El Euro representa la unión monetaria de los estados miembros de la eurozona. Fuente: flickr.com
“Un fantasma recorre Europa”, aquella frase que pusieron de moda Karl Marx y Friedrich Engels en 1848, en su Manifiesto del Partido Comunista, vuelve a estar presente hoy, aunque de una manera un tanto renovada.
El fantasma parece consistir ahora en los partidos considerados en muchos casos como "radicales de izquierda", que no están de acuerdo con las medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea. Los partidos más representativos en este sentido son el partido griego Syriza, liderado por Alexis Tsipras, y el partido de izquierdas español Podemos, encabezado por Pablo Iglesias.
La crisis griega como tragedia y oportunidad
Desde que comenzó la crisis en 2008, las noticias que llegan desde Grecia y otros países como España, Italia, Portugal e Irlanda han seguido la misma línea: altos niveles de desempleo juvenil, precariedad laboral, rescates o ayudas del fondo de rescate europeo para saldar deudas sobre todo contraídas por los bancos y, como consecuencia de todo ello, una polarización cada vez más extrema entre las capas más adineradas de la población y las más necesitadas. En otras palabras, el aumento de la pobreza en el “cuarto mundo”.
Sin embargo, en tiempos de crisis se agudiza el ingenio y puede que en estos momentos se estén trazando otras coordenadas para dar a Europa una nueva forma política que se traduzca en otros cambios, tantos sociales como económicos, ya que algo está cambiando aunque no se refleje de manera inmediata, y así lo expresan varios expertos españoles que se dedican a analizar la política desde diferentes puntos de vistas y partiendo de disciplinas diferentes.
Las personalidades que han respondido a las cuestiones planteadas por TENDENCIAS21 sobre las elecciones griegas, el posible ascenso de la izquierda en Grecia, y sus efectos sobre posibles cambios en la eurozona, además de otras relacionadas con esta misma temática son el filósofo y sociólogo, Catedrático de filosofía de la Universidad de Murcia, y decano a su vez de esta misma facultad, Antonio Campillo Meseguer, que desde el 20 de abril de 2013, preside la Red española de Filosofía (REF) ; Alex Corrons, analista político y escritor que en su día fue el impulsor del movimiento Yo No Pago y que colabora con HispanTV, Russia Today, y la República.es; y el profesor de Periodismo de la Universidad de Navarra, Carlos Barrera.
Una eurozona sin Grecia, ¿Posible?
Después de las declaraciones de Ángela Merkel, hace algo más de una semana, sobre la cuestión griega y la posible salida de Grecia de la Eurozona -recogidas en el diario semanal alemán Der Spiegel- muchos medios internacionales se han hecho eco de lo que dijo la canciller: “si Grecia saliese del Euro, esto supondría tan solo un resfriado para Europa, pero nada más”.
Estas declaraciones han extendido la especulación sobre la posibilidad de una salida real de Grecia de la Eurozona. Las repercusiones no se han quedado tan solo en el plano informativo, pues el propio presidente del BCE, Marío Draghi, recibió hace unos días al gobernador del Banco de Grecia, Yannis Sturnaras, para que abordase posibles medidas extraordinarias de liquidez antes y después de las elecciones del día 25.
Por su parte, La Comisión Europea (CE) recordó hace un par de semanas que "el párrafo 3 del artículo 140 del Tratado de la Unión Europea (UE) señala que la pertenencia al euro es irrevocable".
Para el catedrático de Filosofía Antonio Campillo Meseguer, una salida de Grecia de la zona euro no es algo probable. Según Campillo, “en primer lugar, porque no le interesa a Grecia. El líder de Syriza, Alexis Tsipras ya ha declarado que, si gana las próximas elecciones pedirá a la Unión Europea renegociar la deuda, pero no salir del euro. En segundo lugar, la salida tampoco interesa a la propia Unión Europea, porque podría tener efectos muy negativos para todo el conjunto de la economía del continente. Por eso, Alexis Tsipras y los dirigentes europeos ya están teniendo conversaciones discretas, desde hace algún tiempo, para preparar el nuevo escenario”.
