La europarlamentaria alemana de Los Verdes Rebecca Harás y el eurparlamentario sueco del Partido Popular Europeo Anders Wijkman organizan el próximo 28 de noviembre en Bruselas un coloquio sobre uno de los proyectos energéticos más ambiciosos del mundo: convertir el Sáhara en un generador de electricidad para los países de África y del Mediterráneo, incluyendo a los europeos. Tal como explica Le Monde, los estudios técnicos realizados concluyen que con el 1% de la superficie de los desiertos del mundo se podría abastecer de energía a toda la humanidad. El proyecto del Sáhara ya ha superado los primeros estadios de su evolución: ha conseguido el apoyo del Gobierno de Berlín y del capítulo alemán del Club de Roma y llega ahora a Bruselas para su coronación. La idea es distribuir a lo largo del desierto del Sáhara una serie de centrales térmicas solares que no sólo generen la energía necesaria para su funcionamiento, sino que además sirvan para desalar agua del mar y permitan llevar electricidad a los países ribereños del Mediterráneo. No es una utopía. Argelia ha puesto en marcha un proyecto para enviar electricidad a Alemania a lo largo de 3.000 kilómetros. El 80% de esa energía será de origen solar. Puede que sea el comienzo de un giro en la ecuación energética.