Imagen: abhijith3747. Fuente: PhotoXpress.
Desde Irlanda hasta los Balcanes, los europeos son, básicamente, una gran familia, puesto que han estado íntimamente relacionados entre sí en los últimos mil años, ha revelado un estudio sobre el ADN de individuos de todo el continente.
La investigación, realizada por Graham Coop, profesor de evolución y ecología de la Universidad de California en Davis (UCD), Estados Unidos, ha sido publicada por la revista PLoS Biology.
"Lo más sorprendente es hasta qué punto la población europea está estrechamente relacionada. A nivel genealógico, todos los europeos tienen su origen en el mismo grupo de antepasados, de hace unos mil años", afirma Coop en declaraciones recogidas en un comunicado de la UCD.
"Esto ya fue predicho teóricamente hace más de una década, pero ahora tenemos la evidencia concreta, de datos de ADN", añade el investigador, que cree que es probable que un grado de parentesco similar exista en otras partes del mundo.
Secuencias genéticas de 2.000 personas
Coop y su colaborador Peter Ralph, profesor de la University of Southern California, se propusieron estudiar la relación entre los europeos en la historia reciente, desde hace unos 3.000 años.
Usando la base de datos POPRES (Population Reference Sample), un recurso sobre población e investigación genética, los científicos compararon las secuencias genéticas de más de 2.000 personas.
Como era de esperar, hallaron que el grado de relación genética entre dos personas tiende a ser menor cuanto más separadas viven la una de la otra.
Pero, incluso en los casos de individuos separados por grandes distancias (por ejemplo, los 2.000 kilómetros que separan Reino Unido de Turquía), se constató un vínculo: los antepasados de estos individuos también estuvieron relacionados hace mil años.
La investigación, realizada por Graham Coop, profesor de evolución y ecología de la Universidad de California en Davis (UCD), Estados Unidos, ha sido publicada por la revista PLoS Biology.
"Lo más sorprendente es hasta qué punto la población europea está estrechamente relacionada. A nivel genealógico, todos los europeos tienen su origen en el mismo grupo de antepasados, de hace unos mil años", afirma Coop en declaraciones recogidas en un comunicado de la UCD.
"Esto ya fue predicho teóricamente hace más de una década, pero ahora tenemos la evidencia concreta, de datos de ADN", añade el investigador, que cree que es probable que un grado de parentesco similar exista en otras partes del mundo.
Secuencias genéticas de 2.000 personas
Coop y su colaborador Peter Ralph, profesor de la University of Southern California, se propusieron estudiar la relación entre los europeos en la historia reciente, desde hace unos 3.000 años.
Usando la base de datos POPRES (Population Reference Sample), un recurso sobre población e investigación genética, los científicos compararon las secuencias genéticas de más de 2.000 personas.
Como era de esperar, hallaron que el grado de relación genética entre dos personas tiende a ser menor cuanto más separadas viven la una de la otra.
Pero, incluso en los casos de individuos separados por grandes distancias (por ejemplo, los 2.000 kilómetros que separan Reino Unido de Turquía), se constató un vínculo: los antepasados de estos individuos también estuvieron relacionados hace mil años.
Sólo sutiles diferencias
Existen sutiles diferencias locales, probablemente marcadas por cambios demográficos y migraciones históricas, en la parte superior de este parentesco subyacente, explica Ralph. Algunas barreras -como las cadenas montañosas o las diferencias lingüísticas- también han reducido ligeramente las relaciones entre regiones.
Coop señala, sin embargo, que todas estas diferencias son relativamente pequeñas. "El panorama general es que todo el mundo está relacionado, y que existen sólo sutiles diferencias entre regiones", afirma.
Compartición genética a distancia
Para comprender estos patrones, Ralph y Coop utilizaron ideas acerca de la cantidad esperada de genoma compartido entre parientes de niveles de parentesco diversos. Por ejemplo, se sabe que los primos hermanos, con abuelos comunes, comparten extensas regiones de su ADN. Lo que hicieron los científicos fue buscar fragmentos cortos de ADN compartidos por primos separados durante muchas más generaciones.
Dado que el número de los antepasados se duplica cada generación, la probabilidad de tener un ADN idéntico en común con parientes más lejanos decrece rápidamente. Pero, en grandes muestras, se pudieron detectar casos raros de compartición genética distante.
Con su análisis, los investigadores lograron detectar estos bloques de ADN compartidos por individuos repartidos por Europa, y calcular cuánto tiempo hacía que estas personas habían compartido algún antepasado.
Cómo conocer la historia
Coop y Ralph esperan continuar con esta investigación haciendo uso de bases de datos más extensas y detalladas. Sin embargo, Coop señala que aunque los estudios sobre la ascendencia genética puedan arrojar luz sobre la historia, no la cuentan toda: la arqueología y la lingüística también proporcionan información clave sobre cómo las culturas y las sociedades se han movido y transformado.
"Todas estas disciplinas tienen que trabajar en común para que podamos formar una imagen mucho más completa de la historia", concluye.
Existen sutiles diferencias locales, probablemente marcadas por cambios demográficos y migraciones históricas, en la parte superior de este parentesco subyacente, explica Ralph. Algunas barreras -como las cadenas montañosas o las diferencias lingüísticas- también han reducido ligeramente las relaciones entre regiones.
Coop señala, sin embargo, que todas estas diferencias son relativamente pequeñas. "El panorama general es que todo el mundo está relacionado, y que existen sólo sutiles diferencias entre regiones", afirma.
Compartición genética a distancia
Para comprender estos patrones, Ralph y Coop utilizaron ideas acerca de la cantidad esperada de genoma compartido entre parientes de niveles de parentesco diversos. Por ejemplo, se sabe que los primos hermanos, con abuelos comunes, comparten extensas regiones de su ADN. Lo que hicieron los científicos fue buscar fragmentos cortos de ADN compartidos por primos separados durante muchas más generaciones.
Dado que el número de los antepasados se duplica cada generación, la probabilidad de tener un ADN idéntico en común con parientes más lejanos decrece rápidamente. Pero, en grandes muestras, se pudieron detectar casos raros de compartición genética distante.
Con su análisis, los investigadores lograron detectar estos bloques de ADN compartidos por individuos repartidos por Europa, y calcular cuánto tiempo hacía que estas personas habían compartido algún antepasado.
Cómo conocer la historia
Coop y Ralph esperan continuar con esta investigación haciendo uso de bases de datos más extensas y detalladas. Sin embargo, Coop señala que aunque los estudios sobre la ascendencia genética puedan arrojar luz sobre la historia, no la cuentan toda: la arqueología y la lingüística también proporcionan información clave sobre cómo las culturas y las sociedades se han movido y transformado.
"Todas estas disciplinas tienen que trabajar en común para que podamos formar una imagen mucho más completa de la historia", concluye.
Referencia bibliográfica:
Ralph P, Coop G. The Geography of Recent Genetic Ancestry across Europe. PLoS Biology (2013). DOI:10.1371/journal.pbio.1001555.
Ralph P, Coop G. The Geography of Recent Genetic Ancestry across Europe. PLoS Biology (2013). DOI:10.1371/journal.pbio.1001555.