El azafrán chileno, Tecophilaea cyanocrocus, dado por desaparecido en 1950, reapareció en 2001 y hoy está protegido en Gran Bretaña al ser considerada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Foto: Richard Wilford. Universidad de Estocolmo.
Científicos suecos y británicos han determinado que desde 1750 han desaparecido completamente de la Tierra un total de 571 especies de plantas, según un artículo que publican en la revista Nature Ecology and Evolution.
Este dato se obtuvo después de que uno de los autores del estudio, el científico Kew Rafaël Govaerts, revisara todas las publicaciones sobre extinciones de plantas durante más de tres décadas.
Descubrió que el número de plantas desaparecidas es cuatro veces mayor que las reflejadas en el listado actual de plantas extintas.
También que el número de especies vegetales desaparecidas duplica al número de aves, mamíferos y anfibios registrados como extintos (un total combinado de 217 especies).
Los científicos descubrieron asimismo que la extinción de las plantas se está produciendo mucho más rápido que la tasa de extinción "natural", que es la que tenían las plantas antes de la intervención humana: ahora es hasta 500 veces más rápida.
Los animales también están desapareciendo mucho más rápido que las tasas naturales, al menos 1.000 veces más rápido. Los autores del estudio creen que estas cifras subestiman los niveles reales de extinción de plantas en curso.
Los científicos descubrieron también que las tasas más altas de extinción de plantas se encuentran en las islas, en los trópicos y en las áreas que tienen un clima mediterráneo, regiones donde la biodiversidad típica de muchas especies únicas es más vulnerable a las actividades humanas.
Los autores Humphreys, Govaerts, Ficinski, Nic Lughadha y Vorontsova, también comprobaron que las especies de plantas leñosas, como los árboles y arbustos que tienen una existencia limitada a pequeñas islas, tienen más probabilidades de ser declaradas extintas.
Estos resultados sugieren que el aumento en la tasa de extinción de plantas podría deberse a los mismos factores que se documentan como amenazas a muchas plantas: la fragmentación y destrucción de la vegetación nativa como consecuencia de la reducción o pérdida del hábitat de muchas especies exclusivas.
Los investigadores de los Reales Jardines Botánicos de Kew y de la Universidad de Estocolmo esperan que estos datos se utilicen para centrar los esfuerzos de conservación en las islas y en los trópicos, donde la pérdida de plantas es más común, y en áreas donde se sabe menos sobre la extinción de plantas, como África y América del Sur.
Este dato se obtuvo después de que uno de los autores del estudio, el científico Kew Rafaël Govaerts, revisara todas las publicaciones sobre extinciones de plantas durante más de tres décadas.
Descubrió que el número de plantas desaparecidas es cuatro veces mayor que las reflejadas en el listado actual de plantas extintas.
También que el número de especies vegetales desaparecidas duplica al número de aves, mamíferos y anfibios registrados como extintos (un total combinado de 217 especies).
Los científicos descubrieron asimismo que la extinción de las plantas se está produciendo mucho más rápido que la tasa de extinción "natural", que es la que tenían las plantas antes de la intervención humana: ahora es hasta 500 veces más rápida.
Los animales también están desapareciendo mucho más rápido que las tasas naturales, al menos 1.000 veces más rápido. Los autores del estudio creen que estas cifras subestiman los niveles reales de extinción de plantas en curso.
Los científicos descubrieron también que las tasas más altas de extinción de plantas se encuentran en las islas, en los trópicos y en las áreas que tienen un clima mediterráneo, regiones donde la biodiversidad típica de muchas especies únicas es más vulnerable a las actividades humanas.
Los autores Humphreys, Govaerts, Ficinski, Nic Lughadha y Vorontsova, también comprobaron que las especies de plantas leñosas, como los árboles y arbustos que tienen una existencia limitada a pequeñas islas, tienen más probabilidades de ser declaradas extintas.
Estos resultados sugieren que el aumento en la tasa de extinción de plantas podría deberse a los mismos factores que se documentan como amenazas a muchas plantas: la fragmentación y destrucción de la vegetación nativa como consecuencia de la reducción o pérdida del hábitat de muchas especies exclusivas.
Los investigadores de los Reales Jardines Botánicos de Kew y de la Universidad de Estocolmo esperan que estos datos se utilicen para centrar los esfuerzos de conservación en las islas y en los trópicos, donde la pérdida de plantas es más común, y en áreas donde se sabe menos sobre la extinción de plantas, como África y América del Sur.
Seguramente es todavía peor
Aunque el estudio es el primer análisis global sobre las tasas de extinción modernas que incluye plantas, teniendo en cuenta que los conocimientos sobre algunas especies vegetales todavía son limitados, los científicos piensan que el total de especies de plantas desaparecidas seguramente es todavía muy superior a lo que han estimado.
