El proyecto “La ciudad de los niños” genera espacios urbanos más habitables

La perspectiva infantil ha de ser clave en la planificación y gestión urbanísticas para asegurar el bienestar de todos, defiende esta iniciativa


¿Qué pasaría si las ciudades pasaran a gestionarse teniendo en consideración las necesidades y la perspectiva infantiles, así como el bienestar y la seguridad de los niños? Seguramente se volverían más habitables. Con esta idea surge, en 1991, el proyecto “La ciudad de los niños” en Italia, una iniciativa que ha llegado a otros países, entre ellos España, para intentar transformar las urbes tomando a los niños como parámetro clave de la planificación y gestión urbanas. Gracias a este proyecto, se han creado ya numerosos Consejos de los niños en municipios, se han realizado planificaciones de espacios urbanos con la participación de niños y niñas o se ha aumentado la seguridad en determinadas zonas de las ciudades, para que los niños ganen en autonomía y puedan ir solos a la escuela. Por Yaiza Martínez.


28/06/2012

Fuente: Agenda 21 Escolar.
El proyecto La ciudad de los niños nació en Fano (Italia), en mayo de 1991, con la intención de desarrollar una nueva filosofía de gobierno de la ciudad, con los niños como parámetro clave de la planificación y gestión urbanas.

Tal y como se explica en la página web del proyecto, la idea inicial no era aumentar los recursos y servicios para la infancia, sino construir, siguiendo las propuestas del libro La ciudad de los niños del pedagogo italiano Francesco Tonucci, una ciudad diversa y mejor para todos, en la que los niños pudieran vivir una experiencia como ciudadanos autónomos y participativos.

En la base de esta iniciativa: la percepción de que la degradación de las ciudades a partir de la segunda mitad del siglo XX se ha producido, en gran parte, por la decisión de priorizar las necesidades de los ciudadanos adultos, hombres y trabajadores, en la gestión económica y administrativa de las urbes.

Esto ha hecho que, en las ciudades, los patios, las aceras, las calles y las plazas hayan adquirido cada vez más funciones asociadas al automóvil y al comercio, quitándoselas a los ciudadanos. Además, en ellas se han producido la pérdida de espacios públicos de encuentro e intercambio o el vaciado de los centros históricos.

Varias ciudades españolas implicadas

En definitiva, la ciudad ha renunciado a ser un espacio compartido y sistémico, en el cual cada parte necesita de las otras, para destinar espacios definidos a funciones y clases sociales diversas, construyendo guetos y zonas privilegiadas, y dando vida a las modernas periferias.

Las urbes modernas se han ido transformando así en lugares llenos de contaminación atmosférica y acústica, sucios, peligrosos y dañinos, en especial para los más débiles y los más pequeños. De hecho, las ciudades han pasado a generar problemas de salud y de seguridad para todos los ciudadanos.

La ciudad de los niños trata de contrarrestar esta tendencia urbana, a través de acciones como la creación de “Consejos de los niños”, la planificación de espacios urbanos con la participación de niños y niñas, la mejora del uso de los espacios deportivos o el aumento de la seguridad en determinadas zonas de las ciudades, para que los niños ganen en autonomía y puedan ir solos a la escuela.

Según informa el blog vinculado al proyecto Ciudad Infancia, algunas de estas acciones se han llevado a cabo a través de programas como Madrid a pie, camino seguro al cole o Agenda 21 Escolar, desarrollados en Madrid y en otras ciudades españolas, como Segovia, Donosti o Barcelona, con la colaboración de organizaciones como Save the Children y UNICEF.

Fidel Revilla G., coordinador del grupo de trabajo La ciudad de los niños en España desde la asociación Acción Educativa, nos habla del proyecto en la siguiente entrevista:

¿Por qué el proyecto “La ciudad de los niños” toma como referencia a los niños, la perspectiva infantil, para tratar de cambiar la ciudad?

Toma a los niños como referencia porque adopta, como parámetro ambiental y social, a los más débiles y, sin duda, uno de los grupos más débiles de la ciudad son los niños y las niñas.

