Edgar Morin. Imagen: David.Monniaux. Fuente: Wikimedia Commons.
En 1998, el filósofo y sociólogo francés Edgar Morin fue seleccionado por el Secretario de Educación de Francia, Claude Allègre, para liderar una amplia reflexión acerca de la reforma de la enseñanza secundaria en Francia.
Algunos de los pensadores más destacados del país se reunieron entonces, bajo la tutela de Morin, con el fin debatir y proponer acerca de las nuevas necesidades de la educación frente a los desafíos de la modernidad.
Sin grandes sorpresas para conocedores del pensamiento complejo y la obra de Morin, el informe final insistía en dos aspectos fundamentales:
1) La reinserción necesaria de un sentido propedéutico en las enseñanzas, como introducción necesaria para una recepción coherente del conjunto de aprendizajes realizados en cada disciplina.
2) La obligación ética de abrir la enseñanza a ciertos niveles de transversalidad, en particular a través de la posibilidad de inter-fecundar los aportes en cada disciplina, para la construcción de conocimientos pertinentes, elaborados desde la inter-subjetividad.
Pero este informe nunca fue llevado a la práctica, y se mantuvo como listado de buenas intenciones, por el rechazo de los propios educadores franceses, que se negaron a aceptar la reforma propuesta.
Parece que Francia se perdió entonces la oportunidad de un cambio profundo… Parece también que en otros países del planeta, los frenos existentes no fueron tan insuperables ni los actores en acción abordaron el problema con la misma óptica.
La complejidad llega a México
En México, por primera vez, de manera abierta y formal, y bajo el impulso combinado del Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, así como de la Multiversidad “Mundo Real” Edgar Morin, la Secretaría de Educación Pública acaba de introducir de manera oficial una asignatura (o quizás sea mejor hablar en este caso de una “meta-asignatura”) de pensamiento complejo en el quinto semestre del programa de bachillerato, en todas las preparatorias del Estado de Sinaloa, al norte del país.
Este resultado, por anecdótico o puntual que pudiera parecer en comparación con la urgencia, por ejemplo, de ciertos debates económicos o sociales, nos parece un indicador de la progresiva institucionalización del paradigma de la complejidad, en particular en su estrecha conexión con las políticas educativas.
A principios del siglo XX, efectivamente, se requerían unos 50 años para duplicar el nivel de conocimientos (académicos, filosóficos, culturales…) disponibles a escala planetaria. Hoy en día -debido en particular a las nuevas tecnologías de la comunicación- sólo ocho años han sido necesarios para obtener el mismo resultado.
Frente a este flujo permanente de informaciones de todo tipo, necesitamos herramientas rigurosas para poder ordenar el conocimiento y ubicarnos con mayor pertinencia: El pensamiento complejo promete ser precisamente una de estas herramientas.
Pero, paradójicamente, la gran mayoría -por no decir la casi totalidad- de las experiencias didácticas que se proponen desde la perspectiva del pensamiento complejo… se hacen a nivel universitario, cuando por definición el individuo ya acumuló tantas formas de acondicionamiento paradigmático en su vida que se le vuelve particularmente difícil de romper paradigmas.
A finales de octubre de 2013, Edgar Morin estará presente en México, invitado por la Multiversidad, con la intención de reunirse con los directores de todos los colegios de bachillerato de los 32 Estados del país, y argumentar así a favor de una posible extensión a nivel nacional de la iniciativa pionera que se realizó en el Estado de Sinaloa.
Se trataría, en este caso, de un antecedente particularmente valioso, por lo menos a nivel simbólico, para todos los que, en los cinco continentes, se reconocen en las huellas del sociólogo y pensador Edgar Morin, y su combate a favor de un pensamiento más integrador.
Algunos de los pensadores más destacados del país se reunieron entonces, bajo la tutela de Morin, con el fin debatir y proponer acerca de las nuevas necesidades de la educación frente a los desafíos de la modernidad.
Sin grandes sorpresas para conocedores del pensamiento complejo y la obra de Morin, el informe final insistía en dos aspectos fundamentales:
1) La reinserción necesaria de un sentido propedéutico en las enseñanzas, como introducción necesaria para una recepción coherente del conjunto de aprendizajes realizados en cada disciplina.
2) La obligación ética de abrir la enseñanza a ciertos niveles de transversalidad, en particular a través de la posibilidad de inter-fecundar los aportes en cada disciplina, para la construcción de conocimientos pertinentes, elaborados desde la inter-subjetividad.
Pero este informe nunca fue llevado a la práctica, y se mantuvo como listado de buenas intenciones, por el rechazo de los propios educadores franceses, que se negaron a aceptar la reforma propuesta.
Parece que Francia se perdió entonces la oportunidad de un cambio profundo… Parece también que en otros países del planeta, los frenos existentes no fueron tan insuperables ni los actores en acción abordaron el problema con la misma óptica.
La complejidad llega a México
En México, por primera vez, de manera abierta y formal, y bajo el impulso combinado del Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, así como de la Multiversidad “Mundo Real” Edgar Morin, la Secretaría de Educación Pública acaba de introducir de manera oficial una asignatura (o quizás sea mejor hablar en este caso de una “meta-asignatura”) de pensamiento complejo en el quinto semestre del programa de bachillerato, en todas las preparatorias del Estado de Sinaloa, al norte del país.
Este resultado, por anecdótico o puntual que pudiera parecer en comparación con la urgencia, por ejemplo, de ciertos debates económicos o sociales, nos parece un indicador de la progresiva institucionalización del paradigma de la complejidad, en particular en su estrecha conexión con las políticas educativas.
