El debate es antiguo, internacional, conocido, pero acaba de alcanzar en México una dimensión trágico-urgente, que debería movilizar a todos los que se sienten preocupados por la calidad de la enseñanza en este país. Publicada el 26 de septiembre de 2008 en el Diario Oficial de la Federación, a través del Acuerdo 442, la “Reforma Integral de Educación Media Superior” (RIEMS) contempla una progresiva desaparición de la filosofía en los planes y programas de estudio de las instituciones de enseñanza media superior de todo el país. ¿Un progreso social? ¿Una reforma para mejorar la posición internacional de México?... Es lo que quisiera debatir aquí.
No sorprenderá a nadie que me exprese en contra de esta ley siendo, en lo personal, doctorante de filosofía. Pero en este caso reivindicaré más bien la pertenencia a una institución educativa que asume el pensamiento complejo y la obra del Profesor Edgar Morin como una gran aportación para la reforma de los sistemas educativos. Es precisamente su fuente de inspiración la que me invita a considerar con gran circunspección la presente iniciativa de la Secretaría de Educación.
Desde hace unos quince años se multiplican en Estados Unidos o en Europa los signos de lo que Edgar Morin llama una « presión sobre-adaptativa » entre la enseñanza y el mundo profesional. : “Existe una presión sobre adaptativa que invita a conformar la enseñanza y la investigación a las solicitudes económicas, técnicas, administrativas del momento, a ajustarse a los últimos métodos, a los últimos ingresos en el mercado, a reducir la educación general, a marginalizar la cultura humanista […] Siempre en la vida y en la historia, la sobre-adaptación ha sido, no signo de vitalidad, sino anuncio de senectud y muerte por pérdida de la sustancia inventiva y creativa.” (Congreso de Locarno, 2 de Mayo de 1997).
¿Inútil y arcaica?
La presente reforma propuesta por la Secretaría de Educación de México invita en efecto a plantear la cuestión del valor de los conocimientos que se difunden en los sistemas educativos, tendiendo a resumir la aportación de tal o tal asignatura a su posibilidad de ser traducida inmediatamente en competencia profesional en el mundo laboral. Sólo se justificarían en esta perspectiva aquellos contenidos curriculares ad hoc, y la filosofía, consecuentemente, se encontraría relegada al estatuto de asignatura “opcional”, luego “inútil”, y finalmente “arcaica”.
Me pregunto: ¿Para qué sirven los conocimientos técnicos –a fortiori en nuestras sociedades globalizadas dónde se hacen cada día más vivos los cambios políticos, económicos y sociales- si no existe paralelamente una aptitud para relacionarlos, actualizarlos y contextualizarlos? Podemos imaginar el caso de un estudiante, recién egresado de las mejores escuelas profesionales en finanzas, y que entraría en el mercado laboral en septiembre de 2008, cuando se declaró la crisis internacional… Apenas dos meses después de su titulación, este mundo de las finanzas cambió de manera tan drástica que aquel estudiante ya ni puede reconocer lo que había estudiado durante tantos semestres.
Frente al obstáculo de una obsolescencia acelerada de los conocimientos técnicos, al riesgo de una dilución de lo fundamental en la urgencia cotidiana, no son los conocimientos en sí mismos los que le deben importar al estudiante, al empresario o al dirigente político, sino más bien el método y la creatividad intelectual que permiten ordenarlos en una secuencia estratégica, con el fin de identificar y solucionar los problemas siempre transdisciplinarios que se manifiestan en nuestro mundo.
La filosofía en esta perspectiva, como amor por la sabiduría, no es tanto un conocimiento, sino más bien una condición de posibilidad del conocimiento mismo. Lo necesita el mundo económico para su propia eficiencia y lo necesita también el mismo sistema democrático, por la razón sencilla de que una enseñanza ciudadana no se puede resumir a lo que los romanos llamaban “panem et circenses”.
Nicolás Malinowski es Director Académico de la Universidad Edgar Morin y del Diplomado Virtual Transformación Educativa
No sorprenderá a nadie que me exprese en contra de esta ley siendo, en lo personal, doctorante de filosofía. Pero en este caso reivindicaré más bien la pertenencia a una institución educativa que asume el pensamiento complejo y la obra del Profesor Edgar Morin como una gran aportación para la reforma de los sistemas educativos. Es precisamente su fuente de inspiración la que me invita a considerar con gran circunspección la presente iniciativa de la Secretaría de Educación.