En cuanto a las declaraciones de Ángela Merkel, el profesor de filosofía de la Universidad de Murcia considera que éstas son sólo una amenaza para amedrentar a los griegos y disuadirles de que apoyen a Syriza. Campillo añade: “es la conocida política del miedo. Es un intento de evitar que la ciudadanía griega ejerza su soberanía democrática y se rebele contra el Diktat imperial de Alemania”.
El analista político y escritor Alex Corrons, por su parte, cree que la salida de Grecia de la zona euro sería la única alternativa hacia la emancipación de los griegos de lo que Corrons describe como un “macroestado financiero convertido en dictadura financiera”. "La deuda es impagable, no ya en Grecia, sino a nivel global y por lo tanto una estafa”.
El profesor de Periodismo de la Universidad de Navarra, Carlos Barrera, comenta a este respecto que por supuesto que cree que se intentará por todos los medios que Grecia siga dentro del euro. Sin embargo, según el profesor, “eso dependerá del gobierno que resulte de las elecciones del próximo 25 de enero", ya que “hay sectores de opinión que piensan que la defensa de la fortaleza del euro puede exigir la salida de Grecia”.
El fantasma parece consistir ahora en los partidos considerados en muchos casos como "radicales de izquierda", que no están de acuerdo con las medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea. Los partidos más representativos en este sentido son el partido griego Syriza, liderado por Alexis Tsipras, y el partido de izquierdas español Podemos, encabezado por Pablo Iglesias.
La crisis griega como tragedia y oportunidad
Desde que comenzó la crisis en 2008, las noticias que llegan desde Grecia y otros países como España, Italia, Portugal e Irlanda han seguido la misma línea: altos niveles de desempleo juvenil, precariedad laboral, rescates o ayudas del fondo de rescate europeo para saldar deudas sobre todo contraídas por los bancos y, como consecuencia de todo ello, una polarización cada vez más extrema entre las capas más adineradas de la población y las más necesitadas. En otras palabras, el aumento de la pobreza en el “cuarto mundo”.
Sin embargo, en tiempos de crisis se agudiza el ingenio y puede que en estos momentos se estén trazando otras coordenadas para dar a Europa una nueva forma política que se traduzca en otros cambios, tantos sociales como económicos, ya que algo está cambiando aunque no se refleje de manera inmediata, y así lo expresan varios expertos españoles que se dedican a analizar la política desde diferentes puntos de vistas y partiendo de disciplinas diferentes.
Las personalidades que han respondido a las cuestiones planteadas por TENDENCIAS21 sobre las elecciones griegas, el posible ascenso de la izquierda en Grecia, y sus efectos sobre posibles cambios en la eurozona, además de otras relacionadas con esta misma temática son el filósofo y sociólogo, Catedrático de filosofía de la Universidad de Murcia, y decano a su vez de esta misma facultad, Antonio Campillo Meseguer, que desde el 20 de abril de 2013, preside la Red española de Filosofía (REF) ; Alex Corrons, analista político y escritor que en su día fue el impulsor del movimiento Yo No Pago y que colabora con HispanTV, Russia Today, y la República.es; y el profesor de Periodismo de la Universidad de Navarra, Carlos Barrera.
Una eurozona sin Grecia, ¿Posible?
Después de las declaraciones de Ángela Merkel, hace algo más de una semana, sobre la cuestión griega y la posible salida de Grecia de la Eurozona -recogidas en el diario semanal alemán Der Spiegel- muchos medios internacionales se han hecho eco de lo que dijo la canciller: “si Grecia saliese del Euro, esto supondría tan solo un resfriado para Europa, pero nada más”.
Estas declaraciones han extendido la especulación sobre la posibilidad de una salida real de Grecia de la Eurozona. Las repercusiones no se han quedado tan solo en el plano informativo, pues el propio presidente del BCE, Marío Draghi, recibió hace unos días al gobernador del Banco de Grecia, Yannis Sturnaras, para que abordase posibles medidas extraordinarias de liquidez antes y después de las elecciones del día 25.
