El pensamiento mágico aumenta la creatividad de los niños

Estudio demuestra que puede ser una herramienta complementaria en educación


Investigadores de la Universidad de Lancaster han demostrado que fomentar el pensamiento mágico en niños pequeños ayuda a que éstos incrementen su creatividad y su capacidad de pensamiento divergente (uso de juicios ilógicos o "marginales" para buscar soluciones innovadoras). Los resultados obtenidos en dos experimentos realizados deberían ser tenidos en cuenta en el terreno de la educación, en el que el pensamiento mágico podría servir como herramienta complementaria para el desarrollo cognitivo de los pequeños, afirman los investigadores. El pensamiento mágico, que ha cumplido desde sus inicios un papel fundamental para la supervivencia y la cultura humanas, sigue teniendo vigencia en supersticiones y religiones actuales, según la psiquiatría. Por Yaiza Martínez.


11/01/2011

Fuente: Stock Photo.
Eugene Subbotsky, psicólogo de la Universidad de Lancaster, en el Reino Unido, ha demostrado que el pensamiento mágico puede aumentar la creatividad de niños de cuatro, seis y ocho años de edad.

En un artículo publicado por la revista Perceptual and Motor Skills, Subbotsky y sus colaboradores explican que realizaron dos experimentos destinados a examinar la posible relación entre el pensamiento mágico y la creatividad en niños pequeños.

Promover el desarrollo cognitivo

El pensamiento mágico, escriben los investigadores, consiste en imaginar que los pensamientos, las palabras e incluso los deseos puedan tener efectos físicos directos sobre objetos inanimados.

Por otro lado, este tipo de pensamiento comprende las ideas sobre eventos u operaciones sobrenaturales (como que un hombre vuele), así como la capacidad de construir un mundo alternativo al mundo real.

Los científicos explican, además que el pensamiento mágico es diferente a las creencias mágicas: el primero pertenece sólo a la imaginación (sueños, arte, fantasías), mientras que las creencias mágicas son aquéllas que suponen que la magia tiene un efecto en el mundo real.

Teóricamente, se había argumentado ya que la fantasía podría jugar un papel clave en el sentimiento de competencia y efectividad de los niños y, por tanto, promover su desarrollo cognitivo. El trabajo de Subbotsky y de sus colaboradores ha intentado constatar este efecto concreto del pensamiento mágico infantil.

Dos experimentos

Para ello, los investigadores realizaron dos experimentos. En el primero, se les mostraron a niños de Londres, de cuatro y seis años, fragmentos de 15 minutos de la película “Harry Potter y la piedra filosofal”.

A un grupo de estos niños se le hizo ver un fragmento de dicha película con contenido mágico, y a otro grupo un fragmento de contenido no mágico.

Posteriormente, los científicos aplicaron a ambos grupos de niños utilizando el llamado Test de Pensamiento Creativo de Torrance, con el que se evaluó, entre otros elementos, su capacidad de pensamiento divergente, que es la que permite utilizar juicios ilógicos o "marginales" para buscar soluciones innovadoras.

Eugene Subbotsky. Fuente: Universidad de Lancaster.
Los resultados obtenidos mostraron que las puntuaciones medias de los niños que habían visto el fragmento “mágico” de película fueron significativamente más altas que las de aquellos niños que no la vieron en ambos grupos de edades, y también más altas que las obtenidas por todos los participantes en pruebas realizadas antes del visionado de los vídeos.

Educación y magia

En un segundo experimento participaron niños de seis y ocho años de Shropshire. Aunque similar al primer experimento, en este caso los científicos añadieron un nuevo test a la prueba, con el que se evaluaron también las creencias mágicas de los niños, antes y después de ver los vídeos de Harry Potter.

Los resultados obtenidos volvieron a constatar un aumento de la creatividad en los pequeños tras los vídeos de contenido mágico.

Además, revelaron que la exposición de los niños a este tipo de películas no condicionó sus creencias mágicas que, según los investigadores, dependen de factores más profundos, como la actitudes familiares, la educación o las experiencias personales.

Los científicos concluyen de ambos experimentos que resulta, por tanto, posible condicionar e incrementar la creatividad infantil mostrando a los niños películas de contenido mágico, que por otro lado no alterarán sus creencias mágicas.

En consecuencia, escriben que: “en lugar de ser un mero subproducto del desarrollo cognitivo que acompaña el desarrollo central y que en ocasiones puede ser utilizado para el entretenimiento, el pensamiento mágico puede ser visto como una fuente adicional de desarrollo de la imaginación y del pensamiento divergente en niños”.

Así, junto con otros elementos que promueven el desarrollo de la imaginación infantil (como el juego y la función simbólica), el pensamiento mágico permitiría a los niños crear mundos fantásticos imaginarios, aumentando su capacidad de ver el mundo y actuar en él desde múltiples perspectivas.

Según los investigadores, por tanto, los resultados obtenidos en la presente investigación deberían ser tenidos en cuenta en el terreno de la educación.

Herramienta de la evolución

Según la psiquiatría, el pensamiento mágico es más frecuente entre los niños que entre los adultos y, en general, desde sus inicios, ha cumplido un papel fundamental para afianzar la supervivencia del ser humano e impulsar su desarrollo cultural.

La conjunción entre los elementos naturales (agua, tierra, fuego, etc) y el pensamiento mágico fue lo que permitió construir, mediante analogías, las primeras abstracciones con las que interpretamos el micro y del macrocosmos, alejando así a nuestra especie de la completa incertidumbre.

De la utilidad del pensamiento mágico como herramienta cognitivo-evolutiva da testimonio el hecho de que dichas abstracciones aún pervivan y tengan vigencia incluso en supersticiones y religiones actuales.



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