Consideran al respecto que muchas de las plantas conocidas son muertos vivientes, es decir, que o bien han sobrevivido a la extinción de su especie pero no pueden reproducirse; o bien que pertenecen a un género de planta único en vías de extinción; o bien que los animales que dispersan su polen han desaparecido.
Por este motivo, añaden, es difícil determinar cuándo puede decirse que una especie de planta ha desaparecido completamente y puede certificarse su extinción.
A ello hay que añadir la dificultad que representa para los científicos el hecho de comprobar, en una superficie como la selva amazónica, que una planta específica ha desaparecido totalmente.
También hay que tener en cuenta que en el cómputo realizado no se han contabilizado las especies que todavía no se han descubierto, ya que se descubren alrededor de 2.000 nuevas especies de plantas cada año.
Según el nuevo estudio, desde que en 1753 se estableció la más completa clasificación de plantas, un promedio de tres especies de plantas ha desaparecido cada año desde entonces.
Explicaciones
En el origen de esta devastación de las variedades vegetales se encuentran la urbanización, las prácticas agrícolas, la desaparición de algunos espacios vitales como estanques, praderas, riberas de los ríos, y la deforestación.
Otra posible explicación es que la desaparición de plantas preocupa menos a la sociedad que la de los animales, a pesar de que la extinción de especies vegetales es dos veces más importante que la de los pájaros, mamíferos y anfibios juntos.
Aelys M Humphreys , de la Universidad de Estocolmo, dice al respecto en un comunicado : “La mayoría de las personas pueden nombrar un mamífero o ave que se ha extinguido en los últimos siglos, pero pocos pueden recordar a una planta extinta. Este estudio ofrece la primera visión general de qué plantas ya se han extinguido, dónde han desaparecido y con qué rapidez están desapareciendo. Escuchamos mucho sobre la cantidad de especies en peligro de extinción, pero estas cifras corresponden a plantas que ya hemos perdido, por lo que ofrecemos una perspectiva sin precedentes de la extinción de plantas que está ocurriendo en los tiempos modernos".
Aunque el estudio es el primer análisis global sobre las tasas de extinción modernas que incluye plantas, teniendo en cuenta que los conocimientos sobre algunas especies vegetales todavía son limitados, los científicos piensan que el total de especies de plantas desaparecidas seguramente es todavía muy superior a lo que han estimado.
Consideran al respecto que muchas de las plantas conocidas son muertos vivientes, es decir, que o bien han sobrevivido a la extinción de su especie pero no pueden reproducirse; o bien que pertenecen a un género de planta único en vías de extinción; o bien que los animales que dispersan su polen han desaparecido.
Por este motivo, añaden, es difícil determinar cuándo puede decirse que una especie de planta ha desaparecido completamente y puede certificarse su extinción.
A ello hay que añadir la dificultad que representa para los científicos el hecho de comprobar, en una superficie como la selva amazónica, que una planta específica ha desaparecido totalmente.
También hay que tener en cuenta que en el cómputo realizado no se han contabilizado las especies que todavía no se han descubierto, ya que se descubren alrededor de 2.000 nuevas especies de plantas cada año.
Según el nuevo estudio, desde que en 1753 se estableció la más completa clasificación de plantas, un promedio de tres especies de plantas ha desaparecido cada año desde entonces.
Explicaciones
En el origen de esta devastación de las variedades vegetales se encuentran la urbanización, las prácticas agrícolas, la desaparición de algunos espacios vitales como estanques, praderas, riberas de los ríos, y la deforestación.
Otra posible explicación es que la desaparición de plantas preocupa menos a la sociedad que la de los animales, a pesar de que la extinción de especies vegetales es dos veces más importante que la de los pájaros, mamíferos y anfibios juntos.
Aelys M Humphreys , de la Universidad de Estocolmo, dice al respecto en un comunicado : “La mayoría de las personas pueden nombrar un mamífero o ave que se ha extinguido en los últimos siglos, pero pocos pueden recordar a una planta extinta. Este estudio ofrece la primera visión general de qué plantas ya se han extinguido, dónde han desaparecido y con qué rapidez están desapareciendo. Escuchamos mucho sobre la cantidad de especies en peligro de extinción, pero estas cifras corresponden a plantas que ya hemos perdido, por lo que ofrecemos una perspectiva sin precedentes de la extinción de plantas que está ocurriendo en los tiempos modernos".
Referencia
Global dataset shows geography and life form predict modern plant extinction and rediscovery. Aelys M. Humphreys et al. Nature Ecology & Evolution (2019). DOI:https://doi.org/10.1038/s41559-019-0906-2
Global dataset shows geography and life form predict modern plant extinction and rediscovery. Aelys M. Humphreys et al. Nature Ecology & Evolution (2019). DOI:https://doi.org/10.1038/s41559-019-0906-2