El 83% de la superficie de la Tierra está afectado por el impacto humano

El nuevo mapa del mundo desvela la huella de la civilización en el hábitat global


Un nuevo mapa del mundo, elaborado por científicos de la Universidad de Columbia, desvela que el 83% de la superficie de la Tierra está padeciendo el impacto de nuestra civilización, si bien se conservan aún espacios vírgenes a lo largo y ancho del globo. El mapa proporciona una panorámica de dónde encontrar oportunidades para preservar la fauna y las tierras vírgenes, al mismo tiempo que desvela las relaciones entre la actuación humana y la integridad de los entornos naturales. Por Raúl Morales.


Raúl Morales
01/11/2002

Un equipo de científicos de la Wildlife Conservation Society (WCS) y de la Universidad de Columbia ha elaborado un nuevo mapa del mundo que refleja gráficamente la magnitud del impacto humano sobre el entorno planetario.

Según explican los autores en un artículo aparecido en Biociencia, el mapa desvela que el 83% de la superficie de la Tierra está padeciendo la influencia humana, al igual que el 98% de la superficie donde es posible cultivar arroz, elemento básico de la nutrición humana.

Para dibujar la huella humana sobre el mundo, el mapa combina datos como la densidad demográfica, el acceso a las vías de comunicación y transporte, las infraestructuras eléctricas y la transformación del suelo, ya sea para uso urbano o agrícola.

Los factores considerados para el dibujo del mapa son los siguientes: densidad demográfica humana superior a una persona por kilómetro cuadrado, que esta densidad esté a 15 kilómetros de una carretera o río importante, que ocupe zona urbana o agrícola, que esté a dos kilómetros de un poblado o de una estación de ferrocarril y que emita de noche una luz suficiente que pueda ser detectada por un satélite.

Impacto y población

De esta forma, los investigadores han cuantificado el impacto por diferentes zonas del mundo y establecido que a mayor población, mayor impacto. Calcuta, Pekín y Nueva York padecen los impactos más elevados, aunque dentro de zonas muy influenciadas por el hombre existen también áreas no contaminadas. Un ejemplo es La India, donde los tigres comparten el hábitat con mil millones de personas.

Todavía es posible, por tanto, encontrar áreas salvajes en todos los ecosistemas terrestres, particularmente en el norte de Alaska, de Canadá y Rusia, así como en las altas mesetas del Tibet y de Mongolia, sin olvidar las cuencas del río Amazonas.

El mapa proporciona así una panorámica de dónde encontrar oportunidades para preservar la fauna y las tierras vírgenes, al mismo tiempo que desvela las relaciones entre la actuación humana y la integridad de los entornos naturales.

Lo que se desprende a simple vista de la contemplación detallada del mapa es que es urgente preservar las zonas donde el impacto humano todavía no ha llegado, así como que hay que adoptar medidas para reducir las consecuencias negativas que la civilización está causando a la naturaleza.

Hay precedentes de comportamientos humanos favorables al entorno que pueden potenciarse para mejorar este estado del mundo, por lo que los autores del mapa no quieren transmitir una imagen de impotencia, sino de conciencia que genere una reacción que mejore la huella de la civilización en el hábitat que compartimos.

Tarea de todos

El mensaje de este trabajo lo resumen sus autores en los siguientes puntos:

La huella humana es un conductor global de las crisis de la conservación en el planeta.

Si deseamos conservar fauna y lugares salvajes y tener un ambiente rico y hermoso para nosotros mismos, necesitamos encontrar el modo de moderar los impactos negativos de la influencia humana.

Una parte de la solución está en la conservación de los últimos rincones salvajes repartidos por todos los ecosistemas del globo.

Otra parte de la solución es mejorar la administración de los recursos de tal forma que la influencia humana se realice con ciencia y espíritu conservacionista.

La parte más importante de la solución se encuentra en cada uno de los seres humanos, como individuos, en las instituciones y los gobiernos, ya que todos debemos optar por moderar el impacto humano sobre el entorno y forjar una relación más sana con el mundo natural.

Este nuevo mapa del mundo es el resultado de una colaboración entre la Wildlife Conservation Society y el Center for International Earth Science Information Network (CIESIN) de la Universidad de Columbia, con el apoyo de la Prospect Hill Foundation, el Center for Environmental Research and Conservation (CERC), también de la Universidad de Columbia, y del ESRI Conservation Program.








Raúl Morales
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