Por su parte, La Comisión Europea (CE) recordó hace un par de semanas que "el párrafo 3 del artículo 140 del Tratado de la Unión Europea (UE) señala que la pertenencia al euro es irrevocable".
Para el catedrático de Filosofía Antonio Campillo Meseguer, una salida de Grecia de la zona euro no es algo probable. Según Campillo, “en primer lugar, porque no le interesa a Grecia. El líder de Syriza, Alexis Tsipras ya ha declarado que, si gana las próximas elecciones pedirá a la Unión Europea renegociar la deuda, pero no salir del euro. En segundo lugar, la salida tampoco interesa a la propia Unión Europea, porque podría tener efectos muy negativos para todo el conjunto de la economía del continente. Por eso, Alexis Tsipras y los dirigentes europeos ya están teniendo conversaciones discretas, desde hace algún tiempo, para preparar el nuevo escenario”.
En cuanto a las declaraciones de Ángela Merkel, el profesor de filosofía de la Universidad de Murcia considera que éstas son sólo una amenaza para amedrentar a los griegos y disuadirles de que apoyen a Syriza. Campillo añade: “es la conocida política del miedo. Es un intento de evitar que la ciudadanía griega ejerza su soberanía democrática y se rebele contra el Diktat imperial de Alemania”.
El analista político y escritor Alex Corrons, por su parte, cree que la salida de Grecia de la zona euro sería la única alternativa hacia la emancipación de los griegos de lo que Corrons describe como un “macroestado financiero convertido en dictadura financiera”. "La deuda es impagable, no ya en Grecia, sino a nivel global y por lo tanto una estafa”.
El profesor de Periodismo de la Universidad de Navarra, Carlos Barrera, comenta a este respecto que por supuesto que cree que se intentará por todos los medios que Grecia siga dentro del euro. Sin embargo, según el profesor, “eso dependerá del gobierno que resulte de las elecciones del próximo 25 de enero", ya que “hay sectores de opinión que piensan que la defensa de la fortaleza del euro puede exigir la salida de Grecia”.
Antonio Campillo Meseguer es filósofo y sociólogo, Catedrático de filosofía de la Universidad de Murcia, y presidente actual de la Red española de Filosofía (REF). Fuente: (REF)
El ascenso de la izquierda: Syriza y Podemos
Aunque durante estos días se están haciendo muchos paralelismos entre el partido de Syriza en Grecia y el de Podemos en España, lo cierto es que los puntos de partida de ambos países son diferentes. Según Alex Corrons, “Grecia está inmersa en una precariedad superior a la de España”.
En cuanto a las consecuencias de este ascenso de la izquierda, Barrera cree que estas no serían positivas para la actual idea de Europa pero que “todo dependerá de la medida de su previsible ascenso, ya que si los partidos de izquierda consiguen tocar poder, conseguirían influir en las políticas nacionales y enfrentarse a las directrices de Bruselas, o al menos forzar una negociación menos "sumisa" que la habida hasta ahora en ambos países”.
No obstante, el profesor de la Universidad de Navarra también cree que desde el punto de vista económico, España no es Grecia y no está afortunadamente en la misma situación del país heleno, esto significa en palabras de Barrera, “que los poderes fácticos internos tanto a nivel español como europeo, llegado el caso, ejercerían una muy fuerte presión sobre los grandes partidos tradicionales (PP y PSOE, sobre todo, pero también incluso otros moderados como UPyD y Ciudadanos) para forzar grandes acuerdos de gobierno que impidan la influencia de Podemos”.
El catedrático de filosofía de la Universidad de Murcia, Antonio Campillo manifiesta claramente que podría tener efectos muy saludables, según sus palabras textuales, “por un lado, permitiría cuestionar la hegemonía aplastante que en los últimos años están ejerciendo los países del norte de Europa, con Alemania a la cabeza. Esa hegemonía está siendo muy dañina para la cohesión y la consolidación de la Unión Europea, porque está provocando movimientos de renacionalización de las políticas europeas e incluso el ascenso de los partidos antieuropeístas de extrema derecha: en la propia Alemania, en Francia, en Reino Unido, etc".
