Imagen: ChristArt. Fuente: PhotoXpress.
El trastorno por acumulación de animales o Síndrome de Noé tiene importantes implicaciones a nivel de salud mental, bienestar animal y salud pública, pero es aún poco conocido y requiere una mayor atención por parte de la administración y las autoridades sanitarias.
Así lo indica el primer estudio europeo sobre este trastorno, que ha sido realizado por investigadores de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona y del IMIM (Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas).
“Reconocer la presencia de este trastorno en nuestra sociedad es el primer paso para poder identificar y detectar precozmente los casos y enfrentarnos lo más eficientemente posible. Actualmente, cuando se detecta un caso, se retiran los animales pero no se da ningún tipo de atención a la persona que lo sufre. Esta persona no reconoce que sus animales están mal y en poco tiempo vuelve a reincidir. A veces estos animales se encuentran en niveles críticos y evidentes de desnutrición, deshidratación, de infestación parasitaria, con enfermedades o cría incontrolada y todo ello en un espacio con muy pocas medidas higiénicas”, explica Paula Calvo, investigadora de la UAB y autora del estudio, en un comunicado emitido por dicha Universidad.
El trabajo, publicado en la revista Animal Welfare, ha analizado 24 casos -27 personas y 1.218 animales, principalmente perros y gatos- detectados por la Asociación Nacional de Amigos de los Animales (ANAA) en diferentes localidades de España entre 2002 y 2011.
Datos arrojados por el estudio
Los datos indican que el trastorno afecta por igual a hombres y mujeres, un 63% es mayor de 65 años, un 83% vive solo y su situación económica es precaria.
En un 44% de los casos, se da también el síndrome de Diógenes o trastorno por acumulación de objetos, lo que coincide con estudios previos que sugieren un efecto subyacente de demencia u otros desórdenes médicos y psiquiátricos en las personas afectadas.
La mayoría de los casos presenta un curso de entre uno y cinco años desde la primera denuncia hasta que se recuperan los animales y son detectados por asociaciones o vecinos, que denuncian el mal estado de las mascotas.
Así lo indica el primer estudio europeo sobre este trastorno, que ha sido realizado por investigadores de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona y del IMIM (Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas).
“Reconocer la presencia de este trastorno en nuestra sociedad es el primer paso para poder identificar y detectar precozmente los casos y enfrentarnos lo más eficientemente posible. Actualmente, cuando se detecta un caso, se retiran los animales pero no se da ningún tipo de atención a la persona que lo sufre. Esta persona no reconoce que sus animales están mal y en poco tiempo vuelve a reincidir. A veces estos animales se encuentran en niveles críticos y evidentes de desnutrición, deshidratación, de infestación parasitaria, con enfermedades o cría incontrolada y todo ello en un espacio con muy pocas medidas higiénicas”, explica Paula Calvo, investigadora de la UAB y autora del estudio, en un comunicado emitido por dicha Universidad.
El trabajo, publicado en la revista Animal Welfare, ha analizado 24 casos -27 personas y 1.218 animales, principalmente perros y gatos- detectados por la Asociación Nacional de Amigos de los Animales (ANAA) en diferentes localidades de España entre 2002 y 2011.
Datos arrojados por el estudio
Los datos indican que el trastorno afecta por igual a hombres y mujeres, un 63% es mayor de 65 años, un 83% vive solo y su situación económica es precaria.
En un 44% de los casos, se da también el síndrome de Diógenes o trastorno por acumulación de objetos, lo que coincide con estudios previos que sugieren un efecto subyacente de demencia u otros desórdenes médicos y psiquiátricos en las personas afectadas.
La mayoría de los casos presenta un curso de entre uno y cinco años desde la primera denuncia hasta que se recuperan los animales y son detectados por asociaciones o vecinos, que denuncian el mal estado de las mascotas.
Muy bajo reconocimiento del trastorno
“En nuestro estudio no registramos ni una intervención centrada en las personas afectadas, lo que nos indica que el reconocimiento de este trastorno por parte de las autoridades sanitarias es muy bajo. Sin embargo, si los datos de nuestro estudio se extrapolan a las numerosas asociaciones de animales que hay en España, podemos inferir que realmente existe un problema público importante con un alto coste social”, comenta Jaume Fatjó, coordinador del trabajo.
