Papa Francisco. Fuente: Wikipedia.
La prensa internacional se ha referido en estos últimos años a frecuentes encuentros del papa Francisco con otras confesiones cristianas y con otras tradiciones religiosas. Y no solo son estos unos encuentros cordiales para dialogar. Con frecuencia, la prensa se hace eco de que se trata de encuentros de oración. Hay personas que se pueden escandalizar: “¿qué hace el papa rezando con los herejes? ¿No es darles la razón? ¿No es aceptar que todas las religiones son iguales?
Teológicamente se ha discutido desde hace un siglo sobre la posibilidad, oportunidad y, en su caso, necesidad de orar juntos los seguidores de diferentes religiones. Los teólogos discuten si es lo mismo “juntarse para orar” que “orar juntos”. Este no es un mero juego semántico.
La teología del pluralismo religioso y la teología de las religiones se han planteado la naturaleza y el lugar teológico de esta experiencia espiritual. En concreto, el teólogo Jacques Dupuis (El cristianismo y las religiones. Del desencuentro al diálogo. Sal Terrae, 2002) ha planteado con agudeza esta cuestión que cobra actualidad con el papa Francisco.
En todas las tradiciones religiosas, bajo formas muy diferentes, han existido y existen experiencias individuales y grupales de lo que suele llamarse “oración”. Esta palabra, presente en todas las religiones pero con formatos muy diversos, se refiere a la relación de los humanos con alguna divinidad o ente superior para implorar su favor, adorar o dar gracias.
En las tradiciones religiosas monoteístas la oración ha sido y es un elemento muy importante en la vida de los creyentes. Pero también en otras tradiciones no monoteístas, bajo nombres muy diversos, existen diferentes tipos de relación con lo que suele llamarse la trascendencia, la profundidad o lo sobrenatural.
Pero, ¿es posible que personas de diferentes tradiciones religiosas puedan orar juntas? ¿No es este un caso de relativismo y de sincretismo? En el cristianismo este problema ha sido objeto de controversias entre los teólogos. En estos últimos años, la tendencia hacia el ecumenismo y, más aún, al encuentro interreligioso ha puesto más de manifiesto la existencia de una problemática que los creyentes desearían solventar.
Hay un dilema que las religiones, las iglesias y las teologías no han resuelto aún pero cuya solución parece formar parte de las tendencias de las religiones: ¿pueden los creyentes de diversas religiones orar juntos al mismo Dios? ¿Se trata solamente de juntarse para orar cada uno a su propia divinidad?
El papa Francisco y la oración con otras religiones
En el poco tiempo que el papa Francisco lleva ocupando la sede de San Pedro, han sido numerosas las ocasiones en las que se ha reunido con creyentes cristianos y no cristianos para orar juntos. La oración ecuménica y la oración interreligiosa parece ser una de las señas de identidad de su pontificado.
Tomamos de la prensa algunas noticias de estos últimos meses. Si iniciamos la narración con el diálogo ecuménico, tenemos noticia de la reunión del papa con figuras de las iglesias protestantes en un gesto claro de apertura. Así leemos que el Papa Francisco se encontró este jueves 7 de mayo de 2015 con un grupo de pastores evangélicos, encabezados por el pastor italiano Giovanni Traettino. Según la prensa, fue en concreto el pastor Traettino quien solicitó el encuentro, que se caracterizó por “el espíritu de oración por la unidad”. El Papa estuvo acompañado por el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, comprometido en construir el diálogo entre cristianos de otras denominaciones fuera de la Comunión con la Iglesia de Roma.
El encuentro, que se realizó “en forma privada” según informa el Vaticano, fue con un grupo de casi cien pastores evangélicos, que “por simpatía y aprecio al Papa, pidieron un encuentro para dialogar con él”. En un comunicado distribuido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, indican que el encuentro se caracterizó por la “viva cordialidad y espíritu de oración por la unidad”. La comunidad de pastores, la mayoría pentecostales, procedían de diversos lugares del mundo, y tiene como precedente la relación establecida con el viaje papal de Francisco a Caserta el año pasado 2014. Y concluye la nota de prensa que la visita del grupo pentecostal podría ser un intercambio de cortesía con Francisco, quien fue el primer Papa en salir del Vaticano para reunirse con representantes de la Iglesia Evangélica Pentecostal.
Aquí tenemos otra noticia: El Papa Francisco recibió en audiencia este viernes 3 de julio de 2015 en la Plaza de San Pedro a unos treinta mil miembros de la Renovación en el Espíritu Santo. El marco del encuentro ha sido la 38 Convención Nacional de esta realidad eclesial en Italia, con el lema: “Vías de unidad y de paz – Voces en oración por los mártires de hoy y por un ecumenismo espiritual”. A continuación publicamos la oración de Papa Francisco por la unidad de los cristianos y los mártires de hoy que hicieron juntos:
Te adoramos Dios omnipotente, Hijo y Espíritu Santo
Padre, envíanos el Espíritu Santo que Jesús nos ha prometido
Él nos guiará hacía la unidad,
Él es el que nos da el carisma,
que hace las diferencias en la Iglesia,
y también Él nos da la unidad.
