Las declaraciones de emergencia climática se multiplican en la misma medida que los efectos del cambio climático se hacen más evidentes. El mes de abril ha sido el segundo más cálido después del fatídico abril de 2016, con una temperatura +0,638ºC por encima de la media del período 1981-2010, según los datos del NCEP-NCAR que se remontan hasta 1948.
2016 fue el año más caluroso desde 1880: la temperatura global se situó 1,1 grados por encima de la que teníamos durante la era industrial. El 2016 fue 0,07 grados más cálido que el anterior, cuyas temperaturas ya resultaron alarmantes en todo el mundo.
El año 2019 promete también ser emblemático en el calentamiento global. Ya es el segundo año más cálido desde que se tienen registros y con el fenómeno El Niño de nuevo activo, la temperatura global tiende a permanecer alta en los próximos meses. La NOAA estima que El Niño tiene el 65% de posibilidades de mantenerse este verano (aunque a nivel débil), y un 50-55% de posibilidades de perdurar durante el otoño.
Reacciones sociales amplificadas
Las reacciones sociales se amplifican. Los científicos han hecho diversos llamamientos para alertar a la población de los riesgos que acechan a nuestra especie, al mismo tiempo que diversos movimientos sociales y estudiantiles han salido también a la calle para reclamar a los políticos medidas urgentes para contener el calentamiento global.
El último gesto de esta escalada lo ha realizado el Parlamento británico: ha declarado simbólicamente el estado de emergencia climática y se ha convertido en el primer parlamento estatal del mundo que asume esta posición.
Anteriormente, los gobiernos regionales de Escocia y Gales habían declarado también el estado de emergencia climática, así como la ciudad de San Francisco en Estados Unidos, la provincia canadiense de Quebec o la ciudad de Vancouver, también en Canadá, entre otras. La ciudad de Constanza, en Alemania (80.000 habitantes), ha sido la última en sumarse a esta cadena.
En total, han sido hasta ahora 520 administraciones políticas de 8 países, que abarcan a un total de 47 millones de personas, las que se han declarado en emergencia climática en todo el mundo, según datos que ofrece el movimiento Declaración de Emergencia Climática. Numerosas empresas también están suscribiendo la emergencia climática.
Origen australiano
En Australia, donde se inició la movilización de la Declaración de Emergencia Climática, 17 gobiernos locales han declarado una emergencia climática. Más de 75 candidatos en las elecciones federales del 18 de mayo firmaron la petición de Declaración de Emergencia Climática. Los consejos australianos representan un poco más de un millón de personas, el cuatro por ciento de la población total del país.
El movimiento se inició con una carta abierta, firmada por 25 científicos, políticos, empresarios y ambientalistas australianos, que fue publicada en el periódico The Age el 23 de junio de 2016. En esa carta, manifestaban que el Acuerdo de París se había quedado corto para contener el calentamiento global, que el futuro de la civilización está comprometido y que hay que iniciar urgentemente la transición energética hacia un modelo de cero emisiones. Terminaba reclamando al Parlamento australiano la declaración de emergencia climática.
2016 fue el año más caluroso desde 1880: la temperatura global se situó 1,1 grados por encima de la que teníamos durante la era industrial. El 2016 fue 0,07 grados más cálido que el anterior, cuyas temperaturas ya resultaron alarmantes en todo el mundo.
El año 2019 promete también ser emblemático en el calentamiento global. Ya es el segundo año más cálido desde que se tienen registros y con el fenómeno El Niño de nuevo activo, la temperatura global tiende a permanecer alta en los próximos meses. La NOAA estima que El Niño tiene el 65% de posibilidades de mantenerse este verano (aunque a nivel débil), y un 50-55% de posibilidades de perdurar durante el otoño.
Reacciones sociales amplificadas
Las reacciones sociales se amplifican. Los científicos han hecho diversos llamamientos para alertar a la población de los riesgos que acechan a nuestra especie, al mismo tiempo que diversos movimientos sociales y estudiantiles han salido también a la calle para reclamar a los políticos medidas urgentes para contener el calentamiento global.
El último gesto de esta escalada lo ha realizado el Parlamento británico: ha declarado simbólicamente el estado de emergencia climática y se ha convertido en el primer parlamento estatal del mundo que asume esta posición.
Anteriormente, los gobiernos regionales de Escocia y Gales habían declarado también el estado de emergencia climática, así como la ciudad de San Francisco en Estados Unidos, la provincia canadiense de Quebec o la ciudad de Vancouver, también en Canadá, entre otras. La ciudad de Constanza, en Alemania (80.000 habitantes), ha sido la última en sumarse a esta cadena.
En total, han sido hasta ahora 520 administraciones políticas de 8 países, que abarcan a un total de 47 millones de personas, las que se han declarado en emergencia climática en todo el mundo, según datos que ofrece el movimiento Declaración de Emergencia Climática. Numerosas empresas también están suscribiendo la emergencia climática.
Origen australiano
En Australia, donde se inició la movilización de la Declaración de Emergencia Climática, 17 gobiernos locales han declarado una emergencia climática. Más de 75 candidatos en las elecciones federales del 18 de mayo firmaron la petición de Declaración de Emergencia Climática. Los consejos australianos representan un poco más de un millón de personas, el cuatro por ciento de la población total del país.
