CREDIT: Raina Fan. McGill University
Los pájaros cantores y los humanos tienen características biológicas comunes que influyen en la forma en que producen y perciben los sonidos, ha descubierto un estudio realizado por científicos de la Universidad McGill.
El estudio confirma la antigua sospecha de que el lenguaje humano y la música podrían tener como fundamento procesos biológicos comunes a muchas especies de animales.
Los investigadores han comprobado que un pájaro conocido como diamante mandarín o pinzón cebra, que frecuentemente se utiliza para estudiar el canto de los pájaros, aprende intrínsecamente a producir ciertos motivos sonoros, descartando otros.
Lo sorprendente, explican los investigadores en un comunicado, es que estos motivos sonoros son parecidos a los que frecuentemente aparecen en el lenguaje humano y la música. Los resultados de esta investigación se publican en la revista Current Biology.
Los lingüistas han descubierto desde hace tiempo que los diferentes lenguajes del mundo presentan muchas características comunes, llamadas “universales lingüísticos”. Un universal lingüístico es un patrón que aparece sistemáticamente en las lenguas naturales y potencialmente se estima que es una propiedad válida de cualquier lengua humana.
Estas características comunes comprenden la estructura sintáctica (por ejemplo, el orden de las palabras) o los motivos acústicos más sutiles de la palabra, tales como la organización temporal (timing), la altura del tono o la acentuación de los enunciados.
Algunos teóricos como Noam Chomsky han planteado que estos universales lingüísticos confirman la existencia de una “gramática universal” que se basa en los mecanismos cerebrales innatos que facilitan el aprendizaje de una lengua e influyen en estos procesos.
Actualmente, los científicos investigan la importancia de los mecanismos cerebrales innatos, especialmente por el papel que podrían desempeñar en la propagación cultural de estos universales lingüísticos.
Paralelamente, otros estudios realizados sobre el diamante mandarín han podido determinar la existencia de universales lingüísticos en el conjunto de las poblaciones de estos pájaros, sin excepción.
Los universales lingüísticos presentes en estos pájaros presentan similitudes claras con los observados en los seres humanos, al mismo tiempo que humanos y pájaros comparten también la forma en que unos (los pájaros) adquieren el canto y los otros (los humanos) la palabra y el lenguaje.
El estudio confirma la antigua sospecha de que el lenguaje humano y la música podrían tener como fundamento procesos biológicos comunes a muchas especies de animales.
Los investigadores han comprobado que un pájaro conocido como diamante mandarín o pinzón cebra, que frecuentemente se utiliza para estudiar el canto de los pájaros, aprende intrínsecamente a producir ciertos motivos sonoros, descartando otros.
Lo sorprendente, explican los investigadores en un comunicado, es que estos motivos sonoros son parecidos a los que frecuentemente aparecen en el lenguaje humano y la música. Los resultados de esta investigación se publican en la revista Current Biology.
Los lingüistas han descubierto desde hace tiempo que los diferentes lenguajes del mundo presentan muchas características comunes, llamadas “universales lingüísticos”. Un universal lingüístico es un patrón que aparece sistemáticamente en las lenguas naturales y potencialmente se estima que es una propiedad válida de cualquier lengua humana.
Estas características comunes comprenden la estructura sintáctica (por ejemplo, el orden de las palabras) o los motivos acústicos más sutiles de la palabra, tales como la organización temporal (timing), la altura del tono o la acentuación de los enunciados.
Algunos teóricos como Noam Chomsky han planteado que estos universales lingüísticos confirman la existencia de una “gramática universal” que se basa en los mecanismos cerebrales innatos que facilitan el aprendizaje de una lengua e influyen en estos procesos.
Actualmente, los científicos investigan la importancia de los mecanismos cerebrales innatos, especialmente por el papel que podrían desempeñar en la propagación cultural de estos universales lingüísticos.
Paralelamente, otros estudios realizados sobre el diamante mandarín han podido determinar la existencia de universales lingüísticos en el conjunto de las poblaciones de estos pájaros, sin excepción.
Los universales lingüísticos presentes en estos pájaros presentan similitudes claras con los observados en los seres humanos, al mismo tiempo que humanos y pájaros comparten también la forma en que unos (los pájaros) adquieren el canto y los otros (los humanos) la palabra y el lenguaje.
