El cambio climático impactará los recursos acuíferos de Europa

La UE advierte que las previstas inundaciones y sequías hacen urgentes los planes de adaptación


La EEA acaba de hacer público un informe en el que advierte de las consecuencias del cambio climático para los recursos acuíferos de Europa, señalando la importancia de la adaptación a la nueva situación a todos los niveles: europeo, nacional, regional y local. La colaboración entre los diversos estratos sociales del continente resultará esencial, pero para ello se necesita más investigación e inversiones, así como conocer los posibles escenarios de escasez de agua y exceso de precipitaciones que nos depara el futuro inmediato. Las temperaturas tienden a subir, la sequía se extiende a todas las estaciones del año en el sur de Europa, y en el norte se temen inundaciones cada vez más frecuentes. En España, el informe valora el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, que pone en marcha diversas medidas para gestionar los recursos acuíferos, cada vez más escasos. Por Yaiza Martínez.


14/02/2007

El agua será un bien escaso en Europa. Estampa de Islandia.
El impacto del cambio climático en los recursos acuíferos de toda Europa se ha convertido una cuestión crítica para la economía y los habitantes del continente. Por esta razón, la Agencia Europea de Medioambiente, EEA, acaba de hacer público un informe en el que se analizan las consecuencias del cambio climático para estos recursos, así como las necesidades y posibilidades de adaptación, incluso a nivel local.

La EEA advierte que, aunque las emisiones de gases de efecto invernadero se estabilizaran ahora, el aumento de la temperatura y los impactos asociados a éste, incluidas las inundaciones y la escasa disponibilidad de agua, continuarían durante las próximas décadas.

Los países europeos han comenzado ya a tomar medidas de adaptación a la situación, pero aún quedan muchos temas pendientes. En las últimas décadas, ha aumentado la frecuencia de episodios de intensas lluvias e inundaciones, olas de calor y épocas de sequía. Y de los análisis acerca del futuro se deriva que estos episodios seguirán aumentando en cantidad e intensidad.

En lo que respecta al agua, los cambios en las precipitaciones, combinados con las temperaturas al alza y la reducción de las nevadas, afectarán a la calidad y a la cantidad del agua, lo que significa que son cada vez más necesarias las medidas aplicadas a la gestión, las inversiones y las decisiones políticas.

Sectores afectados

Según la EEA, los sectores que más se verán afectados por la escasez e inestabilidad de las lluvias serán el agrícola (en el que crecerá la demanda de riegos), el energético (con una reducción del potencial de energía hidráulica y de la disponibilidad de agua fresca), el de la salud (con un empeoramiento de la calidad del agua), el del ocio (problemas para el turismo), el de la industria pesquera y el de la navegación. También sufrirá un importante impacto la biodiversidad.

En el centro de Europa, las inundaciones son la máxima preocupación, en el norte del continente, la energía hidráulica, la salud y los ecosistemas; y en el sur europeo, la escasez del agua.

Por otro lado, la demanda creciente de los recursos acuíferos para todos estos sectores supondrá un aumento de la vulnerabilidad ante el cambio climático, por lo que se necesitan estrategias de adaptación que se incluyan en las políticas nacionales y en las estructuras institucionales ya existentes.

Tal como explica la EEA en este documento, la adaptación se refiere a las políticas, prácticas y proyectos que puedan atenuar los daños asociados al cambio climático o explorar nuevas oportunidades.

En la Convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático de 2004, se acordó de manera global el desarrollo de un programa de trabajo quinquenal estructurado relativo a los aspectos científicos, técnicos y socioeconómicos del impacto, la vulnerabilidad y la adaptación al cambio climático.

La adaptación al cambio climático ha ido ganando prioridad en las principales agendas políticas internacionales, particularmente en el seno de Naciones Unidas y de la Unión Europea, con numerosas iniciativas relativas a la adaptación.

Prioridades urgentes

La adaptación se ha convertido de hecho en una de las prioridades de las medidas europeas, ya que deberá reducir los riesgos que para las personas y las sociedades impliquen las tendencias meteorológicas, la variabilidad creciente del clima y los fenómenos climáticos extremos.

Una segunda prioridad es la de proteger y restablecer los ecosistemas, que proporcionan recursos esenciales de agua y terrenos. La tercera sería estrechar la brecha entre los suministros de agua y la demanda, aumentando las acciones que reduzcan esta última.

Las estrategias para afrontar estas urgencias serían el racionamiento del agua, la prevención de los posibles efectos, la investigación y la educación. El cambio climático debe reducirse asimismo con transformaciones tecnológicas y de regulación institucional.

Adaptación exitosa

Una adaptación óptima requerirá de la colaboración entre diversos estamentos gubernamentales: el europeo, el nacional y el local. Por otro lado, la sociedad civil, el sector de los negocios y las organizaciones también deberán implicarse.

En muchos países ya se está dando la investigación y se están tomando medidas de adaptación, pero sólo unos cuantos aplican ya políticas a nivel general. En el sector del agua, las iniciativas incluyen planificación a largo plazo, investigación orientada, desarrollo institucional, inversiones tecnológicas, planificación espacial y medidas de regulación, respuesta a las tendencias observadas y gestión de la escasez de agua, entre otras.

A nivel europeo, el Libro Verde sobre Adaptación al Cambio Climático, publicado este año, aspira a crear un amplio marco legal, que apoye la adaptación de los países miembros de la UE, con programas concretos, que incluyan la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el aumento de la información acerca de los posibles escenarios de cambio a nivel regional y local.

Según la EEA, los países requieren de este tipo de información para establecer modelos hidrológicos consecuentes con su situación.

Posibles cambios

Y es que los análisis destacan la necesidad de que se dé rápidamente la adaptación. Éstos estiman que en Europa la temperatura aumentará entre 2,1 y 4,4 ºC para 2080, con un mayor incremento en el este y sur del continente.

En cuanto a las precipitaciones, en el norte de Europa se ha observado un aumento de las precipitaciones de entre el 10-40% en el norte de Europa, mientras que en el este y el sur europeos ya contamos con un 20% menos de lluvia cada año.

Se espera que las olas de calor sigan incrementándose en frecuencia y severidad, que cada vez haya más precipitaciones extremas en toda Europa, que en el norte del continente sean cada vez más frecuentes las sequías durante el verano, y que en el sur haya más sequías durante todas las estaciones.

España y la adaptación

En lo que respecta a España, el informe señala la reciente publicación del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, que supone una serie de acciones dentro del contexto de la escasez de agua y sequía, con estrategias para el periodo 2007-2013: modernización de las fincas agrícolas, infraestructuras para el desarrollo de la gestión agrícola y forestal, establecimiento de nuevos modelos de legislación por comunidades, medidas agro-medioambientales y reforestación de terrenos agrícolas y no agrícolas.

España contempla asimismo cómo garantizar el suministro de agua a la población y a las actividades sectoriales; la mejora de las infraestructuras existentes, el tratamiento de limpieza de las aguas; la protección y regeneración de áreas naturales; la regeneración de los suelos; el control de la reducción de la contaminación; la gestión de los recursos acuíferos para la agricultura, etc.

Asimismo, se pondrán en marcha más proyectos de suministro de agua (presas, desalinizadoras, etc.), de tratamiento de aguas residuales, y diversos proyectos y acciones medioambientales, señala el informe.

No debemos olvidar que España, por su situación geográfica y sus características socioeconómicas, es un país muy vulnerable al cambio climático, como así se ha ido poniendo de manifiesto en los más recientes análisis e investigaciones.



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