Imagen: geralt. Fuente: Pixabay.
Las personas creativas buscan soluciones para los nuevos problemas que van surgiendo día tras día. Para resolverlos, se plantean diferentes alternativas que permitan seguir adelante. Sin embargo, está claro que hay personas que tienen una sentido de la creatividad muchos más desarrollado que otras.
Las investigaciones sobre la creatividad están teniendo gran importancia en los últimos años. Se presupone que la creatividad es fundamental para nuestro futuro, para el desarrollo empresarial, para mejorar la sociedad y para mejorar también la educación. De ahí que numerosos investigadores de todo el mundo se estén ocupando de profundizar en este tema.
Un equipo de investigación austríaco y estadounidense ha determinado ahora, gracias a métodos de análisis de datos de neuroimagen (técnica que evalúa las interacciones entre las regiones del cerebro), que en el desarrollo del pensamiento creativo intervienen varias redes de procesamiento de la información. Estas redes colaboran entre sí para la creación de ideas y evaluación de las mismas. Por tanto, la generación de nuevas ideas combina dos procesos neuronales que van en paralelo.
El equipo ha publicado en la revista Trends in Cognitive Neuroscience un trabajo en el que han realizado un profundo análisis sobre las redes neuronales. En dicho artículo se ha llegado a la conclusión de que existen dos redes neuronales importantes: la “red neuronal por defecto” y la “red de control cognitivo”.
Los científicos han comprobado que, en los procesos mentales relacionados con la creatividad, se ponen en funcionamiento dominios cerebrales tanto específicos como generales. Siendo los primeros los que permiten, por ejemplo, la improvisación musical, y los segundos los que traen consigo el pensamiento divergente.
Direccionalidad y control
El equipo de investigación ha centrado su interés en la red de control y en el establecimiento de la red neuronal por defecto o predeterminada. Ha mostrado que las neuronas cooperan durante diversos procesos cognitivos vinculados con la creatividad.
En base a esto, el modelo propuesto se basa en una teoría que sugiere que las redes predeterminadas y las redes de control contribuyen a la generación de ideas y a la selección de dichas ideas, respectivamente.
Así, la creatividad se basa, paralelamente, en un pensamiento abstracto y global, y en la puesta en marcha de pequeñas ideas concretas y cotidianas. Esta creatividad puede estar inspirada en objetos, situaciones o actuaciones ya existentes que ponemos a nuestra disposición y transformamos para llegar a obtener algo total o parcialmente nuevo.
Por todo ello, es posible afirmar que los procesos creativos se originan en la percepción que cada uno de nosotros tiene de sí mismo y de su propio entorno. Lo cual permite establecer cuál será el rango de actuación y generación de nuevas ideas. En caso contrario, las nuevas creaciones podrían no ser creativas y estar más cerca de la locura.
Cuestión de redes
El equipo,dirigido por el neurólogo Roger Beaty, sugiere que la red mental establecida por defecto contribuye a la generación de ideas novedosas. Ideas potencialmente candidatas para la solución de problemas de manera creativa.
Esto se produce gracias a la información mantenida en la memoria a largo plazo y partiendo del conocimiento que cada persona genera sobre sí misma y sobre su propio entorno. Estas nuevas ideas son evaluadas y posiblemente modificadas de forma constante por nuestro cerebro que, para ello, pone en funcionamiento la red de control cognitivo.
Los investigadores resaltan que ambas redes no funcionan de manera independiente sino que parecen trabajar en conjunto cuando se pone en marcha el llamado “pensamiento creativo”. Explican que la red neuronal por defecto tiene mayor actividad cuando no hay tareas cognitivas externas; mientras que la red de control es más activa cuando tiene que dirigir la atención hacia estímulos externos.
De tal forma, cuando una persona debe realizar una tarea de “pensamiento divergente” (por ejemplo, cuando debe dar diferentes usos a un mismo objeto) ambas redes inician un proceso de cooperación que da paso al mecanismo de evaluación de todas las ideas que va dirigidas hacia ese mismo objetivo.
En base a dicho análisis, nuestra mente va a rechazar determinadas ideas o las va a transformar, para conseguir llegar al fin deseado. Todo ello se realiza a partir de un proceso de selección y evolución de variaciones ciegas y de retención selectiva de opciones. Por tanto, nuestro propio cerebro es el encargado de diseñar las nuevas ideas y de evaluarlas o juzgarlas para su posible aplicabilidad.
De hecho, un estudio publicado a finales del año pasado, mostró que los procesos mentales de creatividad implican la puesta en funcionamiento de ideas paradójicas e incluso contradictorias. La idea que subyace a dicho proceso es la de buscar, dentro de un amplio rango de posibilidades, aquello que mejor nos permita solventar un inconveniente.
Recuperando ideas previas
No es algo nuevo que la creatividad, el pensamiento paradójico y los elementos emocionales de nuestra mente están conectados. Numerosos autores, desde distintas perspectivas, fueron conscientes de este aspecto. Investigaciones anteriores ya mostraban que determinados pensamientos estimulan regiones cerebrales relacionadas con la creatividad.
Ahora bien, aunque parece estar claro que predisponernos a pensar de una manera más creativa puede ayudarnos a resolver problemas cotidianos, también es cierto -según el último trabajo- que la creatividad no está localizada en una zona concreta del cerebro y, no sólo eso, está condicionada por procesos emocionales. Algo que rompe con la visión convencional de la creatividad.
En este sentido la periodista Susana Cabrero, en una entrevista realizada en Tendencias21, nos mostró que los elementos emocionales son fundamentales en los procesos de gestión mental relacionados con la creatividad. De hecho, ante la generación de un problema la mejor solución al mismo estará relacionado con la puesta en juego del nivel emocional adecuado en cada caso.