A principios del siglo XX, efectivamente, se requerían unos 50 años para duplicar el nivel de conocimientos (académicos, filosóficos, culturales…) disponibles a escala planetaria. Hoy en día -debido en particular a las nuevas tecnologías de la comunicación- sólo ocho años han sido necesarios para obtener el mismo resultado.
Frente a este flujo permanente de informaciones de todo tipo, necesitamos herramientas rigurosas para poder ordenar el conocimiento y ubicarnos con mayor pertinencia: El pensamiento complejo promete ser precisamente una de estas herramientas.
Pero, paradójicamente, la gran mayoría -por no decir la casi totalidad- de las experiencias didácticas que se proponen desde la perspectiva del pensamiento complejo… se hacen a nivel universitario, cuando por definición el individuo ya acumuló tantas formas de acondicionamiento paradigmático en su vida que se le vuelve particularmente difícil de romper paradigmas.
A finales de octubre de 2013, Edgar Morin estará presente en México, invitado por la Multiversidad, con la intención de reunirse con los directores de todos los colegios de bachillerato de los 32 Estados del país, y argumentar así a favor de una posible extensión a nivel nacional de la iniciativa pionera que se realizó en el Estado de Sinaloa.
Se trataría, en este caso, de un antecedente particularmente valioso, por lo menos a nivel simbólico, para todos los que, en los cinco continentes, se reconocen en las huellas del sociólogo y pensador Edgar Morin, y su combate a favor de un pensamiento más integrador.
Una asignatura con cuatro ejes
La asignatura, así como fue aprobada por la Secretaría de Educación en México, consta de cuatro ejes, también llamados “bloques”.
El primero propone una distinción entre dos grandes tipos de pensamiento (el pensamiento lógico-racional por una parte, y el lateral-creativo por otra), sugiriendo el dominio actual -tanto en los sistemas educativos como en la investigación científica- del primero en detrimento del segundo, y describe en qué contextos, complicados o complejos, se puede usar cada uno con mayor pertinencia para la vida diaria.
El bloque 2 se centra en lo que Edgar Morin define como las “cegueras del espíritu humano”, y trata de presentar el pensamiento complejo como propuesta paradigmática introducida en una evolución histórico-conceptual amplia.
La sistémica, que se detalla en el bloque 3, representa en este sentido un recurso poderoso para ayudarnos a pensar de forma más global… si se desarrolla con prudencia, porque sabemos que pensamiento complejo no significa planteamiento confuso. Finalmente, el bloque 4 reflexiona acerca de las técnicas que derivan del pensamiento complejo para realizar investigaciones con sentido integrador.
Una luz y una recompensa
Para la Multiversidad, designada en 2007 por la UNESCO como universidad oficial del pensamiento complejo en América Latina, este resultado -por más que sea local y modesto- se percibe como la luz de un faro y una recompensa después de muchos años de trabajo, en México, a favor de una mayor práctica educativa del pensamiento complejo.
Aún será preciso un tiempo para evaluar, con detalle, los impactos de este cambio curricular a nivel de preparatoria (bachillerato), y también los ajustes o enriquecimientos necesarios.
Pero, a la vez, esta introducción representa un antecedente potencialmente fecundo… siempre y cuando nosotros, los caminantes de la complejidad a través del mundo, tengamos la capacidad de difundir, debatir, criticar y proponer la complejidad como verdadera red planetaria, en lugar de seguir haciéndolo de manera aislada.
Nicolas Malinowski, Máster en sistémica compleja y Doctor en pensamiento complejo, Director Académico de Multiversidad Mundo Real Edgar Morin.
La asignatura, así como fue aprobada por la Secretaría de Educación en México, consta de cuatro ejes, también llamados “bloques”.
El primero propone una distinción entre dos grandes tipos de pensamiento (el pensamiento lógico-racional por una parte, y el lateral-creativo por otra), sugiriendo el dominio actual -tanto en los sistemas educativos como en la investigación científica- del primero en detrimento del segundo, y describe en qué contextos, complicados o complejos, se puede usar cada uno con mayor pertinencia para la vida diaria.
El bloque 2 se centra en lo que Edgar Morin define como las “cegueras del espíritu humano”, y trata de presentar el pensamiento complejo como propuesta paradigmática introducida en una evolución histórico-conceptual amplia.
La sistémica, que se detalla en el bloque 3, representa en este sentido un recurso poderoso para ayudarnos a pensar de forma más global… si se desarrolla con prudencia, porque sabemos que pensamiento complejo no significa planteamiento confuso. Finalmente, el bloque 4 reflexiona acerca de las técnicas que derivan del pensamiento complejo para realizar investigaciones con sentido integrador.
Una luz y una recompensa
Para la Multiversidad, designada en 2007 por la UNESCO como universidad oficial del pensamiento complejo en América Latina, este resultado -por más que sea local y modesto- se percibe como la luz de un faro y una recompensa después de muchos años de trabajo, en México, a favor de una mayor práctica educativa del pensamiento complejo.
Aún será preciso un tiempo para evaluar, con detalle, los impactos de este cambio curricular a nivel de preparatoria (bachillerato), y también los ajustes o enriquecimientos necesarios.
Pero, a la vez, esta introducción representa un antecedente potencialmente fecundo… siempre y cuando nosotros, los caminantes de la complejidad a través del mundo, tengamos la capacidad de difundir, debatir, criticar y proponer la complejidad como verdadera red planetaria, en lugar de seguir haciéndolo de manera aislada.
Nicolas Malinowski, Máster en sistémica compleja y Doctor en pensamiento complejo, Director Académico de Multiversidad Mundo Real Edgar Morin.