En cuanto a los animales recuperados, la mayoría presentaba falta de higiene y serios problemas de salud por enfermedades infecciosas o parasitarias, habitando en un entorno totalmente inadecuado e insalubre, con poca disponibilidad de agua y comida. Muchos de ellos mostraban serios problemas de comportamiento, principalmente temor y agresividad, lo que refleja la falta de sociabilidad y el efecto de un estrés permanente.
“Nuestro estudio también reafirma la idea de que la acumulación de animales debería ser reconocida como una forma de abuso animal”, indica Paula Calvo.
Protocolos de actuación
En 2011, el Àrea de Salud Pública y Consumo de la Diputación de Barcelona, en colaboración con investigadores de la UAB, organizaron un seminario sobre este síndrome en el que los expertos explicaron que la intervención en estos casos es complicada, ya que a menudo las personas que padecen el síndrome de Noé rechazan la ayuda y, además, existe una falta de protocolos.
El grupo de investigadores que ha realizado el presente estudio trabaja en la actualidad con la Administración justo en este último punto: la creación de protocolos de actuación multidisciplinares para movilizar sectores como protección animal, salud pública y bienestar social en el momento en que se detecte un caso.
Hasta ahora, la investigación que existía sobre este trastorno se había realizado en EEUU, Canadá y Australia. Este estudio muestra que este trastorno mental también aparece en Europa y con características similares. Por ahora no se tienen todavía datos suficientes para saber el porcentaje de población que lo padece, este será el próximo paso, así como profundizar en el perfil de las personas acumuladoras, concluyen los investigadores.
“En nuestro estudio no registramos ni una intervención centrada en las personas afectadas, lo que nos indica que el reconocimiento de este trastorno por parte de las autoridades sanitarias es muy bajo. Sin embargo, si los datos de nuestro estudio se extrapolan a las numerosas asociaciones de animales que hay en España, podemos inferir que realmente existe un problema público importante con un alto coste social”, comenta Jaume Fatjó, coordinador del trabajo.
En cuanto a los animales recuperados, la mayoría presentaba falta de higiene y serios problemas de salud por enfermedades infecciosas o parasitarias, habitando en un entorno totalmente inadecuado e insalubre, con poca disponibilidad de agua y comida. Muchos de ellos mostraban serios problemas de comportamiento, principalmente temor y agresividad, lo que refleja la falta de sociabilidad y el efecto de un estrés permanente.
“Nuestro estudio también reafirma la idea de que la acumulación de animales debería ser reconocida como una forma de abuso animal”, indica Paula Calvo.
Protocolos de actuación
En 2011, el Àrea de Salud Pública y Consumo de la Diputación de Barcelona, en colaboración con investigadores de la UAB, organizaron un seminario sobre este síndrome en el que los expertos explicaron que la intervención en estos casos es complicada, ya que a menudo las personas que padecen el síndrome de Noé rechazan la ayuda y, además, existe una falta de protocolos.
El grupo de investigadores que ha realizado el presente estudio trabaja en la actualidad con la Administración justo en este último punto: la creación de protocolos de actuación multidisciplinares para movilizar sectores como protección animal, salud pública y bienestar social en el momento en que se detecte un caso.
Hasta ahora, la investigación que existía sobre este trastorno se había realizado en EEUU, Canadá y Australia. Este estudio muestra que este trastorno mental también aparece en Europa y con características similares. Por ahora no se tienen todavía datos suficientes para saber el porcentaje de población que lo padece, este será el próximo paso, así como profundizar en el perfil de las personas acumuladoras, concluyen los investigadores.
Referencia bibliográfica:
P Calvo, C Duarte, J Bowen, A Bulbena y J Fatjó. Animal Welfare. Characteristics of 24 cases of animal hoarding in Spain. Animal Walfare (2014). DOI: 10.7120/09627286.23.2.199.
P Calvo, C Duarte, J Bowen, A Bulbena y J Fatjó. Animal Welfare. Characteristics of 24 cases of animal hoarding in Spain. Animal Walfare (2014). DOI: 10.7120/09627286.23.2.199.