Desde hace unos quince años se multiplican en Estados Unidos o en Europa los signos de lo que Edgar Morin llama una « presión sobre-adaptativa » entre la enseñanza y el mundo profesional. : “Existe una presión sobre adaptativa que invita a conformar la enseñanza y la investigación a las solicitudes económicas, técnicas, administrativas del momento, a ajustarse a los últimos métodos, a los últimos ingresos en el mercado, a reducir la educación general, a marginalizar la cultura humanista […] Siempre en la vida y en la historia, la sobre-adaptación ha sido, no signo de vitalidad, sino anuncio de senectud y muerte por pérdida de la sustancia inventiva y creativa.” (Congreso de Locarno, 2 de Mayo de 1997).
¿Inútil y arcaica?
La presente reforma propuesta por la Secretaría de Educación de México invita en efecto a plantear la cuestión del valor de los conocimientos que se difunden en los sistemas educativos, tendiendo a resumir la aportación de tal o tal asignatura a su posibilidad de ser traducida inmediatamente en competencia profesional en el mundo laboral. Sólo se justificarían en esta perspectiva aquellos contenidos curriculares ad hoc, y la filosofía, consecuentemente, se encontraría relegada al estatuto de asignatura “opcional”, luego “inútil”, y finalmente “arcaica”.
Me pregunto: ¿Para qué sirven los conocimientos técnicos –a fortiori en nuestras sociedades globalizadas dónde se hacen cada día más vivos los cambios políticos, económicos y sociales- si no existe paralelamente una aptitud para relacionarlos, actualizarlos y contextualizarlos? Podemos imaginar el caso de un estudiante, recién egresado de las mejores escuelas profesionales en finanzas, y que entraría en el mercado laboral en septiembre de 2008, cuando se declaró la crisis internacional… Apenas dos meses después de su titulación, este mundo de las finanzas cambió de manera tan drástica que aquel estudiante ya ni puede reconocer lo que había estudiado durante tantos semestres.
Frente al obstáculo de una obsolescencia acelerada de los conocimientos técnicos, al riesgo de una dilución de lo fundamental en la urgencia cotidiana, no son los conocimientos en sí mismos los que le deben importar al estudiante, al empresario o al dirigente político, sino más bien el método y la creatividad intelectual que permiten ordenarlos en una secuencia estratégica, con el fin de identificar y solucionar los problemas siempre transdisciplinarios que se manifiestan en nuestro mundo.
La filosofía en esta perspectiva, como amor por la sabiduría, no es tanto un conocimiento, sino más bien una condición de posibilidad del conocimiento mismo. Lo necesita el mundo económico para su propia eficiencia y lo necesita también el mismo sistema democrático, por la razón sencilla de que una enseñanza ciudadana no se puede resumir a lo que los romanos llamaban “panem et circenses”.
Nicolás Malinowski es Director Académico de la Universidad Edgar Morin y del Diplomado Virtual Transformación Educativa
Pronunciamiento contra la desaparición de la filosofía como disciplina básica en la reforma de la SEP
La comunidad filosófica nacional, se encuentra seriamente preocupada por la desaparición de la filosofía como disciplina básica en los planes y programas de estudio de las instituciones de enseñanza media superior de todo el país, como se ha establecido en la “Reforma Integral de Educación Media Superior” (RIEMS) publicada el 26 de septiembre de 2008 en el Diario Oficial de la Federación, a través del Acuerdo 442.
Esta reforma busca unificar la enseñanza en todos los subsistemas a partir de lo que denomina “competencias y habilidades,” cuyo fin es el de formar a individuos que se incorporarán al mercado de trabajo nacional, en el marco de la llamada “globalización”. En la RIEMS, la filosofía se ha eliminado del conjunto de disciplinas básicas, siendo diluída en las competencias genéricas y el único papel que se le asigna se expresa en un pie de página del mencionado acuerdo, en donde se declara que tendrá “un carácter transversal” y “podrá incluirse si se considera pertinente”, es decir, en forma evidentemente aleatoria y discrecional. Así mismo, las humanidades se omiten como área básica en la formación de los estudiantes, considerándose indispensables y suficientes sólo a las Matemáticas; algunas ciencias naturales y sociales y la comunicación.
