Pseudomonas-aeruginosa
La resistencia de las bacterias a los antibióticos, que cada día hace más difícil combatir eficazmente las enfermedades infecciosas, puede ser superada aprovechando los mecanismos de comunicación inteligente de los organismos biológicos.
Las bacterias patógenas que portamos cada uno de nosotros no son virulentas hasta que alcanzan una mayoría suficiente para hacer efectivo un ataque en masa contra el sistema inmunitario del organismo escogido.
Cuando las bacterias determinan que por fin son suficientes para desencadenar un ataque, entonces se transforman y se vuelven virulentas, desbordan las resistencias inmunitarias y son capaces de resistir a los antibióticos que pretenden impedir el éxito del ataque.
A este fenómeno se le denomina quórum sensing y se produce porque cada bacteria segrega en su entorno una proteína especial a pequeñas dosis que puede ser identificada a través de receptores externos.
Concentración delatora
Gracias a estas dosis de proteínas, las bacterias perciben cuando aumenta su concentración en el entorno y determinan así cuando son mayoría para iniciar el ataque contra el organismo que les acoge.
La medicina lo que pretende es encontrar un modo de impedir que se alcance este quórum sensing de las bacterias, neutralizando mediante bloqueadores específicos la difusión de las proteínas que segregan para descubrir cuándo son mayoría para el ataque.
Si analizamos por ejemplo el comportamiento de la bacteria patógena conocida como Pseudomonas aeruginosa, descubrimos que entra en el organismo sin producir ninguna sustancia que las delate como enemigos, comportándose como una especia de caballo de Troya.
El sistema inmunológico no reacciona porque no sabe que se prepara un ataque. Sin embargo, cuando la densidad de Pseudomonas es suficiente, y las bacterias lo descubren, empiezan el ataque todas a la vez. El sistema inmunológico se da cuenta entonces de la agresión, pero es tarde: ha perdido la batalla.
Engañar a las bacterias
Lo que pretenden las investigaciones es engañar a las bacterias confundiéndolas respecto a los niveles de concentración de las proteínas que segregan para señalar el número de agentes activos dispuestos para el ataque.
Ya no será necesario destruirlas, como hacen los antibióticos, sino que será suficiente engañarlas haciéndoles creer que no son suficientemente numerosas para desencadenar un ataque. A la comunicación inteligente de los organismos biológicos, se le opone así una estrategia humana no menos inteligente.
Todavía no se dispone de los conocimientos suficientes para que esta estrategia inteligente sea aplicada a la medicina. Los mecanismos de quórum sensing difieren según las bacterias y los organismos donde actúan y aún no se sabe si las bacterias serán capaces de descubrir el engaño que le preparan los humanos.
Ello no impide que los laboratorios hayan comenzado a interesarse por las aplicaciones médicas de este descubrimiento, si es que finalmente se confirma su utilidad para la salud humana.
El quórum sensing, en cuanto representa una forma de comunicación inteligente, es objeto de interés también por los que persiguen aplicar los conocimientos biológicos a los productos tecnológicos, particularmente los expertos en creación de robots y nano robots.
Las bacterias patógenas que portamos cada uno de nosotros no son virulentas hasta que alcanzan una mayoría suficiente para hacer efectivo un ataque en masa contra el sistema inmunitario del organismo escogido.
Cuando las bacterias determinan que por fin son suficientes para desencadenar un ataque, entonces se transforman y se vuelven virulentas, desbordan las resistencias inmunitarias y son capaces de resistir a los antibióticos que pretenden impedir el éxito del ataque.
A este fenómeno se le denomina quórum sensing y se produce porque cada bacteria segrega en su entorno una proteína especial a pequeñas dosis que puede ser identificada a través de receptores externos.
Concentración delatora
Gracias a estas dosis de proteínas, las bacterias perciben cuando aumenta su concentración en el entorno y determinan así cuando son mayoría para iniciar el ataque contra el organismo que les acoge.
La medicina lo que pretende es encontrar un modo de impedir que se alcance este quórum sensing de las bacterias, neutralizando mediante bloqueadores específicos la difusión de las proteínas que segregan para descubrir cuándo son mayoría para el ataque.
Si analizamos por ejemplo el comportamiento de la bacteria patógena conocida como Pseudomonas aeruginosa, descubrimos que entra en el organismo sin producir ninguna sustancia que las delate como enemigos, comportándose como una especia de caballo de Troya.
El sistema inmunológico no reacciona porque no sabe que se prepara un ataque. Sin embargo, cuando la densidad de Pseudomonas es suficiente, y las bacterias lo descubren, empiezan el ataque todas a la vez. El sistema inmunológico se da cuenta entonces de la agresión, pero es tarde: ha perdido la batalla.
Engañar a las bacterias
Lo que pretenden las investigaciones es engañar a las bacterias confundiéndolas respecto a los niveles de concentración de las proteínas que segregan para señalar el número de agentes activos dispuestos para el ataque.
Ya no será necesario destruirlas, como hacen los antibióticos, sino que será suficiente engañarlas haciéndoles creer que no son suficientemente numerosas para desencadenar un ataque. A la comunicación inteligente de los organismos biológicos, se le opone así una estrategia humana no menos inteligente.
Todavía no se dispone de los conocimientos suficientes para que esta estrategia inteligente sea aplicada a la medicina. Los mecanismos de quórum sensing difieren según las bacterias y los organismos donde actúan y aún no se sabe si las bacterias serán capaces de descubrir el engaño que le preparan los humanos.
Ello no impide que los laboratorios hayan comenzado a interesarse por las aplicaciones médicas de este descubrimiento, si es que finalmente se confirma su utilidad para la salud humana.
El quórum sensing, en cuanto representa una forma de comunicación inteligente, es objeto de interés también por los que persiguen aplicar los conocimientos biológicos a los productos tecnológicos, particularmente los expertos en creación de robots y nano robots.