En gran parte de los países de la OCDE se ha observado un crecimiento considerable de la parte de la riqueza nacional ostentada por el 1 por ciento de los más ricos, destaca esta organización en un informe. La OCDE, también conocida como “el club de los países ricos”, está formada por 35 naciones, entre ellas España, que representan el 70 % del mercado mundial y el 80 % del PNB mundial.
El caso de Estados Unidos es uno de los más elocuentes de este fenómeno: en 1980, la parte de los ingresos (antes de impuestos) que llegaba al 1% de la población más rica del EE.UU. era del 8%, pero en 2012 esta parte de los ingresos llegó al 19%. Entre 1979 y 2005, el aumento de los ingresos del 0,1% de los norteamericanos más ricos fue del 400%, frente al 21% de aumento de los ingresos de la clase media. Reino Unido y Australia presentan episodios parecidos.
Aunque en el rango de los más ricos hay algunos famosos, la mayoría son desconocidos y gran parte de ellos trabajan, algo que contrasta con el pasado industrial, cuando los más ricos vivían sobre todo de las rentas.
Una serie de factores explican esta concentración espectacular de la riqueza, según la OCDE, todos ellos vinculados al modelo económico dominante: la globalización del mercado de trabajo, las remuneraciones adicionales (como las stocks options) aplicadas a los altos ejecutivos, la creciente importancia del sector financiero en la economía (en Europa una persona de cada 5 perteneciente a este élite trabaja en el sector financiero), la evolución de las normas sociales (léase liberalización) y la fiscalidad. Aquí descubrimos otro dato relevante: en la zona de la OCDE, la tasa media impositiva de la élite económica pasó del 66% en 1981 al 41% en 2008. Otra clave que explica la concentración.
Son datos que, una vez más, nos llevan a preguntarnos si no hay una forma de organizar mejor el mundo, sin obviar por ello que el modelo económico dominante no sólo es inviable, sino también insoportable e inaceptable para los excluidos del club del 1%.
El caso de Estados Unidos es uno de los más elocuentes de este fenómeno: en 1980, la parte de los ingresos (antes de impuestos) que llegaba al 1% de la población más rica del EE.UU. era del 8%, pero en 2012 esta parte de los ingresos llegó al 19%. Entre 1979 y 2005, el aumento de los ingresos del 0,1% de los norteamericanos más ricos fue del 400%, frente al 21% de aumento de los ingresos de la clase media. Reino Unido y Australia presentan episodios parecidos.
Aunque en el rango de los más ricos hay algunos famosos, la mayoría son desconocidos y gran parte de ellos trabajan, algo que contrasta con el pasado industrial, cuando los más ricos vivían sobre todo de las rentas.
Una serie de factores explican esta concentración espectacular de la riqueza, según la OCDE, todos ellos vinculados al modelo económico dominante: la globalización del mercado de trabajo, las remuneraciones adicionales (como las stocks options) aplicadas a los altos ejecutivos, la creciente importancia del sector financiero en la economía (en Europa una persona de cada 5 perteneciente a este élite trabaja en el sector financiero), la evolución de las normas sociales (léase liberalización) y la fiscalidad. Aquí descubrimos otro dato relevante: en la zona de la OCDE, la tasa media impositiva de la élite económica pasó del 66% en 1981 al 41% en 2008. Otra clave que explica la concentración.
Son datos que, una vez más, nos llevan a preguntarnos si no hay una forma de organizar mejor el mundo, sin obviar por ello que el modelo económico dominante no sólo es inviable, sino también insoportable e inaceptable para los excluidos del club del 1%.