Algunas pruebas en humanos han demostrado que los efectos antidiabéticos de las semillas de alhova aminoran muchos de los síntomas asociados con diabetes tipo I y II.
Las personas con diabetes que intentan paliar o mejorar su estado físico siguiendo tratamientos de medicinas alternativas sin consultarlos con sus médicos de cabecera ponen en riesgo su salud, afirma un estudio realizado por una estudiante de la Griffith’s School of Nursing de Australia, llamada Annie Chang.
El estudio fue realizado para que los médicos de medicina tradicional conozcan las tendencias de sus pacientes diabéticos, de manera que puedan saber el grado de prevalencia de medicinas complementarias y alternativas está presente en las costumbres de los enfermos, que no suelen compartir con sus médicos esta información.
Altas tasas de uso
Según publica la revista especializada Journal of Advanced Nursing, el estudio de Chang se ha basado en una revisión de publicaciones y bases de datos del sector aparecidos entre 1990 y 2006, que han revelado que en esos años fueron realizados 18 estudios a este respecto en nueve países diferentes.
Las tasas del uso de medicinas alternativas en estos países variaban entre un 17% y un 72%, siendo las terapias más usadas los suplementos nutricionales, las hierbas medicinales, una dieta equilibrada y las técnicas de relajación.
Las características que más influyen en los enfermos a la hora de escoger estas terapias alternativas son la edad (más de 65 años) y el género (mujeres), así como la duración de la diabetes, el grado de complicaciones, el auto control de la glucosa en sangre y el deseo de los pacientes de autogestionar su propio bienestar.
El análisis de los datos recopilados demostraron que una alta tasa de población con diabetes usa las terapias alternativas al mismo tiempo que los cuidados médicos convencionales.
Mala comunicación
Este hecho debe ser conocido por los profesionales de la medicina porque mientras algunos de los productos alternativos consumidos por los enfermos pueden ser beneficiosos para ellos, otros podrían tener efectos secundarios de los que el médico no podrá avisar al paciente si no sabe que los toma, e incluso interactuar de manera dañina con los medicamentos recetados en las consultas.
Según explica Chang en la revista Physorg, la gente no suele avisar a sus médicos de cabecera de que están siguiendo otro tratamiento paralelo porque piensan que éstos no tienen una actitud abierta hacia las medicinas alternativas.
Sin embargo, el diálogo es extremadamente necesario, afirma Chang, porque los profesionales de la salud deben estar documentados acerca del uso de estos tratamientos para evitar cualquier problema eventual que pudieran ocasionarles a sus pacientes.
Riesgos sobre la fertilidad
Por otro lado, otro estudio sobre terapias alternativas revela que éstas podrían reducir las oportunidades de embarazo en mujeres con problemas para concebir, informa la universidad británica de Cardiff en un comunicado.
Esta investigación, llevada a cabo por los científicos Jacky Boivin, de la universidad británica de Cardiff, y Lone Schmidt, de la universidad de Copenhague, consistió en hacer un seguimiento a 800 mujeres danesas sometidas a un tratamiento de fertilización in-vitro.
De este grupo de mujeres, 261 siguieron tratamientos alternativos paralelos de reflexología, hierbas medicinales, homeopatía, quinesiología y acupuntura. Los porcentajes demostraron que fueron un 20% menos fértiles que las demás, aunque los investigadores señalan que estas mismas mujeres eran las que más difícil lo tenían –según sus diagnósticos- desde el principio.
De hecho, las mujeres con mayor estrés y problemas de salud son más tendentes a buscar ayuda en las medicinas complementarias, por lo que el uso de éstas puede ser sólo un marcador, no la causa de las tasas más bajas de éxito de embarazo.
Este estudio además analizó las terapias alternativas y su efecto en conjunto, no estudiando los efectos de cada una por separado. Pero aunque no pueda ofrecer una respuesta definitiva, los científicos señalan la necesidad de ser cautos. Sus resultados han sido presentados recientemente en el encuentro anual de la European Society of Human Reproduction and Embryology, celebrada en Lyon.
Uso controlado
La conclusión de ambas investigaciones sobre el ser cautos con el uso de las medicinas alternativas coincide con las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de las que hablamos en Tendencias21, acerca de los efectos secundarios del consumo de medicamentos alternativos.
La OMS ofrece su apoyo a las medicinas naturales, pero advierte de que los registros de males ocasionados por el uso indebido de la medicina natural se multiplican a medida que aumenta la población que recurre a estas terapias. Hay por tanto una imperante necesidad de regulación de estas actividades, dado que actualmente más de 90 países permiten la venta de estos productos sin la reglamentación adecuada y dado que, en una encuesta realizada por la OMS en 142 países, 99 de ellos respondieron que la mayoría de esos productos podía adquirirse sin prescripción.
También en Estados Unidos se extiende el uso de las terapias alternativas, siendo ya un tercio de la población nortamericana la que acude a este tipo de tratamientos, particularmente para resolver dolores musculares o superar la ansiedad y la depresión.
