Imagen: Dvortygirl. Fuente: Wikipedia.
Los placebos han contribuido a aliviar los síntomas de la enfermedad durante siglos y han sido un componente fundamental de la investigación clínica para probar nuevas terapias con medicamentos durante más de 70 años. Pero por qué algunas personas responden a los placebos y otras no sigue siendo objeto de debate.
Con el advenimiento de la genómica, los investigadores están aprendiendo que las respuestas al placebo dependen de la genética de una persona, un descubrimiento que plantea nuevas cuestiones importantes en relación con el papel del placebo en la atención al paciente y en el desarrollo de fármacos: ¿Puede el campo de la medicina aprovechar la respuesta al placebo para mejorar el tratamiento médico personalizado? ¿Qué significará esta nueva información para los ensayos clínicos aleatorios, que dependen de los controles con placebo para probar la eficacia de nuevos fármacos? ¿Se debe agregar un control "sin tratamiento" para los ensayos futuros?
Investigadores del Programa de Estudios sobre Placebo del Centro Médico Beth Israel Deaconess (Boston, EE.UU.) y del Departamento de Medicina del Hospital Brigham and Women exploran estos provocadores temas en una revisión de la evidencia de estudios con placebo y ensayos clínicos aleatorios.
Publicado en línea ayer en Trends in Molecular Medicine, el artículo introduce el concepto de "la placebomía", e identifica una red de genes que podrían influir significativamente el diseño de ensayos clínicos, lo cual sugiere que los placebos juegan un papel más importante en el cuidado de la salud de lo que aceptaba hasta ahora.
Según la autora Kathryn T. Hall, del Beth Israel Deaconess, y de la Escuela de Medicina de Harvard, "el estudio de los efectos genómicos sobre la respuesta al placebo está en sus inicios, pero ya hay amplia evidencia de que las variaciones genéticas en las vías de neurotransmisión del cerebro modifican los efectos del placebo. Por tanto, las respuestas al placebo se están convirtiendo en una serie de reacciones biológicas que deben ser rigurosamente caracterizadas para un desarrollo farmacéutico eficiente y una óptima atención del paciente".
El papel de los neurotransmisores
El efecto placebo se produce cuando los pacientes muestran una mejora con tratamientos que no contienen ingredientes activos. Los científicos utilizaron inicialmente instrumentos de comportamiento, como mediciones de la personalidad, para predecir qué pacientes responderían a los placebos, pero en la última década, el desarrollo de sofisticadas tecnologías de neuroimagen centró la atención en la activación de las vías de neurotransmisión del cerebro en respuesta a los placebos.
"Debido a que son los mensajeros químicos que, o bien excitan o inhiben la función nerviosa del cerebro, muchos neurotransmisores desempeñan un papel clave en la recompensa y el dolor", explica Hall en la nota de prensa del Beth Israel Deaconess. "Nuestra hipótesis era que la variación genética en los genes que codifican las proteínas en estas vías de neurotransmisión también puede modificar las respuestas con placebo."
En 2012, Hall identificó el primer biomarcador del placebo, el gen de la catecol-O-metiltransferasa (COMT), señalando que las variaciones genéticas en la COMT - que influyen en los niveles cerebrales del neurotransmisor dopamina - también determinaban el grado de respuesta al placebo de un individuo.
Una revisión de la literatura científica de los últimos 10 años proporcionó a los autores confirmación de que, más allá del gen COMT, hay evidencia de variación genética en otras vías de neurotransmisión que modifican la respuesta al placebo. Entre ellas, las vías del opioide, de los endocannabinoides y de la serotonina - lo cual sugiere la posible existencia de una placebomía o "red" de genes.
Con el advenimiento de la genómica, los investigadores están aprendiendo que las respuestas al placebo dependen de la genética de una persona, un descubrimiento que plantea nuevas cuestiones importantes en relación con el papel del placebo en la atención al paciente y en el desarrollo de fármacos: ¿Puede el campo de la medicina aprovechar la respuesta al placebo para mejorar el tratamiento médico personalizado? ¿Qué significará esta nueva información para los ensayos clínicos aleatorios, que dependen de los controles con placebo para probar la eficacia de nuevos fármacos? ¿Se debe agregar un control "sin tratamiento" para los ensayos futuros?
Investigadores del Programa de Estudios sobre Placebo del Centro Médico Beth Israel Deaconess (Boston, EE.UU.) y del Departamento de Medicina del Hospital Brigham and Women exploran estos provocadores temas en una revisión de la evidencia de estudios con placebo y ensayos clínicos aleatorios.
Publicado en línea ayer en Trends in Molecular Medicine, el artículo introduce el concepto de "la placebomía", e identifica una red de genes que podrían influir significativamente el diseño de ensayos clínicos, lo cual sugiere que los placebos juegan un papel más importante en el cuidado de la salud de lo que aceptaba hasta ahora.
Según la autora Kathryn T. Hall, del Beth Israel Deaconess, y de la Escuela de Medicina de Harvard, "el estudio de los efectos genómicos sobre la respuesta al placebo está en sus inicios, pero ya hay amplia evidencia de que las variaciones genéticas en las vías de neurotransmisión del cerebro modifican los efectos del placebo. Por tanto, las respuestas al placebo se están convirtiendo en una serie de reacciones biológicas que deben ser rigurosamente caracterizadas para un desarrollo farmacéutico eficiente y una óptima atención del paciente".
