Escherichia coli, una de las muchas especies de bacterias presentes en el intestino humano. Imagen: Rocky Mountain Laboratories, NIAID, NIH - NIAID. Fuente: Wikipedia.
Investigadores de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) han descubierto que un mecanismo insospechado puede frenar el desarrollo de la obesidad y de la diabetes tipo 2, tras seguir una dieta con muchas grasas.
Por primera vez, estos científicos han logrado demostrar que, como resultado de una dieta de este tipo, se puede producir la inactivación de una parte del sistema inmune del intestino (una proteína llamada MyD88), lo que permitiría a las personas perder peso y reducir la diabetes tipo 2, vinculada a la obesidad.
Más específicamente, informa Eurekalert!, el equipo ha constatado que cuando se modifica la respuesta del sistema inmune -mediante la desactivación de dicha proteína- solo en aquellas células que cubren el intestino, se puede reducir la velocidad de desarrollo de la diabetes inducida por una dieta rica en grasas, limitar el desarrollo de tejido adiposo, reducir la inflamación dañina que causa la obesidad y fortalecer la función barrera del intestino, que evita que elementos bacterianos presentes en este pasen al resto del organismo.
Asimismo, en su estudio, los científicos demostraron en experimentos con ratones que modificando de este modo el sistema inmune intestinal, estos bajaban de peso, incluso cuando los animales ya eran obesos y diabéticos.
Por primera vez, estos científicos han logrado demostrar que, como resultado de una dieta de este tipo, se puede producir la inactivación de una parte del sistema inmune del intestino (una proteína llamada MyD88), lo que permitiría a las personas perder peso y reducir la diabetes tipo 2, vinculada a la obesidad.
Más específicamente, informa Eurekalert!, el equipo ha constatado que cuando se modifica la respuesta del sistema inmune -mediante la desactivación de dicha proteína- solo en aquellas células que cubren el intestino, se puede reducir la velocidad de desarrollo de la diabetes inducida por una dieta rica en grasas, limitar el desarrollo de tejido adiposo, reducir la inflamación dañina que causa la obesidad y fortalecer la función barrera del intestino, que evita que elementos bacterianos presentes en este pasen al resto del organismo.
Asimismo, en su estudio, los científicos demostraron en experimentos con ratones que modificando de este modo el sistema inmune intestinal, estos bajaban de peso, incluso cuando los animales ya eran obesos y diabéticos.
¿Por qué?
Los investigadores de la UCL explican que la causa de este efecto radicaría en que los ratones que no tienen la proteína MyD88 en sus intestinos consumen más energía que otros ratones obesos.
Además, presentan una flora microbiana o microbiótica intestinal distinta. También sorprendentemente, el equipo demostró que es posible proporcionar una protección parcial contra la obesidad y la diabetes mediante la transferencia (por injerto) de las bacterias intestinales de esos ratones sin MyD88 a otros ratones axénicos (sin flora intestinal).
Conclusiones y aplicaciones
Los resultados obtenidos señalan, por un lado, que si se consume una dieta grasa, el sistema inmune intestinal juega un papel importante en la regulación de cómo esa grasa se almacenará en el cuerpo. Por otro lado, revelan que en el intestino se puede modificar la composición bacteriana con este tipo de dietas.
Por último, los hallazgos señalarían a un nuevo objetivo terapéutico para el tratamiento de la obesidad y la diabetes de tipo 2: la proteína MyD88.
Recientemente, investigadores de la Universidad Estatal de San Diego (EEUU) descubrieron un virus intestinal también vinculado con la obesidad y la diabetes, y que se cree infecta a más de la mitad de la población mundial: el crAssphage. Al igual que sucede con las bacterias, el sistema digestivo aloja una gran variedad de virus implicados en nuestra salud.
Los investigadores de la UCL explican que la causa de este efecto radicaría en que los ratones que no tienen la proteína MyD88 en sus intestinos consumen más energía que otros ratones obesos.
Además, presentan una flora microbiana o microbiótica intestinal distinta. También sorprendentemente, el equipo demostró que es posible proporcionar una protección parcial contra la obesidad y la diabetes mediante la transferencia (por injerto) de las bacterias intestinales de esos ratones sin MyD88 a otros ratones axénicos (sin flora intestinal).
Conclusiones y aplicaciones
Los resultados obtenidos señalan, por un lado, que si se consume una dieta grasa, el sistema inmune intestinal juega un papel importante en la regulación de cómo esa grasa se almacenará en el cuerpo. Por otro lado, revelan que en el intestino se puede modificar la composición bacteriana con este tipo de dietas.
Por último, los hallazgos señalarían a un nuevo objetivo terapéutico para el tratamiento de la obesidad y la diabetes de tipo 2: la proteína MyD88.
Recientemente, investigadores de la Universidad Estatal de San Diego (EEUU) descubrieron un virus intestinal también vinculado con la obesidad y la diabetes, y que se cree infecta a más de la mitad de la población mundial: el crAssphage. Al igual que sucede con las bacterias, el sistema digestivo aloja una gran variedad de virus implicados en nuestra salud.
Referencia bibliográfica:
Everard A et al. Intestinal epithelial MyD88 is a sensor switching host metabolism towards obesity according to nutritional status. Nature Communications (2014). DOI: 10.1038/ncomms6648.
Everard A et al. Intestinal epithelial MyD88 is a sensor switching host metabolism towards obesity according to nutritional status. Nature Communications (2014). DOI: 10.1038/ncomms6648.