Sin embargo, una encuesta realizada en este país a 31.000 adultos puso de manifiesto que sólo el 12% de los pacientes encuestados acudía a un médico titulado para solicitar un tratamiento alternativo apropiado, es decir, que nada menos que un 78% de ellos no consultaba a ningún especialista, lo que evidentemente puede convertirse en un problema de salud.
El estudio fue realizado para que los médicos de medicina tradicional conozcan las tendencias de sus pacientes diabéticos, de manera que puedan saber el grado de prevalencia de medicinas complementarias y alternativas está presente en las costumbres de los enfermos, que no suelen compartir con sus médicos esta información.
Altas tasas de uso
Según publica la revista especializada Journal of Advanced Nursing, el estudio de Chang se ha basado en una revisión de publicaciones y bases de datos del sector aparecidos entre 1990 y 2006, que han revelado que en esos años fueron realizados 18 estudios a este respecto en nueve países diferentes.
Las tasas del uso de medicinas alternativas en estos países variaban entre un 17% y un 72%, siendo las terapias más usadas los suplementos nutricionales, las hierbas medicinales, una dieta equilibrada y las técnicas de relajación.
Las características que más influyen en los enfermos a la hora de escoger estas terapias alternativas son la edad (más de 65 años) y el género (mujeres), así como la duración de la diabetes, el grado de complicaciones, el auto control de la glucosa en sangre y el deseo de los pacientes de autogestionar su propio bienestar.
El análisis de los datos recopilados demostraron que una alta tasa de población con diabetes usa las terapias alternativas al mismo tiempo que los cuidados médicos convencionales.
Mala comunicación
Este hecho debe ser conocido por los profesionales de la medicina porque mientras algunos de los productos alternativos consumidos por los enfermos pueden ser beneficiosos para ellos, otros podrían tener efectos secundarios de los que el médico no podrá avisar al paciente si no sabe que los toma, e incluso interactuar de manera dañina con los medicamentos recetados en las consultas.
Según explica Chang en la revista Physorg, la gente no suele avisar a sus médicos de cabecera de que están siguiendo otro tratamiento paralelo porque piensan que éstos no tienen una actitud abierta hacia las medicinas alternativas.
Sin embargo, el diálogo es extremadamente necesario, afirma Chang, porque los profesionales de la salud deben estar documentados acerca del uso de estos tratamientos para evitar cualquier problema eventual que pudieran ocasionarles a sus pacientes.
Riesgos sobre la fertilidad
Por otro lado, otro estudio sobre terapias alternativas revela que éstas podrían reducir las oportunidades de embarazo en mujeres con problemas para concebir, informa la universidad británica de Cardiff en un comunicado.
Esta investigación, llevada a cabo por los científicos Jacky Boivin, de la universidad británica de Cardiff, y Lone Schmidt, de la universidad de Copenhague, consistió en hacer un seguimiento a 800 mujeres danesas sometidas a un tratamiento de fertilización in-vitro.
De este grupo de mujeres, 261 siguieron tratamientos alternativos paralelos de reflexología, hierbas medicinales, homeopatía, quinesiología y acupuntura. Los porcentajes demostraron que fueron un 20% menos fértiles que las demás, aunque los investigadores señalan que estas mismas mujeres eran las que más difícil lo tenían –según sus diagnósticos- desde el principio.
De hecho, las mujeres con mayor estrés y problemas de salud son más tendentes a buscar ayuda en las medicinas complementarias, por lo que el uso de éstas puede ser sólo un marcador, no la causa de las tasas más bajas de éxito de embarazo.
Este estudio además analizó las terapias alternativas y su efecto en conjunto, no estudiando los efectos de cada una por separado. Pero aunque no pueda ofrecer una respuesta definitiva, los científicos señalan la necesidad de ser cautos. Sus resultados han sido presentados recientemente en el encuentro anual de la European Society of Human Reproduction and Embryology, celebrada en Lyon.
Uso controlado
La conclusión de ambas investigaciones sobre el ser cautos con el uso de las medicinas alternativas coincide con las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de las que hablamos en Tendencias21, acerca de los efectos secundarios del consumo de medicamentos alternativos.
La OMS ofrece su apoyo a las medicinas naturales, pero advierte de que los registros de males ocasionados por el uso indebido de la medicina natural se multiplican a medida que aumenta la población que recurre a estas terapias. Hay por tanto una imperante necesidad de regulación de estas actividades, dado que actualmente más de 90 países permiten la venta de estos productos sin la reglamentación adecuada y dado que, en una encuesta realizada por la OMS en 142 países, 99 de ellos respondieron que la mayoría de esos productos podía adquirirse sin prescripción.
También en Estados Unidos se extiende el uso de las terapias alternativas, siendo ya un tercio de la población nortamericana la que acude a este tipo de tratamientos, particularmente para resolver dolores musculares o superar la ansiedad y la depresión.
Sin embargo, una encuesta realizada en este país a 31.000 adultos puso de manifiesto que sólo el 12% de los pacientes encuestados acudía a un médico titulado para solicitar un tratamiento alternativo apropiado, es decir, que nada menos que un 78% de ellos no consultaba a ningún especialista, lo que evidentemente puede convertirse en un problema de salud.