Gramática universal
Esta investigación ha conseguido medir la predisposición biológica al aprendizaje vocal en los pájaros cantores. Lo ha logrado enseñando a cantar a pájaros jóvenes de laboratorio lo que cantan sus equivalentes silvestres.
Los hacían escuchar melodías compuestas de cinco elementos acústicos, presentados en todas las secuencias posibles, durante el mismo lapso de tiempo y en orden aleatorio. De esta forma, cada diamante mandarían joven debía escoger las secuencias que debía reproducir a partir de este repertorio de cantos de pájaros silvestres.
El experimento demostró que los pájaros de laboratorio prefieren reproducir secuencias parecidas a las observadas en los pájaros que viven en libertad. De esta forma, los pájaros que habían aprendido a cantar en laboratorio con ayuda de secuencias aleatorias terminaban su canto emitiendo un “grito a distancia”, un sonido sostenido y grave, al igual que los diamantes mandarines silvestres.
Otros sonidos aparecen también al principio o en medio de la canción, lo que se corresponde con los patrones de sonido observados en varios idiomas y en la música, donde los sonidos producidos en el final de las oraciones tiende a ser más largo y más serio que los sonidos producidos en el medio de las oraciones.
Estas observaciones revelan que el aprendizaje estadístico por sí mismo (el grado de exposición de los pájaros a motivos acústicos concretos) no explica las preferencias de los pájaros por las secuencias escogidas, lo que permite deducir que una especie de gramática universal y la organización perceptiva, son las que explican realmente porque los pájaros prefieren ciertos motivos sonoros.
El estudio, según los investigadores, arroja nueva luz sobre los universales de la comunicación vocal, contribuyendo al conocimiento de los fundamentos neurológicos del lenguaje y de la música. En la siguiente etapa, este equipo se propone determinar cómo los mecanismos cerebrales implicados en el tratamiento de los sonidos, así como algunos aspectos del aprendizaje y del control motor, soportan estos sesgos del aprendizaje.
Esta investigación ha conseguido medir la predisposición biológica al aprendizaje vocal en los pájaros cantores. Lo ha logrado enseñando a cantar a pájaros jóvenes de laboratorio lo que cantan sus equivalentes silvestres.
Los hacían escuchar melodías compuestas de cinco elementos acústicos, presentados en todas las secuencias posibles, durante el mismo lapso de tiempo y en orden aleatorio. De esta forma, cada diamante mandarían joven debía escoger las secuencias que debía reproducir a partir de este repertorio de cantos de pájaros silvestres.
El experimento demostró que los pájaros de laboratorio prefieren reproducir secuencias parecidas a las observadas en los pájaros que viven en libertad. De esta forma, los pájaros que habían aprendido a cantar en laboratorio con ayuda de secuencias aleatorias terminaban su canto emitiendo un “grito a distancia”, un sonido sostenido y grave, al igual que los diamantes mandarines silvestres.
Otros sonidos aparecen también al principio o en medio de la canción, lo que se corresponde con los patrones de sonido observados en varios idiomas y en la música, donde los sonidos producidos en el final de las oraciones tiende a ser más largo y más serio que los sonidos producidos en el medio de las oraciones.
Estas observaciones revelan que el aprendizaje estadístico por sí mismo (el grado de exposición de los pájaros a motivos acústicos concretos) no explica las preferencias de los pájaros por las secuencias escogidas, lo que permite deducir que una especie de gramática universal y la organización perceptiva, son las que explican realmente porque los pájaros prefieren ciertos motivos sonoros.
El estudio, según los investigadores, arroja nueva luz sobre los universales de la comunicación vocal, contribuyendo al conocimiento de los fundamentos neurológicos del lenguaje y de la música. En la siguiente etapa, este equipo se propone determinar cómo los mecanismos cerebrales implicados en el tratamiento de los sonidos, así como algunos aspectos del aprendizaje y del control motor, soportan estos sesgos del aprendizaje.
Referencia
Learning Biases Underlie ‘Universals’ in Avian Vocal Sequencing. Current Biology. DOI:10.1016/j.cub.2017.10.019
Learning Biases Underlie ‘Universals’ in Avian Vocal Sequencing. Current Biology. DOI:10.1016/j.cub.2017.10.019