El profesor de Filosofía añade que “esa hegemonía está permitiendo que sean los bancos y, en general, el capital financiero, los llamados 'mercados', quienes dicten a los Gobiernos las políticas que deben seguir y que estos impongan como prioridad absoluta el pago de la deuda, los recortes sociales, la privatización de los servicios públicos, la precarización del trabajo, etc., por muchos sacrificios que ello suponga para la ciudadanía, por mucho paro, desigualdad y pobreza que esas políticas de 'austeridad' estén provocando”.
Respecto a Europa como conjunto, analizada esta geopolíticamente, Corrons cree que en realidad se podría prescindir de Grecia, pero que la salida de España sí sería problemática para el proyecto europeo. A este respecto, Carillo añade, “una victoria de la izquierda en Grecia y en España podría facilitar una alianza de los países del sur, reequilibrar las fuerzas en el seno de Europa, y reorientar la política comunitaria para que esta sea más democrática y para que prevalezcan los principios de justicia social y de solidaridad entre todos los países de la UE”.
Política del miedo en Europa
Con respecto a estos momentos previos a las elecciones griegas y al intento de disuasión del electorado griego señalando la posibilidad de una 'catástrofe', si sale elegido un gobierno de izquierdas, Campillo opina: “Yo creo que la política del miedo ya no va a funcionar. Funcionó en el pasado, cuando se disuadió al gobierno del Pasok para que no convocara un referéndum sobre la deuda, pero el Pasok pagó muy cara su sumisión a las presiones de Alemania y hoy es un partido con escasa representación".
En estos años, continua Campillo, “Grecia ha sido sometida a unas políticas de recorte brutales que han empobrecido a la población y han deprimido todavía más su economía. Creo que la población griega ya no está dispuesta a aceptar más sufrimiento y más chantajes”.
Alex Corrons opina, de manera similar, que la población griega ya no confía en las políticas impuestas desde la UE. En cuanto a una posible salida de Grecía de la Eurozona, el analista afirma que no sabe si realmente la sociedad en su conjunto estaría concienciada en lo que significaría salir del euro.
Este hecho significaría, según él, “relocalizar la economía y, por tanto, cambiar el modelo productivo y el modelo de vida. Además, la dependencia de mercancías del exterior tendrá que reducirse inevitablemente. En ese escenario, habría que reconfigurarlo todo para no caer en la precariedad generalizada. La respuesta no podrá ser más productivismo, aunque este se fomente desde el Estado”
Aunque durante estos días se están haciendo muchos paralelismos entre el partido de Syriza en Grecia y el de Podemos en España, lo cierto es que los puntos de partida de ambos países son diferentes. Según Alex Corrons, “Grecia está inmersa en una precariedad superior a la de España”.
En cuanto a las consecuencias de este ascenso de la izquierda, Barrera cree que estas no serían positivas para la actual idea de Europa pero que “todo dependerá de la medida de su previsible ascenso, ya que si los partidos de izquierda consiguen tocar poder, conseguirían influir en las políticas nacionales y enfrentarse a las directrices de Bruselas, o al menos forzar una negociación menos "sumisa" que la habida hasta ahora en ambos países”.
No obstante, el profesor de la Universidad de Navarra también cree que desde el punto de vista económico, España no es Grecia y no está afortunadamente en la misma situación del país heleno, esto significa en palabras de Barrera, “que los poderes fácticos internos tanto a nivel español como europeo, llegado el caso, ejercerían una muy fuerte presión sobre los grandes partidos tradicionales (PP y PSOE, sobre todo, pero también incluso otros moderados como UPyD y Ciudadanos) para forzar grandes acuerdos de gobierno que impidan la influencia de Podemos”.
