El rechazo amoroso provoca la misma actividad neuronal que las adicciones

Si el amor es feliz, resulta también adictivo, afirman los científicos


Cuando una persona es abandonada por la pareja a la que ama, en su cerebro se pone en marcha una actividad neuronal similar a la que producen las adicciones. Esto es lo que ha revelado un estudio realizado por investigadores estadounidenses con 15 personas enamoradas de sus parejas, que habían roto con ellas. Los científicos analizaron los cerebros de los despechados mientras éstos miraban fotos de sus ex, descubriendo así que el desamor activaba las regiones cerebrales relacionadas con el anhelo y las adicciones. Según los científicos, este descubrimiento sugiere que el romanticismo es una “adicción natural”, tanto si nos hace felices como si nos hace infelices. Por Yaiza Martínez.


07/07/2010

Fuente: morgueFILE.
Cuando una persona es abandonada por la pareja a la que ama, en su cerebro se pone en marcha una actividad neuronal similar a la que producen las adicciones.

Esto es lo que ha revelado un estudio realizado por investigadores del Albert Einstein College of Medicine de la Yeshiva University, de Estados Unidos, cuyos resultados han permitido relacionar los efectos en el cerebro de las rupturas de pareja con la actividad neuronal que posibilita la motivación, la recompensa o las adicciones.

Según publica el Albert Einstein College of Medicine en un comunicado, la directora del presente estudio es Lucy Brown, Ph.D., una profesora del Departamento de Neurología Saul R. Korey, de la Yeshiva University. Los resultados de su investigación han sido publicados recientemente en el
Journal of Neurophysiology.

Pérdida y dolor

En esta publicación se explica que el rechazo en una relación romántica causa un profundo sentimiento de pérdida y dolor que puede llegar a afectar hasta tal punto que provoque una depresión clínica y, en casos extremos, incluso el suicidio o el homicidio.

Para identificar los sistemas neuronales relacionados con este estado natural de pérdida, los científicos utilizaron una tecnología conocida como exploración de resonancia magnética funcional (IRMf), un procedimiento que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada.

Con este sistema, los científicos estudiaron los cerebros de un total de 10 mujeres y cinco hombres jóvenes que habían sido recientemente abandonados por sus parejas, pero que aún se sentían profundamente enamoradas y enamorados de ellas.

A los participantes les fueron presentadas fotos de las parejas que los rechazaron y, alternativamente, también fotos de familiares. Las reacciones de los voluntarios ante las fotos de sus antiguos amores fueron diversas: amor, desesperación, buenos y malos recuerdos, y deseo de saber porqué se acabó la relación, qué es lo que había ocurrido.

Entretanto, su actividad neuronal fue observada con la IRMf. Así, se pudo comprobar que, cuando los participantes veían fotografías de sus compañeros sentimentales, además de sus sentimientos, también se activaban distintas áreas del cerebro con funciones muy concretas.

Áreas activadas

Esas áreas activadas fueron las siguientes: por un lado, el área ventral tegmental. Relacionada con el sistema límbico, esta región se encuentra en el tronco cerebral y consiste en vías de dopamina, que parecen ser centros del placer o de la felicidad.

Se sabe que esta área controla la motivación y la recompensa, y ya se sabía también que está implicada en los sentimientos de amor romántico, explican los investigadores.

Por otro lado, cuando los participantes miraban las fotos de sus parejas, se puso en marcha también la actividad neuronal en el llamado núcleo accumbens, que se piensa tiene un papel importante en la recompensa, la risa, el placer, la adicción y el miedo.

En tercer lugar, las neuronas se activaron en el área de la corteza lateral orbitofrontal/prefrontal. Tanto el núcleo accumbens como la corteza lateral han sido asociados con el anhelo y las adicciones, específicamente con la adicción a la cocaína.

Por último, al ver la foto de sus exparejas, la actividad neuronal de los participantes se vio incrementada en la corteza insular o ínsula y en la corteza cingulada anterior, relacionadas ambas con el dolor físico y con la angustia.

Adicción feliz e infeliz

Los investigadores señalan que los datos recopilados, sumados a otros datos recogidos en un estudio anterior, realizado en 2005 por científicos de diversas universidades de Estados Unidos con individuos que estaban viviendo relaciones amorosas felices, sugieren que la vía mesolímbica cerebral estaría implicada en la pasión romántica, independientemente de si el amor nos hace o no dichosos.

La vía mesolímbica es una de las vías dopaminérgicas en el cerebro (de generación de dopamina, la hormona del placer). Se sabe que esta vía está asociada con la modulación de las respuestas de la conducta frente a estímulos de gratificación emocional y motivación, es decir, que es el mecanismo cerebral que media la recompensa y que influye, por tanto, en las adicciones.

Por esta razón, afirman los investigadores, se entiende porqué el abandono de una pareja puede producir sentimientos tan angustiosos. Según Brown, “el amor romántico, tanto en circunstancias felices como en situaciones infelices, puede ser considerado una “adicción natural”, cuya ausencia produce dolor.

La científico añade que “los descubrimientos realizados sugieren que el sufrimiento por el rechazo amoroso podría ser una parte de la vida que la naturaleza ha integrado en nuestra anatomía”. Brown añade que, sin embargo, la recuperación de este dolor también sería “natural” y estaría igualmente integrada en nuestra fisiología para permitirnos formar nuevas parejas.



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