Imagen: Clearly Ambiguous. Fuente: Flickr.
La depresión, el estrés, la fatiga e incluso el dolor de cabeza que sufren las jóvenes puede aliviarse mediante la práctica asidua del baile, según se extrae de un estudio en el que participaron 112 niñas de edades comprendidas entre 13 y 19 años.
Anna Duberg, doctorando en la Universidad de Örebro (Suecia), llevó a cabo en el Hospital Universitario de Örebro un estudio titulado “Influencing Self-rated health among adolescent girls with dance intervention” (“Influencia en el estado de salud autoevaluado de niñas adolescentes mediante una intervención basada en el baile”), que ha sido publicado por la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine.
Con él, Duberg se propuso investigar si una intervención basada en el baile podría influir en la salud autoevaluada de adolescentes con problemas como el estrés y distintos síntomas psicosomáticos que habían solicitado la atención de los servicios médicos del colegio por ansiedad, depresión, fatiga y dolores de cabeza, espalda, cuello y hombros.
Las participantes se dividieron en dos grupos de manera aleatoria: en uno de ellos se incorporaron 59 niñas que asistieron a clases de baile y en otro grupo, de control, se incluyó a 53 niñas que no modificaron sus hábitos.
La intervención consistió en una clase de baile de 75 minutos de duración, dos días por semana durante ocho meses, y su objetivo fue más lograr una diversión mediante el movimiento que alcanzar una buena técnica.
Anna Duberg, doctorando en la Universidad de Örebro (Suecia), llevó a cabo en el Hospital Universitario de Örebro un estudio titulado “Influencing Self-rated health among adolescent girls with dance intervention” (“Influencia en el estado de salud autoevaluado de niñas adolescentes mediante una intervención basada en el baile”), que ha sido publicado por la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine.
Con él, Duberg se propuso investigar si una intervención basada en el baile podría influir en la salud autoevaluada de adolescentes con problemas como el estrés y distintos síntomas psicosomáticos que habían solicitado la atención de los servicios médicos del colegio por ansiedad, depresión, fatiga y dolores de cabeza, espalda, cuello y hombros.
Las participantes se dividieron en dos grupos de manera aleatoria: en uno de ellos se incorporaron 59 niñas que asistieron a clases de baile y en otro grupo, de control, se incluyó a 53 niñas que no modificaron sus hábitos.
La intervención consistió en una clase de baile de 75 minutos de duración, dos días por semana durante ocho meses, y su objetivo fue más lograr una diversión mediante el movimiento que alcanzar una buena técnica.
Mejora de la salud
El descubrimiento clave del estudio fue que las niñas que practicaron el baile mejoraron su salud autoevaluada en mayor medida que el grupo de control.
Los resultados también mostraron una participación elevada y una experiencia positiva, lo que sugiere que este método puede resultar positivo para las adolescentes que interiorizan sus problemas.
Según las conclusiones de la investigación, la práctica asidua del baile podría considerarse una estrategia adecuada para prevenir y tratar el decaimiento del ánimo y la depresión.
El baile también aumentó la autoestima y la capacidad para enfrentarse a los problemas diarios en comparación con el grupo de control.
El efecto positivo se apreció ocho meses después de que terminaran las clases de baile. El 91 % de las niñas del grupo que acudió a las clases consideró que el estudio supuso una experiencia positiva.
En relación al trabajo, la Dra. Anna Duberg señala en declaraciones recogidas por CORDIS: “Según estos resultados, a pesar de problemas como el estrés y los síntomas psicosomáticos (y otros retos posibles derivados de la adolescencia femenina), el baile puede inculcar un nivel de compromiso mayor e influir de forma positiva en las participantes, lo que contribuiría al mantenimiento de otros hábitos saludables adquiridos. A la larga, (el baile) puede desembocar en un estilo de vida más sano”.
Otros beneficios
Los beneficios del baile se han estudiado en distintos trabajos anteriores. El baile se considera como una forma de desarrollar muchos de los atributos que emergen en el desarrollo de un niño.
En el plano físico, esta actividad aumenta la flexibilidad, la capacidad de movimiento, la fuerza física y la resistencia. Los movimientos repetitivos del baile también mejoran el tono muscular, corrigen posturas defectuosas y aumentan el equilibrio, la coordinación y la salud cardiovascular.
En el plano mental, el baile es capaz de mejorar la autoestima y las capacidades sociales y de comunicación y al mismo tiempo desarrollar confianza y aliviar el miedo a mostrarse frente a un público.
Los niños suelen moverse de forma natural y aprender patrones de movimientos con tanta facilidad como aprenden un idioma. Además, el baile puede considerarse como una forma de expresión muy eficaz desde una edad muy temprana.
El descubrimiento clave del estudio fue que las niñas que practicaron el baile mejoraron su salud autoevaluada en mayor medida que el grupo de control.
Los resultados también mostraron una participación elevada y una experiencia positiva, lo que sugiere que este método puede resultar positivo para las adolescentes que interiorizan sus problemas.
Según las conclusiones de la investigación, la práctica asidua del baile podría considerarse una estrategia adecuada para prevenir y tratar el decaimiento del ánimo y la depresión.
El baile también aumentó la autoestima y la capacidad para enfrentarse a los problemas diarios en comparación con el grupo de control.
El efecto positivo se apreció ocho meses después de que terminaran las clases de baile. El 91 % de las niñas del grupo que acudió a las clases consideró que el estudio supuso una experiencia positiva.
En relación al trabajo, la Dra. Anna Duberg señala en declaraciones recogidas por CORDIS: “Según estos resultados, a pesar de problemas como el estrés y los síntomas psicosomáticos (y otros retos posibles derivados de la adolescencia femenina), el baile puede inculcar un nivel de compromiso mayor e influir de forma positiva en las participantes, lo que contribuiría al mantenimiento de otros hábitos saludables adquiridos. A la larga, (el baile) puede desembocar en un estilo de vida más sano”.
Otros beneficios
Los beneficios del baile se han estudiado en distintos trabajos anteriores. El baile se considera como una forma de desarrollar muchos de los atributos que emergen en el desarrollo de un niño.
En el plano físico, esta actividad aumenta la flexibilidad, la capacidad de movimiento, la fuerza física y la resistencia. Los movimientos repetitivos del baile también mejoran el tono muscular, corrigen posturas defectuosas y aumentan el equilibrio, la coordinación y la salud cardiovascular.
En el plano mental, el baile es capaz de mejorar la autoestima y las capacidades sociales y de comunicación y al mismo tiempo desarrollar confianza y aliviar el miedo a mostrarse frente a un público.
Los niños suelen moverse de forma natural y aprender patrones de movimientos con tanta facilidad como aprenden un idioma. Además, el baile puede considerarse como una forma de expresión muy eficaz desde una edad muy temprana.
Referencia bibliográfica:
Anna Duberg, RPT; Lars Hagberg, PhD; Helena Sunvisson, PhD; Margareta Möller, PhD. Influencing Self-rated Health Among Adolescent Girls With Dance Intervention. A Randomized Controlled Trial. Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine (2012). DOI:10.1001/jamapediatrics.2013.421.
Anna Duberg, RPT; Lars Hagberg, PhD; Helena Sunvisson, PhD; Margareta Möller, PhD. Influencing Self-rated Health Among Adolescent Girls With Dance Intervention. A Randomized Controlled Trial. Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine (2012). DOI:10.1001/jamapediatrics.2013.421.