Envíanos el Espíritu Santo.
Que nos enseñe todo lo que Jesús nos ha enseñado
Que nos de la memoria de todo lo que Jesús ha dicho
Jesús, Señor, tu has pedido para todos nosotros la gracia de la unidad
Señor, esta Iglesia que es tuya, no es nuestra
La historia nos ha dividido
Jesús ayúdanos a ir por el camino de la unidad o
por el camino de esta unidad reconciliada
Señor, Tú siempre has hecho todo lo que has prometido,
danos la unidad de todos los cristianos,
Amén.
Teológicamente se ha discutido desde hace un siglo sobre la posibilidad, oportunidad y, en su caso, necesidad de orar juntos los seguidores de diferentes religiones. Los teólogos discuten si es lo mismo “juntarse para orar” que “orar juntos”. Este no es un mero juego semántico.
La teología del pluralismo religioso y la teología de las religiones se han planteado la naturaleza y el lugar teológico de esta experiencia espiritual. En concreto, el teólogo Jacques Dupuis (El cristianismo y las religiones. Del desencuentro al diálogo. Sal Terrae, 2002) ha planteado con agudeza esta cuestión que cobra actualidad con el papa Francisco.
En todas las tradiciones religiosas, bajo formas muy diferentes, han existido y existen experiencias individuales y grupales de lo que suele llamarse “oración”. Esta palabra, presente en todas las religiones pero con formatos muy diversos, se refiere a la relación de los humanos con alguna divinidad o ente superior para implorar su favor, adorar o dar gracias.
En las tradiciones religiosas monoteístas la oración ha sido y es un elemento muy importante en la vida de los creyentes. Pero también en otras tradiciones no monoteístas, bajo nombres muy diversos, existen diferentes tipos de relación con lo que suele llamarse la trascendencia, la profundidad o lo sobrenatural.
Pero, ¿es posible que personas de diferentes tradiciones religiosas puedan orar juntas? ¿No es este un caso de relativismo y de sincretismo? En el cristianismo este problema ha sido objeto de controversias entre los teólogos. En estos últimos años, la tendencia hacia el ecumenismo y, más aún, al encuentro interreligioso ha puesto más de manifiesto la existencia de una problemática que los creyentes desearían solventar.
Hay un dilema que las religiones, las iglesias y las teologías no han resuelto aún pero cuya solución parece formar parte de las tendencias de las religiones: ¿pueden los creyentes de diversas religiones orar juntos al mismo Dios? ¿Se trata solamente de juntarse para orar cada uno a su propia divinidad?
El papa Francisco y la oración con otras religiones
En el poco tiempo que el papa Francisco lleva ocupando la sede de San Pedro, han sido numerosas las ocasiones en las que se ha reunido con creyentes cristianos y no cristianos para orar juntos. La oración ecuménica y la oración interreligiosa parece ser una de las señas de identidad de su pontificado.
Tomamos de la prensa algunas noticias de estos últimos meses. Si iniciamos la narración con el diálogo ecuménico, tenemos noticia de la reunión del papa con figuras de las iglesias protestantes en un gesto claro de apertura. Así leemos que el Papa Francisco se encontró este jueves 7 de mayo de 2015 con un grupo de pastores evangélicos, encabezados por el pastor italiano Giovanni Traettino. Según la prensa, fue en concreto el pastor Traettino quien solicitó el encuentro, que se caracterizó por “el espíritu de oración por la unidad”. El Papa estuvo acompañado por el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, comprometido en construir el diálogo entre cristianos de otras denominaciones fuera de la Comunión con la Iglesia de Roma.
El encuentro, que se realizó “en forma privada” según informa el Vaticano, fue con un grupo de casi cien pastores evangélicos, que “por simpatía y aprecio al Papa, pidieron un encuentro para dialogar con él”. En un comunicado distribuido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, indican que el encuentro se caracterizó por la “viva cordialidad y espíritu de oración por la unidad”. La comunidad de pastores, la mayoría pentecostales, procedían de diversos lugares del mundo, y tiene como precedente la relación establecida con el viaje papal de Francisco a Caserta el año pasado 2014. Y concluye la nota de prensa que la visita del grupo pentecostal podría ser un intercambio de cortesía con Francisco, quien fue el primer Papa en salir del Vaticano para reunirse con representantes de la Iglesia Evangélica Pentecostal.
Aquí tenemos otra noticia: El Papa Francisco recibió en audiencia este viernes 3 de julio de 2015 en la Plaza de San Pedro a unos treinta mil miembros de la Renovación en el Espíritu Santo. El marco del encuentro ha sido la 38 Convención Nacional de esta realidad eclesial en Italia, con el lema: “Vías de unidad y de paz – Voces en oración por los mártires de hoy y por un ecumenismo espiritual”. A continuación publicamos la oración de Papa Francisco por la unidad de los cristianos y los mártires de hoy que hicieron juntos:
Te adoramos Dios omnipotente, Hijo y Espíritu Santo
Padre, envíanos el Espíritu Santo que Jesús nos ha prometido
Él nos guiará hacía la unidad,
Él es el que nos da el carisma,
que hace las diferencias en la Iglesia,
y también Él nos da la unidad.