Una ciudad que se hace a la medida de los más débiles, cabe pensar que es buena también para el resto de los grupos sociales no dominantes.

Tomar la perspectiva infantil supone tomar como referencia el punto de vista más alejado al de los adultos. La forma de pensar, la forma de afrontar los problemas y de ver las cosas por parte de los más pequeños está alejada de nuestra perspectiva de adultos y, por eso, su opinión y su participación es tan importante.

¿Qué pasos se han dado para modificar el parámetro y gestionar y planificar las ciudades de una manera distinta?

Se ha puesto a la infancia en la agenda política. A partir de la Convención de los Derechos del Niño de 1989 se han llevado a cabo iniciativas en muchos municipios que pretenden hacer un tratamiento de la infancia mucho más integral.

Los Planes de Infancia han cambiado la mirada de los adultos a la hora de atender las necesidades de los más pequeños. Se han buscado formas diversas de incorporar a los niños a las decisiones municipales.

A nivel más concreto, ¿qué proyectos se han desarrollado en España en esta dirección?

Uno de los aspectos en los que más se ha avanzado es en el tema de la participación de los niños y las niñas en las instituciones locales. Son muchos los ayuntamientos que tienen un Consejo de niños o una Comisión de infancia como órgano permanente de participación.

A través de estos órganos, se puede hacer llegar a las autoridades la visión de los niños y niñas ante una determina necesidad, así como la percepción de problemas no percibidos por los adultos.

¿Qué efecto diría que han tenido los proyectos realizados en ciudades españolas sobre las poblaciones locales?

Creo que un efecto importante es que muchos municipios, y con ello buena parte de los adultos, se han dado cuenta de la importancia que tienen los niños y las niñas no solo como adultos del futuro sino como ciudadanos del presente.

También se han podido observar que, a través de la participación de los más pequeños, se han conseguido cosas que son buenas para otros colectivos, por ejemplo, un paso de peatones elevado que permita cruzar la calle con más seguridad, una rotonda en el camino a un colegio, un uso más razonable y adecuado de un parque o de un espacio, etc.

Fuente: Ciudad Infancia.
¿Qué otras actividades desarrolla “La ciudad de los niños” para fomentar el cambio en las ciudades? ¿Hay algún contacto o colaboración en este sentido con las administraciones públicas?

Además de las actividades ya mencionadas, otra frecuente y bastante potente por su impacto urbano y social es la propuesta de que los niños y las niñas de Primaria, en las ciudades, vayan andando al colegio.

Para ello, se necesita la implicación de padres, profesores, autoridades locales, asociaciones del barrio, e incluso otros aliados, como voluntarios y comerciantes. Esta propuesta implica que se produzcan cambios en las calles o en las aceras, en las señales de circulación y, si se consigue, que haya menos coches a la hora de entrada y salida de clase, lo que repercute en menos contaminación, menos gasto
energético, menor peligro para los peatones, etc.

Esta iniciativa no se puede llevar a cabo sin la colaboración con las administraciones públicas. Igualmente, cuando se formaliza un Consejo de niños en un municipio es porque los responsables municipales lo promueven o lo aceptan, y están dispuestos a contar con sus opiniones y propuestas. En caso contrario, no tiene mucho sentido organizar un Consejo o Comisión de participación infantil.

¿Qué iniciativas se están llevando a cabo ahora mismo de cara al futuro, dentro del terreno nacional?

Desde el grupo de “La ciudad de los niños” de Acción Educativa no tenemos información de todo lo que se está haciendo, pero sí sabemos que hay muchas iniciativas de participación en ciudades y pueblos que facilitan el aprendizaje democrático y contribuyen al ejercicio ciudadano de los niños y las niñas.

También sus propuestas y sus intervenciones permiten tener presentes sus necesidades, sus ideas con relación al ocio y al tiempo libre, a las actividades escolares, a las dificultades y carencias que frecuentemente sienten en su barrio o en su ciudad.



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