"Soy la droga que te colma de imbecilidad“
Maurizio Medo
En este mundo vertiginoso y en el espesor de lo actual, ¿por qué releer un libro publicado hace dos años, y devorado en su momento? Se trata, además, de un libro editado por primera vez en Chile y Perú en 2005. ¿Qué hay en juego que cautiva a los nuevos lectores y admira a los que lo leyeron por primera vez hace once años?
A mi modo de ver, lo primordial, lo insustituible y lo genuino de una voz libérrima y osada, desligada de servidumbres; que practica una escritura sin miedo, que traza su propia trocha hacia lo que oscurecido, ignorado y temido del ser humano.
La poesía, la literatura, muy raramente se atreven a explorar y menos aún a -con acierto, precisión y desgarros- mostrar lealmente. La poesía en contra de la poesía, por renovar la poesía o dejarla morir.
Hablamos de Manicomio (Varasek Ediciones, 2014), del poeta italoperuano Maurizio Medo (Lima, 1965). En este libro se desarrolla un combate radical entre las formas expresivas y sintácticas; lo que lo convierte en una obra magnética y sorprendente, que toca algo que nos concierne e interpela en lo más profundo. La relación entre lenguaje y vida, entre vida e imágenes, entre poder y ausencia de poder. ”En fin, ahí la poesía, que se niega a morir“.
Farmacología y biopolítica
El libro se estructura en cuatro partes: "Etumina", "Pentotal Saloon", "Las alcobas blancas" y "Francesca". Todas ellas son referencias al dopaje de la farmacología y las disfunciones que producen los supuestos tratamientos para sanear (resetear) la mente de los pacientes (los molestos, los inservibles a la sociedad de producción y consumo).
Mucho hay de bioquímica, de farmacología y de biopolítica en este libro. Y, como no podía ser de otra manera en este sagaz y atento poeta, también de escritura escéptica, suspicaz y anti-psiquiátrica, en el sentido foucaltiano.
Estamos ante un libro cuyas exposiciones, márgenes, sucesos... desarrollan una violencia necesaria para romper el encierro o entierro o exilio de la conciencia crítica, la deliberación científica y la rebeldía poética contra aquello que trata de someter la vida humana a una infravida de anestesiados, desquiciados o enmudecidos, presos del sistema cultural y político de masas, del logrocentrismo o del pensamiento light. “Tengo siete estacas en la glotis, otra en el píloro / y los ojos ahítos de barrotes”.
Además del juego experimental de escritura creativa, solvente y justificada, con guiños a las vanguardias y post vanguardias, Manicomio desarrolla su propio mundo textual y a la vez perfora las escrituras de poetas como Perlongher, Vallejo, Ginsberg, Rimbaud, Shelley, Virgilio. “LLORÉ. Padre desvaneció dejándome sin él, mientras Mandril regresaba, replegado en el oscuro capullo de la idea. Asomé al jardín. Virgilio me saludaba tentativo, procurando guiarme".
Una obra perdurable
Dos peculiares dominios hacen de este libro una obra perdurable. Su forma disconforme y heterodoxa de escritura, continuadora de los grandes del pasado (Goya, Buñuel en lo visual-imaginario, y Emily Dickinson, Rimbaud o Leopoldo M. Panero, en lo poético); así como de los grandes vivos, Zurita, Milán.
A pesar de ello, Manicomio está al alcance de cualquiera que sepa leer con un poco de paciencia y atención; así como su desmantelar, desarticular, evidenciar el daño sistemático que las sociedades de control ejercen sobre los individuos; ya sea aplicando la represión externa como aplicando la represión interna (sometiendo mente y cuerpo, inoculando muy adentro del ser el veneno del neoliberalismo salvaje): “Francesca lloraba, herida en el amanecer. // ¿Quién dejó aquí este frasco de pastillas? // ¿Quién dejó aquí este frasco de pastillas?"
Libro que además fascina por su belleza formal, su ritmo, sus cambios de estructura que configuran finalmente un puzzle sorprendentemente veraz y revelador.
La buena edición al cuidado de Enrique Mercado, Antonio Cordero y Beatriz Ruibal, de Varasek, cuya colección Buccaners ya es un digno referente de la poesía en España, añade valor a este texto que enseña que la locura, lo feo, lo incómodo forman parte esencial del ser humano, que necesita además no ser desposeído.
