El chip tiene el tamaño de un grano de arroz. Fuente: Dangerous Things.
No es Robocop ni Terminator, pero Jowan Oesterlund no necesita marcar el código de seguridad para desactivar la alarma de su tienda. "Cuando entro en el estudio, muevo la mano junto a la alarma y se apaga", explica este artista del tatuaje que se implantó un chip en la mano hace unos 18 meses. Desde entonces le basta un simple contacto manual para encender las luces, poner en marcha el ordenador, la caja, etc.
No es ciencia ficción. Oesterlund es uno del todavía pequeño aunque creciente grupo de personas en todo el mundo que tiene un chip NFC (abreviatura en inglés de comunicación de campo cercano) incrustado en la piel, lo que le permite interactuar con objetos conectados. De hecho, está tan convencido de que el futuro pasa por ahí que ya tiene dos, uno en la mano y otro en el brazo.
Como él, cada vez son más las personas y multinacionales interesadas en la tecnología, caso de Kaspersky. La reconocida compañía de seguridad informática llevó a Oesterlund a la IFA de Berlín, la mayor feria tecnológica europea celebrada hace unos días, para hacer una demostración en vivo de la implantación de chips, como recoge en un artículo la revista online phys.org.
En este caso fue el tatuador quien inyectó el invento a un trabajador voluntario de la empresa, Rainer Bock, quien aseguró no haber sentido demasiado tras pasar al selecto club de los ciborg, no más que con una inyección tradicional. El chip está contenido en un tubo pequeño, aproximadamente del tamaño de un grano de arroz. Funciona de forma inalámbrica y puede comunicarse con los teléfonos inteligentes y otros dispositivos a través de NFC.
Con una memoria de sólo 880 bytes, este chip está lejos de ser el equivalente a los potentes dispositivos de ciencia ficción capaces de albergar miles de millones de documentos secretos cifrados. Sin embargo, le basta y le sobra para permitir que una persona pueda interactuar con la tecnología que le rodea y ejecutar funciones específicas, como desbloquear una puerta o conectar una aplicación en el móvil.
No es ciencia ficción. Oesterlund es uno del todavía pequeño aunque creciente grupo de personas en todo el mundo que tiene un chip NFC (abreviatura en inglés de comunicación de campo cercano) incrustado en la piel, lo que le permite interactuar con objetos conectados. De hecho, está tan convencido de que el futuro pasa por ahí que ya tiene dos, uno en la mano y otro en el brazo.
Como él, cada vez son más las personas y multinacionales interesadas en la tecnología, caso de Kaspersky. La reconocida compañía de seguridad informática llevó a Oesterlund a la IFA de Berlín, la mayor feria tecnológica europea celebrada hace unos días, para hacer una demostración en vivo de la implantación de chips, como recoge en un artículo la revista online phys.org.
En este caso fue el tatuador quien inyectó el invento a un trabajador voluntario de la empresa, Rainer Bock, quien aseguró no haber sentido demasiado tras pasar al selecto club de los ciborg, no más que con una inyección tradicional. El chip está contenido en un tubo pequeño, aproximadamente del tamaño de un grano de arroz. Funciona de forma inalámbrica y puede comunicarse con los teléfonos inteligentes y otros dispositivos a través de NFC.
Con una memoria de sólo 880 bytes, este chip está lejos de ser el equivalente a los potentes dispositivos de ciencia ficción capaces de albergar miles de millones de documentos secretos cifrados. Sin embargo, le basta y le sobra para permitir que una persona pueda interactuar con la tecnología que le rodea y ejecutar funciones específicas, como desbloquear una puerta o conectar una aplicación en el móvil.
En aumento
Según el mayor proveedor de implantes NFC, la empresa Dangerous Things, existen ya unos 10.000 ciborgs, o lo que es lo mismo, humanos con chips integrados, en todo el mundo. El fenómeno no es nuevo. De hecho, un club en Barcelona ofrecía ya en 2004 este tipo de implantes a sus socios para pagar la entrada y las consumiciones. Pero su popularidad se ha acelerado con el boom del Internet de las cosas. Además, cada vez son más los dispositivos que incluyen tecnología NFC, al igual que algunas tarjetas bancarias.
Evgeny Chereshnev, quien también trabaja para Kaspersky, se implantó el chip hace unos siete meses. “Me sentí raro durante un par de semanas... Entonces empecé a darme cuenta de que había olvidado lo que es llevar una tarjeta para identificarme en el trabajo o abrir una puerta con llave", relata en #BionicManDiary, el blog que ha creado para contar su experiencia.