El catedrático de filosofía de la Universidad de Murcia, Antonio Campillo manifiesta claramente que podría tener efectos muy saludables, según sus palabras textuales, “por un lado, permitiría cuestionar la hegemonía aplastante que en los últimos años están ejerciendo los países del norte de Europa, con Alemania a la cabeza. Esa hegemonía está siendo muy dañina para la cohesión y la consolidación de la Unión Europea, porque está provocando movimientos de renacionalización de las políticas europeas e incluso el ascenso de los partidos antieuropeístas de extrema derecha: en la propia Alemania, en Francia, en Reino Unido, etc".
El profesor de Filosofía añade que “esa hegemonía está permitiendo que sean los bancos y, en general, el capital financiero, los llamados 'mercados', quienes dicten a los Gobiernos las políticas que deben seguir y que estos impongan como prioridad absoluta el pago de la deuda, los recortes sociales, la privatización de los servicios públicos, la precarización del trabajo, etc., por muchos sacrificios que ello suponga para la ciudadanía, por mucho paro, desigualdad y pobreza que esas políticas de 'austeridad' estén provocando”.
Respecto a Europa como conjunto, analizada esta geopolíticamente, Corrons cree que en realidad se podría prescindir de Grecia, pero que la salida de España sí sería problemática para el proyecto europeo. A este respecto, Carillo añade, “una victoria de la izquierda en Grecia y en España podría facilitar una alianza de los países del sur, reequilibrar las fuerzas en el seno de Europa, y reorientar la política comunitaria para que esta sea más democrática y para que prevalezcan los principios de justicia social y de solidaridad entre todos los países de la UE”.
Política del miedo en Europa
Con respecto a estos momentos previos a las elecciones griegas y al intento de disuasión del electorado griego señalando la posibilidad de una 'catástrofe', si sale elegido un gobierno de izquierdas, Campillo opina: “Yo creo que la política del miedo ya no va a funcionar. Funcionó en el pasado, cuando se disuadió al gobierno del Pasok para que no convocara un referéndum sobre la deuda, pero el Pasok pagó muy cara su sumisión a las presiones de Alemania y hoy es un partido con escasa representación".
En estos años, continua Campillo, “Grecia ha sido sometida a unas políticas de recorte brutales que han empobrecido a la población y han deprimido todavía más su economía. Creo que la población griega ya no está dispuesta a aceptar más sufrimiento y más chantajes”.
Alex Corrons opina, de manera similar, que la población griega ya no confía en las políticas impuestas desde la UE. En cuanto a una posible salida de Grecía de la Eurozona, el analista afirma que no sabe si realmente la sociedad en su conjunto estaría concienciada en lo que significaría salir del euro.
Este hecho significaría, según él, “relocalizar la economía y, por tanto, cambiar el modelo productivo y el modelo de vida. Además, la dependencia de mercancías del exterior tendrá que reducirse inevitablemente. En ese escenario, habría que reconfigurarlo todo para no caer en la precariedad generalizada. La respuesta no podrá ser más productivismo, aunque este se fomente desde el Estado”
Activista, analista político y escritor, Alex Corrons. Fuente: Alex Corrons
¿Corrupción normalizada?
El hecho de que las élites europeas hayan hecho de la deuda el problema único o prioritario de los países del sur de Europa es para el Presidente de la Red Española de Filosofía (REF), la prueba más clara de que el viejo continente está dominado por Gobiernos neoliberales, cuyas políticas están al servicio del capital financiero.
Así, Campillo afirma: “No podemos olvidar que fue el capital financiero y especulativo el causante de la crisis, que fueron los Estados quienes tuvieron que acudir al rescate de los bancos y de las cajas de ahorro con cantidades descomunales de dinero público, y que ese enorme desembolso acabó convirtiendo la deuda privada en deuda pública”.
“La consecuencia paradójica de esta socialización de las pérdidas privadas fue la privatización de los bienes públicos, en otras palabras, los bancos privados saneados por los Estados con dinero público se han convertido en acreedores especulativos de esos mismos Estados, gracias a los préstamos baratos que les ha estado concediendo el Banco Central Europeo”, añade el profesor.