Envíanos el Espíritu Santo.
Que nos enseñe todo lo que Jesús nos ha enseñado
Que nos de la memoria de todo lo que Jesús ha dicho
Jesús, Señor, tu has pedido para todos nosotros la gracia de la unidad
Señor, esta Iglesia que es tuya, no es nuestra
La historia nos ha dividido
Jesús ayúdanos a ir por el camino de la unidad o
por el camino de esta unidad reconciliada
Señor, Tú siempre has hecho todo lo que has prometido,
danos la unidad de todos los cristianos,
Amén.
Oración interreligiosa
Si pasamos al campo interreligioso, son abundantes los testimonios de oración conjunta. Así leemos que el Papa Francisco rezó la siguiente oración este sábado 6 de junio de 2015 por la tarde ante líderes de diversas religiones durante un encuentro ecuménico e interreligioso celebrado en el Centro Internacional de Estudios Franciscanos de Sarajevo:
Dios todopoderoso y eterno,
Padre bueno y misericordioso;
Creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles;
Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob,
Rey y Señor del pasado, del presente y del futuro;
único juez de todos los hombres,
que recompensas a tus fieles con la gloria eterna.
Nosotros, descendientes de Abrahán según la fe en ti, único Dios,
judíos, cristianos y musulmanes,
humildemente nos ponemos en tu presencia
y con confianza te pedimos
por este país, Bosnia y Herzegovina,
para que puedan habitarlo en paz y armonía
hombres y mujeres creyentes de distintas religiones, naciones y culturas.
Te pedimos, Padre, que esto mismo suceda
en todos los países del mundo.
Refuerza, en cada uno de nosotros, la fe y la esperanza,
el respeto recíproco y el amor sincero
por todos nuestros hermanos y hermanas.
Haz que, con valentía, nos comprometamos
a construir la justicia social,
a ser hombres de buena voluntad,
llenos de comprensión recíproca y de perdón,
pacientes artesanos de diálogo y de paz.
Que todos nuestros pensamientos, palabras y obras
estén en armonía con tu santa voluntad.
Todo sea para tu honor y gloria, y para nuestra salvación.
A ti sea la alabanza y la gloria, por los siglos de los siglos, Dios nuestro. Amén.
Pasemos a otra noticia de prensa: El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli; el imán de la Comunidad Islámica de la República Argentina (CIRA), sheij Adelnaby El-Hefnaui, y el rabino Adrián Herbst, en representación de la fe judía, elevaron, el pasado miércoles 29 de julio de 2015, una plegaria en la catedral metropolitana para rogar a Dios por la paz en la Argentina y el mundo, en un acto convocado para conmemorar los 15 años del Olivo de la Paz plantado por el cardenal Bergoglio –hoy el papa Francisco- en la Plaza de Mayo.
El secretario de Culto, Guillermo Oliveri participó de la ceremonia en la cual el cardenal Poli hizo una breve alocución e invitó a rezar al buen Dios, que es Padre, por la paz en la Argentina. También rezó diciendo: “Que la palabra inclusión se haga cada vez más realidad en el país”.
Luego fue el turno del rabino Adrián Herbst, quien agradeció a Dios la posibilidad de la educación. También rogó “para que estemos siempre al servicio del ser humano” y Dios infunda en el hombre el espíritu de consejo y de fortaleza, de entendimiento y de reverencia al Señor. “Que tengamos la gracia de amarte a Ti y a todos los seres humanos”, expresó el líder religioso judío.
Finalmente habló el sheij Adelnaby El-Hefnaui, en nombre de la fe musulmana. El imán agradeció la convocatoria y deseó la paz a todos los presentes. “La paz y la educación son las bases de la civilización, del ser humano y de la felicidad; desde este bendito lugar, debemos construir la paz y la convivencia. Rogamos al Dios que nos permita vivir en paz, con seguridad y con felicidad”, dijo El-Hefnaui.
La intención original era realizar la oración frente al Olivo de la Paz, plantado en la Plaza de Mayo por el cardenal Jorge Bergoglio y representantes cristianos evangélicos, judíos y musulmanes en 2000, y que pronto cumplirá 15 años en ese lugar. Se trata de un árbol ubicado en la Plaza de Mayo, a pocos metros de la catedral metropolitana, y que se puede advertir transitando la avenida Rivadavia. En la cultura cristiana, como en la religión judía e islámica, el olivo es un símbolo de paz. Creemos que son testimonios de que algo está cambiando en las religiones.
Si pasamos al campo interreligioso, son abundantes los testimonios de oración conjunta. Así leemos que el Papa Francisco rezó la siguiente oración este sábado 6 de junio de 2015 por la tarde ante líderes de diversas religiones durante un encuentro ecuménico e interreligioso celebrado en el Centro Internacional de Estudios Franciscanos de Sarajevo:
Dios todopoderoso y eterno,
Padre bueno y misericordioso;
Creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles;
Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob,
Rey y Señor del pasado, del presente y del futuro;
único juez de todos los hombres,
que recompensas a tus fieles con la gloria eterna.
