando una potente microsonda, un pequeño instrumento que hace incidir electrones sobre una superficie para estimular la emisión de rayos X que pueden ser analizados para determinar la composición química de un material, los científicos lograron detectar los circones presentes en el meteorito.
Como se ha dicho, la antigüedad de las trazas de circón es de unos 4.428 millones de años, una fecha que sería “unos 100 millones de años posterior a la primera fecha de condensación del polvo en el sistema solar", explica Humayun.
Por eso, "ahora sabemos que Marte tenía corteza en los primeros 100 millones de años del inicio de la creación de los planetas, y que la corteza del planeta rojo se formó al mismo tiempo que las cortezas más antiguas de la Tierra y la Luna."
Sólo la punta del iceberg
Humayun y sus colaboradores plantean la hipótesis de que estos descubrimientos pioneros son sólo la punta del iceberg de lo que las siguientes investigaciones sobre este meteorito único podrían sacar a la luz.
Otros estudios pueden revelar, por ejemplo, más pistas sobre la historia de los impactos de meteoritos sobre Marte, la naturaleza de los circones marcianos y la composición de los sedimentos más antiguos del planeta rojo.
Además, la antigüedad de estos circones es sorprendentemente similar a las de los circones más antiguos de la Tierra y la Luna, lo que apunta a una historia geológica similar en la formación inicial de las cortezas de los dos planetas y de nuestro satélite.
Para detectar cantidades minúsculas de sustancias químicas en el NWA 7533, Humayun y sus colaboradores realizaron un análisis complejo, por un lado con una serie de sofisticados espectrómetros de masas (que permiten la medición de iones derivados de moléculas) en el departamento de geoquímica del Magnet Lab.
Identificaron así en la muestra altas concentraciones de trazas de metales como el iridio, un elemento que indica bombardeos de meteoritos, y que por tanto sugiere que el NWA 7533 fue originario de la zona de cráteres de las tierras altas del sur de Marte.
"Durante mucho tiempo, se ha pensado que este terreno lleno de cráteres alberga claves sobre el nacimiento de Marte y su primera infancia", explica Humayun.
Por otra parte, utilizando la información química contenida en pedazos de tierra del meteorito, Humayun logró calcular el espesor de la corteza de Marte. Este cálculo coincide con las estimaciones de diversas mediciones espaciales y confirma que Marte no sufrió un impacto gigante que fundió todo el planeta en su historia temprana.
Por último, usando una potente microsonda, un pequeño instrumento que hace incidir electrones sobre una superficie para estimular la emisión de rayos X que pueden ser analizados para determinar la composición química de un material, los científicos lograron detectar los circones presentes en el meteorito.
Como se ha dicho, la antigüedad de las trazas de circón es de unos 4.428 millones de años, una fecha que sería “unos 100 millones de años posterior a la primera fecha de condensación del polvo en el sistema solar", explica Humayun.
Por eso, "ahora sabemos que Marte tenía corteza en los primeros 100 millones de años del inicio de la creación de los planetas, y que la corteza del planeta rojo se formó al mismo tiempo que las cortezas más antiguas de la Tierra y la Luna."
Sólo la punta del iceberg
Humayun y sus colaboradores plantean la hipótesis de que estos descubrimientos pioneros son sólo la punta del iceberg de lo que las siguientes investigaciones sobre este meteorito único podrían sacar a la luz.
Otros estudios pueden revelar, por ejemplo, más pistas sobre la historia de los impactos de meteoritos sobre Marte, la naturaleza de los circones marcianos y la composición de los sedimentos más antiguos del planeta rojo.
Además, la antigüedad de estos circones es sorprendentemente similar a las de los circones más antiguos de la Tierra y la Luna, lo que apunta a una historia geológica similar en la formación inicial de las cortezas de los dos planetas y de nuestro satélite.
Referencia bibliográfica:
M. Humayun, A. Nemchin, B. Zanda, R. H. Hewins, M. Grange, A. Kennedy, J.-P. Lorand, C. Göpel, C. Fieni, S. Pont, D. Deldicque. Origin and age of the earliest Martian crust from meteorite NWA 7533. Nature (2013). DOI:10.1038/nature12764.
M. Humayun, A. Nemchin, B. Zanda, R. H. Hewins, M. Grange, A. Kennedy, J.-P. Lorand, C. Göpel, C. Fieni, S. Pont, D. Deldicque. Origin and age of the earliest Martian crust from meteorite NWA 7533. Nature (2013). DOI:10.1038/nature12764.