Fuente: Teatro La Latina.
Al respetable le gustó muchísimo. Por comenzar in extremas res, diré que, al terminar la obra, un teatro hasta la bandera recibió a doña Concha Velasco con una salva de aplausos y puesta en pie.
Detrás de mí estaba José Carlos Plaza, a quien hizo mención expresa la actriz, recordando su trabajo juntos en Carmen, Carmen, hace treinta años.
Y en el cielo rondaba la muerte de la soprano Monserrat Caballé, a quien también aludió Velasco, con emocionada complicidad de artistas: “que en el cielo te den el homenaje que aquí en la Tierra te van a escamotear”.
La obra, “El funeral” comienza por un final, como esta crítica. Las nietas de una actriz fallecida, vestidas de luto riguroso y gafas tintas, piden a los asistentes al funeral de su abuela que suban a rendirle un póstumo homenaje a la diva.
El féretro, corpore in sepulto, preside la escena. Incluso se invita a los asistentes al funeral a participar en un libro de firmas. Al principio nadie se atreve, pero basta que uno se anime, para que una larga fila de público suba al estrado y hasta abrace a las nietas de la gran dama del teatro recién desaparecida, y a quien hoy se homenajea con esta “capilla ardiente”, en este caso sin velas, pero sobrada de focos.
Detrás de mí estaba José Carlos Plaza, a quien hizo mención expresa la actriz, recordando su trabajo juntos en Carmen, Carmen, hace treinta años.
Y en el cielo rondaba la muerte de la soprano Monserrat Caballé, a quien también aludió Velasco, con emocionada complicidad de artistas: “que en el cielo te den el homenaje que aquí en la Tierra te van a escamotear”.
La obra, “El funeral” comienza por un final, como esta crítica. Las nietas de una actriz fallecida, vestidas de luto riguroso y gafas tintas, piden a los asistentes al funeral de su abuela que suban a rendirle un póstumo homenaje a la diva.
El féretro, corpore in sepulto, preside la escena. Incluso se invita a los asistentes al funeral a participar en un libro de firmas. Al principio nadie se atreve, pero basta que uno se anime, para que una larga fila de público suba al estrado y hasta abrace a las nietas de la gran dama del teatro recién desaparecida, y a quien hoy se homenajea con esta “capilla ardiente”, en este caso sin velas, pero sobrada de focos.
Tiempos muertos
Este es el comienzo de una divertida farsa que empieza por un final y que, durante noventa minutos, hace las delicias del público, encantado por ver resucitar, aparecerse y volatizarse a la muerta más viva del teatro.
Y sin embargo, algo falla, hay un ritmo descompensado y cansino, acaso por una mala dirección de actores; y un texto poco brillante que pesa al buen hacer de los mismos.
La falta de ritmo (fatal en una farsa acumulativa y surreal de este jaez, que quiere imitar a Lubitsch, a Wilder, a los Marx) provoca tiempos muertos ramplones en los que no hay acción.
Tampoco ayuda, he de decir, el sonido a través de micro, quizá solo lo debería usar la diva, que así provocaría una suerte de voz de ultratumba que viene de todas partes, y dejar a los demás actores que esforzaran un poco el diafragma para dar viveza a las escenas. No sé.
Un texto algo pobre, con alguna idea brillante y bastantes chascarrillos flojos al servicio y homenaje de una inmensa actriz que disfruta mucho en escena, se ve, y que agradece el calor y aplauso de su público. Un público entregado que come mediasnoches, echa unas risas y aplaude con fervor a doña Concha Velasco. Eso es todo.
Este es el comienzo de una divertida farsa que empieza por un final y que, durante noventa minutos, hace las delicias del público, encantado por ver resucitar, aparecerse y volatizarse a la muerta más viva del teatro.
Y sin embargo, algo falla, hay un ritmo descompensado y cansino, acaso por una mala dirección de actores; y un texto poco brillante que pesa al buen hacer de los mismos.
La falta de ritmo (fatal en una farsa acumulativa y surreal de este jaez, que quiere imitar a Lubitsch, a Wilder, a los Marx) provoca tiempos muertos ramplones en los que no hay acción.
Tampoco ayuda, he de decir, el sonido a través de micro, quizá solo lo debería usar la diva, que así provocaría una suerte de voz de ultratumba que viene de todas partes, y dejar a los demás actores que esforzaran un poco el diafragma para dar viveza a las escenas. No sé.
Un texto algo pobre, con alguna idea brillante y bastantes chascarrillos flojos al servicio y homenaje de una inmensa actriz que disfruta mucho en escena, se ve, y que agradece el calor y aplauso de su público. Un público entregado que come mediasnoches, echa unas risas y aplaude con fervor a doña Concha Velasco. Eso es todo.
Referencia:
Obra: El funeral.
Texto y dirección: Manuel M. Velasco.
Reparto:
Concha Velasco
Jordi Rebellón
Clara Alvarado
Cristina Abad
Emmanuel Medina
Lugar y fecha de representación: Teatro La Latina, hasta el 20 de enero de 2019.
Obra: El funeral.
Texto y dirección: Manuel M. Velasco.
Reparto:
Concha Velasco
Jordi Rebellón
Clara Alvarado
Cristina Abad
Emmanuel Medina
Lugar y fecha de representación: Teatro La Latina, hasta el 20 de enero de 2019.