WormSim en su hogar computacional. Fuente: OpenWorm.
El año que viene seremos testigos del nacimiento del primer animal digital. Hablamos de WormSim, una criatura que será una réplica exacta de un animal vivo: el gusano nematodo Caenorhabditis elegans. La diferencia es que vivirá en una computadora.
Su cerebro artificial y digital ya ha sido implantado en un robot muy básico que está sirviendo de prueba, en concreto en un robot Lego Mindstorms EV3 bautizado como WormBot.
Dicho cerebro tiene el mismo número de neuronas que el del C. elegans, y estas están interconectadas del mismo modo. Pero WormSim no tendrá un cuerpo real ni comerá ni podrá morir. Eso sí, podrá descargarse a cualquier ordenador a través del proyecto OpenWorm, en cuyo marco se está desarrollando todo esto.
Primeros pasos
El Caenorhabditis elegans fue escogido como modelo porque posee el cerebro más simple conocido. Además, fue el primer organismo cuyo genoma fue completamente secuenciado. Tiene 959 células y 302 neuronas que se conectan a través de 6.393 sinapsis. Tanto detalle sobre él lo han convertido en el candidato ideal para hacer un avatar en 3D que lo replique.
De momento, los investigadores de OpenWorm han creado ya el cerebro y la musculaturas virtuales de WormSim y han vinculado ambos. También han colocado a WormSim en agua virtual, porque los gusanos nematodos nadan.
En adelante, desarrollarán sus órganos de los sentidos. Estos deberían estar listos para su estudio el próximo año. Todos los datos que arrojará este estudio estarán en una base de datos de código abierto, en la que ya está el modelo de cerebro del gusano digital.
Para el desarrollo del cerebro, los científicos empezaron creando una red neuronal de conexiones similares a las del conectoma del C. elegans. Asimismo, a las neuronas del cerebro artificial se conectaron sensores químicos, que WormSim utilizará para detectar sabores y olores; y también para detectar y esquivar obstáculos.
Como se ha dicho, dicho cerebro ya ha sido probado en el robot gusano, que tiene dos ruedas controladas por una matriz de 95 células, que representan los 95 músculos del C. elegans. En estas primeras pruebas con el modelo, se constató que WormBot esquivaba obstáculos y cambiaba de comportamiento en respuesta a algunas señales, de la misma manera que lo hacen los gusanos vivos.
La diferencia con estos radica, sin embargo, en que la red neuronal de WormBot está fija (los seres vivos inteligentes aprenden de sus experiencias, que se codifican en sus cerebros modificando sus conexiones neuronales).
Su cerebro artificial y digital ya ha sido implantado en un robot muy básico que está sirviendo de prueba, en concreto en un robot Lego Mindstorms EV3 bautizado como WormBot.
Dicho cerebro tiene el mismo número de neuronas que el del C. elegans, y estas están interconectadas del mismo modo. Pero WormSim no tendrá un cuerpo real ni comerá ni podrá morir. Eso sí, podrá descargarse a cualquier ordenador a través del proyecto OpenWorm, en cuyo marco se está desarrollando todo esto.
Primeros pasos
El Caenorhabditis elegans fue escogido como modelo porque posee el cerebro más simple conocido. Además, fue el primer organismo cuyo genoma fue completamente secuenciado. Tiene 959 células y 302 neuronas que se conectan a través de 6.393 sinapsis. Tanto detalle sobre él lo han convertido en el candidato ideal para hacer un avatar en 3D que lo replique.
De momento, los investigadores de OpenWorm han creado ya el cerebro y la musculaturas virtuales de WormSim y han vinculado ambos. También han colocado a WormSim en agua virtual, porque los gusanos nematodos nadan.
En adelante, desarrollarán sus órganos de los sentidos. Estos deberían estar listos para su estudio el próximo año. Todos los datos que arrojará este estudio estarán en una base de datos de código abierto, en la que ya está el modelo de cerebro del gusano digital.
Para el desarrollo del cerebro, los científicos empezaron creando una red neuronal de conexiones similares a las del conectoma del C. elegans. Asimismo, a las neuronas del cerebro artificial se conectaron sensores químicos, que WormSim utilizará para detectar sabores y olores; y también para detectar y esquivar obstáculos.
Como se ha dicho, dicho cerebro ya ha sido probado en el robot gusano, que tiene dos ruedas controladas por una matriz de 95 células, que representan los 95 músculos del C. elegans. En estas primeras pruebas con el modelo, se constató que WormBot esquivaba obstáculos y cambiaba de comportamiento en respuesta a algunas señales, de la misma manera que lo hacen los gusanos vivos.
La diferencia con estos radica, sin embargo, en que la red neuronal de WormBot está fija (los seres vivos inteligentes aprenden de sus experiencias, que se codifican en sus cerebros modificando sus conexiones neuronales).
Trasfondo filosófico
La pregunta filosófica llegaría si esto cambiase. Suponiendo que una red neuronal artificial pudiera aprender y evolucionar como la de un organismo real, ¿estaríamos ante una nueva forma de vida? Aún no se tiene respuesta.
Otra cuestión importante es: ¿Existe la opción de que, algún día, también se hagan humanos artificiales? Lo cierto es que con los 100 mil millones de neuronas y 37 billones de células que conforman nuestro cuerpo, este resulta demasiado complejo como para ser diseñado artificialmente por cualquier ordenador actual. Al menos de momento.
Ahora mismo, los científicos le ven la siguiente utilidad al gusano digital: Señalan que la creación de animales virtuales podría evitar, en un futuro, la experimentación con animales reales. También que permitiría analizar a los animales de formas que ahora no son posibles.
La pregunta filosófica llegaría si esto cambiase. Suponiendo que una red neuronal artificial pudiera aprender y evolucionar como la de un organismo real, ¿estaríamos ante una nueva forma de vida? Aún no se tiene respuesta.
Otra cuestión importante es: ¿Existe la opción de que, algún día, también se hagan humanos artificiales? Lo cierto es que con los 100 mil millones de neuronas y 37 billones de células que conforman nuestro cuerpo, este resulta demasiado complejo como para ser diseñado artificialmente por cualquier ordenador actual. Al menos de momento.
Ahora mismo, los científicos le ven la siguiente utilidad al gusano digital: Señalan que la creación de animales virtuales podría evitar, en un futuro, la experimentación con animales reales. También que permitiría analizar a los animales de formas que ahora no son posibles.