Es evidente que los rasgos generales de esta reforma provienen de las indicaciones de la OCDE y de los Acuerdos de Bolonia y el Proyecto Tuning para la Unión Europea que no son pertinentes para nuestro país, el cual debería realizar una reforma educativa tomando en cuenta su propia historia y sus características como nación. De igual forma, las críticas que han surgido en Europa al Plan Bolonia deberían de ser interpretadas como un llamado de atención a los autores e impulsores de esta reforma. Por otro lado, el gobierno mexicano no debería estar en contra de las principales orientaciones de la UNESCO, organismo que ha estado realizando esfuerzos universales justamente en un sentido opuesto, es decir, para que la filosofía, por su carácter humanístico, no sólo se enseñe en el bachillerato sino en todos los ámbitos de la sociedad. La UNESCO, de la cual forma parte activa nuestro país y aprueba sus resoluciones, ha expuesto de manera expresa a través de sus documentos, que la filosofía contribuye a la formación de la ciudadanía; el respeto a la multiculturalidad; los derechos humanos; el pensamiento crítico y la democracia, objetivos aducidos, al menos en apariencia, por la RIEMS.
Desde la República Restaurada hasta ahora, la filosofía ha sido uno de los principios rectores que guiaban los planes y programas de estudio del bachillerato; sin embargo hoy, por primera vez, se decide en forma inconsulta, eliminar las materias filosóficas.Se puede demostrar ampliamente la importancia y necesidad de disciplinas como la ética, la estética, la lógica, la teoría del conocimiento o la historia de la filosofía como parte esencial de la formación de los estudiantes. Lejos de lo que pudiera pensarse, estas disciplinas contribuyen a que cualquier persona desempeñe de una mejor manera cualquier actividad.
La enseñanza de la filosofía, debería implicar el desarrollo de una formación que tiene como resultado la constitución de ciudadanos con un pensamiento crítico, autónomo y reflexivo. Este primer contacto, y por desgracia, casi único, de los jóvenes con el quehacer filosófico, los hace más conscientes de sí mismos y del mundo en que viven, permitiéndoles una verdadera educación en valores frente a la corrupción, la desigualdad extrema, la discriminación y la ignorancia.
La nueva reforma de la SEP, concentrada en el adiestramiento práctico-utilitario, atenta en contra de este tipo de formación, en un mundo cuyas tendencias principales son el productivismo que ha llevado a la destrucción de los sistemas ecológicos; la automatización y sus efectos; la inequidad; la crisis de valores y la transición hacia una nueva figura del mundo.
Por todo lo anterior, los abajo firmantes, Presidentes de Asociaciones filosóficas nacionales; directores de Facultades, Departamentos e Institutos de filosofía y humanidades, y miembros de la comunidad filosófica nacional, e internacional, nos pronunciamos, en forma enérgica, en contra de la marginación y desaparición de la filosofía como parte de la formación básica del bachillerato y solicitamos a la SEP su integración como disciplina básica. De no adoptarse esta medida, además de la grave ausencia de una formación humanística del estudiante, inevitablemente llevará a la desaparición de las carreras de filosofía en todo el país ocasionando un profundo daño a la cultura y la vida nacionales.
La comunidad filosófica nacional no está en contra de formar a personas en el más alto nivel de sus capacidades y habilidades, pero al mismo tiempo considera como absolutamente necesaria una formación filosófica para que pueda cumplirse dicho fin.
Hacemos un llamado a las Instituciones de Educación Superior de México y el mundo, a las asociaciones profesionales y a la opinión pública a sumarse a esta declaración.
Observatorio Filosófico de México
La comunidad filosófica nacional, se encuentra seriamente preocupada por la desaparición de la filosofía como disciplina básica en los planes y programas de estudio de las instituciones de enseñanza media superior de todo el país, como se ha establecido en la “Reforma Integral de Educación Media Superior” (RIEMS) publicada el 26 de septiembre de 2008 en el Diario Oficial de la Federación, a través del Acuerdo 442.