Nosotros, descendientes de Abrahán según la fe en ti, único Dios,
judíos, cristianos y musulmanes,
humildemente nos ponemos en tu presencia
y con confianza te pedimos
por este país, Bosnia y Herzegovina,
para que puedan habitarlo en paz y armonía
hombres y mujeres creyentes de distintas religiones, naciones y culturas.
Te pedimos, Padre, que esto mismo suceda
en todos los países del mundo.
Refuerza, en cada uno de nosotros, la fe y la esperanza,
el respeto recíproco y el amor sincero
por todos nuestros hermanos y hermanas.
Haz que, con valentía, nos comprometamos
a construir la justicia social,
a ser hombres de buena voluntad,
llenos de comprensión recíproca y de perdón,
pacientes artesanos de diálogo y de paz.
Que todos nuestros pensamientos, palabras y obras
estén en armonía con tu santa voluntad.
Todo sea para tu honor y gloria, y para nuestra salvación.
A ti sea la alabanza y la gloria, por los siglos de los siglos, Dios nuestro. Amén.
Pasemos a otra noticia de prensa: El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli; el imán de la Comunidad Islámica de la República Argentina (CIRA), sheij Adelnaby El-Hefnaui, y el rabino Adrián Herbst, en representación de la fe judía, elevaron, el pasado miércoles 29 de julio de 2015, una plegaria en la catedral metropolitana para rogar a Dios por la paz en la Argentina y el mundo, en un acto convocado para conmemorar los 15 años del Olivo de la Paz plantado por el cardenal Bergoglio –hoy el papa Francisco- en la Plaza de Mayo.
El secretario de Culto, Guillermo Oliveri participó de la ceremonia en la cual el cardenal Poli hizo una breve alocución e invitó a rezar al buen Dios, que es Padre, por la paz en la Argentina. También rezó diciendo: “Que la palabra inclusión se haga cada vez más realidad en el país”.
Luego fue el turno del rabino Adrián Herbst, quien agradeció a Dios la posibilidad de la educación. También rogó “para que estemos siempre al servicio del ser humano” y Dios infunda en el hombre el espíritu de consejo y de fortaleza, de entendimiento y de reverencia al Señor. “Que tengamos la gracia de amarte a Ti y a todos los seres humanos”, expresó el líder religioso judío.
Finalmente habló el sheij Adelnaby El-Hefnaui, en nombre de la fe musulmana. El imán agradeció la convocatoria y deseó la paz a todos los presentes. “La paz y la educación son las bases de la civilización, del ser humano y de la felicidad; desde este bendito lugar, debemos construir la paz y la convivencia. Rogamos al Dios que nos permita vivir en paz, con seguridad y con felicidad”, dijo El-Hefnaui.
La intención original era realizar la oración frente al Olivo de la Paz, plantado en la Plaza de Mayo por el cardenal Jorge Bergoglio y representantes cristianos evangélicos, judíos y musulmanes en 2000, y que pronto cumplirá 15 años en ese lugar. Se trata de un árbol ubicado en la Plaza de Mayo, a pocos metros de la catedral metropolitana, y que se puede advertir transitando la avenida Rivadavia. En la cultura cristiana, como en la religión judía e islámica, el olivo es un símbolo de paz. Creemos que son testimonios de que algo está cambiando en las religiones.
Papa Francisco en visita pastoral a Corea del Sur (2014). Imagen: Korea.net / Korean Culture and Information Service. Fuente: Disponible bajo la licencia CC BY-SA 2.0 vía Wikimedia Commons.
Juan Pablo II y la oración interreligiosa
Hemos aportado diversas informaciones sobre experiencias protagonizadas por del papa Francisco sobre oración ecuménica e interreligiosa. Pero no pensemos que esta es una idea “moderna”. El papa Juan Pablo II, el 27 de octubre de 1986, según nos informa la revista Vida Nueva, estuvo en la ciudad de Asís, cuna de San Francisco. Ese día tuvo lugar en esta ciudad la Jornada mundial de oración por la paz.
Según Vida Nueva, al día siguiente, todos los medios de comunicación del mundo se hacían eco del sorprendente anuncio, y los comentarios fueron, en su gran mayoría, positivos.
Por su parte, a Roma comenzaron a llegar respuestas afirmativas a la invitación papal, de manera que el Papa pudo anunciar, el 6 de abril, que el Encuentro tendría lugar el 27 de octubre (lunes fue el día de la semana escogido porque no podía ser ni viernes, ni sábado, ni domingo, por su significado para musulmanes, judíos y cristianos).
“La paz –dijo el Papa al anunciarlo– es un bien tan fundamental y al mismo tiempo tan insidiado que suscita en las personas conscientes una trepidación constante y a veces hasta un sentimiento de impotencia, ya que parece un horizonte humanamente inalcanzable. Pero el creyente sabe que, en este desafío, puede contar con la ayuda que viene de lo Alto”.
Aunque la idea del Papa no fue discutida en público por ningún eclesiástico católico de cierto rango, no faltaban en ambientes curiales voces que criticaban una “iniciativa equívoca” y la acusaban de favorecer el sincretismo religioso. Por no hablar de algunos círculos de la extrema derecha –los hijos de monseñor Lefebvre en primera fila–, que veían en esa reunión la “perversidad” del Vaticano II.
