El calentamiento global amenaza también a las carreteras costeras

El aumento del nivel del mar impide que las aguas subterráneas lleguen al océano y tienden a subir a la superficie


El calentamiento global amenaza también a las carreteras costeras, advierte un estudio realizado en Estados Unidos. Debido al aumento del nivel del mar, las aguas subterráneas no pueden descender al océano y tienden a subir hacia la superficie, amenazando autopistas y carreteras secundarias que estén hasta a tres kilómetros del litoral.


Redacción T21
12/06/2017

Si el agua subterránea de zonas costeras asciende como consecuencia del aumento del nivel del mar, habrá más cierres de las carreteras (Foto: Rebecca Zeiber/N.H. Sea Grant, UNH)
El aumento del nivel del mar ocasionado por el calentamiento global amenaza a las carreteras que estén situadas hasta tres kilómetros de la costa, ha descubierto un estudio realizado en Durham, Estados Unidos, cuyos resultados son potencialmente extrapolables a otras regiones similares del mundo.

Según se explica en un comunicado de la Universidad de New Hampshire, los niveles del agua subterránea son más altos que los niveles marinos,  lo que favorece que estos caudales discurran hacia el mar y no perjudiquen la estabilidad de las carreteras.

Sin embargo, esta situación está cambiado debido a la subida del nivel del mar, que está obligando a las aguas subterráneas a buscar otras salidas y por ello están empezando a ascender hacia la superficie, amenazando a las carreteras que coincidan con su trayectoria.

Las capas que sustentan el asfalto de las carreteras deben permanecer secas para asegurar su estabilidad, por lo que al ser inundadas pueden provocar enormes socavones en las zonas cercanas al litoral.

Según uno de los investigadores, Jo Daniel, el peor enemigo para el pavimento de las carreteras es el agua. Si el suelo y el sustrato bajo el pavimento se humedecen, entonces desaparece la resistencia que la carretera necesita para permitir el paso del tráfico sin riesgos.

Medidas drásticas

Cuando en el pavimento aparecen surcos y grietas, ello permite que más agua penetre en las capas subyacentes, lo que empeora la situación, hasta el punto de que la carretera deba cerrarse durante periodos largos de tiempo, con las consecuencias negativas que ello tiene para la gente que necesita usarla, sobre todo si es una carretera muy transitada.

Esta investigación ha identificado secciones de carreteras específicas de la costa marina de New Hampshire que son especialmente vulnerables al aumento de los niveles del agua subterránea. Entre ellas se incluyen algunas con mucho tráfico.

Sin medidas drásticas que ayuden a estas carreteras a soportar lo mejor posible el volumen de tráfico, los usuarios de esas carreteras se enfrentarán a un deterioro más rápido de ciertos segmentos, que necesitarán mantenimiento mucho más a menudo y que estarán cerrados durante períodos más largos de tiempo, según las conclusiones del estudio, publicado en la revista Transportation Research Record.

Cinco carreteras bajo la lupa

Para el estudio, el equipo de investigación examinó los datos de las secciones más amenazadas de cinco carreteras de la costa de New Hampshire.

En esta zona, las autopistas suelen ser robustas, con secciones transversales más gruesas de materiales para soportar un tráfico más pesado, mientras que las carreteras secundarias de la ciudad son a veces poco más que capas de pavimento sobre tierras  poco profundas de grava triturada.

El espesor de las capas de base del pavimento proporciona un amortiguador que protege la carretera a medida que sube el agua subterránea. Las carreteras donde el agua subterránea ya está cerca de la superficie serán las que primero noten el efecto del aumento del nivel del mar y su impacto sobre las aguas subterráneas, aunque también la geología local, la topografía, el tipo de suelo y el drenaje también pueden influir en este proceso, señalan los investigadores.

Los investigadores compararon los datos de la sección transversal de carreteras del departamento de transporte de la ciudad,  con los niveles de agua subterránea actuales y proyectaron la evolución de estos niveles en varios escenarios de ascenso del nivel del mar en 2030 y 2100.

De estas proyecciones surgen amenazas para las autopistas para finales de este siglo, y mucho antes para las carreteras secundarias. Este proceso, común a otras ciudades y países del mundo, desvela que la amenaza es global y que las autoridades deben prever estas situaciones para asegurar el tráfico y evitar accidentes en sus respectivos territorios.




Redacción T21
Artículo leído 2619 veces



Más contenidos