Es decir, balancear el nivel emocional necesario y aplicar la emoción que nos permita solucionar el problema pero siempre de manera ajustada a las necesidades del momento.
Estas ideas básicas se han ido manteniendo en los diversos trabajos que se han ido realizando. En numerosos artículos publicados en los últimos años se ha podido comprobar que la creatividad es una mezcla entre la actividad cerebral y la conectividad de diversas áreas del cerebro. De ahí que la creatividad, debido a que conjuga una amplia actividad en todo el cerebro, implique que estos dos elementos vayan de la mano.
Nuevos enfoques y perspectivas
Los autores del trabajo que ahora nos ocupa se han centrado en un estudio a gran escala para conocer cómo se producen los procesos creativos en nuestra mente. Estos investigadores han podido mostrarasí que la creatividad y el pensamiento divergente están muy unidos.
Esto rompe con la concepción que, desde el coaching y el mundo empresarial se muestra acerca de la creatividad. En este mundo se habla de la creatividad como un elemento potenciador de pequeñas variaciones de procesos. En cambio, los científicos que han elaborado este estudio muestran que los procesos de creatividad cerebral implican áreas muy diferentes, paradójicas e incluso contradictorias.
Por lo tanto, el fomento de la creatividad “real” implica el desarrollo de las capacidades de contravenir lo establecido, de romper con las normas previas y ver mucho más allá de lo convencional.
En este sentido, el equipo internacional de investigación ha podido ver que la cognición creativa mantiene cierta correlación con los procesos de representación artística. De ahí que se pueda inferir que la idea tradicional de creatividad, sobre la que hemos hablado en multitud de ocasiones, es la correcta. Es decir, aquella que vincula creatividad con desarrollo artístico. Aunque, como hemos dicho, sólo en parte.
El equipo de Beaty indica que las investigaciones futuras deberían seguir estudiando la dinámica de las redes cerebrales que subyacen a la cognición creativa y representación artística, con un enfoque sobre el entendimiento de cómo y cuándo el pensamiento creativo se beneficia del control cognitivo.
No es algo nuevo que la creatividad, el pensamiento paradójico y los elementos emocionales de nuestra mente están conectados. Numerosos autores, desde distintas perspectivas, fueron conscientes de este aspecto. Investigaciones anteriores ya mostraban que determinados pensamientos estimulan regiones cerebrales relacionadas con la creatividad.
Ahora bien, aunque parece estar claro que predisponernos a pensar de una manera más creativa puede ayudarnos a resolver problemas cotidianos, también es cierto -según el último trabajo- que la creatividad no está localizada en una zona concreta del cerebro y, no sólo eso, está condicionada por procesos emocionales. Algo que rompe con la visión convencional de la creatividad.
En este sentido la periodista Susana Cabrero, en una entrevista realizada en Tendencias21, nos mostró que los elementos emocionales son fundamentales en los procesos de gestión mental relacionados con la creatividad. De hecho, ante la generación de un problema la mejor solución al mismo estará relacionado con la puesta en juego del nivel emocional adecuado en cada caso.
Es decir, balancear el nivel emocional necesario y aplicar la emoción que nos permita solucionar el problema pero siempre de manera ajustada a las necesidades del momento.
Estas ideas básicas se han ido manteniendo en los diversos trabajos que se han ido realizando. En numerosos artículos publicados en los últimos años se ha podido comprobar que la creatividad es una mezcla entre la actividad cerebral y la conectividad de diversas áreas del cerebro. De ahí que la creatividad, debido a que conjuga una amplia actividad en todo el cerebro, implique que estos dos elementos vayan de la mano.
Nuevos enfoques y perspectivas
Los autores del trabajo que ahora nos ocupa se han centrado en un estudio a gran escala para conocer cómo se producen los procesos creativos en nuestra mente. Estos investigadores han podido mostrarasí que la creatividad y el pensamiento divergente están muy unidos.
Esto rompe con la concepción que, desde el coaching y el mundo empresarial se muestra acerca de la creatividad. En este mundo se habla de la creatividad como un elemento potenciador de pequeñas variaciones de procesos. En cambio, los científicos que han elaborado este estudio muestran que los procesos de creatividad cerebral implican áreas muy diferentes, paradójicas e incluso contradictorias.
Por lo tanto, el fomento de la creatividad “real” implica el desarrollo de las capacidades de contravenir lo establecido, de romper con las normas previas y ver mucho más allá de lo convencional.
En este sentido, el equipo internacional de investigación ha podido ver que la cognición creativa mantiene cierta correlación con los procesos de representación artística. De ahí que se pueda inferir que la idea tradicional de creatividad, sobre la que hemos hablado en multitud de ocasiones, es la correcta. Es decir, aquella que vincula creatividad con desarrollo artístico. Aunque, como hemos dicho, sólo en parte.
El equipo de Beaty indica que las investigaciones futuras deberían seguir estudiando la dinámica de las redes cerebrales que subyacen a la cognición creativa y representación artística, con un enfoque sobre el entendimiento de cómo y cuándo el pensamiento creativo se beneficia del control cognitivo.
Referencia bibliográfica:
Beaty, RE, Benedek, M, Silvia, PJ, Schacter DL. Creative Cognition and Brain Network Dynamics. Trends in Cognitive Scienes (2016). DOI: 10.1016/j.tics.2015.10.004.
Beaty, RE, Benedek, M, Silvia, PJ, Schacter DL. Creative Cognition and Brain Network Dynamics. Trends in Cognitive Scienes (2016). DOI: 10.1016/j.tics.2015.10.004.