Es una contra-verdad histórica sumar a esos disidentes al cardenal Joseph Ratzinger, entonces prefecto de Doctrina de la Fe. No hay un solo texto suyo que pueda aducirse para justificar esa sospecha. Lo que sí hizo el purpurado –como era su deber– fue insistir en que se delimitara bien el diseño de la Jornada, para que no se prestase a interpretarla como una “ONU de las religiones” y eliminar “no solo el sincretismo, sino cualquier apariencia de sincretismo”. “No hay que esperar una oración común, no es posible. Pero estaremos juntos en el mismo lugar para rezar”, explicó el cardenal Etchegaray.
Fruto de estas aportaciones, nació la fórmula que satisfizo a todos: “No rezar juntos, sino estar juntos para rezar”. Así lo explicó en rueda de prensa el 27 de junio de 1986 el cardenal Etchegaray: “No hay que esperar una oración común, no es posible. Pero estaremos juntos en el mismo lugar para rezar. Hay que respetar la plegaria de cada uno, permitir a todos expresarse en la plenitud de su fe, de sus creencias”.
En su libro El cristianismo y las religiones. Del desencuentro al diálogo (Sal Terrae, 2002), el teólogo Jacques Dupuis, dedica un capítulo (el décimo y último) al tema de “La oración interreligiosa”. Posteriormente, poco antes de fallecer, Dupuis publicó un artículo sobre este tema que apareció en la revista Studi Ecumeneci [Anno XVI – n.1, Gennaio-Marzo 1998, Venezia, Istituto di Studi Ecumenici S.Bernardino]. Fue traducido y publicado en la revista Periodista Digital en 2007 y tiene plena actualidad.
Según Dupuis, cinco días antes de la Jornada mundial de oración por la paz en Asís [el 27 de octubre de 1986], durante la audiencia general del miércoles, el papa Juan Pablo II explicó el significado, la importancia y la modalidad de esta jornada con estas palabras:
“Lo que sucederá en Asís no será cierto sincretismo religioso, sino sincera actitud de oración a Dios dentro del mutuo respeto. Y ésta es la causa por la que se ha elegido para el encuentro de Asís la fórmula: estar juntos para orar. No se puede, cierto, “orar juntos”, o sea, hacer una oración común, pero se puede estar presente cuando los otros oran; de este modo manifestamos nuestro respeto por la oración de los otros y por la actitud de los otros frente a la Divinidad; al mismo tiempo, les ofrecemos a ellos el testimonio humilde y sincero de nuestra fe en Cristo, Señor del Universo”.
“Así se hará en Asís donde, en un momento de la jornada se tendrán las oraciones separadas, de las diversas representaciones religiosas, en distintos lugares pero luego, en la Plaza de la Basílica inferior de San Francisco, se sucederán, oportunamente distinguidas, una después de otra, las oraciones de los representantes de cada una de las Religiones, mientras todos los demás asistirán en actitud respetuosa interna y externa, de quien es testigo del esfuerzo supremo de los otros hombres y mujeres que buscan a Dios”.
“Este “estar juntos para orar”, adquiere un significado particularmente profundo y elocuente en cuanto que se estará los unos al lado de los otros, para implorar de Dios el don del cual toda la humanidad de hoy tiene mayor necesidad para sobrevivir: la paz”.
Algunos días antes, l’Osservatore Romano publicó un artículo del padre Marcelo Zago, - que entonces era Secretario del Secretariado para los no cristianos,- en el cual, justificando el modo de proceder en Asís, afirmaba la posibilidad de oración común entre cristianos y miembros de otras tradiciones religiosas.
Escribía en este artículo de l’Osservatore Romano: “En Asís, los jefes de las iglesias y de las religiones estarán juntos para orar. De hecho no hacen juntos la misma oración, no oran juntos, pero están juntos para orar. Esta unidad y esta separación a un tiempo, muestran que las religiones no son iguales, aún teniendo aspiraciones convergentes y expresiones similares...Las experiencias de oración común y de participación religiosa no faltan. Las más de las veces son realizadas con prudencia, evitando el sincretismo. El compartir las experiencias de meditación es lo más frecuente. Por esto, no faltan serias motivaciones teológicas...Estar juntos para orar y tal vez orar juntos, es reconocer este hecho esencial de la relación de todos los hombres con Dios”.
Hemos aportado diversas informaciones sobre experiencias protagonizadas por del papa Francisco sobre oración ecuménica e interreligiosa. Pero no pensemos que esta es una idea “moderna”. El papa Juan Pablo II, el 27 de octubre de 1986, según nos informa la revista Vida Nueva, estuvo en la ciudad de Asís, cuna de San Francisco. Ese día tuvo lugar en esta ciudad la Jornada mundial de oración por la paz.
Según Vida Nueva, al día siguiente, todos los medios de comunicación del mundo se hacían eco del sorprendente anuncio, y los comentarios fueron, en su gran mayoría, positivos.
