El lenguaje de los padres, clave para introducir una segunda lengua en los hijos

Con sólo una hora al día, los bebés pueden iniciar el aprendizaje de otro idioma antes y mucho más fácilmente


El lenguaje de los padres es el camino más corto para enseñar una segunda lengua a los bebés, según una investigación de la Universidad de Washington que ha testado con éxito el método en Madrid. Con sólo una hora al día, los niños pueden iniciar el aprendizaje de un segundo idioma antes y mucho más fácilmente de lo que pensábamos hasta ahora.


Redacción T21
21/07/2017

Un momento del experimento. Foto: I-LABS
Durante años, tanto los científicos como los padres han promocionado los beneficios de introducir a los bebés en dos idiomas: se ha demostrado que la experiencia bilingüe mejora las habilidades cognitivas, especialmente la resolución de problemas.

Para los niños criados en hogares donde se hablan dos idiomas, ese aprendizaje bilingüe sucede casi sin esfuerzo. Pero ¿cómo pueden los bebés en hogares monolingües desarrollar tales habilidades?

"A medida que los investigadores estudian el desarrollo temprano del lenguaje, a menudo oímos de los padres que están ansiosos de proporcionar a sus hijos la oportunidad de aprender otro idioma, pero no pueden pagar una niñera de un país extranjero o no hablan un segundo idioma" explica Naja Ferjan Ramírez, investigadora científica del Instituto de Ciencias del Aprendizaje y Cerebro de la Universidad de Washington (I-LABS), en un comunicado.

Un nuevo estudio realizado por investigadores este centro, publicado en la revista Mind, Brain, and Education, ha investigado cómo los bebés pueden aprender un segundo idioma fuera del hogar, según se informa en un comunicado.

Los investigadores trataron de responder a una pregunta fundamental: ¿Puede enseñársele a los bebés un segundo idioma si no reciben esa formación en el hogar y, de ser así, qué tipo de exposición al idioma extranjero y cuánto se necesita para estimular ese aprendizaje?

Los investigadores llevaron su consulta hasta Europa, desarrollando un método de inglés intensivo, basado en el juego, y aplicándolo en cuatro centros públicos de educación infantil en Madrid, España.

Dieciséis estudiantes de UW y recién graduados sirvieron como tutores para el estudio, y recibieron dos semanas de formación en I-LABS para aprender el método de enseñanza y el plan de estudios antes de viajar a España. El extenso sistema de educación pública del país permitió a los investigadores matricular a 280 niños y niñas de familias españolas de diferentes niveles de ingresos.

Basado en años de investigación sobre el cerebro infantil y el desarrollo del lenguaje, el método enfatiza la interacción social, el juego, el lenguaje de los profesores. El método utiliza  el estilo del discurso que los padres usan para hablar con sus bebés, que tiene una gramática más simple, un tono más alto y exagerado, y vocales extraídas. "Nuestra investigación ha comprobado que los padres ayudan a los bebés a aprender el idioma", dijo Ferjan Ramírez.

El experimento

Los bebés, de entre 7  y 33,5 meses de edad,  recibieron una hora de sesiones de inglés al día durante 18 semanas, mientras que un grupo de control recibió el programa bilingüe estándar de las escuelas de Madrid. Ambos grupos de niños fueron evaluados en español e inglés al inicio y al final de las 18 semanas. Los niños también llevaban chalecos especiales equipados con grabadores ligeros que registraron su aprendizaje del inglés. Las grabaciones se analizaron para determinar cuántas palabras y frases en inglés hablaba cada niño.

Los niños que siguieron este método mostraron un rápido aumento en la comprensión y producción de inglés, y significativamente superaron a los compañeros del grupo de control en todas las edades y en todas las pruebas de inglés.
Al final del programa de 18 semanas, los niños del programa produjeron un promedio de 74 palabras o frases en inglés por niño, por hora. Los niños del grupo de control produjeron 13 palabras o frases en inglés por niño, por hora. Ferjan Ramírez dijo que los hallazgos muestran que incluso los bebés de hogares monolingües pueden desarrollar habilidades bilingües a esta edad temprana.

Oportunidad para los bebés

"Con el enfoque correcto basado en la ciencia que combina las características conocidas para desarrollar el lenguaje de los niños, es posible dar a los niños muy pequeños la oportunidad de aprender un segundo idioma, con sólo una hora de juego por día en un entorno de educación temprana,  dijo. "Esto tiene grandes implicaciones para la forma en que pensamos sobre el aprendizaje de lenguas extranjeras".

Las pruebas de seguimiento 18 semanas más tarde mostraron que los niños habían retenido lo que habían aprendido. Los aprendizajes del inglés fueron similares entre los niños que asistían a las dos escuelas,  que incluían tanto niños procedentes de barrios de bajos ingresos como niños procedentes de barrios de ingresos medios, lo que sugiere que la riqueza no fue un factor significativo en la capacidad de los niños para aprender una lengua extranjera. El idioma nativo de los niños (español) continuó creciendo mientras aprendían inglés, y no fue afectado negativamente por la introducción de una segunda lengua.

"La ciencia indica que los cerebros de los bebés son las mejores máquinas de aprendizaje jamás creado y que el aprendizaje de los bebés se da en un momento adecuado. Su cerebro nunca podrá aprender un segundo idioma mejor que en el período de los 0 a los 3 años", dijo Patricia Kuhl, codirectora del laboratorio y profesor de ciencias del habla y la audición de la Universidad de Washington.

El nuevo trabajo muestra que se puede crear un ambiente de aprendizaje bilingüe temprano para los estudiantes de dos idiomas en un ambiente educativo, y que, con una hora al día, los niños pueden iniciar el aprendizaje de un segundo idioma antes y mucho más fácilmente de lo que pensábamos hasta ahora, según los investigadores.

Referencia

Bilingual Baby: Foreign Language Intervention in Madrid's Infant Education Centers. Mind, Brain and Education, First published: 17 July 2017. DOI: 10.1111/mbe.12144
 



Redacción T21
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