Imagen conceptual del polvo del Sahara viajando a través del Atlántico. Imagen: Conceptual Image Lab. Fuente: NASA/Centro de Vuelo Espacial Goddard.
El desierto del Sahara y la selva amazónica parecen habitar mundos separados. El primero es una vasta extensión de arena y matorrales que se extiende por el tercio norte de África, mientras que el segundo es una masa verde y densa de selva húmeda que cubre el noreste de América del Sur. Y, sin embargo, están conectados: Cada año, millones de toneladas de polvo sahariano rico en nutrientes cruzan el océano Atlántico, llevando fósforo y otros fertilizantes vitales a los exhaustos suelos amazónicos.
Por primera vez, los científicos tienen una estimación precisa de la cantidad de fósforo que hace este viaje transatlántico. Un nuevo artículo, publicado en Geophysical Research Letters, la sitúa en torno a 22 mil toneladas por año, lo que más o menos es igual a la cantidad que pierde el Amazonas por la lluvia y las inundaciones.
Este fósforo representa tan sólo el 0,08% de los 27,7 millones de toneladas de polvo del Sahara que se instalan en el Amazonas cada año. El hallazgo es parte de un esfuerzo de investigación más amplio para entender el papel de polvo en el ambiente y sus efectos sobre el clima local y global.
"Sabemos que el polvo es muy importante en muchos sentidos. Es un componente esencial del sistema de la Tierra. El polvo afectará al clima y, al mismo tiempo, el cambio climático afectará al polvo", señala el autor principal Hongbin Yu, del Centro Interdisciplinar de Ciencia del Sistema Terrestre (ESSIC, por sus siglas en inglés), centro mixto de la Universidad de Maryland y el Centro de Vuelo Espacial de la NASA (EE.UU.).
De particular interés es el polvo recogido en la Depresión de Bodele, en el Chad. Este antiguo lecho de lago contiene enormes depósitos de microorganismos muertos que están cargados con fósforo. Los suelos amazónicos, a su vez, están faltos de fósforo y otros nutrientes esenciales, que son arrastrados por las frecuentes y fuertes lluvias de la cuenca. Por lo tanto, todo el ecosistema del Amazonas depende de polvo del Sahara para reponer estas pérdidas.
Por primera vez, los científicos tienen una estimación precisa de la cantidad de fósforo que hace este viaje transatlántico. Un nuevo artículo, publicado en Geophysical Research Letters, la sitúa en torno a 22 mil toneladas por año, lo que más o menos es igual a la cantidad que pierde el Amazonas por la lluvia y las inundaciones.
Este fósforo representa tan sólo el 0,08% de los 27,7 millones de toneladas de polvo del Sahara que se instalan en el Amazonas cada año. El hallazgo es parte de un esfuerzo de investigación más amplio para entender el papel de polvo en el ambiente y sus efectos sobre el clima local y global.
"Sabemos que el polvo es muy importante en muchos sentidos. Es un componente esencial del sistema de la Tierra. El polvo afectará al clima y, al mismo tiempo, el cambio climático afectará al polvo", señala el autor principal Hongbin Yu, del Centro Interdisciplinar de Ciencia del Sistema Terrestre (ESSIC, por sus siglas en inglés), centro mixto de la Universidad de Maryland y el Centro de Vuelo Espacial de la NASA (EE.UU.).
De particular interés es el polvo recogido en la Depresión de Bodele, en el Chad. Este antiguo lecho de lago contiene enormes depósitos de microorganismos muertos que están cargados con fósforo. Los suelos amazónicos, a su vez, están faltos de fósforo y otros nutrientes esenciales, que son arrastrados por las frecuentes y fuertes lluvias de la cuenca. Por lo tanto, todo el ecosistema del Amazonas depende de polvo del Sahara para reponer estas pérdidas.
Datos de satélite
Yu y sus colegas analizaron las estimaciones de transporte de polvo basadas en los datos recogidos por el satélite Calipso de la NASA entre 2007 y 2013. El equipo se centró en el polvo del Sahara transportado a través del océano Atlántico hasta América del Sur y más allá, al mar Caribe, ya que es el transporte de polvo más grande del planeta.
El equipo estimó el contenido en fósforo del polvo del Sahara mediante el estudio de muestras de la Depresión de Bodele y de estaciones terrestres en Barbados y Miami. A continuación, utilizó esta estimación para calcular la cantidad de fósforo que se deposita en la cuenca amazónica.