Además, para Campillo, los Estados, para pagar a los bancos, han tenido que hacerlo a costa de los derechos y del bienestar de los ciudadanos. Para mostrar legalmente como se hizo, Campillo recuerda el pacto en España del PSOE y el PP, con su reforma exprés del artículo 135 de la Constitución. “La llamada corrupción política de los partidos gobernantes, no solo en España sino en el resto de Europa, no es sino la consecuencia lógica de la estrecha connivencia y de las 'puertas giratorias' entre las élites gobernantes y las élites financieras y empresariales”.
Alex Corrons añade a los comentarios de Campillo que cualquier país que audite la deuda es consciente de que no se puede pagar. Para Corrons, “el problema es que el sistema monetario fiduciario se basa en la deuda, por tanto, auditarla es en parte reconocer que ese dinero existió en algún momento”.
Pues esto no es cierto, y aquí viene la estafa de las estafas, según el analista, “porque el gesto de ingresar un euro en cualquier entidad financiera por parte de cualquiera, supone que esa entidad tiene el poder de crear doce euros que no existen para prestárselos a un tercero, que confían devolverá esa cantidad poco a poco, con un interés de por medio”.
Para Corrons, “la deuda requiere de crecimiento perpetuo en la economía, y eso es lo que nos está llevando a la destrucción del planeta y al colapso de los recursos. Por tanto, la deuda no hay que auditarla, simplemente, no se puede ni se debe pagar, nunca existió ese dinero”.
El hecho de que las élites europeas hayan hecho de la deuda el problema único o prioritario de los países del sur de Europa es para el Presidente de la Red Española de Filosofía (REF), la prueba más clara de que el viejo continente está dominado por Gobiernos neoliberales, cuyas políticas están al servicio del capital financiero.
Así, Campillo afirma: “No podemos olvidar que fue el capital financiero y especulativo el causante de la crisis, que fueron los Estados quienes tuvieron que acudir al rescate de los bancos y de las cajas de ahorro con cantidades descomunales de dinero público, y que ese enorme desembolso acabó convirtiendo la deuda privada en deuda pública”.
“La consecuencia paradójica de esta socialización de las pérdidas privadas fue la privatización de los bienes públicos, en otras palabras, los bancos privados saneados por los Estados con dinero público se han convertido en acreedores especulativos de esos mismos Estados, gracias a los préstamos baratos que les ha estado concediendo el Banco Central Europeo”, añade el profesor.
Además, para Campillo, los Estados, para pagar a los bancos, han tenido que hacerlo a costa de los derechos y del bienestar de los ciudadanos. Para mostrar legalmente como se hizo, Campillo recuerda el pacto en España del PSOE y el PP, con su reforma exprés del artículo 135 de la Constitución. “La llamada corrupción política de los partidos gobernantes, no solo en España sino en el resto de Europa, no es sino la consecuencia lógica de la estrecha connivencia y de las 'puertas giratorias' entre las élites gobernantes y las élites financieras y empresariales”.
Alex Corrons añade a los comentarios de Campillo que cualquier país que audite la deuda es consciente de que no se puede pagar. Para Corrons, “el problema es que el sistema monetario fiduciario se basa en la deuda, por tanto, auditarla es en parte reconocer que ese dinero existió en algún momento”.
Pues esto no es cierto, y aquí viene la estafa de las estafas, según el analista, “porque el gesto de ingresar un euro en cualquier entidad financiera por parte de cualquiera, supone que esa entidad tiene el poder de crear doce euros que no existen para prestárselos a un tercero, que confían devolverá esa cantidad poco a poco, con un interés de por medio”.
Para Corrons, “la deuda requiere de crecimiento perpetuo en la economía, y eso es lo que nos está llevando a la destrucción del planeta y al colapso de los recursos. Por tanto, la deuda no hay que auditarla, simplemente, no se puede ni se debe pagar, nunca existió ese dinero”.
Europa: liderazgo político o carencia de liderazgo
De lo que más se habla sin duda es de la crisis económica que afecta a la eurozona, pero todo apunta a que el viejo continente se efrenta a una multicrisis generalizada que afecta no sólo a los asuntos financieros.