Por su parte, a Roma comenzaron a llegar respuestas afirmativas a la invitación papal, de manera que el Papa pudo anunciar, el 6 de abril, que el Encuentro tendría lugar el 27 de octubre (lunes fue el día de la semana escogido porque no podía ser ni viernes, ni sábado, ni domingo, por su significado para musulmanes, judíos y cristianos).
“La paz –dijo el Papa al anunciarlo– es un bien tan fundamental y al mismo tiempo tan insidiado que suscita en las personas conscientes una trepidación constante y a veces hasta un sentimiento de impotencia, ya que parece un horizonte humanamente inalcanzable. Pero el creyente sabe que, en este desafío, puede contar con la ayuda que viene de lo Alto”.
Aunque la idea del Papa no fue discutida en público por ningún eclesiástico católico de cierto rango, no faltaban en ambientes curiales voces que criticaban una “iniciativa equívoca” y la acusaban de favorecer el sincretismo religioso. Por no hablar de algunos círculos de la extrema derecha –los hijos de monseñor Lefebvre en primera fila–, que veían en esa reunión la “perversidad” del Vaticano II.
Es una contra-verdad histórica sumar a esos disidentes al cardenal Joseph Ratzinger, entonces prefecto de Doctrina de la Fe. No hay un solo texto suyo que pueda aducirse para justificar esa sospecha. Lo que sí hizo el purpurado –como era su deber– fue insistir en que se delimitara bien el diseño de la Jornada, para que no se prestase a interpretarla como una “ONU de las religiones” y eliminar “no solo el sincretismo, sino cualquier apariencia de sincretismo”. “No hay que esperar una oración común, no es posible. Pero estaremos juntos en el mismo lugar para rezar”, explicó el cardenal Etchegaray.
Fruto de estas aportaciones, nació la fórmula que satisfizo a todos: “No rezar juntos, sino estar juntos para rezar”. Así lo explicó en rueda de prensa el 27 de junio de 1986 el cardenal Etchegaray: “No hay que esperar una oración común, no es posible. Pero estaremos juntos en el mismo lugar para rezar. Hay que respetar la plegaria de cada uno, permitir a todos expresarse en la plenitud de su fe, de sus creencias”.
En su libro El cristianismo y las religiones. Del desencuentro al diálogo (Sal Terrae, 2002), el teólogo Jacques Dupuis, dedica un capítulo (el décimo y último) al tema de “La oración interreligiosa”. Posteriormente, poco antes de fallecer, Dupuis publicó un artículo sobre este tema que apareció en la revista Studi Ecumeneci [Anno XVI – n.1, Gennaio-Marzo 1998, Venezia, Istituto di Studi Ecumenici S.Bernardino]. Fue traducido y publicado en la revista Periodista Digital en 2007 y tiene plena actualidad.
Según Dupuis, cinco días antes de la Jornada mundial de oración por la paz en Asís [el 27 de octubre de 1986], durante la audiencia general del miércoles, el papa Juan Pablo II explicó el significado, la importancia y la modalidad de esta jornada con estas palabras:
“Lo que sucederá en Asís no será cierto sincretismo religioso, sino sincera actitud de oración a Dios dentro del mutuo respeto. Y ésta es la causa por la que se ha elegido para el encuentro de Asís la fórmula: estar juntos para orar. No se puede, cierto, “orar juntos”, o sea, hacer una oración común, pero se puede estar presente cuando los otros oran; de este modo manifestamos nuestro respeto por la oración de los otros y por la actitud de los otros frente a la Divinidad; al mismo tiempo, les ofrecemos a ellos el testimonio humilde y sincero de nuestra fe en Cristo, Señor del Universo”.
“Así se hará en Asís donde, en un momento de la jornada se tendrán las oraciones separadas, de las diversas representaciones religiosas, en distintos lugares pero luego, en la Plaza de la Basílica inferior de San Francisco, se sucederán, oportunamente distinguidas, una después de otra, las oraciones de los representantes de cada una de las Religiones, mientras todos los demás asistirán en actitud respetuosa interna y externa, de quien es testigo del esfuerzo supremo de los otros hombres y mujeres que buscan a Dios”.
“Este “estar juntos para orar”, adquiere un significado particularmente profundo y elocuente en cuanto que se estará los unos al lado de los otros, para implorar de Dios el don del cual toda la humanidad de hoy tiene mayor necesidad para sobrevivir: la paz”.
Algunos días antes, l’Osservatore Romano publicó un artículo del padre Marcelo Zago, - que entonces era Secretario del Secretariado para los no cristianos,- en el cual, justificando el modo de proceder en Asís, afirmaba la posibilidad de oración común entre cristianos y miembros de otras tradiciones religiosas.
Escribía en este artículo de l’Osservatore Romano: “En Asís, los jefes de las iglesias y de las religiones estarán juntos para orar. De hecho no hacen juntos la misma oración, no oran juntos, pero están juntos para orar. Esta unidad y esta separación a un tiempo, muestran que las religiones no son iguales, aún teniendo aspiraciones convergentes y expresiones similares...Las experiencias de oración común y de participación religiosa no faltan. Las más de las veces son realizadas con prudencia, evitando el sincretismo. El compartir las experiencias de meditación es lo más frecuente. Por esto, no faltan serias motivaciones teológicas...Estar juntos para orar y tal vez orar juntos, es reconocer este hecho esencial de la relación de todos los hombres con Dios”.
