El Apocalipsis mañana

La película de Emmerich denuncia los peligros para la especie del cambio climático


La película El Día de Mañana dibuja un escenario dantesco que ha sido anticipado por la ciencia, aunque lo hace de una forma irreal que distorsiona la naturaleza y los ritmos de los cambios climáticos que podrían derivarse de la intervención humana. Ello no impide que contribuya a la sensibilización social sobre la importancia que reviste el cambio climático, que ya manifiesta indicios preocupantes y aconseja prudencia en las actuaciones políticas. Roland Emmerich nos recuerda además que el espectro del Apocalipsis continúa presente después del emblemático año 2000. Por Eduardo Martínez.


Eduardo Martínez
30/05/2004

El escenario descrito en la película “El día de mañana”, de Roland Emmerich, tiene base científica, aunque en la realidad se aleja bastante de lo que previsiblemente podría ocurrir.

La hipótesis de que un derretimiento de los glaciares árticos podría invertir las corrientes marinas y desencadenar un enfriamiento que cambiaría el clima en el hemisferio norte realmente ha sido evocada por los científicos.

De hecho, el Centro Hadley del Reino Unido ha publicado en los últimos años simulaciones de una catástrofe semejante, señalando que una inversión de la corriente del Golfo supondría que la temperatura de Europa descendería 5º C.

La película se aleja mucho de esta previsión razonable porque los cambios de temperatura son mucho más bruscos y rápidos, cuando la realidad es que, de producirse, estos fenómenos serían más moderados y tardarían décadas o siglos, no una semana, como ocurre en El día de mañana.

Discrepancias científicas

Por otro lado, la comunidad científica no es unánime ni respecto a los modelos posibles de evolución del clima, ni a las probabilidades de ocurrencia de semejantes cambios. Muchos creen que un fenómeno parecido al de la película ocurrió hace 13.000 años y que provocó el fenómeno inverso, es decir, el fin de la era glaciar.

Otros apuntan a que la corriente del Golfo se interrumpió hace 8.200 años, provocando un enfriamiento en Europa Occidental de entre 2º C y 5º C. Sin embargo, algunos climatólogos no comparten estas teorías.

El autor de la teoría de la congelación de la Tierra, Wallace S. Broecker, del Observatorio Lamont Doherty, Universidad de Columbia, publicó a mediados de los noventa en la revista Science que las emisiones de gas carbónico producirían un calentamiento de la atmósfera.

Señalaba que este calentamiento llevaría consigo un dramático cambio climático, especialmente en el hemisferio norte. Debido a la desaparición de la corriente del Golfo, el Atlántico Norte se enfriaría rápidamente.

Preocupación por el agua

Sin embargo, existen al menos dos nuevos modelos climatológicos que dicen que las corrientes marinas de un clima global más cálido se estabilizarían a través de las correspondientes alteraciones en las zonas tropicales.

Es más, el propio Broecker declara que no existe un modelo que pueda reproducir los inmensos cambios que conllevaría una mayor cantidad de agua producida por los deshielos.

Lo que más preocupa a los climatólogos sin embargo es la cantidad de agua que se produciría por el efecto invernadero. La revista Nature publicó, coincidiendo con el estreno de la película, un estudio de científicos británicos según el cual antes de que se acabe el siglo XXI el calentamiento de los mares habría alcanzado los tres grados. Los deshielos provocarán, entonces, que el nivel del mar suba 7 metros.

Asimismo, en la revista Science los profesores Andrew Weaver (de la Universidad de Victoria) y Claude Hillaire-Marcel (de la Universidad de Québec en Montréal) reafirman la idea de que el recalentamiento del globo provocará cambios en la circulación atlántica, lo que desencadenaría una nueva era glacial.

Sorpresas climáticas

En cualquier caso, parece claro que, al margen del grado de rigor que pueda mostrar la película, lo que realmente plantea es que el cambio climático puede provocar sorpresas en cualquier momento y de calibres imprevistos.

El hecho de que la pasada década haya sido la más cálida de los últimos 500 años en Europa, y que las temperaturas hayan alcanzado niveles desconocidos en Canadá, Estados Unidos, Hawai, China, Rusia y Alaska, confirman que algo está pasando.

Hay otros estudios, entre muchos, que hablan de posibles evoluciones de nuestro planeta que serían traumáticas para la especie humana, aunque muchas veces son contradictorias.

Se ha dicho por ejemplo que [el cambio climático puede impedir la próxima glaciación]article:, o que [dentro de 500 millones de años no quedará vida en la Tierra.]article: Sin olvidar por ello el escenario de una [nueva inversión de los polos]article:, también evocado por los científicos.

Sensibilización social

El cine se ha hecho eco con anterioridad de algunos de estos posibles episodios evocados por la ciencia, particularmente el [posible choque contra la Tierra de un gran asteroide]article:, por lo que puede decirse que el clima apocalíptico que refleja El día de mañana no es ajeno a una cierta preocupación científica sobre posibles cambios planetarios que pueden ocurrir a medio plazo por uno u otro motivo.

El mensaje más claro, sin embargo, que deja El día de mañana, es que la políticas medioambientales actuales son cuanto menos imprudentes y que lo que está ocurriendo a nivel climático es suficientemente importante como para adoptar medidas más razonables para preservar la naturaleza. El gran valor de la película es que aumenta la sensibilización social sobre la importancia de los cambios climáticos.

El día de mañana, por último, ha venido a recuperar la sensación apocalíptica que rodeó al año 2000, de la que la película Deep Impact (1998) dejó clara constancia, y que luego se disipó, tan sólo atenuada por los episodios del 11 de septiembre de 2001.


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Eduardo Martínez
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