El papel de los neurotransmisores
El efecto placebo se produce cuando los pacientes muestran una mejora con tratamientos que no contienen ingredientes activos. Los científicos utilizaron inicialmente instrumentos de comportamiento, como mediciones de la personalidad, para predecir qué pacientes responderían a los placebos, pero en la última década, el desarrollo de sofisticadas tecnologías de neuroimagen centró la atención en la activación de las vías de neurotransmisión del cerebro en respuesta a los placebos.
"Debido a que son los mensajeros químicos que, o bien excitan o inhiben la función nerviosa del cerebro, muchos neurotransmisores desempeñan un papel clave en la recompensa y el dolor", explica Hall en la nota de prensa del Beth Israel Deaconess. "Nuestra hipótesis era que la variación genética en los genes que codifican las proteínas en estas vías de neurotransmisión también puede modificar las respuestas con placebo."
En 2012, Hall identificó el primer biomarcador del placebo, el gen de la catecol-O-metiltransferasa (COMT), señalando que las variaciones genéticas en la COMT - que influyen en los niveles cerebrales del neurotransmisor dopamina - también determinaban el grado de respuesta al placebo de un individuo.
Una revisión de la literatura científica de los últimos 10 años proporcionó a los autores confirmación de que, más allá del gen COMT, hay evidencia de variación genética en otras vías de neurotransmisión que modifican la respuesta al placebo. Entre ellas, las vías del opioide, de los endocannabinoides y de la serotonina - lo cual sugiere la posible existencia de una placebomía o "red" de genes.
Interacción fármaco-placebo
Que las vías de neurotransmisión estén involucradas en las respuestas al placebo plantea una nueva consideración, tanto sobre la atención al paciente como sobre la investigación clínica, dicen los autores: ¿Qué pasa si las respuestas al placebo y las respuestas a los fármacos comparten las mismas vías cerebrales?
"Estamos descubriendo que el placebo no es el único componente del efecto placebo", explica el coautor del artículo Ted Kaptchuk. "Estas vías de neurotransmisión, que dependen de la genética, son vías usadas tanto por fármacos como por placebo. Esto sugiere ahora que un fármaco podría cambiar una respuesta al placebo y una respuesta al placebo podría modificar una respuesta al fármaco."
Los autores añaden que la posible superposición entre el placebo, el tratamiento farmacológico y la enfermedad se suma a la complejidad de la placebomía y pone de relieve la importancia de comprender cómo encaja en redes más grandes y complejas.
Ensayos clínicos
"La posibilidad de que podría haber una interacción fármaco-placebo como resultado de la variación genética de los genes de las vías del placebo sugiere que tenemos que perfeccionar y recalibrar los supuestos de los controles con placebo en los ensayos clínicos aleatorios", escriben los autores.
"Un paso importante en la descripción de la placebomía sería incluir un control sin tratamiento en ensayos clínicos aleatorizados y controlados con placebo. Este enfoque podría ser rentable y permite una visión amplia de los genes de respuesta al placebo y otras moléculas respecto a diferentes enfermedades y tratamientos".
"El mejor control para un medicamento es un placebo, pero si quieres estudiar los placebos necesitas un control sin tratamiento", opina Hall. "Esta es una de las principales limitaciones de la literatura científica".
Que las vías de neurotransmisión estén involucradas en las respuestas al placebo plantea una nueva consideración, tanto sobre la atención al paciente como sobre la investigación clínica, dicen los autores: ¿Qué pasa si las respuestas al placebo y las respuestas a los fármacos comparten las mismas vías cerebrales?
"Estamos descubriendo que el placebo no es el único componente del efecto placebo", explica el coautor del artículo Ted Kaptchuk. "Estas vías de neurotransmisión, que dependen de la genética, son vías usadas tanto por fármacos como por placebo. Esto sugiere ahora que un fármaco podría cambiar una respuesta al placebo y una respuesta al placebo podría modificar una respuesta al fármaco."
Los autores añaden que la posible superposición entre el placebo, el tratamiento farmacológico y la enfermedad se suma a la complejidad de la placebomía y pone de relieve la importancia de comprender cómo encaja en redes más grandes y complejas.
Ensayos clínicos
"La posibilidad de que podría haber una interacción fármaco-placebo como resultado de la variación genética de los genes de las vías del placebo sugiere que tenemos que perfeccionar y recalibrar los supuestos de los controles con placebo en los ensayos clínicos aleatorios", escriben los autores.
"Un paso importante en la descripción de la placebomía sería incluir un control sin tratamiento en ensayos clínicos aleatorizados y controlados con placebo. Este enfoque podría ser rentable y permite una visión amplia de los genes de respuesta al placebo y otras moléculas respecto a diferentes enfermedades y tratamientos".
"El mejor control para un medicamento es un placebo, pero si quieres estudiar los placebos necesitas un control sin tratamiento", opina Hall. "Esta es una de las principales limitaciones de la literatura científica".
Referencia bibliográfica:
Kathryn T. Hall et al.: Genetics and the placebo effect: the placebome.. Trends in Molecular Medicine (2015). DOI: 10.1016/j.molmed.2015.02.009.
Kathryn T. Hall et al.: Genetics and the placebo effect: the placebome.. Trends in Molecular Medicine (2015). DOI: 10.1016/j.molmed.2015.02.009.