Fuente: Wikipedia.
Dilema teológico
Las palabras del Papa Juan Pablo II de 1986 recordadas más arriba, como también las explicaciones muchas veces repetidas luego del evento de Asís por parte de los responsables –“Hemos estado juntos en Asís para orar, no hemos estado en Asís para orar juntos”- podrían inducir a pensar que la oración común entre cristianos y otros sea, si no del todo imposible, al menos no favorable por el peligro de caer en el relativismos y en el sincretismo.
Que hay que evitar ese peligro está claramente fuera de toda discusión. Pero esto no significa que la oración común sea algo impracticable. Al respecto dan testimonio de eso las “Orientaciones para el Diálogo Interreligioso” publicadas por la Comisión para el Diálogo y el Ecumenismo, de la Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI), según las cuales la oración común con los miembros de otras religiones no sólo es posible, sino recomendada; es, por lo contrario, un deber, con tal que sea hecha correctamente.
Habiendo elegido entre varias formas de diálogo interreligioso las Orientaciones prosiguen así: “una tercera forma de dialogar alcanza los niveles más profundos de la vida religiosa y consiste en el compartir la oración y la contemplación. El objetivo de la oración común es, ante todo, el culto corporativo del Dios de todos, el que nos ha creado para hacer de nosotros una gran familia. Estamos llamados a adorar a Dios no sólo individualmente, sino también como comunidad.
Dado que en un sentido real y fundamental somos uno con la comunidad entera, adorar a Dios junto con los otros no es solamente para nosotros un derecho, sino un deber”. (CBCI, Commission for Dialogue and Ecumenism, Guidelines for Inter-Religious Dialogue, second revised edition, CBCI Centre, New Delhi 1989, n. 82, p.68 ).
Más adelante el documento explica el discernimiento que se requiere (n. 84); da directivas concretas para encuentros de oración (n. 85) y explica la preparación requerida por parte de los participantes (n. 86). De todos modos, el uso de la oración común no resulta ni inaudito ni impracticable.
Jornada de oración por la paz de Asís (1986)
Para evitar malentendidos, es necesario decir claramente que en las circunstancias concretas de la Jornada mundial de oración de Asís no se podía ni siquiera pensar en una oración común compartida juntos, por todos y esto por diversas razones: el encuentro, al nivel oficial más alto, la falta de preparación común, la diversidad de las religiones representadas, la ausencia de conocimiento mutuo anticipado, como también de compromiso recíproco en una elección de oración aceptable y significativa para todos.
Pero sería equivocado creer que la fórmula usada en Asís sea la única posible y deducir de esto reglas absolutas. Es necesario en cambio tener en cuenta las situaciones concretas y juzgar pastoralmente cuales sean las actitudes posibles.
Tal discernimiento se hace cada vez. No es tarea de esta ponencia. A nosotros en cambio nos interesa mostrar qué consideraciones teológicas puedan servir de fundamento para una práctica de oración común compartida por cristianos y miembros de otras tradiciones religiosas. Pero a tal fin son necesarias distinciones previas entre las diversas tradiciones religiosas que puedan estar implicadas. El fundamento teológico del que se trata no es totalmente igual en todos los casos.
Religiones monoteístas y religiones de oriente
Ante todo será necesario tener en cuenta la distinción clásica entre las tres religiones llamadas monoteístas, o bien proféticas por una parte y aquéllas llamadas místicas del Oriente, por otra parte.
Notemos fugazmente que tal distinción no debe ser mal interpretada o tomada en modo absoluto. No significa negar que las religiones asiáticas puedan dirigirse a un Absoluto también personal o bien tener una dimensión profética; ni pretende rechazar en las religiones monoteístas un aspecto místico.
Se entiende en cambio el hecho de que, las tres religiones llamadas monoteístas, se remiten a un origen histórico común en la fe de Abraham; pertenecen por lo tanto a una familia común. Tal pertenencia, como se verá enseguida, ofrece un elemento importante en relación al fundamento teológico de la oración común.
Ulteriores distinciones habría que hacerlas también a propósito de las otras religiones. Existen corrientes entre las distintas religiones, es más, dentro de una única religión (si se sigue la terminología recibida, pero de origen bastante reciente, en el caso del hinduismo): corriente teísta y no teísta; teísta y agnóstica; teísta o atea. Resulta claro que entre la bhakti hindú que se dirige a un Dios personal y la mística hindú de la advaita (no dualidad), las diferencias son notables; así también entre la actitud devocional de la bhakti hindú y la meditación o contemplación budista y etc.
Conclusión
De aquí resulta que la oración común aparece como el alma del diálogo interreligioso, eso es, la expresión más profunda del diálogo y al mismo tiempo la garantía de una conversión común más profunda hacia Dios y los otros. Es evangelización mutua entre cristianos y los otros, los unos a través de los otros. Pero restan algunos problemas teológicos y prácticos pendientes de los que nos iremos haciendo eco en próximos artículos en Tendencias21 de las religiones.