Esta reforma busca unificar la enseñanza en todos los subsistemas a partir de lo que denomina “competencias y habilidades,” cuyo fin es el de formar a individuos que se incorporarán al mercado de trabajo nacional, en el marco de la llamada “globalización”. En la RIEMS, la filosofía se ha eliminado del conjunto de disciplinas básicas, siendo diluída en las competencias genéricas y el único papel que se le asigna se expresa en un pie de página del mencionado acuerdo, en donde se declara que tendrá “un carácter transversal” y “podrá incluirse si se considera pertinente”, es decir, en forma evidentemente aleatoria y discrecional. Así mismo, las humanidades se omiten como área básica en la formación de los estudiantes, considerándose indispensables y suficientes sólo a las Matemáticas; algunas ciencias naturales y sociales y la comunicación.
Es evidente que los rasgos generales de esta reforma provienen de las indicaciones de la OCDE y de los Acuerdos de Bolonia y el Proyecto Tuning para la Unión Europea que no son pertinentes para nuestro país, el cual debería realizar una reforma educativa tomando en cuenta su propia historia y sus características como nación. De igual forma, las críticas que han surgido en Europa al Plan Bolonia deberían de ser interpretadas como un llamado de atención a los autores e impulsores de esta reforma. Por otro lado, el gobierno mexicano no debería estar en contra de las principales orientaciones de la UNESCO, organismo que ha estado realizando esfuerzos universales justamente en un sentido opuesto, es decir, para que la filosofía, por su carácter humanístico, no sólo se enseñe en el bachillerato sino en todos los ámbitos de la sociedad. La UNESCO, de la cual forma parte activa nuestro país y aprueba sus resoluciones, ha expuesto de manera expresa a través de sus documentos, que la filosofía contribuye a la formación de la ciudadanía; el respeto a la multiculturalidad; los derechos humanos; el pensamiento crítico y la democracia, objetivos aducidos, al menos en apariencia, por la RIEMS.
Desde la República Restaurada hasta ahora, la filosofía ha sido uno de los principios rectores que guiaban los planes y programas de estudio del bachillerato; sin embargo hoy, por primera vez, se decide en forma inconsulta, eliminar las materias filosóficas.Se puede demostrar ampliamente la importancia y necesidad de disciplinas como la ética, la estética, la lógica, la teoría del conocimiento o la historia de la filosofía como parte esencial de la formación de los estudiantes. Lejos de lo que pudiera pensarse, estas disciplinas contribuyen a que cualquier persona desempeñe de una mejor manera cualquier actividad.
La enseñanza de la filosofía, debería implicar el desarrollo de una formación que tiene como resultado la constitución de ciudadanos con un pensamiento crítico, autónomo y reflexivo. Este primer contacto, y por desgracia, casi único, de los jóvenes con el quehacer filosófico, los hace más conscientes de sí mismos y del mundo en que viven, permitiéndoles una verdadera educación en valores frente a la corrupción, la desigualdad extrema, la discriminación y la ignorancia.
La nueva reforma de la SEP, concentrada en el adiestramiento práctico-utilitario, atenta en contra de este tipo de formación, en un mundo cuyas tendencias principales son el productivismo que ha llevado a la destrucción de los sistemas ecológicos; la automatización y sus efectos; la inequidad; la crisis de valores y la transición hacia una nueva figura del mundo.
Por todo lo anterior, los abajo firmantes, Presidentes de Asociaciones filosóficas nacionales; directores de Facultades, Departamentos e Institutos de filosofía y humanidades, y miembros de la comunidad filosófica nacional, e internacional, nos pronunciamos, en forma enérgica, en contra de la marginación y desaparición de la filosofía como parte de la formación básica del bachillerato y solicitamos a la SEP su integración como disciplina básica. De no adoptarse esta medida, además de la grave ausencia de una formación humanística del estudiante, inevitablemente llevará a la desaparición de las carreras de filosofía en todo el país ocasionando un profundo daño a la cultura y la vida nacionales.
La comunidad filosófica nacional no está en contra de formar a personas en el más alto nivel de sus capacidades y habilidades, pero al mismo tiempo considera como absolutamente necesaria una formación filosófica para que pueda cumplirse dicho fin.
Hacemos un llamado a las Instituciones de Educación Superior de México y el mundo, a las asociaciones profesionales y a la opinión pública a sumarse a esta declaración.
Observatorio Filosófico de México