El pensamiento numérico y temporal no es universal

Experimentos realizados con indígenas de Oceanía revelan diferencias en nociones matemáticas y en la percepción del futuro y el pasado


Un grupo de investigación, liderado por la Universidad de California, en Estados Unidos, afirma que ciertas nociones matemáticas, como la recta numérica, y temporales no son iguales en todas las culturas. Su aseveración es fruto de los resultados obtenidos en experimentos realizados con grupos indígenas de Papúa Nueva Guinea, en Oceanía. SINC/T21.


SINC/T21
30/04/2012

El futuro para estos poblados es “inclinado hacia arriba”, y el pasado “hacia abajo”. Fuente: UC San Diego.
Un nuevo estudio, liderado por investigadores de la Universidad de California, muestra por primera vez que el concepto de recta numérica –como la que se encuentra en una regla de medir– no es una "intuición universal", sino una herramienta cultural particular que requiere una formación y educación previas.

“Estudiamos la intuición para mapear o hacer corresponder números (o cantidades) sobre una línea, en una población indígena del valle de Yupno”, ha declarado a SINC Rafael Núñez, director del estudio y profesor asociado de la misma universidad en San Diego, en Estados Unidos.

Para ello viajaron a un valle que se encuentra en una zona sin carreteras, con pequeñas poblaciones que carecen de electricidad y en las que viven aproximadamente 5.000 indígenas con escasa educación formal en su mayoría. Una vez allí, observaron el comportamiento de la población respecto a los conceptos matemáticos.

“Aunque no encontramos un sistema de escritura nativo, sí vimos que existía un sistema de conteo, con conceptos numéricos exactos y con palabras específicas para números mayores de 20”, apunta el investigador.

Núñez y su equipo pidieron a los adultos Yupno del pueblo de Gua que completaran una tarea sobre intuiciones básicas de matemáticas. Se les mostró una línea y se les pidió que colocaran los números de acuerdo a su tamaño, con "1" en el extremo izquierdo y "10" en el extremo derecho.

Asimismo, como muchos eran analfabetos, adaptaron la tarea a través de 10 puntos, con tonos y palabras habladas en lugar de números escritos, y comprobaron la comprensión de las cifras con montones de naranjas.

El tiempo pasado no está atrás, sino abajo

“Basándose en este método, los participantes apuntaron con el dedo al lugar en la línea que ellos consideraban que correspondía a cada uno de los diferentes números o cantidades”, explica Nuñez. En la parte final del estudio participaron un total de 20 adultos, 14 sin escolarización y 6 con algunos años escolares, junto con un grupo de control de adultos de California.

Los investigadores encontraron que los adultos Yupno no escolarizados colocaban los números en la línea, pero de una manera categórica, utilizando de forma sistemática solo los criterios de valoración: poner un pequeño número en el extremo izquierdo y los números de tamaño medio y grande a la derecha, ignorando la extensión de la línea. Por otra parte, los adultos Yupno con educación formal utilizaron la extensión de la línea, pero no de forma tan uniforme como la de los adultos de California.

“Hasta ahora existía la hipótesis de que muchos de los componentes básicos de las matemáticas estaban 'cableados' en la mente humana a través de millones de años de evolución. Nuestro trabajo demuestra que hay diferencias significativas en las ideas humanas en matemáticas, como en las líneas de números", subraya.

Además, los autores realizaron estudios similares para investigar otros conceptos fundamentales, como el tiempo, en el que también encontraron “diferencias culturales básicas muy importantes”.

“Hemos documentado, por primera vez, cómo una cultura (la de los Yupno de Papúa Nueva Guinea) organiza conceptos temporales, pero no en función del cuerpo –como cuando decimos por ejemplo, hace mucho tiempo ‘atrás’ para referirnos al pasado, o más ‘adelante’ para referirnos al futuro–. Para esos efectos, los Yupno utilizan la topografía del valle, es decir, la pendiente de las montañas”, apunta Nuñez.

El futuro para estos poblados es “inclinado hacia arriba”, y el pasado “hacia abajo”, independientemente de la posición del cuerpo. “Una consecuencia de esta concepción del tiempo es que no hay una ‘línea del tiempo’ recta (como la nuestra), sino una línea ‘temporal’ quebrada en el espacio que refleja las propiedades topográficas del valle”, concluye. Los resultados del estudio han aparecido publicados en la revista PLoS ONE.



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