En este sentido, para Antonio Campillo Berenguer está claro que Europa está atravesando, además de una crisis económica y social, también una crisis política y moral.
“Las élites gobernantes han traicionado lo esencial del gran proyecto europeo: una federación política basada en los principios de la democracia, los derechos humanos, la justicia social, la sostenibilidad ambiental y la solidaridad internacional”, afirma.
Y añade, “la crisis de este proyecto está alimentando en muchos países europeos la reaparición de partidos y movimientos ultraderechistas, neofascistas y xenófobos. Por eso, es urgente que todos los partidos y movimientos progresistas de Europa se renueven profundamente, se alíen entre sí y relancen con fuerza y con imaginación el gran proyecto europeo, para adaptarlo a las nuevas condiciones de la sociedad global del siglo XXI”.
Por su parte, el profesor Carlos Barrera asegura que el problema del liderazgo político de la Unión Europea ha sido y es el eterno problema no resuelto del largo proceso que comenzó ya en el año 1957 y que “no parece encontrar vías de solución".
Barrera afirma: “Lo que se ha ido produciendo han sido liderazgos en distintos tiempos históricos según las circunstancias, como el de Ángela Merkel en la actualidad, es decir, el de los países miembros fuertes. Con el Tratado de Lisboa se han dado avances en la democratización interna de las instituciones, pero los intereses de los diferentes países en el Consejo sigue siendo la principal fuerza motriz”.
El profesor de la Universidad de Navarra concluye diciendo que “la Unión Europea es una inmensa maquinaria de poder real, sobre todo en el ámbito económico, que nos influye en la vida diaria a todos los ciudadanos, aunque éstos no lo perciban así muchas veces, por ignorancia. Pero al desarrollo económico no ha correspondido todavía otro en el ámbito político, dirigido a reforzar la unidad de acción de la UE internamente y hacia el mundo. Y no parece que esto vaya a cambiar en el corto plazo”.
De lo que más se habla sin duda es de la crisis económica que afecta a la eurozona, pero todo apunta a que el viejo continente se efrenta a una multicrisis generalizada que afecta no sólo a los asuntos financieros.
En este sentido, para Antonio Campillo Berenguer está claro que Europa está atravesando, además de una crisis económica y social, también una crisis política y moral.
“Las élites gobernantes han traicionado lo esencial del gran proyecto europeo: una federación política basada en los principios de la democracia, los derechos humanos, la justicia social, la sostenibilidad ambiental y la solidaridad internacional”, afirma.
Y añade, “la crisis de este proyecto está alimentando en muchos países europeos la reaparición de partidos y movimientos ultraderechistas, neofascistas y xenófobos. Por eso, es urgente que todos los partidos y movimientos progresistas de Europa se renueven profundamente, se alíen entre sí y relancen con fuerza y con imaginación el gran proyecto europeo, para adaptarlo a las nuevas condiciones de la sociedad global del siglo XXI”.
Por su parte, el profesor Carlos Barrera asegura que el problema del liderazgo político de la Unión Europea ha sido y es el eterno problema no resuelto del largo proceso que comenzó ya en el año 1957 y que “no parece encontrar vías de solución".
Barrera afirma: “Lo que se ha ido produciendo han sido liderazgos en distintos tiempos históricos según las circunstancias, como el de Ángela Merkel en la actualidad, es decir, el de los países miembros fuertes. Con el Tratado de Lisboa se han dado avances en la democratización interna de las instituciones, pero los intereses de los diferentes países en el Consejo sigue siendo la principal fuerza motriz”.
El profesor de la Universidad de Navarra concluye diciendo que “la Unión Europea es una inmensa maquinaria de poder real, sobre todo en el ámbito económico, que nos influye en la vida diaria a todos los ciudadanos, aunque éstos no lo perciban así muchas veces, por ignorancia. Pero al desarrollo económico no ha correspondido todavía otro en el ámbito político, dirigido a reforzar la unidad de acción de la UE internamente y hacia el mundo. Y no parece que esto vaya a cambiar en el corto plazo”.