Aunque siete años es poco tiempo para sacar conclusiones acerca de las tendencias a largo plazo, es un paso importante hacia la comprensión de cómo se comportan el polvo y otras partículas transportadas por el viento, o aerosoles, durante su trayecto a través del océano.
"Necesitamos un registro de mediciones para entender si existe o no un patrón lo bastante robusto y consistente en este transporte de aerosoles", explica en la nota de prensa de la Universidad de Maryland Chip Trepte, científico del proyecto Calipso en el Centro de Investigación Langley de la NASA, que no participó en el estudio.
Año a año, el patrón es muy variable. Hubo un cambio de un 86 por ciento entre el máximo de polvo transportado, en 2007, y el mínimo, en 2011. Yu y sus colegas creen que esta variación se debe a las condiciones del Sahel, la larga franja de tierra semiárida del límite sur del Sahara. Años de alta precipitación en el Sahel eran seguidos típicamente por un escaso transporte de polvo en el año siguiente.
Aunque el mecanismo que rige esta correlación es desconocido, Yu y su equipo tienen algunas ideas. El aumento de las precipitaciones podrían significar más vegetación y por lo tanto menos suelo expuesto a la erosión eólica en el Sahel. Una segunda explicación más probable es que la cantidad de lluvia está relacionada con los patrones de circulación de vientos que barren el polvo tanto del Sahel como del Sáhara hacia la atmósfera superior, donde hace el largo viaje a través del océano.
"Este mundo es un pañuelo, y todos estamos conectados entre nosotros", concluye Yu.
Yu y sus colegas analizaron las estimaciones de transporte de polvo basadas en los datos recogidos por el satélite Calipso de la NASA entre 2007 y 2013. El equipo se centró en el polvo del Sahara transportado a través del océano Atlántico hasta América del Sur y más allá, al mar Caribe, ya que es el transporte de polvo más grande del planeta.
El equipo estimó el contenido en fósforo del polvo del Sahara mediante el estudio de muestras de la Depresión de Bodele y de estaciones terrestres en Barbados y Miami. A continuación, utilizó esta estimación para calcular la cantidad de fósforo que se deposita en la cuenca amazónica.
Aunque siete años es poco tiempo para sacar conclusiones acerca de las tendencias a largo plazo, es un paso importante hacia la comprensión de cómo se comportan el polvo y otras partículas transportadas por el viento, o aerosoles, durante su trayecto a través del océano.
"Necesitamos un registro de mediciones para entender si existe o no un patrón lo bastante robusto y consistente en este transporte de aerosoles", explica en la nota de prensa de la Universidad de Maryland Chip Trepte, científico del proyecto Calipso en el Centro de Investigación Langley de la NASA, que no participó en el estudio.
Año a año, el patrón es muy variable. Hubo un cambio de un 86 por ciento entre el máximo de polvo transportado, en 2007, y el mínimo, en 2011. Yu y sus colegas creen que esta variación se debe a las condiciones del Sahel, la larga franja de tierra semiárida del límite sur del Sahara. Años de alta precipitación en el Sahel eran seguidos típicamente por un escaso transporte de polvo en el año siguiente.
Aunque el mecanismo que rige esta correlación es desconocido, Yu y su equipo tienen algunas ideas. El aumento de las precipitaciones podrían significar más vegetación y por lo tanto menos suelo expuesto a la erosión eólica en el Sahel. Una segunda explicación más probable es que la cantidad de lluvia está relacionada con los patrones de circulación de vientos que barren el polvo tanto del Sahel como del Sáhara hacia la atmósfera superior, donde hace el largo viaje a través del océano.
"Este mundo es un pañuelo, y todos estamos conectados entre nosotros", concluye Yu.
Referencia bibliográfica:
Hongbin Yu, Mian Chin, Tianle Yuan, Huisheng Bian, Lorraine A. Remer, Joseph M. Prospero, Ali Omar, David Winker, Yuekui Yang, Yan Zhang, Zhibo Zhang y Chun Zhao: The Fertilizing Role of African Dust in the Amazon Rainforest: A First Multiyear Assessment Based on CALIPSO Lidar Observations. Geophysical Research Letters (2015). DOI: 10.1002/2015GL063040.
Hongbin Yu, Mian Chin, Tianle Yuan, Huisheng Bian, Lorraine A. Remer, Joseph M. Prospero, Ali Omar, David Winker, Yuekui Yang, Yan Zhang, Zhibo Zhang y Chun Zhao: The Fertilizing Role of African Dust in the Amazon Rainforest: A First Multiyear Assessment Based on CALIPSO Lidar Observations. Geophysical Research Letters (2015). DOI: 10.1002/2015GL063040.