El mundo sería como el Serengeti si no existiera el ser humano

La conservación de los grandes mamíferos en África se debe a que el impacto humano ha sido menor en el continente que en otras regiones del globo


Un estudio de la Universidad de Aarhus ha permitido crear un mapa que predice la hipotética distribución de los grandes mamíferos en un mundo en que no existiera el Homo sapiens. Al contrario de lo que se suele pensar, es la actividad humana y no las condiciones climáticas la que tiene mayor incidencia en este aspecto, por lo que los ecosistemas del planeta serían más semejantes a los de África si no existiera el ser humano.


Jorge Lázaro
25/08/2015

Así sería la distribución de grandes mamíferos (con un peso mayor de 45 kg.) de no existir el ser humano. Imagen: Soren Faurby.
Uno de los pasatiempos más extendidos en el mundo, sin importar el grupo social al que nos dirijamos, es el del juego hipotético: “¿qué habría sucedido si…?”. Junto con las populares ucronías históricas, el impacto del ser humano en la naturaleza ha devuelto la fuerza a otra pregunta que ha dado pie a más de una película o documental: ¿qué sería del mundo si desapareciera el ser humano?

La pregunta ha trascendido la ficción en más de una ocasión, llegando al terreno científico. Es el caso que nos ocupa, aunque esta vez el enfoque ha sido ligeramente distinto. Poniendo la mirada en el grupo concreto de los grandes mamíferos, los investigadores han querido averiguar cuál habría sido su destino de no haber pisado nunca la Tierra el Homo sapiens.

El estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, del que informa en un comunicado, ha mostrado unas conclusiones muy claras: sin el Homo sapiens, Europa no sería hoy cuna solamente de animales como lobos, osos o alces, sino también de ejemplares de rinocerontes o elefantes, una megafauna hoy recluida en África y algunos lugares de Asia.

Una tendencia global

El caso de Europa es el más característico, pues es donde la acción humana ha tenido un efecto más determinante, no tanto en términos de perdurabilidad histórica o contingentes de población, sino en lo referente a un impacto sobre el medio mucho más marcado que en otros puntos del planeta.

Solo eso explica, según los investigadores, la distribución actual de especies de mamíferos consideradas megafauna. Teniendo en cuenta la ecología, la biogeografía, y las características medioambientales de los nichos donde habitan hoy los grandes mamíferos, el clima no sería un enemigo; más bien al contrario, pues la distribución de las especies sería muy similar a la que existe en África, solo que en este caso presente en todo el mundo.

Con todo, “el norte de Europa no es el único lugar donde los seres humanos han disminuido la diversidad de los mamíferos, sino que se trata de un fenómeno mundial”, afirma el profesor Jens-Christian Svenning, del Departamento de Biociencia de la Universidad de Aarhus, y uno de los autores del estudio.

La distribución actual de los grandes mamíferos muestra una diversidad mucho menor de la que sería natural, con la mayoría de ellos confinados en África. Imagen: Soren Faurby.
El impacto humano

Los investigadores toman como ejemplo emblemático el fenómeno de los safaris. Según afirman, si tienen lugar en África se debe a que este continente es el último nicho donde existe una diversidad lógica en el número de especies de grandes mamíferos. A diferencia de lo que tradicionalmente se ha pensado, no es algo que se deba a las condiciones climáticas (cuya variabilidad es fácilmente encontrable en otros ecosistemas de todo el mundo), sino a que la actividad humana no ha producido un impacto tan notable como en otros continentes.

“Hay un gran déficit en la diversidad de los mamíferos en comparación con lo que habría sido la tendencia natural”, afirma Svenning. Su compañero de estudio, el investigador postdoctoral del Departamento de Biociencia de la Universidad de Aarhus Søren Faurby, concluye que en condiciones ideales “tantos o incluso más animales grandes habrían existido en otros lugares del mundo [fuera de África]”.

La comparación climática lleva a los autores del estudio a poner el foco en el continente americano, pues es allí donde el mapa de biodiversidad trazado en el estudio muestra una mayor diversificación de grandes mamíferos. Además, el continente (tanto en el Norte como en el Sur), ha sido tradicionalmente uno de los más estudiados en cuanto a megafauna extinta. Animales como los mamuts o algunas especies de dientes de sable desaparecieron en la gran extinción del Cuaternario por la acción conjunta de la caza humana y los cambios en el entorno (donde también el inicio de la agricultura jugó un papel fundamental).

Una ayuda a la conservación
 
El conocimiento de la distribución de mamíferos en un hipotético mundo sin humanos puede llevar a una mejor comprensión de los mecanismos que afectan a la supervivencia de una especie, tanto por la acción humana como por los mismos efectos de la naturaleza.
 
Como ejemplo, los investigadores resaltan la tendencia de conservación en las áreas montañosas, que muestran una diversidad más cercana a la que sería deseable. Hasta ahora se pensaba que un área montañosa tenía por sus características naturales una mayor diversidad, pero no es así en los mapas; por tanto, la posibilidad que queda es la de la mayor inaccesibilidad (y por tanto el menor impacto humano) de estas zonas haya permitido un mayor ratio de supervivencia de las especies que la habitan.
 
Es por ello que la principal conclusión que se desprende del estudio es la de un sentimiento de preocupación, pero también de esperanza. Es evidente que la presencia de cualquier especie afecta al equilibrio de los biomas de manera inevitable; sin embargo, la excesiva influencia del ser humano en la diversidad debe llevar a una reflexión sobre la conservación de las especies actuales. Estudios como el presente suponen un punto de partida muy importante de cara al trabajo para minimizar el impacto humano, intentando acercar los ecosistemas a una realidad más acorde con la naturaleza.

El mayor depredador

Otro estudio reciente ha descubierto que los seres humanos cazan y matan a los grandes carnívoros terrestres –tales como osos, lobos y leones– en una proporción nueve veces mayor a la tasa en la que estos animales depredadores se matan unos a otros en la naturaleza, según publica la revista Science.

Este otro estudio estableció que este comportamiento de depredación tan particular de los humanos puede tener impactos significativos en los ecosistemas ya que, por ejemplo, altera los fenotipos morfológicos y de recorrido vital de otras especies, modifica la capacidad reproductiva de las poblaciones y transforma las interacciones ecológicas de las redes alimentarias.
 

Referencia bibliográfica: Søren Faurby, Jens-Christian Svenning. Historic and prehistoric human-driven extinctions have reshaped global mammal diversity patterns. Diversity and Distributions (2015). DOI: 10.1111/ddi.12369



Jorge Lázaro
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