El Parkinson amenaza a todos los habitantes de las zonas agrícolas

Un estudio confirma la relación entre la densidad de los cultivos y los nuevos casos, asociados a los pesticidas


Todos los habitantes de las zonas agrícolas corren el riesgo de padecer Parkinson, ya que el uso de pesticidas no afecta sólo a los profesionales del campo. Mientras más grande es la superficie cultivada, el número de casos es más importante en toda la población. Los viñedos aumentan hasta en un 10% la incidencia local de la enfermedad.


Redacción T21
05/04/2017

Todos los habitantes de una zona de actividad agrícola intensa corren un riesgo alto de desarrollar la enfermedad de Parkinson, según una investigación francesa publicada en el European Journal of Epidemiology.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo crónico que conduce con el tiempo a una incapacidad progresiva, producida a consecuencia de la destrucción, por causas que todavía se desconocen, de las neuronas pigmentadas de la sustancia negra, una parte heterogénea del mesencéfalo.

Numerosos estudios han descrito la relación entre la exposición profesional a los pesticidas y la aparición de esta enfermedad en los agricultores y trabajadores agrícolas.  La nueva investigación se ha centrado en determinar el impacto de los pesticidas en personas no vinculadas directamente con la agricultura.

Para ello los investigadores han estudiado nuevos casos diagnosticados en función de la importancia de la actividad agrícola en cada región francesa, que se ha utilizado como indicador del uso de pesticidas.

La conclusión de su estudio es que la incidencia de la enfermedad de Parkinson es más alta cuando la actividad agrícola se desarrolla localmente. El riesgo es máximo en los territorios en los que la viticultura está muy presente.

Diferentes investigaciones realizadas con las células de animales afectados de Parkinson han permitido descifrar los mecanismos mediante los cuales los pesticidas favorecen la neurodegeneración.

Los investigadores han basado su trabajo en las personas que han recibido tratamiento contra el Parkinson en cada región de Francia, entre 2010 y 2012. A continuación han usado el censo agrícola para definir la actividad agrícola en cada región.

De esta forma han podido establecer la asociación entre el número de casos de la enfermedad de Parkinson y la importancia y naturaleza de cada actividad agrícola en cada región. También han tenido en cuenta diferentes variables que pueden influir en el desarrollo de la enfermedad, como el tabaquismo, la insolación, y el nivel socio económico, entre otras.

Parkinson, superficie y viñedos

Lo que descubrieron es que el número de nuevos casos anuales de la enfermedad en cada región está asociado a la superficie dedicada a la agricultura. Mientras más grande es la superficie cultivada, el número de casos es más importante.

La incidencia es especialmente notable en el caso de la viticultura, ya que la mayor correlación se produce con la extensión de los viñedos, que aumenta hasta en un 10% la incidencia local de la enfermedad en diferentes regiones donde se cultiva la uva. La misma proporción se encuentra cuando se excluyen del recuento los agricultores y trabajadores agrícolas.

Otro dato es que la relación entre la actividad agrícola y la enfermedad de Parkinson es mayor entre la población que supera los 75 años de edad, en comparación con los más jóvenes, sea cual sea la población analizada.

La explicación puede residir en que las personas mayores han estado más expuestas a los efectos de los pesticidas que otras generaciones, teniendo en cuenta además que en el pasado se han usado pesticidas que hoy están prohibidos.

Los investigadores consideran también que el medio ambiente puede desempeñar un papel más importante después de los 75 años, al mismo tiempo que la susceptibilidad genética puede afectar más a los mayores que a los jóvenes.

La conclusión del estudio es que una actividad agrícola importante en las regiones rurales está asociada a un aumento de la incidencia de la enfermedad de Parkinson, incluso en las personas que no trabajan en la agricultura, sino que viven en esas regiones.

Las conclusiones no son del todo categóricas, por lo que se necesitan nuevos estudios para confirmar plenamente esta asociación. También habría que profundizar en el conocimiento de los pesticidas que se utilizan, los procedimientos de fumigación, etc., para poder extraer un resultado categórico.




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