Leandro Sequeiros. Coeditor de Tendencias21 de las Religiones y Miembro del Consejo Asesor de la Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión.
Las palabras del Papa Juan Pablo II de 1986 recordadas más arriba, como también las explicaciones muchas veces repetidas luego del evento de Asís por parte de los responsables –“Hemos estado juntos en Asís para orar, no hemos estado en Asís para orar juntos”- podrían inducir a pensar que la oración común entre cristianos y otros sea, si no del todo imposible, al menos no favorable por el peligro de caer en el relativismos y en el sincretismo.
Que hay que evitar ese peligro está claramente fuera de toda discusión. Pero esto no significa que la oración común sea algo impracticable. Al respecto dan testimonio de eso las “Orientaciones para el Diálogo Interreligioso” publicadas por la Comisión para el Diálogo y el Ecumenismo, de la Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI), según las cuales la oración común con los miembros de otras religiones no sólo es posible, sino recomendada; es, por lo contrario, un deber, con tal que sea hecha correctamente.
Habiendo elegido entre varias formas de diálogo interreligioso las Orientaciones prosiguen así: “una tercera forma de dialogar alcanza los niveles más profundos de la vida religiosa y consiste en el compartir la oración y la contemplación. El objetivo de la oración común es, ante todo, el culto corporativo del Dios de todos, el que nos ha creado para hacer de nosotros una gran familia. Estamos llamados a adorar a Dios no sólo individualmente, sino también como comunidad.
Dado que en un sentido real y fundamental somos uno con la comunidad entera, adorar a Dios junto con los otros no es solamente para nosotros un derecho, sino un deber”. (CBCI, Commission for Dialogue and Ecumenism, Guidelines for Inter-Religious Dialogue, second revised edition, CBCI Centre, New Delhi 1989, n. 82, p.68 ).
Más adelante el documento explica el discernimiento que se requiere (n. 84); da directivas concretas para encuentros de oración (n. 85) y explica la preparación requerida por parte de los participantes (n. 86). De todos modos, el uso de la oración común no resulta ni inaudito ni impracticable.
Jornada de oración por la paz de Asís (1986)
Para evitar malentendidos, es necesario decir claramente que en las circunstancias concretas de la Jornada mundial de oración de Asís no se podía ni siquiera pensar en una oración común compartida juntos, por todos y esto por diversas razones: el encuentro, al nivel oficial más alto, la falta de preparación común, la diversidad de las religiones representadas, la ausencia de conocimiento mutuo anticipado, como también de compromiso recíproco en una elección de oración aceptable y significativa para todos.
Pero sería equivocado creer que la fórmula usada en Asís sea la única posible y deducir de esto reglas absolutas. Es necesario en cambio tener en cuenta las situaciones concretas y juzgar pastoralmente cuales sean las actitudes posibles.
Tal discernimiento se hace cada vez. No es tarea de esta ponencia. A nosotros en cambio nos interesa mostrar qué consideraciones teológicas puedan servir de fundamento para una práctica de oración común compartida por cristianos y miembros de otras tradiciones religiosas. Pero a tal fin son necesarias distinciones previas entre las diversas tradiciones religiosas que puedan estar implicadas. El fundamento teológico del que se trata no es totalmente igual en todos los casos.
Religiones monoteístas y religiones de oriente
Ante todo será necesario tener en cuenta la distinción clásica entre las tres religiones llamadas monoteístas, o bien proféticas por una parte y aquéllas llamadas místicas del Oriente, por otra parte.
Notemos fugazmente que tal distinción no debe ser mal interpretada o tomada en modo absoluto. No significa negar que las religiones asiáticas puedan dirigirse a un Absoluto también personal o bien tener una dimensión profética; ni pretende rechazar en las religiones monoteístas un aspecto místico.
Se entiende en cambio el hecho de que, las tres religiones llamadas monoteístas, se remiten a un origen histórico común en la fe de Abraham; pertenecen por lo tanto a una familia común. Tal pertenencia, como se verá enseguida, ofrece un elemento importante en relación al fundamento teológico de la oración común.
Ulteriores distinciones habría que hacerlas también a propósito de las otras religiones. Existen corrientes entre las distintas religiones, es más, dentro de una única religión (si se sigue la terminología recibida, pero de origen bastante reciente, en el caso del hinduismo): corriente teísta y no teísta; teísta y agnóstica; teísta o atea. Resulta claro que entre la bhakti hindú que se dirige a un Dios personal y la mística hindú de la advaita (no dualidad), las diferencias son notables; así también entre la actitud devocional de la bhakti hindú y la meditación o contemplación budista y etc.
Conclusión
De aquí resulta que la oración común aparece como el alma del diálogo interreligioso, eso es, la expresión más profunda del diálogo y al mismo tiempo la garantía de una conversión común más profunda hacia Dios y los otros. Es evangelización mutua entre cristianos y los otros, los unos a través de los otros. Pero restan algunos problemas teológicos y prácticos pendientes de los que nos iremos haciendo eco en próximos artículos en Tendencias21 de las religiones.
Leandro Sequeiros. Coeditor de Tendencias21 de las Religiones y Miembro del Consejo Asesor de la Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión.