Investigadores europeos han descubierto un error en la forma en que han sido estimadas hasta ahora las temperaturas de los océanos, convirtiendo así al calentamiento climático global en un evento sin precedentes en los últimos cien millones de años.
Según la estimación utilizada generalmente por la comunidad científica, la temperatura del océano profunda hace 100 millones de años era de unos 15 grados por debajo de la temperatura actual.
Esta es la estimación cuestionada por un nuevo estudio publicado en Nature Communications, según el cual la temperatura de los océanos habría permanecido relativamente estable y cercana a las temperaturas actuales durante todo este tiempo, lo que arroja una gran inquietud respecto al cambio climático actual.
La evolución histórica de la temperatura de los océanos se ha deducido del contenido de oxígeno-18 en las muestras de foraminíferos fósiles encontrados en los sedimentos marinos. A partir de este análisis, la temperatura de los océanos habría descendido 15 grados en los últimos 100 millones de años.
Los foraminíferos son organismos marinos microscópicos constituidos de una especie de caparazón calcáreo interno llamado testa. Los foraminíferos bentónicos son todos aquellos foraminíferos que realizan su ciclo vital en los sedimentos.
El caparazón interno de los foraminíferos contiene oxígeno-18, que es el segundo isótopo más abundante de oxígeno después del oxígeno-16. Es un isótopo estable que existe naturalmente en el medio ambiente. La abundancia de este isótopo en la naturaleza es del 0,2 %.
En el caso de los foraminíferos bentónicos, el contenido de oxígeno-18 depende de la temperatura del agua en la que viven. Por este motivo, las muestras fósiles atrapadas en los sedimentos de miles o decenas de millones de años se utilizan como paleotermómetros.
Un paleotermómetro es un artilugio metodológico para determinar la temperatura del pasado usando indicadores indirectos (proxys), encontrados en registros naturales tales como sedimentos marinos o muestras de hielo.
Según las medidas tomadas en miles de pruebas de foraminíferos fósiles desde los años 50, la temperatura del océano profundo y de la superficie del océano polar habría disminuido una quincena de grados en los últimos 100 millones de años, al mismo tiempo que la temperatura de la superficie del océano tropical se mantenía estable.
Esta interpretación de las señales aportadas por las pruebas fósiles de foraminíferos ha generado consenso científico, aunque ningún modelo ha conseguido explicar esa distribución de temperaturas en los océanos primitivos.
Según la estimación utilizada generalmente por la comunidad científica, la temperatura del océano profunda hace 100 millones de años era de unos 15 grados por debajo de la temperatura actual.
Esta es la estimación cuestionada por un nuevo estudio publicado en Nature Communications, según el cual la temperatura de los océanos habría permanecido relativamente estable y cercana a las temperaturas actuales durante todo este tiempo, lo que arroja una gran inquietud respecto al cambio climático actual.
La evolución histórica de la temperatura de los océanos se ha deducido del contenido de oxígeno-18 en las muestras de foraminíferos fósiles encontrados en los sedimentos marinos. A partir de este análisis, la temperatura de los océanos habría descendido 15 grados en los últimos 100 millones de años.
Los foraminíferos son organismos marinos microscópicos constituidos de una especie de caparazón calcáreo interno llamado testa. Los foraminíferos bentónicos son todos aquellos foraminíferos que realizan su ciclo vital en los sedimentos.
El caparazón interno de los foraminíferos contiene oxígeno-18, que es el segundo isótopo más abundante de oxígeno después del oxígeno-16. Es un isótopo estable que existe naturalmente en el medio ambiente. La abundancia de este isótopo en la naturaleza es del 0,2 %.
En el caso de los foraminíferos bentónicos, el contenido de oxígeno-18 depende de la temperatura del agua en la que viven. Por este motivo, las muestras fósiles atrapadas en los sedimentos de miles o decenas de millones de años se utilizan como paleotermómetros.
Un paleotermómetro es un artilugio metodológico para determinar la temperatura del pasado usando indicadores indirectos (proxys), encontrados en registros naturales tales como sedimentos marinos o muestras de hielo.
Según las medidas tomadas en miles de pruebas de foraminíferos fósiles desde los años 50, la temperatura del océano profundo y de la superficie del océano polar habría disminuido una quincena de grados en los últimos 100 millones de años, al mismo tiempo que la temperatura de la superficie del océano tropical se mantenía estable.
Esta interpretación de las señales aportadas por las pruebas fósiles de foraminíferos ha generado consenso científico, aunque ningún modelo ha conseguido explicar esa distribución de temperaturas en los océanos primitivos.
Fiabilidad cuestionada
Para resolver este enigma, la nueva investigación estudió el comportamiento en entornos cálidos de las muestras de foraminíferos con la ayuda de herramientas de laboratorio y de tecnologías punteras que permitían un análisis químico a muy pequeña escala, conocida como Nanoscale secondary ion mass spectrometry.
Según los investigadores, más que una disminución progresiva de la temperatura de los océanos en los últimos 100 millones de años, lo que se produjo más bien fue una evolución en el contenido de oxígeno-18 en los foraminíferos fósiles analizados. Este resultado cuestiona la fiabilidad del paleotermómetro basado en los foraminíferos realizado hasta ahora.
Con la ayuda de simulaciones informáticas, los autores de este estudio mostraron en efecto que a la escala de decenas de millones de años, la modificación del contenido en oxígeno-18 en las muestras analizadas de foraminíferos fósiles tuvo un impacto importante en las estimaciones anteriores de las paleotemperaturas del océano, que ahora se manifiestan erróneas.
Este estudio sugiere en consecuencia que las temperaturas del océano podrían hacer permanecido estables desde el Cretácico Superior (que se extendió desde 100,5 hasta 66,0 millones de años atrás) , contrariamente a lo que se pensaba hasta ahora, lo que convierte al calentamiento global actual en un evento sin precedentes en los últimos cien de millones de años.
Para resolver este enigma, la nueva investigación estudió el comportamiento en entornos cálidos de las muestras de foraminíferos con la ayuda de herramientas de laboratorio y de tecnologías punteras que permitían un análisis químico a muy pequeña escala, conocida como Nanoscale secondary ion mass spectrometry.
Según los investigadores, más que una disminución progresiva de la temperatura de los océanos en los últimos 100 millones de años, lo que se produjo más bien fue una evolución en el contenido de oxígeno-18 en los foraminíferos fósiles analizados. Este resultado cuestiona la fiabilidad del paleotermómetro basado en los foraminíferos realizado hasta ahora.
Con la ayuda de simulaciones informáticas, los autores de este estudio mostraron en efecto que a la escala de decenas de millones de años, la modificación del contenido en oxígeno-18 en las muestras analizadas de foraminíferos fósiles tuvo un impacto importante en las estimaciones anteriores de las paleotemperaturas del océano, que ahora se manifiestan erróneas.
Este estudio sugiere en consecuencia que las temperaturas del océano podrían hacer permanecido estables desde el Cretácico Superior (que se extendió desde 100,5 hasta 66,0 millones de años atrás) , contrariamente a lo que se pensaba hasta ahora, lo que convierte al calentamiento global actual en un evento sin precedentes en los últimos cien de millones de años.
Referencia
Burial-induced oxygen-isotope re-equilibration of fossil foraminifera explains ocean paleotemperature paradoxes. Nature Communications 8, Article number: 1134 (2017). doi:10.1038/s41467-017-01225-9
Burial-induced oxygen-isotope re-equilibration of fossil foraminifera explains ocean paleotemperature paradoxes. Nature Communications 8, Article number: 1134 (2017). doi:10.1038/s41467-017-01225-9