Es uno de los cantos a la libertad y dignificación de los excluidos de la sociedad más contundentes que he leído: ”déjame hablarte entonces desde otros ecuadores". Con toda la rabia, violencia y expulsión de la lírica edulcorada del libro necesario, reconociendo un panorama aún desalentador, no hay desesperanza, mientras haya deseo de vivir y poesía insurrecta: “Morir no es dormir. / es despertar".
Presentación en Madrid
El próximo martes 4 de octubre, de 19:30 a 20:45, en el Café Molar de Madrid (Calle de la Ruda 19, La Latina) se celebrará un encuentro con Maurizio Medo, en el que parciparemos los poetas Marcos Canteli, Olga Muñoz Carrasco y yo mismo. La actividad consistirá en una charla con el poeta para destacar y conversar sobre la reedición de Manicomio en España.
El libro se estructura en cuatro partes: "Etumina", "Pentotal Saloon", "Las alcobas blancas" y "Francesca". Todas ellas son referencias al dopaje de la farmacología y las disfunciones que producen los supuestos tratamientos para sanear (resetear) la mente de los pacientes (los molestos, los inservibles a la sociedad de producción y consumo).
Mucho hay de bioquímica, de farmacología y de biopolítica en este libro. Y, como no podía ser de otra manera en este sagaz y atento poeta, también de escritura escéptica, suspicaz y anti-psiquiátrica, en el sentido foucaltiano.
Estamos ante un libro cuyas exposiciones, márgenes, sucesos... desarrollan una violencia necesaria para romper el encierro o entierro o exilio de la conciencia crítica, la deliberación científica y la rebeldía poética contra aquello que trata de someter la vida humana a una infravida de anestesiados, desquiciados o enmudecidos, presos del sistema cultural y político de masas, del logrocentrismo o del pensamiento light. “Tengo siete estacas en la glotis, otra en el píloro / y los ojos ahítos de barrotes”.
Además del juego experimental de escritura creativa, solvente y justificada, con guiños a las vanguardias y post vanguardias, Manicomio desarrolla su propio mundo textual y a la vez perfora las escrituras de poetas como Perlongher, Vallejo, Ginsberg, Rimbaud, Shelley, Virgilio. “LLORÉ. Padre desvaneció dejándome sin él, mientras Mandril regresaba, replegado en el oscuro capullo de la idea. Asomé al jardín. Virgilio me saludaba tentativo, procurando guiarme".
Una obra perdurable
Dos peculiares dominios hacen de este libro una obra perdurable. Su forma disconforme y heterodoxa de escritura, continuadora de los grandes del pasado (Goya, Buñuel en lo visual-imaginario, y Emily Dickinson, Rimbaud o Leopoldo M. Panero, en lo poético); así como de los grandes vivos, Zurita, Milán.
A pesar de ello, Manicomio está al alcance de cualquiera que sepa leer con un poco de paciencia y atención; así como su desmantelar, desarticular, evidenciar el daño sistemático que las sociedades de control ejercen sobre los individuos; ya sea aplicando la represión externa como aplicando la represión interna (sometiendo mente y cuerpo, inoculando muy adentro del ser el veneno del neoliberalismo salvaje): “Francesca lloraba, herida en el amanecer. // ¿Quién dejó aquí este frasco de pastillas? // ¿Quién dejó aquí este frasco de pastillas?"
Libro que además fascina por su belleza formal, su ritmo, sus cambios de estructura que configuran finalmente un puzzle sorprendentemente veraz y revelador.
La buena edición al cuidado de Enrique Mercado, Antonio Cordero y Beatriz Ruibal, de Varasek, cuya colección Buccaners ya es un digno referente de la poesía en España, añade valor a este texto que enseña que la locura, lo feo, lo incómodo forman parte esencial del ser humano, que necesita además no ser desposeído.
Es uno de los cantos a la libertad y dignificación de los excluidos de la sociedad más contundentes que he leído: ”déjame hablarte entonces desde otros ecuadores". Con toda la rabia, violencia y expulsión de la lírica edulcorada del libro necesario, reconociendo un panorama aún desalentador, no hay desesperanza, mientras haya deseo de vivir y poesía insurrecta: “Morir no es dormir. / es despertar".
Presentación en Madrid
El próximo martes 4 de octubre, de 19:30 a 20:45, en el Café Molar de Madrid (Calle de la Ruda 19, La Latina) se celebrará un encuentro con Maurizio Medo, en el que parciparemos los poetas Marcos Canteli, Olga Muñoz Carrasco y yo mismo. La actividad consistirá en una charla con el poeta para destacar y conversar sobre la reedición de Manicomio en España.