El movimiento se inició con una carta abierta, firmada por 25 científicos, políticos, empresarios y ambientalistas australianos, que fue publicada en el periódico The Age el 23 de junio de 2016. En esa carta, manifestaban que el Acuerdo de París se había quedado corto para contener el calentamiento global, que el futuro de la civilización está comprometido y que hay que iniciar urgentemente la transición energética hacia un modelo de cero emisiones. Terminaba reclamando al Parlamento australiano la declaración de emergencia climática.
Extinction Rebellion
En 2018, un movimiento similar emergió en el Reino Unido. Se llama Extinction Rebellion (rebelión contra la extinción) y fue impulsado por cien científicos que firmaron un llamamiento en el que reclamaban a los políticos la verdad sobre el cambio climático, medidas para reducir las emisiones contaminantes y la creación de una Asamblea Ciudadana Nacional para supervisar los cambios necesarios y crear una democracia que funcione.
Este movimiento ha estado muy activo en movilizaciones que no se han limitado al Reino Unido, sino que se han replicado en 80 ciudades de 33 países. En España este movimiento se ha movilizado también para pedir la declaración de emergencia climática, tanto a nivel estatal como municipal y regional.
Destaca los efectos que el cambio climático está teniendo en España, que afectan ya a más de 32 millones de personas, especialmente por el aumento de la extensión de los climas áridos (en torno al 6% de la superficie de España), la amplificación de las “islas de calor” en las ciudades, la prolongación de los veranos en cinco semanas más que a comienzos de los años 80, y por el aumento de la temperatura superficial del Mediterráneo, que ha sido de 0,34ºC por década, mientras que su nivel ha subido 3,4 milímetros por año desde 1993.
Fridays For Future
También en 2018 una niña sueca desató un movimiento juvenil para pedir a los políticos medidas urgentes contra el calentamiento global. Inspiró a estudiantes de todo el mundo a participar en huelgas estudiantiles con la misma petición.
Desde diciembre de 2018, más de 20.000 estudiantes realizaron manifestaciones en más de 270 ciudades en varios países del mundo, incluyendo Australia, Austria, Bélgica, Canadá, los Países Bajos, Alemania, Finlandia, Dinamarca, Japón, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos y España.
Estas movilizaciones culminaron el 15 de marzo de 2019, cuando una nueva oleada de huelgas estudiantiles y manifestaciones se desató por todo el mundo para pedir medidas efectivas que detengan el cambio climático, siguiendo la convocatoria mundial del Fridays For Future promovido por Greta Thunberg.
Según datos de esta organización, esta convocatoria movilizó a 1,6 millones de huelguistas en los 7 continentes (América del Norte, América del Sur, Europa, África, Asia, Oceanía y la Antártida), en más de 125 países y en más de 2.000 lugares.
En 2018, un movimiento similar emergió en el Reino Unido. Se llama Extinction Rebellion (rebelión contra la extinción) y fue impulsado por cien científicos que firmaron un llamamiento en el que reclamaban a los políticos la verdad sobre el cambio climático, medidas para reducir las emisiones contaminantes y la creación de una Asamblea Ciudadana Nacional para supervisar los cambios necesarios y crear una democracia que funcione.
Este movimiento ha estado muy activo en movilizaciones que no se han limitado al Reino Unido, sino que se han replicado en 80 ciudades de 33 países. En España este movimiento se ha movilizado también para pedir la declaración de emergencia climática, tanto a nivel estatal como municipal y regional.
Destaca los efectos que el cambio climático está teniendo en España, que afectan ya a más de 32 millones de personas, especialmente por el aumento de la extensión de los climas áridos (en torno al 6% de la superficie de España), la amplificación de las “islas de calor” en las ciudades, la prolongación de los veranos en cinco semanas más que a comienzos de los años 80, y por el aumento de la temperatura superficial del Mediterráneo, que ha sido de 0,34ºC por década, mientras que su nivel ha subido 3,4 milímetros por año desde 1993.
Fridays For Future
También en 2018 una niña sueca desató un movimiento juvenil para pedir a los políticos medidas urgentes contra el calentamiento global. Inspiró a estudiantes de todo el mundo a participar en huelgas estudiantiles con la misma petición.
Desde diciembre de 2018, más de 20.000 estudiantes realizaron manifestaciones en más de 270 ciudades en varios países del mundo, incluyendo Australia, Austria, Bélgica, Canadá, los Países Bajos, Alemania, Finlandia, Dinamarca, Japón, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos y España.
Estas movilizaciones culminaron el 15 de marzo de 2019, cuando una nueva oleada de huelgas estudiantiles y manifestaciones se desató por todo el mundo para pedir medidas efectivas que detengan el cambio climático, siguiendo la convocatoria mundial del Fridays For Future promovido por Greta Thunberg.
Según datos de esta organización, esta convocatoria movilizó a 1,6 millones de huelguistas en los 7 continentes (América del Norte, América del Sur, Europa, África, Asia, Oceanía y la Antártida), en más de 125 países y en más de 2.000 lugares.