Durante este tiempo, el joven ruso ha encontrado infinidad de acciones de su rutina diaria que cambiarían radicalmente con un simple gesto de la mano, aparte de cosas que ya hace, como abrir cerraduras por contacto o acceder a las aplicaciones del móvil. Por ejemplo la eliminación del pasaporte o el carné de conducir, evitando así las falsificaciones, y de las tarjetas de crédito o de descuento; el acceso al historial médico o a cualquier servicio online que requiera una contraseña; la configuración de casas inteligentes; adiós a los billetes de tren, las entradas de cine, etc.
Según el mayor proveedor de implantes NFC, la empresa Dangerous Things, existen ya unos 10.000 ciborgs, o lo que es lo mismo, humanos con chips integrados, en todo el mundo. El fenómeno no es nuevo. De hecho, un club en Barcelona ofrecía ya en 2004 este tipo de implantes a sus socios para pagar la entrada y las consumiciones. Pero su popularidad se ha acelerado con el boom del Internet de las cosas. Además, cada vez son más los dispositivos que incluyen tecnología NFC, al igual que algunas tarjetas bancarias.
Evgeny Chereshnev, quien también trabaja para Kaspersky, se implantó el chip hace unos siete meses. “Me sentí raro durante un par de semanas... Entonces empecé a darme cuenta de que había olvidado lo que es llevar una tarjeta para identificarme en el trabajo o abrir una puerta con llave", relata en #BionicManDiary, el blog que ha creado para contar su experiencia.
Durante este tiempo, el joven ruso ha encontrado infinidad de acciones de su rutina diaria que cambiarían radicalmente con un simple gesto de la mano, aparte de cosas que ya hace, como abrir cerraduras por contacto o acceder a las aplicaciones del móvil. Por ejemplo la eliminación del pasaporte o el carné de conducir, evitando así las falsificaciones, y de las tarjetas de crédito o de descuento; el acceso al historial médico o a cualquier servicio online que requiera una contraseña; la configuración de casas inteligentes; adiós a los billetes de tren, las entradas de cine, etc.
¿Riesgos?
Con todo, el director europeo de investigación de Kaspersky, Marco Preuss, advierte de que este tipo de implantes no está exento de riesgos. Así, reconoció que un móvil colocado cerca del chip podría obtener datos fácilmente. Por su parte, Oesterlund aseguró que también había sopesado el riesgo de que alguien intentara robarle el chip de forma violenta, aunque quizá eso quede más bien para las películas.
Lo que sí es cierto es que las utilidades del micro dispositivo pueden ser infinitas, aunque la tecnología todavía sea mejorable, y que serán estos primeros ciborgs los encargados de evaluar su potencial, definir las ventajas y desventajas, y explicar al mundo lo que significa llevar un mini ordenador bajo la piel.
En parte para eso se celebran las conocidas ya como Implant parties, eventos que organizan en todo el mundo los amantes de la tecnología para implantarse chips NFC. Según explican los organizadores en redes como Meetup, el objetivo es “participar en el descubrimiento y desarrollo de los usos potenciales de esta emocionante tecnología”. Aunque tienen prioridad los interesados en el implante, siempre que el aforo lo permita pueden acudir aquellos interesados en ver el procedimiento y, quién sabe, si animarse para la próxima.
Con todo, el director europeo de investigación de Kaspersky, Marco Preuss, advierte de que este tipo de implantes no está exento de riesgos. Así, reconoció que un móvil colocado cerca del chip podría obtener datos fácilmente. Por su parte, Oesterlund aseguró que también había sopesado el riesgo de que alguien intentara robarle el chip de forma violenta, aunque quizá eso quede más bien para las películas.
Lo que sí es cierto es que las utilidades del micro dispositivo pueden ser infinitas, aunque la tecnología todavía sea mejorable, y que serán estos primeros ciborgs los encargados de evaluar su potencial, definir las ventajas y desventajas, y explicar al mundo lo que significa llevar un mini ordenador bajo la piel.
En parte para eso se celebran las conocidas ya como Implant parties, eventos que organizan en todo el mundo los amantes de la tecnología para implantarse chips NFC. Según explican los organizadores en redes como Meetup, el objetivo es “participar en el descubrimiento y desarrollo de los usos potenciales de esta emocionante tecnología”. Aunque tienen prioridad los interesados en el implante, siempre que el aforo lo permita pueden acudir aquellos interesados en ver el procedimiento y, quién sabe, si animarse para la próxima.